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El texto de «La Celestina» en la edición de Valencia, 1514

Patrizia Botta


Universidad de Roma La Sapienza




ArribaAbajoSobre ediciones antiguas de la obra

Se cuentan por centenares las ediciones de La Celestina que a lo largo del Siglo de Oro se llevan a cabo entre España y Europa, un caso único de la literatura española de la época en cuanto a fortuna editorial, a público y a éxito incluso comercial (aun con los precios que tenían los libros por aquel entonces)1. Sólo el Quijote sobrepasará el auge que alcanzó La Celestina entre los impresores del Siglo de Oro que invertían con gran provecho por el creciente lucro de su venta.

Conservamos casi 90 ediciones antiguas de la obra impresas entre 1499 y 1640, y sólo dos manuscritos (el de Palacio y el de la Celestina comentada), número altísimo y ya de por sí elocuente, si bien no constituye más que un eco de lo que pudo ser el caudal efectivo de sus publicaciones, ya que se ha hablado de unas 200 ediciones áureas, de las que se habrían perdido más de la mitad. Un ejemplo de edición perdida es la de Salamanca 1500, según sabemos por el colofón de la edición de Valencia 1514, objeto de nuestra atención y del facsímil que aquí se ofrece.

La Celestina se publica en todas las ciudades españolas en las que florece el incipiente arte tipográfico, máxime ciudades de ambiente universitario donde sería adoptada como texto escolar2, lo que justificaría su número enorme de ediciones3, y además desde muy pronto pasa a editarse fuera de la península, con tomos que ven la luz en Italia, en Flandes y en Francia4. Tan vasta difusión y éxito inmediato, gracias también a la revolución que implica la imprenta, elevan La Celestina al rango de primer éxito universal de la literatura española, anterior al Quijote.

En este marco, son casi minoritarias las series valencianas de La Celestina, cuatro ediciones por lo que nos consta: dos primitivas debidas a Juan Jofré y salidas al cuidado de Alonso de Proaza (Valencia 1514 = sigla P, y Valencia 1518 = U), una de Juan Viñao (Valencia 1529 = V) y otra tardía de Juan Navarro (Valencia 1575, que va en arcaicos caracteres góticos, inusitados ya por esas fechas), de las que se nos conservan poquísimos ejemplares5. Y minoritarias también quedan en el porvenir, ya que no dan lugar a ediciones de La Celestina de ellas derivadas y constituyen una rama seca de la tradición, sin descendencia (en efecto, la mayoría de las posteriores viene de la «vulgata» fijada por las series crombergerianas de Sevilla en una fase ya avanzada de la historia textual)6. Además si se exceptúa Sedeño7, tampoco sirven de base a las numerosas traducciones, refundiciones y continuaciones de la obra, también inmediatas y eco de su gran fama8. Sin embargo, una rama importante de la tradición, sobre todo la constituida por las dos primeras, las de Jofré, ha gozado de especial relevancia por su fecha fidedigna, por el esmero de su presentación (desde la compaginación del texto al lujo y abundancia de las ilustraciones9) o aun por llevar como responsable un nombre de gran prestigio, el humanista Alonso de Proaza, el cual se nos muestra en relación con Rojas desde los albores, y por exhibir además un colofón inquietante que implica Salamanca 1500 como quizás la princeps de la Tragicomedia. Asimismo, su texto, que en ciertos pasajes se mantiene antiguo (y no tocado por los reajustes posteriores, editoriales), ha parecido pulcro a varios hispanistas famosos, especialistas en La Celestina desde Menéndez Pelayo hasta Martín de Riquer y Francisco Rico10.

