51
Véase al respecto Ginzburg 1989, los capítulos citados.
52
«Mortalis ego sum, et unus ex accolis heremi, quos vario delusa errore gentilitas Faunos et Satyros et Incubos colit» (Sancti Hieronymi In vitas patrum, fol. 16v). San Isidoro refiere el mismo episodio casi con las mismas palabras en Ethymologiae, XI, 3, 21.
53
Para la actitud de San Agustín hacia los fenómenos monstruosos y prodigiosos, explicitada en el De civitate dei, véase Céard 1977: 21-30.
54
«Portenta esse Varro ait quae contra naturam nata videntur: sed non sunt contra naturam, quia divina voluntate fiunt, cum voluntas Creatoris cuiusque conditae rei natura sit» (Isidoro de Sevilla, Ethymologiae, XI, 3, 1). La alusión a los salvajes se encuentra en el párrafo 22 del mismo capítulo, y emplea casi las mismas palabras de la citada traducción jeronimita de Isaías: «Dicuntur quidam et silvestres homines, quos nonnulli faunos ficarios vocant».
55
Para éstas y más creaciones del imaginario exótico de la Antigüedad y de la Edad Media, véase Kappler 1980.
56
Para la tradición literaria en la que se inserta el Libro de Alexandre, cfr. Michael 1970.
57
Cito de la edición de Jesús Cañas, Madrid, Cátedra, 1988, p. 545.
58
Para las actitudes de los escritores cristianos, véase De Mattei 1939; para la postura humanista, cfr. Paparelli 1960; para la sucesiva evolución de esta línea de pensamiento, Landucci 1972, y Pagden 1982.
59
La raíz del griego «barbaros» es la misma del sánscrito «barbarah», 'balbuciente' (Enciclopedia Treccani, s. v. «barbaro»).
60
Citado por De Mattei 1939: 499, quien subraya la pervivencia de la noción griego-romana de «bárbaro» incluso entre los escritores cristianos de la Edad Media.