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21

Cfr. MEJÍA DE LA CERDA, GUILLÉN DE CASTRO (ed. Juan Martínez), Luis VÉLEZ DE GUEVARA (ed. Muñoz Cortés).

 

22

La incorporación ocurre, respectivamente, en MEJÍA, III, p. 403, en GUILLÉN DE CASTRO, III, pp. 307-308, en VÉLEZ DE GUEVARA, III, pp. 89-90 y en cada autor se da de manera distinta:

MEJÍA                



¿Dónde vas el caballero?
¿Dónde vas, triste de ti?
Que la tu querida esposa
muerta es, que yo la vi.
Las señas que ella tenía
bien te las sabré decir:
los ojos son dos estrellas,
mejillas, nieve y carmín,
los dientes, menudo aljófar,
los labios, clavel de abril,
la garganta, de alabastro,
el pecho, blanco marfil,
la mortaja que la visten
es de un cendal muy sutil.
Las andas son de oro fino
con reliquias de neblí,
la guirnalda es de azucenas.
De azahar y toronjil,
y el paño con que le cubren
es de tela carmesí.
Los grandes pusieron lutos
todos por amor de ti,
y de la gente menuda
pasan de sesenta mil


GUILLÉN DE CASTRO                



¿Dónde vas el caballero,
dónde vas, triste de ti,
que la tu querida prenda
muerta es, que yo la vi?
Diéronla de puñaladas
y de la muerte el buril,
trocó la grana y la nieve
en un cárdeno alhelí.
Las andas que le aperciben
de ébano son y marfil,
cubiertas de tela negra
con una cruz carmesí.


VÉLEZ                



¿Dónde vas el caballero,
dónde vas, triste de ti?,
que la tu querida esposa
muerta está que yo la vi.
Las señas que ella tenía
bien te las sabrá decir:
su garganta es de alabastro
y sus manos de marfil.


 

23

Se habla en efecto de un asunto semejante al de Inés de Castro: la muerte de doña Margarita, amante del rey Alfonso V de Aragón, ordenada por la esposa de éste, la reina doña María de Castilla.

 

24

Cfr. JONES «Encina y el C. Brit. Mus.». Otros estudiosos en cambio creen que el cancionero es posterior al de Hernando del Castillo (1511, 1514) porque de éste derivarían unos textos de Garcí Sánchez de Badajoz presentes en el florilegio londinense (cfr. GALLAGHER pp. 3-5 y más recientemente ALVAR p. 495).

 

25

Cfr. JONES «Encina y el C. Brit. Mus.», p. 11. Recientemente PÉREZ PRIEGO, en una comunicación presentada en este mismo Congreso, admite la hipótesis (en la nota 24) que el cancionero haya sido copiado por Jerónimo Pinar.

 

26

La versión manuscrita del Museo Británico tiene 48 versos, las de los pliegos de la Biblioteca Nacional y del British Museum, como también la de Sepúlveda, 40 versos. En el pliego fragmentario de Sánchez Cantón los versos son 21, y en la versión de Praga, dotada de una glosa, son 16.

 

27

Los versos incorporados son 24 en Mejía, 12 en Guillén de Castro y 8 en Vélez (cfr. supra, nota 22).

 

28

El nombre de Inés de Castro no aparece explícitamente en ninguno de los versos del romance incorporados a los dramas; pero es implícito en el título y en el tema central de las obras de Mejía y Vélez que lo acogen, siendo en cambio explícita, como se ha visto, la conexión con Inés en la tragedia de Guillén de Castro.

 

29

Cfr. Michaëlis de VASCONCELOS «Estudos», pp. 222-234, y «Pedro, Inés», p. 164.

 

30

Cfr. MENÉNDEZ PELAYO, Antología, VII, pp. 413-415 y IX, pp. 252-254; MENÉNDEZ PIDAL, Rom. Hisp., I, pp. 364-365 y II, pp. 76, 174, 385-386, 412-414, 434 (cfr. también infra, notas 56-57); YNDURÁIN, pp. 25 y 30. Cfr. además MORLEY p. 300n, MUÑOZ CORTÉS, pp. XLVII-XLVIIIn, SENA «Palmero», pp. 191-ss., MORENO/ FONSECA p. 423, CHICOTE p. 50.

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