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CARLOS VOSSLER, quien descubrió la relación entre Kircher y Sor Juana, es quien mejor la ha explicado (Primero sueño, Buenos Aires, 1953, pp. 13-14): «En especial el ansia de ilustración y el cultivo de las ciencias -tal como predominaba en la Compañía de Jesús- deben haber tenido un efecto arrebatador en el vivaz espíritu de Sor Juana. Fue principalmente un sabio alemán, el padre Athanasius Kircher (1602-1680), quien polarizó la atención de todo el mundo ilustrando con los estudios físicos, cosmográficos, astronómicos, jeroglíficos y orientales, que publicaba en lujosos volúmenes, y quien regocijó a grandes y chicos con sus ingeniosos inventos y entretenimientos científicos (relojes de sol, arpas eólicas, linternas mágicas, reflectores, amplificadores de sonido y otras cosas semejantes). Se dice que durante un solo año llegaron a Roma dirigidas a él, como al oráculo científico del mundo, de todos los continentes, diez diferentes soluciones al problema de la construcción del "perpetuum mobile". En la celda del convento de Sor Juana estaban colocadas, junto a las obras de Galeno, las Kirqueri Opera, si damos fe al pintor Miguel Cabrera y a su retrato de la poetisa, pero no todas por cierto, para esto el espacio no habría alcanzado. Mas, ya no puedo dudar de que ella conocía por lo menos aproximadamente algunas de sus obras físicas, como por ejemplo el Ars magna lucis et umbrae y además la Musurgia; algunos de sus escritos egiptológicos y, probablemente, el Iter extaticum coeleste, aquel soñado viaje astronómico del p. Kircher, aunque no las hubiera leído detenidamente. Todavía más que sus ideas sobre armonía, sinestesia, colores, luz, perspectiva, pirámides y jeroglíficos, toda la mentalidad del padre Kircher podría haber actuado de una manera incitante y seductora sobre nuestra poetisa. La agradable conciliación entre exactitud y entusiasmo, subordinación y crítica, tal como él solía realizarla -por cierto en detrimento de su posterior reputación científica-, debía ser algo sumamente reconfortante para el espíritu poéticamente conmovido de Sor Juana, ya que se producía en una mente tan elevada».

«El entusiasmo excitante del padre Kircher se comunica a través de toda su ambiciosa obra. Para él el descubrimiento del Nuevo Mundo y la invención del telescopio fueron dos emocionantes acciones de Dios que hacían urgente una nueva revisión del sistema del universo» (Iter exstaticum coeleste, prólogo, p. 12): «Non stetit hic divinae benignitatis lusus, dum non ita longo annorum intervallo post novi Orbis detectionem, novum nobis Coelestium spectaculorum theatrum expandit, inaudita omnibus retro seculis coelestis tubi beneficio revelavit». Por esto publica su Iter exstaticum coeleste, junto con su Iter exstaticum terrestre y su Synopsis mundi subterranei, en 1671.

 

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«Aquí yace Faetón, conductor del carro de su padre; si no lo manejó bien, por lo menos murió con gran osadía». A este bien conocido pasaje de OVIDIO (Metamorfosis, libro II, vv. 180-181) sin duda se le han de referir los versos 809-810 del poema de Sor Juana.

 

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Hay que afirmar otra vez la posibilidad de que Sor Juana se refiera aquí al famoso caso de Galileo y al suyo propio: «que yo no quiero ruido con el Santo Oficio», diría ella en su Respuesta a Sor Filotea (O. C., t. IV, p. 444). Sabía muy bien que su curiosidad científica podría provocar un castigo eclesiástico; todo el mundo tenía que andar con cuidado. Su admirado jesuita ATANASIO KIRCHER, en su Iter exstaticum coeleste, pp. 38-39, trata así la espinosa cuestión del sistema copernicano: «Sextum Systema ponit in Centro Mundi Solem immobilem [...] Hoc Systema dicitur Copernicanum, a Nicolas Copernico Borusso, qui illud [...] tandem perfecit, ac pluribus argumentis, ingeniosisque hypothesibus fulcivit; quem deinde secuti sunt pene omnes Mathematici Acatholici, et nonnulli ex Catholicis, quibus nimirum ingenium et calamus prurit ad nova venditanda [...] Copernicanum igitur omnino rejicimus, tum ob alias rationes ibidem insinuatas, tum quia Sacrae Scripturae adversari vid etur [...]».

 

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ELÍAS L. RIVERS, «The Pastoral Paradox of Natural Art», Modern Language Notes, vol. 77, núm. 2, March, 1962. Y L. SPITZER, «Garcilaso, Third Eclogue, Lines 265-271», Hispanic Review, XX, 1952, 243-248.

 

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Véase A. CASTRO, El pensamiento de Cervantes, pp. 79-88.

 

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ELÍAS L. RIVERS en su trabajo citado, «Nature, Art and Science in Spanish Poetry of the Renaissance» (p. 262).

 

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Véase de MANUEL DURÁN, «El drama intelectual de Sor Juana y el anti-intelectualismo hispánico», Cuadernos Americanos, XXII, 1963, 238-253.

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