31
Bühler llama
a los pronombres «mestizos
semánticos»
(p.
97), sin extenderse en mayores aclaraciones, quizá por
parecerle una clase que la gramática tradicional ha creado
reuniendo elementos muy desparejos procedentes de distintos campos
semánticos. Bröndal, op. cit.,
p. 41, considera que no todos
son deícticos y ejemplifica con los indefinidos.
Tb. Salvador Fernández,
op. cit., deslinda dentro de los
pronombres usos y formas no deícticos, es decir, no
indicadoras de localización en el espacio (campo sensible) o
en el contexto (campo sintáctico), como las que llama de
deducción o eferencia (§ 164), y falsas deixis en el
uso formulario de los pronombres (§ 207).
32
A. Alonso y P. Henríquez Ureña, op. cit., 1er. curso, nota III, pp. 226-227. Junto a las definiciones sintácticas de las partes de la oración (1er. curso, §§ 29, 30, 36, 40, 48, 50, y 29 curso, §§ 224, 227-229), A. Alonso da también definiciones basadas en los modos de ver la realidad, inspirándose en la lógica de Pfänder. Pero sólo define así cuatro categorías (sust., adj., verbo y adv.), es decir que sólo aplica los CONCEPTOS DE OBJETO de Pfänder (c. independientes o sustantivos y c. adyacentes de 1.º y 2.º grado) y en cambio no intenta la definición de las restantes partes de la oración utilizando sus CONCEPTOS FUNCIONALES PUROS y sus CONCEPTOS RELACIONANTES (cfr. A. Pfänder, Lógica, trad. esp. de J. Pérez Bances, Buenos Aires, 1938, caps. VIII-X, y A. Alonso y P. Henríquez Ureña, op. cit., 1er. curso, §§ 30, 37, 41, 52 y 2.º curso, § 39). Tampoco advierte que estas definiciones no abarcan el mismo ámbito que las definiciones sintácticas, y que si se las admite no permiten incluir en dichas categorías a los pronombres, los cuales corresponden en Pfänder a los conceptos funcionales puros.
33
Op. cit., 1er. curso, nota III, p. 227. Para la falsa alternativa entre pronombre (función sustantiva) y adjetivo determinativo (función adjetiva) véanse pp. 222-226 y para la naturaleza del pronombre como categoría semántica pp. 226-228. Véanse, además, 1er. curso, §§ 97-119, esp. 107, y 2.º curso, §§ 94-117.
34
Si A habla con B: A será igual a yo (mío, esto, aquí), B a tú (tuyo, eso, ahí); y a su vez, B deberá invertir las relaciones para comprender las aeñales emitidas por A o para emitirlas él mismo: A será, entonces, igual a tú y B a yo.
35
Para Husserl
sólo los pronombres referidos a la primera persona
(personales, posesivos y demostrativos) son expresiones
esencialmente ocasionales, pero además lo son los diferentes
clases de oraciones no enunciativas: «esas expresiones comprenden todas las
múltiples formas de discurso, en que el que habla da
expresión normal a algo que se refiere a él mismo o
que está pensado con referencia a él mismo. Todas las
expresiones, pues, de percepciones, convicciones, dudas, deseos,
esperanzas, temores, órdenes, etc.»
(pp. 90-91). Por otra parte, los pronombres
citados no son ocasionales en todos sus usos; en pp. 89-90 considera que el demostrativo
esto tiene un funcionamiento objetivo y no ocasional en el
caso anafórico de remitir a algo expuesto anteriormente en
una demostración matemática, y ocasional cuando el
que habla señala la casa frontera o un pájaro que
vuela ante su vista: «Aquí hay
que suponer la intuición individual (que cambia de caso en
caso), y no basta la retrospección a los pensamientos
objetivos antes manifestados»,
comenta. Como se ve, en
Husserl la significación es ocasional cuando está
conectada con la subjetividad del hablante y tiene relación
con «el cambio de personas y sus
vivencias»
.
36
Sweet, op. cit., § 195; véanse tb. §§ 167 y 198. Otros autores han observado que los pronombres son elementos móviles: A. Noreen (apud Jespersen, op. cit., p. 83), M. Bréal, op. cit., pp. 169-170, y E. Benveniste, op. cit., p. 36.
37
R. Jakobson, Shifters, Verbal Categories, and the Russian Verb, Russian Language Project, Department of Slavic Languages and Literatures, Harvard University, 1967 (recogido en Essais de linguistique gánérale, trad. y prólogo de N. Ruwet, Paris, Minuit, 1963, pp. 176-196). H. Sweet (cfr. supra, nota 25 y p. 254) y O. Jespersen, Language, London, 1922, § 7, usaron el término anteriormente, pero con otro sentido. Jespersen se refiere a las palabras de significado variable según las situaciones y a su dificultad en el aprendizaje infantil. N. Ruwet propone traducirlo por «embrayeurs» y nosotros por «remitentes».
38
En la versión francesa, que es la que manejamos: «renvoi», «reference».
39
Que el mensaje «remite» al mensaje o al código significa, pues, que en lugar de hablar de objetos se «habla» de lenguaje (lenguaje objeto), ya sea del mensaje o del código.
40
Contra lo que
opina Jakobson, no creemos que pueda hablarse de una
«significación general» o
«definición» de los nombres propios como puede
hablarse de la definición de perro, etc. Jakobson la intenta en la
remisión del código al código con un ejemplo
que prueba lo contrario. No hay diccionario inglés que
traiga una definición del tipo que propone: «Jerry signifie une personne nommée
Jerry»
(p.
177) . Los diccionarios (que pueden ser considerados los
repositorios del léxico del código), cuando incluyen
nombres propios no consignan significaciones generales sino datos
individuales (por ejemplo: Nerón, emperador romano,
37-86 d. J. C.,
hijo de Agripina... etc.). El
código establece la significación de las palabras, en
el n. propio por una convención
individual, y en el n. común por
una convención que agrupa a los objetos según ciertos
caracteres definitorios.