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  —87→  

ArribaAbajoPrimer período

«... En 1863 y 1865 Brasil obtuvo los dos más grandes empréstitos jamás obtenidos en la historia; con ellos hizo la guerra al Paraguay. Sin las libras del señor Rotschild no es probable que Brasil se hubiera embarcado en aventuras bélicas de ninguna especie».


(León Pomer, La guerra del Paraguay. ¡Gran negocio!, pág. 85)                


«... los ingleses concurrieron masivamente a la buena obra de exterminar el Paraguay».


(L. Pomer, ibídem, pág. 294)                


«... una guerra extranjera con el fin... de obtener beneficios muy grandes para el comercio del mundo entero, muy especialmente del comercio inglés, que encontrará en el Paraguay libre y civilizado un gran mercado que explotar...».


(Carta confidencial del ministro de Hacienda de la Argentina a un funcionario que se encontraba en Londres, 28 de marzo de 1867, L. Pomer, ib., pág. 327)                


«... Lo que hicieron sus hombres en la guerra terrible, se ha contado a los niños de América, como las hazañas de los héroes homéricos o los cuentos fabulosos. Porque allí se mostró con sangre y muerte, saber de patria y de sacrificio, quizás como en ninguna parte».


(Rubén Darío, La república del Paraguay, 1912)                


  —[88]→     —89→  

ArribaAbajoVictorino Abente y Lago




ArribaAbajoRomance de la paraguaya


ArribaAbajoEra una noche de luna.
Estando en el Paraguay,
aspirando el grato aroma
de un frondoso naranjal,
vi una joven paraguaya  5
de tierna y hermosa faz,
sentada al pie de un naranjo,
suspirando sin cesar.

-¿Por qué suspiras, le dije,
con tan profundo dolor?  10
-¡Ay!, suspiro, porque tengo
desgarrado el corazón.

La guerra de tres naciones
que a mi patria desoló,
en el mundo abandonada  15
sola y triste me dejó.

Mi padre, siguiendo a López,
allá por Cerro-Corá,
cayó cubierto de heridas
al pasar el Aquidabán.  20

-¿No tienes algún hermano
que mitigue tu dolor?
-Tuve tres, pero yo sola
gimo en la desolación.

Uno murió en el Pilar,  25
otro murió en Tuyutí,
y el tercero defendiendo
las trincheras de Humaitá.

-¿Acaso también tu madre
tuvo esa suerte infeliz?  30
-Después de tantas penurias
murió ella también allí.

  —90→  

Victorino Abente y Lago (1846-1935): Hispanoparaguayo, autor del poema «La sibila paraguaya», con el que se constituyó en «el primer intérprete del sentimiento nacional, el cantor auroral de nuestro resurgimiento patrio», al decir de J. O’Leary, cuyas estrofas «de esperanza», agrega, comenzaban así: «No llores más, Patria mía, / levanta tu noble frente / y mira el sol refulgente / de un nuevo y hermoso día...». Fue además el primero en escribir un poema sobre la «Huelga de oficiales zapateros» en 1913, fenómeno novísimo en la vida social del país. Recientemente el nieto del poeta, César Samaniego Abente, dio a luz una voluminosa compilación del vate con el título de Antología poética (1867-1926).



  —91→  

ArribaAbajoAnónimo




ArribaAbajoMarchemos, marchemos


(Periódico El Cabichuí, 9-I-1868)


ArribaAbajoMarchemos, marchemos
volando a la lid,
y toda aregueña
empuñe un fusil.

Dejemos la rueca,  5
que suene el clarín,
y toda aregueña
empuñe el fusil.

Que agite sus olas
Ypacaraí,  10
y toda aregueña
empuñe un fusil.

Y el campo se cubra
de rosa y jazmín
que ya la aregueña  15
empuña un fusil.

Tiemblen las legiones
de cobardes mil,
que ya la aregueña
empuña un fusil.  20

Qué ven los negros
de inmundo redil,
que ya la aregueña
empuña un fusil.

Teja las coronas  25
un gran serafín,
que ya la aregueña
empuña un fusil.

Y jurando todas:
¡Vencer o morir!  30
Diga la aregueña:
¡Al hombro el fusil!



  —92→  

ArribaAbajoHimno de las heroínas de Caraguatay20



ArribaAbajoPara matar a Pedro
con Flores y Mitre,
las caraguatanas
trabajan salitre.

Que hagan bloqueos  5
los macacos tristes,
que las caraguatanas
trabajan salitre.

En guardia la espada
y la lanza en ristre,  10
que las caraguatanas
trabajan salitre.

Truenen los cañones,
disparen los rifles,
que las caraguatanas  15
trabajan salitre.

Que nadie se aflija,
viva si la Patria
que las caraguatanas
trabajan salitre.  20

Que nadie se aflija
viva si la Patria
que las caraguatanas
trabajan salitre.

¡Viva el Mariscal invicto!,  25
y su ejército invencible,
y mueran los enemigos
de la Alianza Triple.



  —93→  

ArribaAbajoCampamento Cerro León21



ArribaAbajoCampamento Cerro León,
mariscal López o disponé,
tamombeú mi peéme,
guerra tiempo pe guaré.

Campamento Cerro León,  5
catorce, quince, diez y seis
oséramo guaré oyeói
batallón número seis.

Oséramo guaré oyeói
batallón número seis,  10
la corneta itenondé,
la media trompa itapycué.

Adiós, hermanito cuéra
oré co ya rojhó mí-ma,
oré co ya rojhó mí-ma  15
ro presentavo orerecové.

Ojhóma mayor Lacú
oiporabó y soldado ;
catorce mil porabó pyré
oguerajhá ma evendepá.  20

Mayor Lacú jyactivo-vé,
Uruguayana pe ojhasá;
Duarte con su tropa
Yatai pe oye sitía.

Jheima cabo Torales  25
pe ñe consolantena lo mitá;
ello que oiméne tiempo
yajhechá yebybo ñaneretá.
—94→

Upegui oguerajhá omboyá
en la costa del Yberá,  30
jha upegui ombojhasá
en el río Uruguayana.

Jha upépe ya oyecuaáma
los veinticuatro vapores,
jha upépe ya oyecuaáma  35
los veinticuatro vapores.

Jheima mayor Duarte
nda ñe entregaichéne che,
para eso arecó che espada
añe defendé jhaguá.  40

Jheima mayor Lacú
peñe entregá catu lo mitá
nda iporiveima remedio
ya perdepama ña nde retá.

Jheima mayor Duarte  45
ajurá voi vae cué ché
a defendé jhaguá che patria
hasta amanó ité pevé.

Yepémo esta misma hora
eipeá che recové,  50
yepémo esta misma hora
peipeá che recové.

Mientras Robles invadía
la provincia de Corrientes,
mayor Lacú jha Duarte  55
Río Blanco pe ma ojhó.

Ferrocarril che guatá-jhá
Cerro León pe co aicó,
Paraguarí che byajhá,
quiriquirí che roga ári,  60
caracará tacurú ári.
—95→

Caballería cabayú ári,
infantería mbocá iyybá ári,
artillería barranca ári,
acá morotí canoa ári,  65
los veinticuatro che batallón,
jha péva co che elemento,
cada mes che pagamento,
Paraguay che perdición
galopa pú che diversión.  70

Imposible mayor Lacú,
ña entregáta-pa la bandera
ña entregáta-pa la bandera
la bandera del Paraguay.




