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Abajo

El resplandor y las sombras

Renée Ferrer



portada



  —5→  

Para nuestros hijos





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ArribaAbajoEl resplandor

  —8→     —9→  


ArribaAbajo- I -


Tuve una tarde la idea
de cortar flores
para vendar tu corazón
que en el centro de tu pecho
sollozaba  5
algo por el camino me dolió
y llegué sin el vendaje
como si nada.

1989

  —10→  


ArribaAbajo-II-


Lejos
tan cerca
de las incongruencias.
Cerca
tan lejos  5
de la certeza.
Inalcanzablemente próximos
los extremos.

1990

  —11→  


ArribaAbajo-III-


Ni las aguas más frías del océano
lograron sosegar mis impúdicos deseos
hoguera sobre mis pies
me consumo en la espuma.

1990




ArribaAbajo-IV-


La tristeza deambula por mis venas:
pulso del acontecer.

1991

  —12→  


ArribaAbajo-V-


¿De dónde me han echado
que me duele,
en algún lugar,
mi propia ausencia?

1991




ArribaAbajo-VI-


El desasosiego de mi ser
cohabita en un lugar impreciso
con mi cuerpo.

1991

  —13→  


ArribaAbajo-VII-


Con qué alegría
celebra la congoja
su propio réquiem.

1991




ArribaAbajo-VIII-


Si opto por el suicidio
me sentaré a escuchar
el clamor del deseo desoído.

1991

  —14→  


ArribaAbajo-IX-


Me pliego
a tus declives
al ávido temporal
de mis sentidos.

1991




ArribaAbajo-X-


Dentro de mi isla
no puedo verme
me ves
sin entenderme
incapaz  5
de tender el puente.

1991

  —15→  


ArribaAbajo-XI-


Camino
desvalida
erecta
frágil
estaca de dolor  5
plomada de tristeza
caigo
sin inmutarme
hasta dar contigo.

1991

  —16→  


ArribaAbajo-XII-


Un acto de caridad
provocó en los otros
la suspicacia de mi culpa.

Tiemblo.

¿Qué suscitará un día  5
mi indiferencia?

1991

  —17→  


ArribaAbajo-XIII-


Si me integro a la divinidad
pierdo mi rostro,
me acobarda esa nada
dentro del todo.

1996




ArribaAbajo-XIV-


Lloran las voces muertas
las voces
que se fueron muriendo
mientras la vida
se va
definitiva.
 5

1991

  —18→  


ArribaAbajo-XV-


La cólera es una luna menguante.
Cierta calma se instala
sobre mi cuerpo baldío
y
desde esa oscuridad  5
resplandece.

1992




ArribaAbajo-XVI-


Frente al gesto consumado
sólo resta
el arrepenti-
miento.

1992

  —19→  


ArribaAbajo-XVII-


Estarme al pairo del deseo
mientras se disuelve la tarde
por si los labios consienten
esa palabra.

1992




ArribaAbajo-XVIII-


¿Qué estoy haciendo aquí,
buenamente sentada,
sin verbo que me defina?

1992

  —20→  


ArribaAbajo-XIX-


La tristeza se instaló
en el atardecer de mis sentidos.
¿Escuchas la ausencia de reclamos?
1992




ArribaAbajo-XX-


Fuera de la morosidad del instante
dentro de la fugacidad del paisaje
no existo
       filosamente concreta
       efímeramente absoluta.  5

1992

  —21→  


ArribaAbajo-XXI-


La luna que decrece
le pone una sonrisa triste a la noche.
Mi alma,
lágrima al descampado,
tirita.  5

1992




ArribaAbajo-XXII-


¿Dónde está la posada del ser?
En tu palabra está mi latido.

1994

  —22→  


ArribaAbajo-XXIII-


Sin ornamentos,
sin adjetivos,
sólo llaga:
mi corazón.

1990




ArribaAbajo-XXIV-


La papelera se engulló mi nombre,
un halcón se deleita vaciando mis órbitas.
En una lista hay un borrón
que el olor del azufre
desprecia y atesora.  5

1996

  —23→  


ArribaAbajo-XXV-


Qué mudas compañeras son las piedras
aquellas que recogí en la playa
para dártelas
y nunca te las di.

1994




ArribaAbajo-XXVI-


Alguien bosteza ante un graznido:
saeta que atraviesa el firmamento.
Los tréboles tiritan
mientras se ensañan los cuervos
con el muñón del petalo que falta.  5

1994

  —24→  


ArribaAbajo-XXVII-


Los manantiales
son lágrimas que la tierra murmura.

