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El recreo

Boceto en un acto y en verso

María Soto y Sáez



Portada



  —2→  
PERSONAJES
 

 
ASUNCIÓN.
NIEVES.
RITA.
ELVIRA.
ROSARIO.
MAGDALENA.
PAQUITA.
SAGRARIO.
EMILIA.
AMPARO.
CARMEN.
ANITA.
AMELIA.
TERESA.




  —3→  

ArribaActo único

 

Jardín, en un colegio de niñas.

 

Escena I

 

ASUNCIÓN, NIEVES y RITA.

 
ASUNCIÓN
Ya es la hora del recreo,
allí las clases quedan:
juguemos y riamos,
queridas compañeras.
Vamos a reunirnos 5
con Isabel, con Tecla,
con Mercedes, Anita,
Matilde y Filomena,
y otros cuantos diablejos
que allí en la plazoleta 10
para jugar aguardan,
quizá con impaciencia,
que lleguemos nosotras,
mientras ellas idean
algún juego bonito 15
que a todas nos divierta.
NIEVES
Juguemos, pues, si os place,
que yo estoy satisfecha,
y el recreo es la hora
más feliz que se acerca. 20
  —4→  
RITA
Mirad por dónde vienen
Rosario, Magdalena
y Elvira, esa romántica
que todo lo pondera.
ASUNCIÓN
Hagamos las tres mutis 25
sin volver la cabeza;
y vamos ligeritas
hacia la plazoleta.
 

(Vanse las tres.)

 


Escena II

 

ELVIRA, ROSARIO y MAGDALENA.

 
ELVIRA
¡Qué bellísimas flores!
¡La vista se recrea! 30
Jardines deliciosos,
¿quién al veros no sueña?
MAGDALENA
Romántica te sientes.
ELVIRA
¿Y quién no se sintiera
al oír los gorjeos 35
de esas aves que vuelan;
al respirar el aire
que embalsamado llega
de nardos, de jazmines,
de rosas y violetas... 40
al ver las mariposas
que alegres juguetean
de flor en flor besando
a mil, si a mil se encuentran?
Aquí se ensancha el alma, 45
y de ilusiones llena
la mente se extasía...
¡Si yo fuese poeta!
ROSARIO
Serías un muchacho
con las rubias melenas 50
largas y ensortijadas,
finas como la seda;
—5→
pulsarías la lira,
cuando tu musa regia
te inspirase, en las horas 55
en que los demás sueñan.
MAGDALENA
¡Eso está muy bien dicho!
ROSARIO
Si no hay que ser poeta
para decir dos frases
bonitas, si se tercia. 60
ELVIRA
¡Tienes un alma noble!
ROSARIO
También la tuya es bella.
ELVIRA
Venid a ver las flores;
la vista se recrea;
las mariposas blancas 65
como las azucenas;
las fuentes cristalinas;
los pájaros que vuelan.
MAGDALENA
¡Caramba, sí que es lástima
que no fueses poeta! 70
ELVIRA
Me muero por el arte.
ROSARIO
prefiero una merienda.
 

(Vanse los tres.)

 


Escena III

 

PAQUITA y SAGRARIO.

 
PACA Cuatro veces miraste tu espejo
y arreglaste tu pelo y tus lazos,
y le vas a quitar el azogue, 75
te lo advierto, querida Sagrario.
 

(Señala un espejito de mano que trae SAGRARIO, en el que se mira con frecuencia.)