ArribaAbajoCoplas

(El Centinela)




ArribaAbajoIguapo ite los brasilero
hae iguapo aipo Caxia,
porque yby cuape hou
el kibebé del había.

Oncarga je las porteña  5
paraguaya mimi ikyraba;
pero maicha oguerahata
co Mitre odisparaba.

Tío Mitre hae aba Flores
peru mocoi rembiguai,  10
oñe vende co umi tío
oipota gui el Paraguay.

Peina la Emperatriz
ombou general Caxia;
upeba rámo ipituba  15
upe cambá tuja apía.

Oico bai los conquistador,
porque peste ojucapa;
pero mondahape abeco
Ñandejara ocastigá.  20
—96→

Ojapurá Pedro 2.º
oheno’uca Tamandaré
hecobia ombou Ignacio
jahecha mabapa imondabé.

Ojapurá Pedro Sebruno,  25
hei ichupe la Emperatriz,
eñorairóque aña pitubá
chaque co baca ratí.

Rombyacy ete co Caxias,
ndicatui rehe reju;  30
Paraguay retame ndouiechene
nde icha gua Ta-tu poju.

Al cabo Cabichuí
ajumi ro visita
taumi-na nde eira  35
hae upegui ñañomonguetá.

Ipóra ete Centinela
jaumi la che eira
hae upegui ña-moña
Mitre, Flores hae Caxia.  40

Ta mombeumi na ndebe
oja puraha la Emperatriz
si hei Pedro 2.º rehe
aipyhyta amobaca ratí.

Hae hei la Emperatriz  45
taguapytay aheo;
porque che ejército ndaye
ndo ubeima ni soo.

Tambobeu mi ndebe, che amigo,
hei ucaba ndebe Paraguayguá  50
ejopy ndaje Ignacio
hae Caxias ecapá.



  —97→  

ArribaAbajoDécimas

(El Centinela)



ArribaAbajoEl débil Conquistador
en atacar ya no piensa,
se ha llamado a la defensa
sin vergüenza y sin pudor.
Ese nombre de invasor  5
él mismo lo ha suprimido,
porque se ve sometido
dentro del barro a vivir.
No pudiendo resistir
al paraguayo aguerrido.  10
Caxias, con vana gloria
pensó entrar en la Asunción,
pero fue su pretensión
tan vana como ilusoria.
Tenga en su loca memoria  15
ese pensar lisonjero,
que no está lejos, y espero
que tal vez consiga entrar,
escoltado y con un par
de calcetas, prisionero.  20
La Escuadra de los macacos
con ideas muy confusas;
todas son escaramuzas
y la nada entre dos platos.
Con ruidosos aparatos  25
soñaron poder triunfar.
Yo les quiero preguntar
a los que de guerra entienden,
¿si con ese plan pretenden
al Paraguay dominar?  30
El Centinela leal,
unido al Cabichuí,
desea con frenesí
una batalla campal.
Al invicto Mariscal  35
le piden para ir al trote,
y cazarlos del cogote
a esos negros miserables,
que si temen a los sables,
tiemblan al ver un chicote.  40



  —98→  

ArribaAbajoCoplas

(El Centinela)




ArribaAbajoMohapi elemento ya recó
capuraba los cambá
Cabichuí, axotey guaireño
hae el famoso acábera.

      Cabichuí ojopí  5
      el guaireño pe oinupá,
      hae el famoso acábera
      ‘Bahía’ pe ombuebicuá.

Caxias hae Ignacio
ndi catui oicocatu;  10
Curupayty hae Curuzupe
hepotipe omomarandú.

      Campamento Curuzugui
      los cambá odispará
      hae ojupibo icorazape  15
      ‘hebi’ cuera mante oberá.

Hetama los generales
Curuzupe chu oñempacá
hae upegui Pedro 2.º,
potro icha orropaza.  20

      Ohota yeco Caxias
      hámalaja ohu Pedro 2.º
      ña mosemi hagua y chupe
      machito carmona burro.

Tubichamo la estrajia  25
ojapoba el Emperador;
porque nda disparateico
upe machito asador.

      Aninteque rejú Perú,
      porque hechaque upe machito,  30
      houcane la Emperatriz pe
      siquiera irundy besito.

Hae orerobiayrámo oju
nde cambatuya cati;
terehechate pe machito  35
maeichapa nde mobacarati.



  —99→  

ArribaAbajoEpigramas

(El Centinela)




Aquí yace la alianza
sepultada en una lanza.



ArribaAbajoAl pasar por Tuyutí
tropezaron Mitre y Hornos
en el cráneo de borrico,  5
y a un tiempo los dos dijeron:
¡Válgame Dios lo que somos!

Ven acá, bruto animal,
definido por tres puntos:
¿Cómo pueden estar juntos  10
mono, perro y gato en un morral?


El don de don Pedro

Vuestro Don, señor fidalgo,
es el Don del algo-Don,
el cual, para tener Don,
necesita tener algo.  15

A mí me ofrece la paz
aquel tenebroso Búho;
y yo le digo: «Rapaz,
et cum spiritu tuo».


A la triple alianza

Ese esqueleto asqueroso  20
que ostenta tres calaveras,
fue de un dragón orgulloso
que murió con tres banderas.

Cobarde y vil cual raposa,
osó profanar el suelo  25
de una nación poderosa:
¡hoy lo cubre infamia y duelo!



  —100→  

ArribaAbajoJuan Manuel Ávalos (Cangué Herrero)




ArribaAbajoChe lucero aguai’y


ArribaAbajoChe ama che señorá
nda yuihúi nde yoguajhá
peina amó nde tyvytá
yvagare oñepintá.

Che ama che señorá  5
nda yujhui nde yoguajhá
nde resé oyayi, yayai
ni lucero nomboyoyai.

Araí morotí poty
opaité che mbyesay,  10
che lucero Aguai’y
omboyoyava cuarajhy.

Toicó aipó ñorairo
tové cañon tocororo,
nde rejhé che coraso  15
che recové y epé tosó.

Toñejhe pe che ruguy,
tosyry pe che resay,
esperanza ta ipoty
che lucero Aguai’y.  20

Itristejhá ñambyasy
oikecuevo cuarajhy,
amboyoyá más ke che sy
nde rejhé che tupasy.

Ne pora jha ne potí  25
rejhesapé jha remiibí,
opá oyeroky roky
che luchero Aguai’y.

Juan Manuel Ávalos (1840 o 1842-?): Conocido por Cangué Herrero, herrero de profesión y oriundo de Carapeguá. Combatió en la gran guerra patria en las filas del Regimiento Acá Carayá. «Los combatientes», dice Pedro Encina Ramos, «entonaban lucero Aguai’y en sus horas de descanso».



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ArribaAbajoNatalicio de María Talavera




ArribaAbajoReflexiones de un centinela en la víspera del combate


(Fragmentos)


... ¡La muerte, idea del horror! ¿Y la esperanza
que en este ardiente corazón se agita?
¿Y mi noble ambición caerá marchita
al rudo golpe de enemiga lanza?

... ¿Y por qué he de morir? ¿La muerte acaso
a todos hiere con sus negras alas?
Entre la nube de encendidas balas,
¿no podrá mi valor abrirse paso?

... ¡Al combate, al combate! ¡No más calma!
Emoción del peligro, yo te ansío;
que al fuego del valor, templada el alma
recobre altivo su indomable brío.

... ¿Quién no hará entonces de valor alarde?
¿Quién, sordo al eco del marcial estruendo,
en más la vida que el honor teniendo,
huirá al peligro, el corazón cobarde?