1995




ArribaAbajo- XXVIII -


Los pinos,
espectros de fogatas apagadas,
me acusan
con sus índices de nieve.

California, 1995

  —25→  


ArribaAbajo-XXIX-


Entre tu miedo y el mío:
un puñal de tiempo,
de dos filos:
uno para cortarme la lengua,
el otro,  5
ya no recuerdo.

1995




ArribaAbajo-XXX-


Silencio
estruendo de la palabra ausente
violín sin voz
en el revés del tiempo.

1995

  —26→  


ArribaAbajo-XXXI-


Cargo la desolación
sobre los hombros
como un vestido gastado;
no necesito ya de caridad,
ni compañía;  5
de pronto
estoy cansada,
y vuelvo a ser.

1993

  —27→  


ArribaAbajo-XXXII-


Champagne
caviar
salmón
los comensales ríen
-un golpe de timón-  5
ya no te fíes.
La memoria pierde
incluso el apetito.

1995

  —28→  


ArribaAbajo-XXXIII-


El silencio se escurre
por el auricular,
hace un charco a mis pies,
su filo me anestesia.

1995




ArribaAbajo-XXXIV-


Suena el teléfono
corro
escucho
respiro
una venda de voz  5
cubre la herida.

1995

  —29→  


ArribaAbajo-XXXV-


Mientras leo a Baudelaire
alguien muere de vida violenta
mientras muero de silencio
alguien me ignora
el mundo es un hormiguero  5
jadeando bajo las plantas
de un gigante sin rostro.

(No digo nada nuevo
y me censuran)

1995

  —30→  


ArribaAbajo-XXXVI-


Una flor deliciosa
se inclina con soberbia
y practica la monogamia
con Zaratustra.

1995




ArribaAbajo-XXXVII-


La voz lame la herida
el silencio la agranda.

1995

  —31→  


ArribaAbajo-XXXVIII-


La gloria de reír
es algo más que un hábito de los labios,
acaso es una flor
que se deshoja en clave de sol,
una tristeza tramontada  5
que se abre
hasta que los estambres
tañen la campanilla
de la garganta.

1995

  —32→  


ArribaAbajo-XXXIX-


El deseo se yergue
coronado de espuma.
La marea declina
la llama sobrevive.

1995




ArribaAbajo-XL-


Hoy,
anclada en la desesperanza.
Ninguna voz:
sólo un eco de pasos que desertan.

1995

  —33→  


ArribaAbajo-XLI-


¿En qué lejano andén habré abordado
yo misma el tren del crimen?

1995




ArribaAbajo-XLII-


¿Cómo vivir
sin la esperanza de la muerte?
Me dijiste
arrastrando la vida alegremente.

1995

  —34→  


ArribaAbajo-XLIII-


Bebe mi corazón.
Bébetelo.
No es delirio
saciarse en la sed.

1995




ArribaAbajo-XLIV-


Qué torpe corazón:
desvestir una flor para el escarnio
desde el arco del labio
un implacable arpón
mancillando el ritual de la pasión.  5

1995

  —35→  


ArribaAbajo-XLV-


Me encontré entre las dunas
hundidos los talones en el canto,
ceñida por la luna,
no ostentando en la piel culpa ninguna.

1995




ArribaAbajo-XLVI-


Desde un sueño olvidado
emergió a recogerme de la bruma
una mano de espuma.
Mi sed de acantilado
fui virtiendo en un cáliz profanado.  5

1995

  —36→  


ArribaAbajo-XLVII-


El silencio se puso un traje gris.
Pretextando discreción
saborea indiferencia.

1996




ArribaAbajo-XLVIIII-


Para ser respetable
basta robar sin que se enteren
y sacarse instantáneas
con los poderes.

1996

  —37→  


ArribaAbajo-XLIX-


Indago en mi cubil:
el otro existe.

1995




ArribaAbajo-L-


La existencia de los otros
resplandece
en la guarida de un egoísta
que olvidó la flauta.

1995

  —38→  


ArribaAbajo-LI-


No te prodigues:
la abundancia es la sed.
Sólo germina
el ser en la avaricia.

1996




ArribaAbajo-LII-


La pasión excesiva
deforma el prisma,
sobre la arista larvas
en vez de almíbar.

1996

  —39→  


ArribaAbajo-LIII-


Cuando todas las mieles te deleitan
es porque estás huyendo del panal.

1996




ArribaAbajo-LIV-


El mar
sin repetirse permanece;
maquillándose el rostro.
la rutina envilece.

1996

  —40→  


ArribaAbajo-LV-


Ni ternura,
ni deseo,
ni un quizás.
Sobre la mesa
dos copas,  5
un secreto
y un puñal.