Esta larga serie de razones ha llevado a dar a una de ellas, en especial la que aquí se reproduce, Valencia 1514 (P), una gran fortuna editorial en tiempos modernos y a otorgarle un crédito textual indiscutible. Cabe recordar que, al editar un texto como La Celestina, la tendencia general hasta ahora ha sido la de elegir sólo un testimonio de la tradición, dado como «el mejor» y el más fiel. Por otra parte, no era fácil escoger entre las numerosísimas ediciones antiguas de la obra, por presentarse el texto con diferencias de redacción y con variantes y errores en todas las conservadas, incluso las primitivas, y elegir implicaba dar con el testimonio más fidedigno y cercano al texto del autor, el menos corrupto por parte de copistas o cajistas. Valencia 1514, por varios de sus rasgos llamativos, ha parecido por mucho tiempo (y aun hoy en día) ser el testimonio que resolvía todo problema: de hecho, ha sido la edición antigua más elegida por los editores de La Celestina desde el XIX hasta la fecha, sea sola, si se editaba la Tragicomedia en 21 actos11, sea en binomio con la supuesta princeps de la Comedia (Burgos 1499 = B) si se editaba la primitiva versión en 16, incorporando a ésta sólo las adiciones de la segunda redacción12. Pero vamos por partes.




ArribaAbajoSobre fechas (falsas, reales y supuestas)

En los años sesenta de este siglo se asiste a una verdadera revolución en el horizonte de los celestinistas: se demuestra por vía textual (Scoles)13 y por vía bibliográfica (Norton)14 que las seis ediciones «de 1502», que parecían primitivas por su fecha y portadoras del primer texto de la Tragicomedia en 21 actos, en realidad eran todas posteriores, habiéndose publicado entre 1510 y 1520 incluso en ciudades no españolas. Lo cual conlleva que crece la importancia textual de Valencia 1514 también desde el punto de vista cronológico (ya que su fecha no se discutía). Al mismo tiempo se descubre en la Academia de la Historia una nueva edición de 1507, la Zaragoza de Jorge Coci (=Z), también de fecha cierta, pero en malas condiciones de conservación, manchada, desteñida, incompleta de Preliminares15, sin el cuidado de los Argumentos, sin el lujo de las ilustraciones, y lingüísticamente muy connotada y repleta de arcaísmos y de aragonesismos; por tanto, pese a su fecha primeriza, una Celestina «extraña» que no le gustó a la mayoría de los estudiosos, quienes siguieron prefiriendo por su belleza y «pulcritud» la valenciana firmada por Proaza. Pero es más. El texto de Valencia 1514 podía retrodatarse aún por su posible fuente y recibir con ello ulterior autoridad si se miraba el colofón-rimado del que era portadora y que parecía copiar de una perdida edición de Salamanca, 1500.

El colofón-rimado, externo al texto de Rojas, como en otras ediciones de la época, solía ser editorial, obra del corrector. En La Celestina es obra de Alonso de Proaza que ya antes de 1500, tal vez en Salamanca cuando tendría contactos con el autor, colabora y prepara una edición que dota, entre los Finales, de seis Octavas suyas. Dichas estrofas son panegíricas de la obra, publicitarias del tomo que se edita -como solían serlo esos materiales- y recomendadoras de realzar sus méritos con la dicción, aclaradoras además del nombre del autor, e indicadoras, en la última copla, de los datos de la impresión (el año en el v. 2, el mes en los v. 3-4, la ciudad en el v. 8) que van rimados y en fórmula hiperculta, digna de un humanista, con sus metáforas, perífrasis y alusiones mitológicas («El carro de Phebo» = «año solar»; «hijos de Leda» = signo de Géminis, o sea el mes de junio). Dicho colofón-rimado de Proaza, en el primer testimonio que nos lo conserva (falta en B), reza16:


El carro Phebeo, después de aver dado
mill y quinientas bueltas en rueda,
ambos entonçe los hijos de Leda
a Phebo en su casa tienen posentado,
quando este muy dulce y breve tratado,
después de revisto y bien corregido,
con gran vigilancia puntado y leído,
fue en Toledo impresso y acabado.



Como se ve, declara Toledo 1500, y en las ediciones a seguir dirá Sevilla 1501 y Zaragoza 1507. Lo cual supone que cada uno de los editores siguientes transformase el texto del colofón adaptándolo a su propia ciudad y al año de impresión, como era lo usual.