¡Nadie!, que todos buscarán la gloria
y al centro de las huestes enemigas
iremos a clavar en sus lorigas
los pendones que anuncien la victoria.

¡Y qué dulce será para el soldado,
aun coronado de fatiga y gozo,
a su patria anunciar con alborozo
nueva felix del triunfo conquistado!

¿Qué hermosa, entonces, de su noble pecho
rechazará el amor y sus caricias?
Cuando la gloria brinda con su lecho,
¿podrá el amor negarnos sus delicias?

Entonces, a los bélicos redobles
sucedarán cariños hechiceros;
la gloria y el amor son compañeros
y por amor y gloria somos nobles.
—102→

Calló el guerrero; el alma enardecida
fingió sueños de gloria y de fortuna...
Y en su lecho de nubes, adormida,
blanca en el cielo apareció la luna.



  —103→  


ArribaAbajoHimno patrio


ArribaAbajo¡Paraguayos!, corred a la gloria
y colmad vuestra patria de honor,
inscribiendo al luchar, en la historia,
nuevos timbres de noble valor.

El feroz y cobarde enemigo  5
que cien veces tembló a nuestra vista
viene audaz a buscar la conquista
de la tierra que el cielo nos dio;
ya sus pasos resuenan confusos,
ya se escucha salvaje alarido.  10
¡Paraguayos!, el suelo querido
el infame agresor profanó.

Del vivac donde cuenta sus glorias
esforzado y valiente guerrero,
y do aguza constante el acero  15
contra el vil y perverso invasor,
¿no observáis al contrario insolente?,
¿no miráis ya sus tiendas plantadas?
¡Extinguid sus feroces mesnadas
de las armas al rudo fragor!  20

Al tañido marcial del clarín
y al clamor de la guerra horrorosa
se levanta gigante y hermosa
la bandera de fuerza y unión;
dulce emblema de gloria y poder,  25
que dio patria y honor a esta tierra;
en la lucha, en la lid, en la guerra
invencibles te ostentas León.

Este suelo inocente y hermoso
que al gran río le debe su nombre  30
es la tierra gloriosa en que el hombre
con su sangre se dio libertad;
aquí alzó la justicia su trono
levantando su espada iracunda;
aquí el siervo la infame coyunda  35
en coronas trocó de igualdad.
—104→

De la patria los templos y altares,
si es forzoso con sangre reguemos,
y en sus aras de hinojos juremos
¡morir antes que esclavos!  40
Desplegada en los aires se mira
de los libres la hermosa bandera,
sus colores mostrando altanera
del rubí, del diamante y zafir.

Natalicio de María Talavera (1839-1867): Es el primer poeta paraguayo cronológicamente hablando. Colaboró en los periódicos El Semanario y en Cabichuí, este último periódico satírico escrito en guaraní y castellano que, juntamente con El Centinela, trataban de elevar la moral de los soldados paraguayos. Murió en el frente de batalla. Utilizó el verso para lo que el momento requería: instrumento de combate. Fue por eso Talavera el primero en dar significación patriótica y social a la poesía.





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ArribaAbajoPoetas y escritores cantores de la patria perdida

«... es que os pesa la memoria del desastre sin nombre. Es que habéis sido engendrados por vientres estremecidos de horror, y vagáis atónitos en el antiguo teatro de la guerra más despiadada de la historia, la guerra parricida y exterminadora, la guerra que acabó con los machos de una raza y arrastró las hembras descalzas por los caminos que abrían los caballos, quizás ignorantes de vuestra orfandad y de vuestro luto; vivís desvanecidos en la sombra de un espanto. Sois los sobrevivientes de la catástrofe, los errantes espectros de la noche después de la batalla».


Rafael Barrett                



«¿Lo comprendéis acaso que ha pasado?
¡Malditos!, troncharon nuestra historia
con un furor oscuro y primitivo.
Le quitaron las alas de su estirpe,
le cegaron los ojos,
le torcieron el rumbo de su nave».


Luis María Martínez                


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imagen

Trabajadores. Obra de Andrés Guevara, el genial caricaturista que, junto a Acevedo y Sorozábal, conforman el trío de los más grandes dibujantes del Paraguay.

Su estilo claro y conciso, de ahorrativas líneas, en dignificante significación popular, enuncia la amorosa inclinación de «Guevarita» hacia todo lo que sea estrictamente pueblo.

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ArribaAbajoEnrique D. Parodi




ArribaAbajoPatria


(Fragmentos)


¡Patria, nombre querido que en mis labios
vibras con la expresión de una plegaria,
y enciendes en mi pecho el entusiasmo,
y conmueves de amor toda mi alma!

¡Patria, jardín ameno, do he pasado
las placenteras horas de la infancia,
donde aprendí el lenguaje que el patriota
articula en las horas de desgracia!

¡Patria, diosa querida de mi culto,
compendio de mi amor y mi esperanza;
cuna del patriotismo y la hidalguía,
Polonia de la tierra americana!

... ¡Cuántos recuerdos a mi mente afluyen!
La sangre por mis venas inflamada,
te presenta a mi vista como otrora
de América, matrona soberana.

¡Mas es todo ilusión, de tus grandezas
sólo queda la lava amontonada!
¡La tempestad que te envolvió, furiosa,
deshecho el mástil te dejó en la playa!

¡Y allí, en la soledad de la hecatombe,
los brazos sobre el pecho, abandonada,
esperas como Lázaro el mensaje
la voz que te diga: ¡marcha!

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ArribaAbajoFraternidad y Unión


1891 (Fragmentos)


No a la victoria que el cañón anuncia
en el sangriento campo de batalla
dirijo mi cantar; con noble fuego,
canto la gloria del progreso humano,
a cuya luz mi corazón estalla
con la expresión de un ardoroso ruego.

Venga la inspiración. ¡Venga la lira!
¡Venga la luz que el siglo centellea,
que de la ciencia en la sublime idea
el moderno cantor, noble se inspira!

¡Siglo titán! Santuario del progreso,
humilde, bajo, ante tu luz, mi frente,
y doblo la rodilla reverente
ante tu excelsa majestad, opreso.
Tú, con los rayos de tu sol fecundo,
tumbaste el trono de infatuados reyes,
y escribiste en el libro de las leyes
la libertad que redimiera al Mundo.
Tú, las cadenas del esclavo otrora
con tus rayos también fundir supiste,
y con el mismo fierro construiste
la rápida y audaz locomotora.

... La humanidad progresa. Mas la arcilla
con que formó su eterno monumento
es el polvo de cien generaciones
amasado con sangre del hermano,
con lágrimas de todas las naciones,
con veinte siglos de suplicios cruentos
y de opresión del pensamiento humano.
Para formar su cúspide gigante,
que es de la gloria colosal trofeo,
han trabajado Gutenberg y Dante,
Washington, Franklin, Fulton, Galileo.
Obreros, custodiad ese legado
con constancia y anhelo
cual la vestal que con amante celo
custodia el fuego del honor sagrado.
—109→

... Uníos y seréis en el combate
fuertes gigantes que el temor no dobla,
que en fraternal Unión, si el pecho late,
el entusiasmo su valor redobla,
Fraternidad y Unión, hijas del cielo,
Fraternidad y Unión, glorias del hombre,
que siempre sea vuestro grato nombre
el símbolo de paz y de consuelo.
Y que el hombre inspirado en su destino,
conquistando un laurel a cada aurora,
disipe las tinieblas de la mente,
haciendo tremolar eternamente
del trabajo la enseña redentora.