1996




ArribaAbajo-LVI-


No bajarás dos veces al mismo río.
¿Por que, entonces, reincido?

1996

  —41→  


ArribaAbajo-LVIII-


Qué indecisión
medita un dios
cuando escucha la súplica
del pecador.

1996




ArribaAbajo-LVIII-


He Vuelto de las palabras
como de los combates concluidos,
sin rodela ni espada,
con la clarividencia que ensombrece.

1996

  —42→  


ArribaAbajo-LIX-


¿Qué soy sino la cara de un poliedro
donde se hospeda el ser?

1996




ArribaAbajo-LX-


Con la confianza de enmendar mi historia
retornaré al inicio,
donde no existen los actos irrevocables.

1996

  —43→  


ArribaAbajo-LXI-


Deseo
desabordar la realidad.
Ser potencia
otra vez
del acto vencido.  5

1996




ArribaAbajo-LXII-


No te apegues a tu rostro,
a tus sandalias,
tampoco a los afectos.
Eres parte del Todo
sin señas personales.  5

1996

  —44→  


ArribaAbajo-LXIII-


Da miedo la palabra
que no puede desdecirse.
Sin embargo persistes,
esperando abolir
esta cárcel lineal que te define.  5

1996




ArribaAbajo-LXIV-


Quise ser la vengadora del silencio
y terminé con piedras sobre la lengua.

1996

  —45→  


ArribaAbajo-LXV-


Asomada al pretil
me sentí iluminada:
yo soy el cauce
por donde fluye el río.

1996




ArribaAbajo-LXVI-


El túnel termina en una luz
que comienza en mi centro.

1996

  —46→  


ArribaAbajo-LXVII-


Me alejo de mi calle
para ingresar al universo.
El portal está en mí:
sólo me falta
acertar la llave.  5

1996




ArribaAbajo-LXVIII-


Aflige no leer todos los libros,
pero no sé por qué;
en ninguno existe
la sabiduría
de la pagina en blanco.  5

1996

  —47→  


ArribaAbajo-LXIX-


De las celdas del tiempo
seduce abandonar la permanencia
y una vez junto al río
te apavora
la constante afluencia del latido.  5

1996




ArribaAbajo-LXX-


Si la vida es un caos
¿por qué te angustian
los rostros de la angustia?
En la muerte contemplarás la calma.

1996

  —48→  


ArribaAbajo-LXXI-


Sutil epifanía de la aurora,
al cabo lo comprendo:
el temor de la muerte se resuelve
en una puerta hacia lo inaccesible.

1996




ArribaAbajo-LXXII-


Soñé que en el confín de la Vía Láctea
hay múltiples estrellas habitadas:
¿qué caso tiene entonces
sentirse emperador del universo?

1996

  —49→  


ArribaAbajo-LXXIII-


¿De dónde vino mi alma,
de dónde vino?
De una fragua que dora tiempo y destino.

1996




ArribaAbajo-LXXIV-


¿Cómo creer que existe un sólo Cristo
si el universo es un panal de estrellas?

1996

  —50→  


ArribaAbajo-LXXV-


La existencia es un péndulo
que vacila entre dos contrarios.

1996




ArribaAbajo-LXXVI-


Indagué en el espejo
y me encontré bifronte:
Jano escindido
entre ser y apariencia.

1996

  —51→  


ArribaAbajo-LXXVII-


¿Cómo conocerás la lumbre
si no tramontas las sombras?

1996




ArribaAbajo-LXXVIII-


Poderosos dados de la nada
apostando la vida
por si le toca a cualquiera
sobre el azar del planeta.

1996

  —52→  


ArribaAbajo-LXXIX-


¿Si pudiera encontrar
la dimensión exacta
de aquella
sobre quien grabó la vida
los rasgos de una extraña?  5

1996




ArribaAbajo-LXXX-


Tal vez no me es ajena esta manera
de hacerle trampas al engaño.
Acaso la que soy no sea otra cosa
que el antifaz de una sombra.

1996

  —53→  


ArribaAbajo-LXXXI-


Licor,
que nublas la idea
hasta tomarla incandescente,
consigues con tu connubio
la floración de la piedra.  5

1996




ArribaAbajo-LXXXII-


Falso talento
si al menos te sentaras
con la boca cerrada
mientras los grillos cantan.

1996

  —54→  


ArribaAbajo-LXXXIII-


La desesperanza se hospeda
en el lugar donde el suicida
escucha el estampido.

1996




ArribaAbajo-LXXXIV-


¿Qué es la vida
sino un exilio
donde el corazón resplandece?