Ocurre, sin embargo, que algunas ediciones copian por inercia del modelo dicha estrofa-colofón17 sin preocuparse por actualizarla (dejándola declarar datos que no se corresponden con los propios) y sin acompañarla por un colofón real ni escudo del impresor que deje constancia de los datos verdaderos de la edición. Es lo que acontece, por ejemplo, con el colofón-rimado de una perdida de Sevilla 1502, copiado idéntico por varias ediciones posteriores, las dos sigladas I y L (faltando en K por laguna del ejemplar)18 y aun algunas sucesivas como Venecia 1531, Venecia 1534 o Amberes 1539, que, pese a su fecha, en este caso declarada, siguen copiando anacrónicamente el colofón-rimado de Sevilla 1502 (sin que signifique que desciendan directamente de dicha edición, pues pudo haber una o varias interpuestas).

Lo mismo ocurre con una perdida de Toledo 1502, manteniéndose su colofón en H, y con una de Salamanca 1502, según declara el testimonio M19. Más tarde, a lo largo del XVI, serán varias las ediciones posteriores que, para evitar esos desajustes, omitirán la estrofa-colofón, ya vieja y poco útil a sus propias exigencias20, así como habrá ediciones que omitirán del todo los Materiales Finales de Proaza21.

En dicho marco de colofones (viejos) copiados por inercia u otras razones, hay que colocar lo que declaran tanto Valencia 1514 (P) como Valencia 1518 (U) en su propio colofón-metrificado, mudando incluso la rúbrica que lo presenta (que en otras reza «Descrive el tiempo en que la obra se imprimió» -la cursiva siguiente es mía):

Descrive el tiempo y lugar en que la obra primeramente se imprimió acabada


El carro phebeo, después de aver dado
mill y quinientas bueltas en rueda,
ambos entonces los hijos de Leda
a Phebo en su casa tenién possentado,
quando este muy dulce y breve tratado,
después de revisto y bien corregido,
con gran vigilancia puntado y leído,
fue en Salamanca impresso acabado.



Por tanto, pregonan ambas una perdida de Salamanca 1500, pero también declaran ambas, acto seguido, el colofón real de cada edición, incluso con nombre expreso del impresor; en un caso (P, fol. I6r):

Tragicomedia de Calisto y Melibea. Agora nuevamente revista y corrediga con los argumentos de cada auto en principio. Acabasse con diligencia studio impressa en la insigna [sic] ciudad de Valencia por Juan Joffré a XXI de febrero de .M. y D. y III años;



y en el otro (U, fol. I6r):

Registro de la Tragicomedia

A.B.C.D.E.F.G.H.I. todos son quadernos excepto .I. que es terno. Tragicomedia de Calisto y Melibea. Agora nuevamente revista y corrediga [sic] con los argumentos de cada auto en principio. Acabasse con diligencia studio impressa en la insigne ciudad de Valencia por Juan Joffré a XXVII. de Março de M. D. y XVIII. años.



Las explicaciones que se han dado al colofón valenciano, sobre todo el de P (casi sin darle peso a U), abarcan desde la hipótesis más sencilla (el querer dejar constancia de dónde y cuándo salió por primera vez la nueva versión en 21 actos que allí se edita, como reza la rúbrica), hasta las posibilidades más audaces de vislumbrar que P descienda directamente, sin interpuesto ninguno, de la princeps de la Tragicomedia que estaría copiando o reproduciendo integralmente (lo que le daría a su texto la mayor autoridad). Y éste ha sido el argumento determinante entre quienes, al editar el texto de La Celestina en nuestro siglo, han elegido P radicalmente en todas sus lectiones.




ArribaAbajoSobre la labor del corrector, Alonso de Proaza

La supuesta derivación directa de P de una pérdida de Salamanca 1500 ha hecho pensar no sólo que ésta fuese la princeps de la Tragicomedia en 21 actos, que editaría Proaza en su momento, sino también que pudiese ser una Comedia en 16 en la que efectivamente colaboró Proaza a cierta altura al editarla y añadirla por primera vez sus coplas. De todas formas, dicha derivación se veía reforzada y explicada históricamente por un trámite concreto que hacía del corrector Alonso de Proaza el eje central de conexión entre una y otra, entre la salmantina (Comedia o Tragicomedia) y la valenciana que el mismo corrector ahora volvía a editar (sin nunca considerar que entre ambas pudiese haber uno o más testimonios interpuestos).