Enrique D. Parodi (1857-1917): Poeta y ensayista. Sus últimos años los pasó en Buenos Aires, donde publicaba la Revista del Paraguay (1891-1898), con el espíritu y el «recuerdo de la patria lejana» (al decir de Carlos R. Centurión). Obras: «Contribuciones a la farmacopea nacional argentina», «La prensa», «El porvenir del Paraguay», «La República del Paraguay», «Vocabulario de la lengua guaraní» (inconcluso) entre los ensayos. Es autor además de relatos de leyendas guaraníes y novelas cortas. Su libro en versos es Poemas, editado en Buenos Aires en 1877.



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ArribaAbajoAdriano M. Aguiar




ArribaAbajoRecuerdo a la patria


(En la devolución de los trofeos conquistados por el ejército oriental en la guerra de la Triple Alianza contra el Paraguay)


Mayo 21 de 1885 (Fragmentos)


... Soy hijo de ese pueblo que en lucha no se abate
y muere en el combate sin exhalar un ¡ay!
En lid sangrienta y ruda ya demostró a las gentes
que es cuna de valientes el noble Paraguay.
Un pueblo que creyeron ilota, afeminado,
ante el peligro, osado, viril se puso en pie,
como Mesenia supo decir un día «no temo»,
y un nuevo Aristodermo cada hijo suyo fue.
No vieron sus soldados el triunfo en la batalla,
la sangre, la metralla velaron su mirar,
y muertos, si sus palmas negoles la Victoria,
rayo de luz la Historia hace brillar.
Es digno por la patria caer en la pelea,
que fama gigantea se adquiere, sí, al morir;
cobarde es el que olvida lo que a tal madre debe,
aquel que no se atreve por ella sucumbir.
Ejemplo da Espartaco de lo que puede un bravo,
aun cuando gima esclavo de torpe iniquidad,
y de Guarán el nieto que el gladiador osado
que defendió esforzado la patria integridad.
De prolongada guerra, que todo lo devora,
la llama asoladora comienza en Tatay,
ni pueblos, ni campiñas, ni bosques, nada escapa
de Itapirú hasta el Apa, del Chaco al Amambay.

... ¡Cinco años de exterminio! Por fin la hueste fiera
luchó por vez postrera allá, en Cerro Corá,
y López, su caudillo, envuelto en la matanza,
al bote de una lanza rodó al Aquidabán.

Adriano M. Aguiar (1860-1912): Poeta y narrador. Obras en verso, Kara-Koutie (leyenda delaware), 1910, y no coleccionados sobre motivos patrióticos. Prosa: Episodios militares (sobre la guerra de la Triple Alianza), Episodios militares (sobre la guerra de Cuba, 1898), Varia (cuentos, tradiciones, leyendas).



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ArribaAbajoVenancio V. López




ArribaAbajoAl Paraguay


ArribaAbajoLevanta, patria mía, tu lívida cabeza,
y mira los escombros de tu poder de ayer;
levántate y contempla la huella de grandeza
que sublimes héroes dejaron al caer.

Levántate y contempla la ardiente llamarada,  5
el pabellón que siempre soberbio flameó,
a ver tu poderío mostrando a las naciones,
velando hoy los despojos que el enemigo holló.

Levántate y contempla la ardiente llamarada
de la infernal hoguera de la discordia arder;  10
levántate y contempla la mano ensangrentada,
y grita al parricida: «¡Ah, Bruto! ¡Tú también!».

Cuando aherrojada un día entre cadenas de oro
alzabas en silencio tu altivo pedestal,
tus hijos, tus hermanos, hiriendo tu decoro,  15
vinieron, ¡miserables!, a darte... libertad.

Y fratricidas odios, bastardas ambiciones,
de la sangrienta burla el aguijón mordaz,
rivalidad mezquina y atroces violaciones,
el duelo, la ruina: ¡tal fue tu libertad!  20

Venancio V. López (1862-1926): Escribió versos patrióticos en su juventud y varios trabajos jurídicos. Murió en Buenos Aires.



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ArribaAbajoAlejandro Guanes




ArribaAbajoLas leyendas


ArribaAbajoEn el báratro de sombras alocado el viento brega,
ya blasfema, ya baladra, ora silba y ora juega
con el tul de la llovizna, con las ramas que deshoja,
      con la estola de una cruz;
ya sus ímpetus afloja, ya retorna, ora dibuja  5
      del relámpago a la luz,
un fantástico esqueleto que aterido se arrebuja
      del sudario en el capuz.

Caserón de añejos tiempos, el de sólidos sillares,
con enormes hamaqueros en paredes y pilares,  10
el de arcaicas alacenas esculpidas, ¡qué de amores,
      qué de amores vio este hogar!,
el que sabe de dolores y venturas de otros días,
      estructura singular,
viejo techo ennegrecido, ¡qué de amores y alegrías  15
      y tristezas vio pasar!

Por los ángulos oscuros de sus cuartos vaga el pora.
Es quizás un alma en pena que la vida rememora,
vida acaso de grandeza, tal vez mísera existencia,
      ¡vida de héroe tal vez!  20
En pesada somnolencia la tertulia se sumerge
      en confusa placidez;
es la hora en que sus formas toma el pora y en que emerge
      de la triste lobreguez.

Por las épicas leyendas que les cuento, adormecidos,  25
ya mis hijos, uno a uno, van quedándose dormidos
-las leyendas de portentos, de grandezas admirables
      de aquel tiempo que pasó-;
con sus labios impalpables como un hálito ligero
      dulce el sueño los besó,  30
como besa a las traviesas golondrinas del alero;
      sólo insomne velo yo.
—113→

Y a mis ojos admirados cobran forma las escenas,
cobran forma y colorido las venturas y las penas
de la edad de mis abuelos, y oigo besos y suspiros  35
      en las sombras palpitar;
y en callados, tenues giros, por los ángulos desiertos
      los escucho revolar;
¡son los besos y suspiros que arrullaron a los muertos
      de un amor y de un hogar!  40

Donairosa, blanca dama de peinetas y mantilla,
¡qué bien luce sus fulgores en tus hombros la espumilla!
¿Fuiste dueña de esta casa, despediste a un caballero,
      y le esperas aún quizás,
a un impávido guerrero que al partir besó tu frente,  45
      y que el rostro volvió atrás,
al través, acaso, ansioso de una lágrima luciente,
      por mirarte una vez más?

Y el mancebo, tú que arrastras en la sombra la muleta,
de morrión de tosco cuero y uniforme de bayeta,  50
¿te amputaron esa pierna tras de bélicos horrores,
      y hoy retornas al hogar,
al que sabe de dolores y venturas de otros días,
      estructura singular,
viejo techo ennegrecido, que de amores y alegrías  55
      todo un mundo vio pasar?

¡Son los muertos!... En la sombra alocado el viento brega,
ya blasfema, ya baladra; ora silba y ora juega
con el tul de la llovizna, con las ramas que deshoja,
      con la estola de una cruz;  60
ya sus ímpetus afloja, ya retorna, ora dibuja
      del relámpago a la luz,
un fantástico esqueleto que aterido se arrebuja
      del sudario en el capuz.

Alejandro Guanes (1872-1925): Poeta antes que nada. Obras. Verso: De paso por la vida. Prosa: Del viejo saber olvidado.



