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51

Antonio Espina, «Especulares. Un experimento teatral», El Sol, 18 de septiembre de 1926, pág. 1.

 

52

Azorín, Old Spain!, Teatro, ed. cit., págs. 128-129.

 

53

Antonio Espina, «Un experimento teatral», El Sol, 18 de septiembre de 1926, pág. 1.

 

54

Rafael Marquina, «"Old Spain" o la paradoja del teatro que no es teatro», Heraldo de Madrid, 6 de noviembre de 1926, pág. 4. Para todo lo relativo a la acogida de los estrenos madrileños de Azorín, consultar María Francisca Vilches y Dru Dougherty, op. cit., págs. 209 a 266.

 

55

Melchor Fernández Almagro, «Un desdichado estreno de Azorín y un gran triunfo de los hermanos Machado», La Voz, 18 de marzo de 1927, pág. 2.

 

56

Gonzalo Torrente Ballester, «Los frutos prematuros», Ensayos críticos, Barcelona, Destino, 1982, pág. 498.

 

57

En su lugar se representó, como se indica en la nota 48, la pieza breve Un duelo, de Antón Chéjov. Se incluyó para conmemorar el treinta aniversario de la fundación del Teatro Artístico de Moscú. La Voz, 13 de noviembre de 1928, pág. 2.

 

58

Azorín, Teatro, ed. cit., págs. 275-276.

 

59

El profesor Juan Villegas opina que la incorporación al teatro de Azorín de algunos elementos que le aproximan a los postulados del surrealismo francés -la intuición de lo mágico, lo misterioso y lo sobrenatural- no se produce por influencia directa, sino a través de los escritos de Gaston Baty. Este juicio está expresado en un breve ensayo de Juan Villegas fechado en 1967 y titulado Azorín, innovador teatral. Ocupa las páginas 119-138 de una publicación del Departamento de Extensión universitaria de la Universidad de Chile a la que no hemos tenido acceso. Dicha separata puede consultarse en la Biblioteca de Teatro de la Fundación Juan March, en Madrid, con la signatura "T-Doc 08 VILL".

 

60

Sobre la puesta en escena, hay que señalar que las características del pequeño escenario de la sala Rex, que carecía de embocadura y de telón, obligaban a representar sin decorado. Esta dificultad debió preocupar más al director, Rivas Cherif, que a Azorín, pues, ante las limitaciones, todo el peso de la representación recaía en lo que para él era esencial: el texto, los actores y las luces.

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