De hecho, el Corrector en esta nueva edición que lleva a cabo para las prensas valencianas se toma algunas libertades con el texto, portándose como un dueño de la materia que sabe cómo arreglar y remozar. Sus intervenciones más evidentes están en las partes extradramáticas, repartidas entre materiales publicitarios o editoriales (títulos, rúbricas, colofón) y sus propias coplas.

Entre los primeros, Proaza corrige el subtítulo de la portada, para ensalzar su propia labor de corrector atento y escrupuloso (fol. A1r):

nuevamente revista y emendada con addición de los argumentos de cada un auto en principio;



y lo mismo repite, como hemos visto, en el colofón real de la edición (fol. I6r)

Agora nuevamente revista y corregida con los argumentos de cada auto en principio.



También se ensalza en dicho colofón el gran cuidado y la suma atención que ha implicado el trabajo de la corrección:

Acábasse con diligencia studio impressa,



paralelo con lo ya dicho por Proaza en el colofón-rimado de algunos años antes:


después de revisto y bien corregido,
con gran vigilancia puntado y leído.



En segundo lugar, remoza las rúbricas a sus propias coplas, y las va completando y precisando con las intervenciones ya comentadas:

Descrive el tiempo y lugar en que la obra primeramente se imprimió acabada.



Por último, añade una copla entera, la sexta, que eleva a siete el total de sus estrofas; dotándola de rúbrica propia (fols. I5v-I6r):

Toca cómo se devía la obra llamar Tragicomedia y no Comedia


Penados amantes jamás conseguieron
de empressa tan alta tan prompta victoria,
como éstos, de quien recuenta la historia,
ni sus grandes penas tan bien succedieron.
Mas, como firmeza nunca tovieron
los gozos de aqueste mundo traidor,
supplico que llores, discreto lector,
el trágico fin que todos ovieron.



Proaza, por tanto, es el autor de las interpolaciones (una copla) y los retoques (rúbrica) a todas aquellas partes textuales que ya de antes le pertenecían e iban por él firmadas, y es además el autor de los reajustes en aquellas zonas editoriales (portada) que comúnmente eran obra de los impresores o correctores. Todas estas innovaciones textuales de Proaza, hechas expresamente para la edición de Valencia 1514, en lo futuro tienen poca fortuna editorial y casi no pasan a la tradición siguiente (sólo constan en las ediciones valencianas PUV, siendo las dos primeras de Jofré, como se ha dicho).




Arriba El texto transmitido

Lo que no sabemos es si Proaza es responsable también del texto de La Celestina tal como se presenta en la edición de Valencia 1514. El colofón-rimado atribuye dicha labor al Corrector Alonso de Proaza (por lo menos para la edición de 1500). Es muy posible que para la de Valencia 1514 el humanista no fuese el único corrector, o incluso que mandase reimprimir un texto que ya sabía esmerado, sin controlarlo demasiado, a juzgar por las varias erratas que quedaron, y que en cambio interviniese activamente y con mayor atención en la edición siguiente, la de 1518 (U), que, en efecto, corrige varios deslices tipográficos de la anterior y añade además, entre los Materiales Finales, dos grabados del Autor y del Corrector que, según Marciales, serían los «retrasos» fidedignos de Rojas y de Proaza22.

De todas formas, Valencia 1514, además de las erratas inevitables en cualquier impresión antigua, guarda un texto a medio camino entre arcaico e innovador: por un lado, ya documenta la fase más moderna de las peripecias textuales de La Celestina, la que remoza el texto en numerosos puntos y lo glosa para el lector común, porque de hecho lleva un buen número de retoques editoriales posteriores, ajenos a la mano del Autor, e incluso errores que comparte con las «falsas 1502». Ejemplos (indicamos con y la concordancia de P con las «falsas 1502»):

retoques:
Auto VI en sueños Comedia z entre sueños y1
Auto VI ya acaba Com z y acabara y1
Auto X nueva maestra Com z buena maestra y1
Auto XI puta alcahueta Com z puta vieja alcahueta y1
Auto XVI todos yazen z todos estan y1
Auto XX deçir Com z descendir y1
errores:
Auto II mates Com z motes y1
Auto IV noturnas Com z naturas y1
Auto IV y un quarto Com z y quatro y1
Auto V alto mensaje Com z alto linaje y1
Auto IX potentes z impotentes y1
Auto XXI el su unico hijo Com z el a su unico hijo y1