  —114→  

ArribaAbajoFulgencio R. Moreno




ArribaAbajoLa musa moderna


(Fragmentos)


En medio del fragor con que se mueve,
por su senda triunfal llena de lodo,
el mundo en este siglo diez y nueve,

hay una voz que lo domina todo,
impera en las conciencias, soberana,
y nos habla, cantando, de este modo:

... ¡Pobres poetas que lleváis la carga
de vuestro corazón, no veis acaso
que es la poesía una pasión amarga!

¡Que aquel que asciende en alas del Pegaso
con la ilusión falaz de una victoria,
sólo encuentra derrotas a su paso,

obteniendo, por fin, risible gloria
en oscuro rincón, las secas flores,
del laurel ya marchito de la historia!

... El que quiere ascender hasta la meta
de la aérea región de las ficciones,
invisible adalid, con voz de atleta,

es mero cazador de sensaciones,
sólo busca a su espíritu abatido
un nido de mentiras e ilusiones.

Soy el cantor del mundo redimido,
no por el Cristo de la fe cristiana,
sino por el del oro esclarecido.

Nada me importa la conciencia humana,
todo en el mundo se reduce a cero,
sin el filón de que la dicha emana;
—115→

moderno gladiador, nuevo guerrero,
en mi pecho de bronce sólo late
aspiración sin fin por el dinero;

y llevo por insignias de combate,
los avisos en gruesos caracteres
y las anchas banderas del remate.




ArribaAbajoYvá


1892


ArribaAbajo¿Quién es aquella que va cruzando
sonriente el valle de Pirayú?
Ved: mientras pasa le van cantando
las leves ondas del lago azul.

Abre sus labios tierna sonrisa,  5
sus ojos lanzan brillos de amor,
su cabellera flota en la brisa,
del bosque se alza vago rumor.

Con lento paso la va siguiendo
su amante joven -¿adónde irán?  10
El verde valle van recorriendo,
hacia las faldas del cerro van.

Dios los impulsa -es la heroína,
la inmortal hija de Guaraní;
brilla en sus ojos la luz divina,  15
augur glorioso del porvenir.

Vedlos: ya suben la verde cuesta,
lóbrego abismo se abre a sus pies,
la luna alumbra la falda enhiesta,
¡todo es alegre y triste a la vez!  20

¡Muere el amante! La joven grita:
¡la patria viva!, con ronca voz,
sobre su amante se precipita,
y él al abismo rueda veloz.
—116→

Brilla en sus ojos el patriotismo  25
mas también llora su corazón,
baja los ojos hacia el abismo
dando a su amante postrer adiós.

La luna vierte tristes reflejos
sobre un cadáver que yace allá;  30
la brisa en torno, la onda a lo lejos,
van repitiendo que ha muerto Yvá.

Fulgencio R. Moreno (1872-1933): Cultivó la poesía en sus años de juventud, dedicándose posteriormente y por entero a la investigación histórica. Es uno de los «abogados de la patria», por su defensa intransigente de los derechos del Paraguay sobre el Chaco, cuestionado por Bolivia. Sus ensayos históricos son numerosos, entre los que cabe citar: «Los tratados con Bolivia», «Historia económica del Paraguay», «Estudio sobre la independencia del Paraguay», «La ciudad de la Asunción».



  —117→  

ArribaAbajoJuan E. O’Leary




ArribaAbajoEn el natalicio patrio


ArribaAbajo¡Patria! Yo no te olvido en este día,
y evocando tu fausto natalicio
siento todo tu horrendo sacrificio
y tu tristeza es la tristeza mía.

Ante tanto esplendor que me rodea,  5
en esta Roma de sin par historia,
siento el orgullo de tu inmensa gloria
y adoro, más que nunca, tu bandera.

Mi vida entera consagré a tu culto,
por tu honor me batí como un soldado,  10
ignoré en tu defensa el desaliento...

Y la calumnia, el odio y el insulto,
que mi largo camino han jalonado,
hoy los trofeos son que te presento.




ArribaAbajoDon Quijote en el Paraguay


ArribaAbajo... Y un día don Quijote pasó por nuestra tierra,
en ideal cruzada, cruzado caballero,
erguido en los estribos, el continente fiero,
por la razón negada y la justicia en guerra.

Y en la vasta llanura y en la empinada sierra  5
aún queda de su paso, marcada en el sendero,
la señal sanguinosa del luchar tesonero
contra la fuerza bruta, cuyo poder aterra.

De su lanza en astillas los restos dispersados;
de su espada en pedazos los añicos violados,  10
a los flacos del mundo ya no defenderán;

¡que, tras de cinco años de lidiar, temerario,
frente a triple enemigos sucumbió solitario,
orgulloso y altivo, junto al Aquidabán!

  —118→  


ArribaAbajoLa Marsellesa


ArribaAbajoHimno, plegaria, reto, clamor, voto sagrado,
implacable anatema, grito de libertad,
La Marsellesa llega, bramando, del pasado,
como si en ella hablara toda la humanidad.

Esculpida en el Arco sublime de la Estrella,  5
frente a la efigie regia del isleño inmortal,
parece en este día convertirse en centella
y pasar sobre el mundo en un vuelo triunfal.

Iracundos rumores de muchedumbre fieras,
redobles de tambores, desfiles de banderas,  10
tronar de los cañones y toques de clarín;

la purificadora hoz de la guillotina,
del humano derecho la cifra diamantina...
Todo eso hoy, Francia, evoca tu cántico viril.

Juan E. O’Leary (1879-1969): Poeta e historiador, llamado con justicia «el cantor de las glorias nacionales», por ser el primero en proyectar las luces de la verdad sobre la justa causa del Paraguay en la guerra contra la Triple Alianza y en justipreciar la inmolación de sus héroes. En poesía fue el precursor de los temas nativistas, en composiciones tales «El alma de la raza», «Salvaje» y «Los conquistadores» (sonetos). En 1971 fue editada una colección de sus poesías bajo el título de «Canciones de Ultramar». Sus estudios históricos son entre otros: «Historia de la guerra de la Triple alianza», «Nuestra epopeya», «El mariscal Solano López», «El libro de los héroes»...



  —119→  

ArribaAbajoIgnacio Alberto Pane




ArribaAbajoSi vis pacem, para bellum


ArribaAbajo¡Abajo, ya, esa máxima que impera!,
pueblo que quieres paz indefinida,
enseñando la máquina homicida
cual su sangrienta garra la pantera.

Quede, echada al crisol, tu arma guerrera,  5
en reja del arado convertida,
y vuelve a las labores de la vida
de esa inquietud constante que te altera.

Busca la paz al fin; al fin aprende
que el hacha al árbol por su flor respeta  10
y en cambio el tronco por su fuerza hiende.

Nada al furor del tigre te someta.
Aprende a ser león: nadie le ofende,
que en el valor es rey... y a nadie reta.




ArribaAbajoLa mujer paraguaya


(Fragmento)


II


Cuando después de siglos, esta tierra,
ya sola y dueña de su gran destino,
se levantó a una voz para la guerra
y de las glorias emprendió el camino;

cuando cundió en dominios paraguayos
la furia del cañón y la metralla;
cuando seguida de mortales rayos
sonó doquier la voz de la batalla;

esta misma mujer, patria sibila,
más noble Elena de la nueva Iliada,
el valor inspiró, siempre tranquila,
hermosa en su altivez, nunca domada.
—120→

Ella fue la vestal que el patriotismo
siempre encendió con su palabra ardiente,
faro de intensa luz que al heroísmo
condujo al paraguayo combatiente.