 
SAGRARIO
Yo no sé quién te manda meterte
en asuntos que míos los guardo;
y me extraña que tú, tan cumplida,
tan correcta y cortés en tu trato, 80
—6→
se te ocurra con cuchufletitas
criticar si me arreglo los lazos.
PACA
Es que quiero quitarte ese vicio,
que es muy feo, querida Sagrario.
Santo y bueno que tú, al arreglarte, 85
te contemples solita en tu cuarto,
y al espejo le pidas consejo
para así realzar tus encantos.
Y una vez que consigas respuesta
y estés bella cual día de mayo, 90
no te acuerdes de que hay un espejo
ni te ocupes de moños y lazos.
La mujer que es honesta y sencilla,
es el ángel que Dios ha creado
para hacer que en sus ojos de gloria 95
se contemple en espejo más claro.
Y teniendo ese espejo en tus ojos,
no está bien que se vea en tus manos
una luna que vale muy poco
comparada con la de que hablo. 100
SAGRARIO
Yo no sé qué maestro tuviste
ni qué tienen tus frases que alabo,
que al oírlas la dejas a una
a la altura del betún más bajo.
Yo quisiera contestar al punto 105
y no viene la frase a mis labios.
PACA
La verdad puede mucho, querida,
y es tan sólo verdad lo que hablo.
SAGRARIO
Pues por eso me marcho y te dejo,
yo no quiero seguirte escuchando, 110
y a mi espejo yo no le abandono,
que es amigo leal y muy claro.
PACA
Según sea de buena la luna.
SAGRARIO
No te burles, que burlas no aguanto.
PACA
Está visto que tú por espejo 115
armas gresca con el más pintado.
 

(Vase SAGRARIO.)

 

  —7→  

Escena IV

PAQUITA
Pues, señor, que la chica es muy terca,
y no logro apearla del jaco,
y el espejo me pone nerviosa;
que al copiar nuestra imagen el falso, 120
unas veces nos pone risueñas,
y es un rostro que ni hecho de encargo,
y otras copia las caras feroches,
como suegras de las de a caballo.
Y otras muchas descubre las faltas 125
en lugar de mirarlas callado,
y produce disgustos como uno
que me dio y que no pienso olvidarlo.
Y fue un día que yo, juguetona
y golosa, saqué de un armario 130
un gran tarro de dulce de almíbar
que tenía hace tiempo sitiado.
Y que al ver sin defensa la plaza
decidí dar brillante el asalto,
y coparle sin que se enterasen 135
porque nadie viniese a salvarlo.
Ya llevaba comido lo menos
la mitad poco más de aquel tarro,
cuando oí un... ¡Virgen Santa! y mis ojos
se volvieron y, mudos de espanto, 140
reflejada miraron mi imagen
en la luna de un marco dorado,
tan grotesca, tan triste y ridícula,
que a estas fechas no la he olvidado.
Y mi madre siguiéndome atenta, 145
y mi cara afligida y mis labios
llenos todos de dulce almíbar
que el espejo reflejó inhumano.
Caí al pie de mi madre, llorosa,
prometiendo no hacer tal pecado, 150
—8→
y lanzando al espejo miradas
que a ser sables, en veinte lo rajo.
Desde entonces, al ver un espejo
le contemplo por dos o tres lados,
y acercando mi boca a su luna 155
le repito furiosa... ¡Qué falso!
Y por eso yo quiero que aquella
no se mire al espejo ya tanto,
que les tengo guerra declarada
a las lunas de todos tamaños. 160

 (Vase.) 



Escena V

 

EMILIA, AMPARO, CARMEN y ANITA.

 
AMPARO
Pues, señor, yo no sé cómo acierte,
siempre todas están criticando;
si sonrío: ¡Jesús qué burlona!
si estoy seria: ¡Jesús y qué cardo!
CARMEN
Chica, el mundo es así y es preciso 165
como viene, vivirle y dejarlo.
En variar está el gusto, hija mía.
ANITA
Dices bien; el variar es lo grato.
AMPARO
Si se pasa sin que nada cuente,
ya iracundo me grita el cotarro, 170
y me pongo nerviosa y me irrito,
y me voy a llorar a mi cuarto.
Unos días están cariñosas
y otros todas escapan...
CARMEN
Pues claro,
en los tiempos que corren es cursi 175
la igualdad en costumbres y trato.
AMPARO
Yo no sé, lo confieso de veras,
qué he de hacer con que pueda agradaros,
pues que peco si charlo, si río,
si estoy seria, si lloro o si callo. 180
  —9→  
EMILIA
Pues os voy a contar una historia
que es antigua, pero viene al caso,
y podrás tú seguir el ejemplo

 (A AMPARO.)  