Al mismo tiempo, participa esta edición también del fenómeno más general del retoque editorial que quiere normalizar o allanar el texto para el lector y, por su parte, presenta sus reajustes propios, como correcciones o incluso malentendidos de subyacente error, y pequeños retoques estilísticos (que en su mayoría reimprime U). Ejemplos (indicamos con edd. la concordancia de las demás ediciones):

retoques:
Auto I Parmenico edd. Parmeno P
Auto II vaya sola aquella edd. vayase aquella P
Auto VIII toviesses edd. toviessedes P
Auto IX declinavan mis dias edd. declinavan ya mis dias P
Auto X partezica edd. partezilla P
Auto XVI que ya es muerta Celestina edd. que ya es muerta que ya es muerta Celestina P
Auto XX parricidas edd. parricidas P
Auto XX padre viejo edd. padre mio P
errores:
Auto I y por cura edd. y procura PU
Auto i moto edd. modo PU
Auto III de los mios edd. de los niños PU
Auto III lagunas edd. lagrimas PU
Auto IV mias señora edd. mas señora PU
Auto VII viciosa edd. vieja PU
reajustes:
Auto XII Mollejas edd. Mollejar P
Auto XVII me maravillo edd. maravilla P

Pero, a pesar de cierta modernidad y de tener sus innovaciones propias, Valencia 1514 brinda por otra parte un gran número de lecturas que coinciden con las primitivas, y en varios pasajes nos guarda un texto antiguo, aun no corrupto por los grandes y masivos retoques editoriales que serán introducidos por las «falsas 1502». Ejemplos (con y4 indicamos la concordancia de las «falsas 1502»):

retoques:
Auto VIII Despedido de Com P Y despidese de y4
Auto IX apaziguar. Estando ellos todos entre si razonando Com P apaziguar. Y en este comedio y4
Auto XII a buen seguro Com ZP a buen recaudo y4
Auto XII mas barato Com ZP mas baxo y4
Auto XIV mi madre Com ZP mi padre y4
Auto XVII el jueves eche... baldonado de mi casa Com ZP el jueves...baldonado de mi casa salio y4
Auto XVIII me acuesto Com ZP me echo y4
Auto XVIII de qualquier muerte Com ZP de cualquier manera y4
errores:
Auto XII dozeno Com ZP dezeno y4
Auto XIII se dan Com ZP suenan y4
Auto XIX embiome a Elicia rogandome que Com ZP a Elicia rogándome om y4

Y, por último, Valencia 1514 guarda lecciones más antiguas que concuerdan sólo con la Comedia:

Auto XXI llagada BD P llegada Z y4
Mat. Fin. Phebeo CD P de Phebo Z y4;

y, en un caso, documenta una lectura arcaica como la del Manuscrito de Palacio (=Mp) frente al error de todas las demás primitivas:

Auto I de Seleuco Mp de Celeuco P
  de silencio Com  
  celestial Trag  

Se comprende, por tanto, su importancia textual y el gran crédito que ha tenido en tiempos modernos entre los estudiosos. Si bien hoy día las últimas pesquisas demuestren que Zaragoza 1507 conserva un texto mucho más intacto, no por ello debemos dejar de atender las muchas lecturas fiables que nos guarda Valencia 1514, al cuidado quizás de Alonso de Proaza.

Aplaudimos, pues, la labor de la Institución Alfonso el Magnánimo, que, para el V Centenario de la obra de Fernando de Rojas (1499-1999), edita el facsímil del único ejemplar conservado (Biblioteca Nacional de Madrid, R-4870), por tercera vez en nuestro siglo23, complementando el panorama cada día más rico de ediciones facsímiles que ponen al alcance, en su forma antigua, el texto de un gran clásico que hoy cumple sus quinientos años24.





 
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