La vara de Moisés con que la guerra
hizo brotar, magnífico y fecundo,
el raudal de las glorias de esta tierra,
el haz de los titanes de este mundo.

Ella impulsó a su hermano a la pelea,
ella siguió a sus hijos al combate...
Dijo a su amante: «La victoria sea
arra de amor del que mi amor acate».

La trípode inmortal del patriotismo
donde la voz del Hacedor se escucha,
la alta tribuna fue de su exorcismo
que «a vencer o morir» llevó a la lucha.

En medio de la noche, su silueta
se destacó en el campo funerario
de la batalla, pues buscaba, inquieta,
el cuerpo de su amor entre el osario.

E igual que con su esposo compartiera
el tálamo nupcial en la morada,
con su esposo cayó, fiel compañera,
en el lecho mortal de la jornada.

Ignacio Alberto Pane (1880-1920): Poeta y ensayista, fue un intelectual talentoso y erudito. Con O’Leary, contribuyó a reivindicar las glorias patrias y a elevar a sus héroes vilipendiados por los invasores. Obras: Poesías paraguayas, 1904, y ensayos sobre «El indio guaraní», «La mujer guaraní», «La familia en el Paraguay». Sus preocupaciones sociales se vieron, ya por entonces, concretadas en estudios como en «La mujer ante la causa obrera», «Nuestra bandera en las guerras futuras», «El método y las ciencias sociales».



  —121→  

ArribaAbajoRicardo Marrero Marengo




ArribaAbajoCurupayty


ArribaAbajoDespertaba la aurora. En las guerreras
huestes sonó el clarín el aire hiriendo
y en el espacio retumbó el estruendo
de rudo batallar. Legiones fieras,

estrellándose al pie de las trincheras,  5
al tronar del cañón iban cayendo,
mientras flotaban del volcán tremendo
sobre el cráter las bélicas banderas.

Al declinar el sol, con la victoria
por esfuerzo espartánico lograda,  10
surgió Curupayty para la historia

del Héroe genial de la jornada;
y escalaron las cumbres de la gloria
de la patria, el nombre, el corazón, la espada.




ArribaAbajoAl Paraguay


ArribaAbajoSi tu recuerdo evoco, patria amada,
con la nota del alma más ardiente,
poniendo en tu corona bronceada
humilde rama de laurel luciente.

Es que bulle en mis venas un torrente  5
de patrio amor que lleva entusiasmada
mi fantasía hasta besar tu frente
¡Esa frente viril y denodada!

Si en titánica lucha adormecida
caíste envuelta en un girón de gloria,  10
no quedará tu fama obscurecida.

Brillarán tus proezas en la Historia,
y del progreso la encendida tea
te arrastrará a las luchas de la idea.

Ricardo Marrero Marengo (1904 o 1908-1919): Gran sonetista. Dirigió la revista Tribuna. Su producción se halla dispersa en diarios y revistas.



  —122→  

ArribaAbajoApéndice. Manuel Domínguez

«El paraguayo... de su carácter sufrido tiene la culpa la cruz o el alimento o ambas causas.

»Y como sufre dolores el paraguayo soporta trabajos que matan al extranjero.

»Su imaginación es un poco seca. Su inteligencia es concreta, analítica, nunca flota en el vacío. La fraseología huera no es su defecto. Es crítico, filósofo, a su modo».

«... En la salud del paraguayo, en su equilibrio mental, reclaman también su parte el agua y la luz. El paraguayo es como el inca, hijo de su sol rutilante.

»Conquista su independencia y cuando la ve amenazada se concentra sin recibir un sólo inmigrante durante medio siglo, porque medio siglo duró la amenaza. Se formó una unidad nacional; los paraguayos pensaban, hablaban, sentían, vivían de idéntica manera. Las mismas cualidades, los mismos defectos».

«El paraguayo era superior al invasor como raza y en las energías que derivan de esta causa: en inteligencia natural, en sagacidad, en generosidad, en carácter hospitalario, hasta en estatura que dijo Azara, hasta en lo físico que dijo Thompson, en el número de hombres blancos que digo yo. Era un blanco sui generis, bravo, fuerte».

(El alma de la raza)

Manuel Domínguez (1869-1939): Historiador y ensayista, fue un gran animador o elevador de la moral nacional, destrozada por la cruel guerra de 1864-1870, por lo que en tal objetivo no trepidó muchas veces en recurrir a la hipérbole o al pleonasmo.





  —123→  

ArribaAbajoLos precursores

«Frente a un pensador que surge, la sociedad ha seguido dos caminos: o traerlo para domesticarlo, o perseguirlo para concluir con él».


Aníbal Ponce                


«Descubrir la energía interior y entregarla para renovar el mundo, he aquí el altruismo».


Rafael Barrett                


«Decir la verdad en estos tiempos equivale a desentonar, pocos son los que se reconocen suficientemente fuertes para hacerlo».


José Ingenieros                


«Aún es hora, mi amigo; nunca llega a deshora la perpetua madrina de mi musa, la aurora».


Manuel Ortiz Guerrero                


  —124→  

imagen

Rafael Barrett, el implacable revelador de injusticias, calificado por un líder popular años después de haber «afilado su pluma como un bisturí» y metido «hasta el mango en la pústula social, en carne de usureros, de yerbateros, de todos los explotadores de la tierra».

  —125→  

ArribaAbajoRafael Barrett


ArribaAbajoNo mintáis

No mintáis, hermanos.

Si vivís en la ciudad donde hombres con zapatos de charol y cuellos planchados manejan el dinero de las aduanas, no digáis que los que andan descalzos y medio desnudos son felices, porque no lo son.

Si habitáis en casas de ladrillos y de piedra, con vidrios en las ventanas y puertas que ajustan, no digáis que están contentos los pobres en sus escondrijos de barro, porque no lo están.

Si os conducen de una parte a otra en ferrocarril o en tramway, no digáis que los rastros de bestias en que el campesino hunde sus pies fatigados son satisfactorios, por que no lo son.

Si coméis pan blando, carne bien guisada, y bebéis vino perfumado, no entonéis himno de alabanza al inmundo locro de los ranchos, porque mentís.

No mintáis, graves doctores, hermanos míos. Coméis y vivís excelentemente, se os saluda en la calle con todo respeto, vuestras mujeres contemplan sobrecogidas vuestros diplomas de marco de oro, vuestros hijos, hasta cierta edad, os tienen por sabios, y cuando calláis, se os escucha con la misma devoción que cuando no calláis. ¿No os basta eso? ¿Porqué habláis del «pueblo»? Hablad de vuestros honorarios, de vuestros expedientes, de vuestros informes sesudos, de folletitos académicos que os dedicáis llamándoos ilustres, insignes y salvadores de la patria. Hablad de vuestros pleitos. Hablad de política. No habléis del pueblo. No.

Pero si queréis ver a ese pueblo, cara a cara, si queréis tocar y oler esa carne que suda y que sufre, no tenéis necesidad, no, de que yo os lleva a las soledades de Yabebyry. Id a vuestra cocina, oh doctores, y allí encontraréis alguna sierva que os lava platos y lame vuestras sobras. Preguntadla cómo se alimenta «el pueblo soberano» y cómo vive. Preguntadla por la salud de sus hijos, y si sus hijos pueden contestar, preguntadles quién fue su padre.