1996

  —55→  


ArribaAbajo-LXXXV-


No me perturba ya el distanciamiento,
me lastima emerger de mis abismos
sin la precaria clave del encuentro.

1996




ArribaAbajo-LXXXVI-


Soy culpable
de amar
e
inocente
de todo el resto.  5

1990



  —56→     —57→  

ArribaAbajoY las sombras

  —58→     —59→  

ArribaAbajoEscalinata



Llueven corolas.
Una mujer
barre la ofrenda lila de los árboles
dejando escurrir una sonrisa
tras el muro derruido de los dientes.  5

Un transeúnte saca a pasear su aburrimiento
por los peldaños distraídos.
Entre dos piedras
un trozo de vidrio -astro diminuto-
refleja la magnanimidad del sol.  10

La lágrima
vacila sobre la cuerda enrojecida
de los párpados
y es otro sol
que ilumina brevemente el universo.  15

1990



  —60→  

ArribaAbajoÓmnibus



He vuelto a mi cuerpo adolescente.
Los celajes se trizan en la falda de un cerro
que alberga biografías carcelarias.

Desde un perfil de piedra se deshilacha el sol.

En la página en blanco de mi cuaderno verde  5
un traqueteo de basalto deforma mi letra.
Busco entre el cardumen de ojos
el inocente almidón de un guardapolvos,
la fraternidad del sudor,
las miradas herméticas.  10
—61→

Sobre el labio del horizonte
se yergue una rosa.
Se me vuelan los ojos:
mariposas videntes aletean
en los laberintos anónimos que me acompañan;  15
entre tanto,
el pulso del cosmos se ha sentado en mi asiento
sin que me diera cuenta.

Abandono mi cuerpo
y me derramo  20
sobre la planicie azul
donde ancla el poema.

1990



  —62→  

ArribaAbajoConocimiento de



Mi silencio ve,
el día me ve mirando
cómo desaparece la calma resplande pálida.
Parada estoy,
perdiéndome
más alla, fuera de,
sin tocarlo.  5

Sin tocarme
desde su carne
la sangre reconoce la tibieza de mi sangre,
es un ojo lleno de sabiduría.
—63→

Desde el centro del crepúsculo
observo cómo
mi cercanía se distancia para llegar a él,  10
mirando desde allí
la condena de la luz.

En la fragua del desconocimiento me consumo,
el pensamiento apuñala
la médula
hasta alcanzar la llama.

1991



  —64→  

ArribaAbajoEl labio vive


Pasajero del mundo es el labio,
el mundo vive en él,
refugio de la escoria y la vendimia;
agridulzor
con alas
desprendido del sello de la vida.  5
En un mínimo beso la piel de los planetas;
de toda la ansiedad bebió la espuma;
del hedor barrizal se enardece la carne
y la corteza núbil
y el perfume.
El bosque entero de pulsación transido;  10
potestad de un orbe diminuto:
el labio espera.

1991



  —65→  

ArribaAbajoMaledicencia



Cierta voz
-pedrada desasida de un risco soberbio-
perfora una imagen precaria.
La palabra en los labios
culebrea con la voluptuosidad  5
de una hembra en celo;
se desliza
hasta caer en ávidos embudos de carne;
rebota de lengua en lengua
devanando una madeja de ponzoña  10
para tejer la trama de un sudario.
—66→

Los dedos se tapan la boca,
un ojo se acrecienta.
Alrededor de esa sombra
se congregan las sombras de otras sombras  15
afanándose en dejar la sentencia en órbita.

No puede ser.
Se oye un manoseo exultante,
un ruedo de buitres entona una endecha.

1996



  —67→  

ArribaAbajoIgnominia

Para una imagen del film
La Lista de Schlinder



Sobre un montón de muerte
agitando las mangas tras una mariposa
va un pequeño abrigo rojo
pendientes
pastilleros  5
relojes
alfileres
gemelos
cigarreras
zapatos  10
dientes de oro
sombreros
anteojos
y un pequeño abrigo rojo.
—68→

La fiesta ha terminado  15
el aire a ras del suelo se mancha de papeles
y en la cresta del viento
nos saluda sin brazos
el pequeño abrigo rojo.

Kansas, 1994



  —69→  


ArribaAbajoLas rejas


¿No te ha pasado a veces
aferrarte a la reja de una ventana
y sentir el aliento del hierro
lamiéndote las palmas de las manos?
Ninguna flor,  5
ninguna compañía.
El frío es una leche de sombra
manando de soledades cilíndricas,
el revés de un regazo que hace agua
en las riberas de la infancia,  10
un infierno fluyendo que se apiedra
y vuelve estalactitas los recuerdos.
Al rato
lentamente,
te alejas de la tarde apocalíptica  15
pensando en una cárcel de barrotes invisibles.