de la historia que voy a contaros.
       juntos caminaban 185
       con un borriquejo
       de escuálida estampa.
       Cansose el abuelo
       y al llegar a Parla
       sobre el borriquillo 190
       montó y ¡qué desgracia!
       la gente del pueblo
       le increpó con saña,
       diciéndole: ¡Hombre,
       qué grande es tu calma! 195
       Se monta en el burro
       con tanta cachaza,
       y el pobre del chico
       sigue a pie la marcha.
       Siendo un rapazuelo, 200
       justo es que montara
       él sobre el borrico,
       y no usted, ¡so mandria!
       El pobre abuelete
       se apeó con calma; 205
       y al llegar a otra
       aldea cercana,
       hizo que el chiquillo
       subiese, y, a pata,
       entró tras el burro 210
       que el chico montaba.
       Al verlos las gentes
       en aquellas trazas,
       dijeron a coro:
       ¡Habrá mala alma! 215
       Dejar que su padre
       a pie haga la marcha,
—10→
       y el chico, que puede
       alzar una casa,
       a lomos del burro 220
       acorte distancias,
       y a pie deje al viejo,
       a pie, ¡mala alma!
       Al ver que a otro punto
       muy pronto llegaban, 225
       decidieron ambos
       el cruzarle a pata.
       Los vecinos todos
       gritaron: ¡Qué mandrias,
       a pie, y el borrico 230
       solito y sin carga!
       Viendo tales cosas
       y que no acertaba
       a dar gusto al pueblo
       por donde pasaban, 235
       los dos en el burro
       montaron, y es nada
       cómo los pusieron
       durante su marcha.
       Así es que el vejete 240
       dijo al chico: ¡Vaya,
       pues desde ahora hacemos
       lo que más nos plazca!
       Si montas te insultan,
       si monto se enfadan; 245
       hagamos aquello
       que nos dé la gana.
Es antigua esta historia, la sabe
todo aquel que ha tenido el trabajo
de que todos sus actos critiquen 250
sin que él juzgue de propios y extraños.
Eso prueba que vales un poco
cuando todas te tienen en labios;
no hagas caso de ciertas hablillas
y desprecia falsedad y engaño. 255
 

(Al acabar esta frase se van CARMEN y ANITA.)

 
—11→
Es la envidia como la calumnia,
como bola de nieve que, incautos,
van haciendo para que la agranden
los que al mundo sólo cansan daño.
Pero el Sol, al brillar en el cielo, 260
la deshace con sus puros rayos,
y convierte en burbujas de espuma
lo que manos infames labraron.
Mira tú cómo todas se fueron
cuando han visto cómo yo les hablo. 265
La verdad les amarga a las gentes,
que en el mundo se vive de engaño.
 

(Muy despacio la última cuarteta, después de la cual rodea la cintura de AMPARO con su brazo, y desaparecen lentamente.)

 


Escena VI

 

AMELIA y TERESA.

 
AMELIA
Me debes dos caramelos,
el trato es trato, Teresa,
que me ofreciste catorce 270
y son dos los que me restas.
TERESA
Es que no hiciste la plana.
AMELIA
Yo te la haré, majadera:
¿crees que yo no soy capaz
de hacerte media docena? 275
TERESA
Sí, pero es que estoy temblando;
si hay alguna que te vea
y te acusan, nos regañan,
y a mi lado no te sientas.
Y entonces estoy perdida, 280
perdida, sin compañera
que me apunte las lecciones
y me haga planas bien hechas.
  —12→  
AMELIA
Tú sola tendrás la culpa
si tal cosa sucediera. 285
¡Si fueses más aplicada!
TERESA
El escribir no me entra.
AMELIA
No; si no es escribir solo...
Con eso de que tu abuela
tiene la mar de millones 290
y tú serás su heredera,
ni te ocupas de coser
ni te ocupas de hacer cuentas,
y sólo te preocupa
esa magnífica herencia. 295
TERESA
Claro, teniendo dinero,
¿qué querré yo que no tenga?
AMELIA
Pues querrás que no te sisen.
TERESA
Qué cosas tienes, Amelia.
AMELIA
¡A ver! Si escribir no sabes 300
ni entiendes nada de cuentas,
verás tu administrador
cómo mira por tu hacienda.
O tus tutores, o aquellos
que manejen tus pesetas; 305
que a todos nos gustan mucho,
ruedan... ¡ay, cómo ruedan!
Mi opinión es que, aunque un día
seas rica por tu abuela,
aprendas a escribir bien 310
y sepas las cuatro reglas.
Saber no ocupa lugar,
la instrucción es cosa buena,
y a mí una mujer boliche
me da coraje hasta verla. 315
TERESA
Bueno, mujer, no te alteres
haré lo que me aconsejas,
y saldrán las planas mal,
pero yo tendré paciencia.
AMELIA
Claro, no debes ser tonta, 320
estudiar te tiene cuenta,
que aunque yo sea golosa
y me des dulces y almendras
—13→
por los servicios que te hago,
no voy a ser tan perversa 325
que por interés te deje
y con interés te quiera.
Tú sigues dándome dulces,
por eso no tengas pena,
que yo te daré consejos 330
como amiga y compañera.
Y cuando tú seas rica
por herencia de tu abuela,
verás cómo mis consejos
van a venirte de perlas. 335