  —126→  

No, hermanos escribas. Acaso entendáis de finanzas. Acaso el presupuesto no tenga misterios para vosotros. Pero no entendéis de pueblos. No mintáis de pueblos. No mintáis de lo que no entendéis. No mintáis.

Mientras el dolor no os abrase las entrañas, mientras un día de hambre y abandono -siquiera un día- no os haya devuelto a la vasta humanidad, no la comprenderéis. Creeréis «frasecitas de efecto» las que se escribieron llorando. Sois incapaces ya de distinguir la verdad de la mentira, los que aman vuestro país de los que le sacan el jugo. Callaos, pues, única manera de [que] no mintáis. Esperad en silencio a que el sagrado dolor os abra los ojos.

Y dejadnos hablar a los que sufrimos, a los enfermos, sí, a los que hemos conocido el hospital y la cárcel. Pero no escribo para vosotros, sino para aquéllos de mis dolientes hermanos paraguayos que han aprendido a leer.




ArribaAbajoLa torre de marfil

(Fragmento)


... estos traidores a su fama, se dividen en dos clases. Los unos pretextan que el oficio de las letras es criadero de pobres, y prefieren lucrar en un rincón. Con tal de cenar, renunciarían a concluir el Quijote. Los otros, enredados en su pureza, dicen que se preparan, que aún es tiempo, y que de no producir cosas notables, mejor es no producir cosa alguna.

La defección de los primeros no es tan calamitosa como la de los segundos. Debemos desconfiar de los que no estiman bastante su carrera. Entre escribir y ser ricos, eligieron ser ricos. Demostraron que no merecían ser escritores. Nacieron verdaderamente para picar pleitos o para vender porotos o, lo que es peor, para mandar. No lloremos demasiado la fuga de los infieles al arte que se acomodan con el destino de un Rotschild, y llamemos a la torre de marfil donde se encierran los indecisos.

  —127→  

-¡Salid! Perfumemos los pies en el rocío de los campos. Descubramos lo que el monte oculta. Viajemos.

-Nuestra torres es muy bella.

-No hay cárcel bella.

-Estamos cerca del cielo.

-¿De qué os servirá lanzar al cielo vuestra simiente, si no cae a tierra? Sólo la humilde tierra es fecunda.

-El polvo nos asfixia. El pataleo de la plebe nos da asco. El sudor de la soldadesca hiede. La realidad mancha y aflige: es fea.

-Porque no sois bastante agudos para penetrar su hermosura. El mundo os abruma, porque no sois bastante fuertes para transformarlo. Os parece oscuro y triste, porque sois antorchas apagadas.

-En cambio, nos entregamos al maravilloso resplandor de nuestros sueños.

-¿Qué valen vuestros sueños, si no los comunicáis? Hacedlos universales y los haréis verídicos. Mientras los guardáis para vosotros, los tendremos por falsos.

... -El presente nos rechaza tal vez, por no doblegarnos a sus exigentes miserias. Nos refugiamos en el pasado. Somos los eruditos de la tumba...

-Os refugiáis en el pasado, como muertos que sois. Si estuvierais vivos, os refugiaríais en el porvenir. Desenterrad en buena hora, mas no cadáveres. Resucitad a los difuntos o dejadlos tranquilos. ¿Para qué traer su podre al sol? Ya que tanto afán tenéis de frecuentarlos, id vosotros a ellos; huid a la región de la eterna sombra. Mas si os decidís a vivir con nosotros, vivid de veras, no en simulacro, vivid en vida y no en muerte. Respirad el aire de combate común y empezad vuestra propia obra...



Rafael Barrett (1874-1910): Pensador profundo y luchador decidido. Fue uno de los primeros en observar críticamente la realidad política y social del Paraguay. Su influencia sobre los intelectuales del país ha sido notoria y muchas de sus formulaciones aún mantienen plena vigencia.





  —128→  

ArribaAbajoMoisés S. Bertoni

«Refiriendose al trabajador de nuestra campaña, decía: »‘Se le acusa de no ser trabajador, de ser dejado, perezoso. ¿Es cierto todo esto? Señores: antes de afirmar, antes de acusar, es menester averiguarlo todo, estudiar las condiciones en que vive el campesino, oír su defensa. ¡No! Nuestro campesino, por su naturaleza, no es perezoso. Hagámosle justicia, y estudiando imparcialmente, sin prevención, sus condiciones de vida, veremos que la causa del mal que aqueja nuestra agricultura está en otra parte...’» (Francisco Gaona, Introducción a la historia gremial y social del Paraguay, T. I, pág. 199).

«... Si un pueblo es tal como lo ha hecho su historia, el estudio de la verdadera historia de las masas populares se impone, su conocimiento siendo indispensable para la juventud educada, con el fin de que ésta llegue a conocerse a sí misma, en sus virtudes y defectos, sin lo cual no podría tener una visión clara de su misión ni suficiente fe para vencer los obstáculos. Esa historia popular que en un último análisis es la verdadera historia de la raza - es siempre diferente de la historia de las clases dirigentes y de los gobernantes - y en este país, donde tal diferencia es tan grande que llega frecuentemente a la oposición. Casi lo único que se enseña en las escuelas es la historia de los gobernantes, reducida a veces a una árida cronología de sucesos palaciegos y miliares...» (Francisco Gaona, íd., pág. 19).



Moisés Santiago Bertoni (1857-1927): Botánico, fue el primero en apreciar y destacar las riquezas naturales del país, y las virtudes de la civilización guaraní. Escribió innumerables obras sobre la flora del Paraguay, y sus conclusiones agrícolas aún se utilizan hasta nuestros días.





  —129→  

ArribaAbajoBlas Garay

«... No son precisamente principios los que nos faltan... aquí lo que se precisa son hombres, imbuidos en las nuevas corrientes de ideas que informan las ciencias sociales y capaces de dirigirlas y de aplicarlas racionalmente a la gobernación del Estado... aquí no necesitamos que las ideas modernísimas se incorporen en la legislación; necesitamos que inspiren el hacer político».

«Yo me inclino al socialismo... Deseo que los principios socialistas, para los cuales está el Paraguay mejor preparado, por sus antecedentes históricos, que ningún otro pueblo de América, predominen en cuanto sea justo en nuestras leyes y en nuestras costumbres gubernamentales».

«Tiene aquí la actividad humana campo tan ancho en que ejercitarse; hay tanta necesidad de brazos... el capitalista sufre por lo general en el Paraguay una verdadera tiranía de la ley que le impone el trabajador. Mayor, muchísimo mayor que la oferta de brazos, es la demanda de brazos. No necesitamos, pues, reaccionar contra el capital; no necesitaremos en muchísimo tiempo. El Socialismo ha de aplicarse, mientras esa remota eventualidad de la tiranía del capital se realice aquí, a procurar remedio para otros males, a suplir las deficiencias de la iniciativa individual, a encaminarla y estimularla. Repito, aquí lo que hace falta es el hombre y el pueblo».

(Carta a Francisco L. Bareiro, julio de 1899, citado por Francisco Gaona, pág. 256 de Introducción a la historia gremial y social del Paraguay).



Blas Garay (1873-1899): Historiador de gran talento, se preocupó por cuestiones que interesaban el pasado y futuro del país. Murió lastimosamente a temprana edad en circunstancias trágicas.





