Pues, señor, que la chica es
muy terca, |
|
y no logro apearla del jaco, |
|
y el espejo me pone nerviosa; |
|
que al copiar nuestra imagen el
falso, |
120 |
unas veces nos pone
risueñas, |
|
y es un rostro que ni hecho de
encargo, |
|
y otras copia las caras
feroches, |
|
como suegras de las de a
caballo. |
|
Y otras muchas descubre las
faltas |
125 |
en lugar de mirarlas callado, |
|
y produce disgustos como uno |
|
que me dio y que no pienso
olvidarlo. |
|
Y fue un día que yo,
juguetona |
|
y golosa, saqué de un
armario |
130 |
un gran tarro de dulce de
almíbar |
|
que tenía hace tiempo
sitiado. |
|
Y que al ver sin defensa la
plaza |
|
decidí dar brillante el
asalto, |
|
y coparle sin que se enterasen |
135 |
porque nadie viniese a
salvarlo. |
|
Ya llevaba comido lo menos |
|
la mitad poco más de aquel
tarro, |
|
cuando oí un...
¡Virgen Santa! y mis ojos |
|
se volvieron y, mudos de
espanto, |
140 |
reflejada miraron mi imagen |
|
en la luna de un marco dorado, |
|
tan grotesca, tan triste y
ridícula, |
|
que a estas fechas no la he
olvidado. |
|
Y mi madre siguiéndome
atenta, |
145 |
y mi cara afligida y mis
labios |
|
llenos todos de dulce
almíbar |
|
que el espejo reflejó
inhumano. |
|
Caí al pie de mi madre,
llorosa, |
|
prometiendo no hacer tal
pecado, |
150 |
|
—8→ |
y lanzando al espejo miradas |
|
que a ser sables, en veinte lo
rajo. |
|
Desde entonces, al ver un
espejo |
|
le contemplo por dos o tres
lados, |
|
y acercando mi boca a su luna |
155 |
le repito furiosa...
¡Qué falso! |
|
Y por eso yo quiero que
aquella |
|
no se mire al espejo ya tanto, |
|
que les tengo guerra declarada |
|
a las lunas de todos
tamaños. |
160 |
(Vase.)
|