  (Vase.) 



Escena VII

 

ASUNCIÓN, NIEVES y RITA.

 
ASUNCIÓN
Vamos a la capilla,
cesó el recreo.
NIEVES
Dediquemos las horas
también al rezo.
RITA
Ya que la Virgen bella 340
vio nuestros juegos,
que oiga las oraciones
que le recemos.
 

(Vanse.)

 


Escena VIII

 

PACA y SAGRARIO.

 
PACA
Mira, te lo suplico,
deja el espejo. 345
SAGRARIO
No pienso hacerte caso
ni ahora ni luego.
  —14→  
PACA
Me parece imposible
con tu talento...
SAGRARIO
¿Que yo tenga un amigo 350
como el que tengo?
Pues escúchame, niña:
sin el espejo,
¿qué fuera de nosotras
en todos tiempos? 355
Él anima las caras,
y con su acierto,
aconseja a las niñas
el mejor medio
de hacer que su semblante 360
no esté severo,
y tenga la dulzura
de un ángel bueno.
Para agradar vivimos,
ya que nacemos, 365
y el agrado en las niñas
es don del cielo.
Si charló tu diablura
tu falso espejo,
fue para corregirte 370
por ese medio.

 (Saca el espejito y acerca su cara a la de PAQUITA haciéndola que se mire en él al propio tiempo que ella.) 

¡Quiérele tú, chiquilla,
como le quiero...;
mira con qué cariño
nos manda un beso! 375
 

(Sonríen las dos al espejo y se van cogidas del brazo.)

 

  —15→  

Escena IX

 

ELVIRA, ROSARIO y MAGDALENA.

 
ROSARIO
¿No sabéis, hijas mías,
lo que habéis hecho,
con vuestras mariposas,
vuestros jilgueros,
las hojas de los árboles 380
que agita el viento,
y el perfumado ambiente
del jardín bello?
Pues que habéis conseguido
darme el recreo 385
lo más tonto del mundo,
lo más camueso,
y tenedlo entendido,
mañana os dejo
con vuestras mariposas 390
y los jilgueros.
ELVIRA
Resultas vulgarísima...
MAGDALENA
Lo mismo creo.
ROSARIO
¡Pues viva el genio alegre
como el que tengo! 395
 

(Toca la campana para indicar que el recreo ha cesado.)

 
ELVIRA
Vamos, que la campana
nos llama dentro.
ROSARIO
Yo, con personas graves,
¡vamos, no puedo!
 

(Sale detrás de ELVIRA y MAGDALENA.)

 

  —16→  

Escena X

 

EMILIA, AMPARO, CARMEN, ANITA, AMELIA y TERESA.

 
AMELIA
Se acabaron, chiquillas, 400
por hoy los juegos.
Ya sonó la campana.
Cesó el recreo.
 

(Al acabar el verso todas la rodean, diciendo cada cual lo que la parece, y cae el telón entre risas y charla de las colegialas, que van abandonando el jardín.)

 


 
 
FIN
 
 




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