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21

Sobre el tondo histórico de Amar después de la muerte, en gran parte derivado de Pérez de Hita, véase Á. VALBUENA BRIONES, «La guerra civil de Granada a través del arte de Calderón», en Homenaje a William L. Fichter (Madrid: Castalia, 1971), pp. 735-44.

Las comunicaciones de José Alcalá Zamora y José Caso González, leídas en el «I Congreso Internacional sobre Calderón» (celebrado en Madrid, el mes de junio de 1981, bajo los auspicios del CSIC), pusieron de relieve el lúcido enfoque del problema morisco que de la comedia se desprende, llegando ambos críticos, por distinta vía de análisis, a conclusiones muy próximas, por lo que a este aspecto de la obra se refiere.

 

22

Guerras civiles, vol. II, p. 339.

 

23

ESPÍN RAEL, pp. 22-24.

 

24

Ibid., pp. 29-30.

 

25

Guerras civiles, vol. II, p. 353.

 

26

Varios estudiosos se han ocupado por extenso recientemente de este curioso fenómeno. Véase, por ejemplo, Darío CABANELAS, El morisco granadino Alonso del Castillo (Granada: Patronato de la Alhambra, 1965), caps. 9 y 10; James T. Monroe, Islam and the Arabs in Spanish Scholarship (Leiden: Brill, 1970), pp. 7-16; T. D. KENDRICK, «An example of the theodicy motive in antiquarian thought», en Fritz Saxl... Memorial Essays, ed. D. J. Gordon (Edinburgh: Nelson, 1957), y Carlos ALONSO, Los apócrifos del Sacromonte (Valladolid: Estudio Agustiniano, 1979).

 

27

La obra clásica sobre la materia es Albert A. SICROFF, Les Controverses des Status de «pureté de sang» en Espagne du XV.e au XVII.e siècle (París: 1960).

 

28

Si el refranero y algún otro texto del Siglo de Oro utiliza en sentido negativo expresiones como «nunca de buen moro buen cristiano» (cf. COLONGE, p. 163), la tesis de una posible conversión sincera se afirma en la comedia De buen moro buen cristiano, de Felipe Godínez, cuyo protagonista, después de bautizarse y hacerse fraile, se eleva a un grado de santidad que disipa todas las sospechas sobre su fe de cristiano nuevo. En la Nueva Revista de Filología Hispánica aparecerá en breve mi estudio de esta obra.

 

29

Sobre cuestiones de erudición y crítica suscitadas en torno a la «Historia de Ozmín y Daraja», y en general la obra de Mateo Alemán, remito a la Introducción y notas de la excelente edición del Guzmán de Alfarache por Francisco RICO, en La novela picaresca española, vol. I (Barcelona: Planeta, 1967). Respecto a la función de la novela dentro del Guzmán, véase también Edmond CROS, Protée et le Gueux (París: Didier, 1967), en particular pp. 278-88 y 387-90; Ángel SAN MIGUEL, Sentido y estructura del «Guzmán de Alfarache» de Mateo Alemán (Madrid: Gredos, 1971), especialmente pp. 245-52. Cf. también Donald McGRADY, «Consideraciones sobre Ozmín y Daraja, narración interpolada», Prohemio, II-3 (diciembre de 1971), pp. 412-437; Margarita SMERDOU ALTOLAGUIRRE, «Las narraciones intercaladas en el Guzmán de Alfarache y su función en el contexto de la obra», en La picaresca. Orígenes, textos y estructuras (Madrid: Fundación Universitaria Española, 1979), pp. 521-25, y los estudios citados en la nota 30. El Abencerraje y la «Historia de Ozmín y Daraja» son comparados desde enfoques distintos, aunque coincidentes en algún punto, por los autores citados y por Alan SOONS, «Dos momentos de la novela morisca», en Ficción y comedia en el Siglo de Oro (Madrid: Estudios de Literatura Española, 1969), pp. 15-19.

 

30

Este aspecto ha sido ampliamente tratado por McGRADY, «Heliodorus influence on Mateo Alemán», Hispanic Review, XXXIV (1966), pp. 49-53, y Mateo Alemán (New York: Twayne, 1968), pp. 147-157. Véase también la reseña de este libro por G. Sobejano en Hispanic Review, XL (1972), pp. 325-28.

En relación con otros escritores peninsulares del siglo XVI, se ha dicho recientemente que la novela bizantina atraía en particular a los cristianos nuevos, quienes vivían con la zozobra de un posible cambio de fortuna. Cf. Constance H. ROSE, Alonso Núñez de Reinoso (Rutherford: Fairleigh Dictinson University Press, 1971), p. 159.