  —130→  

ArribaAbajoDocumentos de época

«... Ya es tiempo de reconocer que todo lo que existe artificialmente en nuestro globo terrestre, como son ciudades, inmensas extensiones de tierra no cultivadas, canales, puertos, vías de comunicación por mar y tierra, instrumentos de trabajo y todos los adelantos científicos, son hechos por muchas generaciones y con miles de millares de trabajadores, por lo tanto también pertenecen a todos y no exclusivamente a esta clase de privilegiados, falsamente políticos, embusteros, clericales, asesinos de la humanidad, proteccionistas de los grandes ladrones y asesinos y justicieros de los inocentes y explotadores del trabajador; en una palabra, todo lo que existe a nuestro derredor pertenece a todos los trabajadores, ya que con sangre y sudor hemos contribuido en construirlo; y no a esta camarilla de zánganos que con sus constituciones, códigos, dioses imaginarios y santos de madonas se han convertido en dioses y gobernantes para vivir a costa del que produce y robar el oro que nosotros mismos hemos extraído de las entrañas de la tierra a fin de poder decir que con el oro o capital se compra el producto del obrero, sin tener en cuenta esos verdaderos ladrones que tanto el oro como los demás productos son creados por los trabajadores mismos...».

(Fragmento del manifiesto «Grupo de los Hijos del Chaco», publicado en La Democracia del 21 de mayo de 1892).



«... Hay períodos en la vida económica de los pueblos, en que por la lucha antagónica que sostiene el mundo de la especulación mercantilista, las colectividades productoras están amenazadas de ser aniquiladas. El presente período no puede ser más crítico para la clase trabajadora; todas las demás clases sociales procuran sacar el mayor provecho de esta situación excepcional; únicamente la clase obrera es la condenada a no salir de la miseria y difícil situación por que atraviesa. No es de pueblos civilizados consentir que la anemia consuma los organismos obreros; se ha de procurar su conservación y bienestar si se tiene alguna convicción de que la verdadera riqueza social está en el trabajado desarrollado por éstos...».

(Fragmento del pronunciamiento de la Sociedad de Resistencia de Obreros Carpinteros y Anexos, julio de 1906).





  —131→  

ArribaAbajoMotivos de la Federación Obrera Regional Paraguaya

«Considerando: Que el desenvolvimiento científico tiende cada vez más a economizar los esfuerzos del hombre para producir lo necesario a la satisfacción de sus necesidades; que esta misma abundancia de producción desaloja a los trabajadores del taller, de la fábrica y del campo, convirtiéndolos en intermediarios y haciendo con este aumento de asalariados improductivos cada vez más difícil su vida; que todo hombre requiere para su sustento cierto número de artículos completamente indispensables, y por consiguiente necesita dedicar una cantidad determinada de tiempo a esta producción, como lo proclama la justicia más elemental, que esta sociedad lleva en su seno el germen de su destrucción en el desequilibrio perenne entre las necesidades creadas por el progreso mismo y los medios de satisfacerlas, desequilibrio que produce las continuas rebeliones que en forma de huelga presenciamos; que el descubrimiento de un nuevo instrumento de riqueza y la perfección de los mismos lleva la miseria a miles de hogares, cuando la razón nos dice que a mayor facilidad de producción debiera corresponder un mejoramiento general en la vida de los pueblos; que este fenómeno contradictorio demuestra la viciosa constitución social presente; que esta constitución social es causa de guerras intestinas, crímenes, degeneraciones, perturbando el concepto amplio que de la humanidad nos han dado los pensadores más modernos, basándose en la observación y la inducción científica de los fenómenos sociales; que esta transformación económica tiene que reflejarse también en todas las instituciones; que la evolución histórica se hace en el sentido de la libertad individual; que ésta es indispensable para que la libertad social sea un hecho; que esta libertad no se pierde sindicándose con los demás productores, antes bien se aumenta por la intensidad y extensión que adquiere la potencia del individuo; que el hombre es social y por consiguiente la libertad de cada uno se limita por la de otro, según el concepto burgués, sino que la de cada uno se complementa con la de los demás; que las leyes codificadas e impositivas deben, en constatación de leyes científicas vividas de hecho por los pueblos y gestadas y elaboradas por el pueblo mismo en su continua aspiración hacia lo mejor, cuando   —132→   se haya verificado la transformación económica que destruya los antagonismos de clase que convierten hoy al hombre en lobo del hombre, y funde un pueblo de productores libres para que, al fin, el siervo y [el] señor, el aristócrata y el plebeyo, el burgués y el proletario, el amo y el esclavo, que con sus diferencias han ensangrentado la historia, se abracen bajo la sola denominación de hermanos...» (El Despertar, Órgano de la Federación Obrera Regional Paraguaya, N.º 2, año I, Asunción, junio de 1906).



  —133→  

ArribaAbajoApéndice. Cecilio Báez

«... De entonces acá, y sólo desde entonces, la nación, como ser consciente de sí mismo, se ha sentido como sujeto de sus propias determinaciones y como causa de su propio desenvolvimiento, manifestándose como tal persona en la formación de los partidos políticos, en las luchas electorales, en los debates parlamentarios, en las polémicas de la prensa diaria, en la organización de las clases obreras y en sus grandes movimientos democráticos, que se llaman revoluciones populares, que derivan del derecho de insurrección, o de la resistencia a la opresión, consignado en el decálogo de la Constitución de 1789. Por eso los pueblos, cuando se ven privados del goce de la libertad y de la justicia, o empuñan las armas para reivindicar el derecho usurpado, o se retiran al Monte Sacro como los proletarios de Roma, o recurren a la huelga general como los obreros de nuestro tiempo. Yo miro en vosotros, ciudadanos obreros, no a los enemigos del capital, a los perturbadores del orden, sino a los humildes postulantes de la justicia, pero así mismo no considero a los capitalistas, en tesis general, como los opresores de vuestro gremio. No existe el pretendido conflicto entre el capital y el trabajo, como han dado en afirmar algunos».

«Lo que hay es que la sociedad no ha llegado aún al ideal de organización que todos anhelamos, es decir, aquella organización que evite la injusticia y facilite a las multitudes desheredadas la adquisición de los medios necesarios para instruirse y labrarse un bienestar relativo, sin maldecir de las clases llamadas propietarias...».

«... No puede ponerse en duda que las sociedades modernas están ya hondamente penetradas del sentimiento de justicia, que se han determinado como espíritu de humanidad en los pueblos. La emancipación de las nacionalidades,   —134→   la manumisión de los esclavos, el advenimiento del régimen democrático, las tendencias del socialismo contemporáneo y del libre pensamiento, las doctrinas del arbitraje internacional y del libre cambio contra la guerra y las restricciones aduaneras, no son sino otras tantas manifestaciones de ese espíritu de humanidad...».

«... Conscriptos del trabajo, os parecéis a vuestros hermanos que se alistan bajo bandera para defender a la patria y sus instituciones. Como ellos, os sacrificáis por el bien de vuestros semejantes, sin exigir por vuestros servicios más que una modesta paga, la cual nunca llega a ser la justa remuneración de nuestra ruda labor de todos los días, con la diferencia, sin embargo, de que alguna vez para el soldado suena el clarín de la victoria en el campo de batalla, mientras que para vosotros, agotadas vuestras fuerzas por el trabajo, no hay más que el toque de fajina al fin de la jornada, sin gloria y sin laureles...».

(Discurso pronunciado en su calidad de Presidente de la República el 15 de mayo de 1906 ante una manifestación obrera).

Cecilio Báez (1862-1947): Estudioso del derecho e historiador, ocupó en varias oportunidades altos cargos de gobierno. Fue también poeta.