Alcatraz, 1995



  —70→  

ArribaAbajoCorredores vacíos



Entré por los corredores del silencio,
sólo un eco de pasos,
alguna voz,
ninguna risa,
tampoco el cuchicheo de la lluvia  5
o las olas estallando contra la roca airosa;
ni qué decir del vuelo de los alcatraces cuando parten
       sin mas brújula que el recuerdo del sol en las alas
y la alharaca del regreso no bien cambian los vientos
       con la quebradura del huevo entre las piedras,  10
o la sirena de los buques que se alejan prolongando
       su llamado en la bruma.

Nada.
—71→

Acaso un rumor de atardeceres,
el engranaje de un tranvía que se pierde en las pendientes  15
       del recuerdo,
la gritería en los kioscos donde se comen con la mano
       langostas, camarones, langostinos, a la orilla del mar.
Pero
¿dónde la atormentada lamentación del saxo penetrando la  20
       urdimbre del deseo;
la carcajada de las muchachas que abandonan la rutina
como mariposas desaprensivas después de trabajar;
dónde el balbuceo mendicante de los viejos?

Sólo perduran los murmullos del cuerpo,  25
ese arrastre del corazón claudicante,
la queja de los huesos cuando la noche se regocija de estrellas.
¿Y la confesión de los dedos en el alba?
-ampútenme de la memoria el roce inaudible de los dedos
       cuando exploran la piel.  30
Un martillo de sangre remacha las horas en las sienes;
los muros se sustentan
con la argamasa de un tiempo quebrado.

Alcatraz, 1995



  —72→  

ArribaAbajoLas luces


Las luces son ojos girando sobre las columnas heladas de
       la ciudad,
dan vueltas en las órbitas que codician su resplandor
       mortecino,
el oleaje es una protesta que no se gasta,  5
en la otra orilla del mar.
Interfieren con el recuerdo.
Ciertas imágenes planean como pandorgas sin cola en un
       campo baldío,
en una pava hierve el agua para el café,  10
y ella
desgreñada y triste,
deambula amparada por el cansancio;
los ruegos son manzanas de otro tiempo,
frutos que la vida ha podrido;  15
la caricia se bate en retirada
o ni siquiera se insinúa;
un monosílabo rebota en la quietud,
en la irrevocable ausencia.
Aquellas luces  20
—73→
-láminas de sol en las ventanas enrejadas-
se han puesto a girar como carruseles de donde arrojaron
       su nombre;
como orugas resplandecientes se meten en la piel
empollando una peste de nostalgia,  25
insertan su lengua en el invierno,
en el arduo olvido.
El presente ciega como una navaja clavada entre las cejas
       desde este lado del mar,
esos terrones de neón amargan el café en un jarro de  30
       hojalata.
En todos los jarros de hojalata
las luces intocables amargan el café.

Alcatraz, 1995



  —74→  

ArribaAbajoEl mar


Por el cuadrado de vidrio que empaña la bruma,
desde aquella esquina del salón donde se comían
       espaguetis sazonados con resentimiento,
encuentro el horizonte,
miró el mar;  5
avanza y retrocede
retrocede y se queja
como el deseo de un hombre sin futuro.
A lo lejos
el puerto de San Francisco es un enorme corazón  10
con los barcos pitando al despedirse.
De pronto,
un rostro anónimo se ha puesto a nadar a mi lado
       remontando un viejo itinerario;
los alcatraces,  15
como flechas blancas, turban el aire precipitándose sobre
       algún pez indefenso,
en la cresta de las olas nos soborna la espuma.

Alcatraz, 1995



  —75→  

ArribaAbajoEl fruto



Un fruto de tiempo
con su pulpa pendular,
su cáscara sin agujas,
su minutero de semillas.

Un fruto de tiempo  5
almibarándose
en el ramaje de la mañana.

Los dedos
como enjambre de roces
acudiendo.  10
—76→

Sólo gajos de tiempo,
siquiera un cuarto de hora,
acaso media.

El sabor del retraso
languidece en los labios.  15

1995



  —77→  

ArribaTiempo espacio



Me ubico en cualquier parte y es el centro.
Desde un arco visual parte la flecha
hacia un punto que vuelve a ser central.

¿El tiempo es sucesivo o superpuesto,
construye o significa eternidad?  5
¿Prisionera seré de cierto péndulo
o liberta de un siglo sin final?

En la ilímite faz de las galaxias,
antorcha peregrina, nada más.

1996







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