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ArribaAbajoPoetas sociales


ArribaAbajoPrimer período

«Si por herencia se nos da una patria injusta, tenemos el deber de corregirla y de tornarla justa. Si heredamos una patria oprimida, tenemos el deber de libertarla. Esta posibilidad de transformación de la patria nos obliga a ser severos para juzgarla y resueltos para enmendar sus yerros y mejorar sus propósitos...».


José Vasconselos                


«El arte por el arte es una idea tan extravagante en nuestros tiempos como la riqueza por la riqueza, la ciencia por la ciencia. La riqueza existe para que la goce el hombre; la ciencia para ser guía del hombre, el arte debe servir para algún provecho esencial y no debe ser un placer estéril».


Nicolás G. Chernyshevsky                


  —136→  

imagen

El primer poeta social, quien naciera en Mbatoví, Paraguarí, el 16 de abril de 1878, y muerto por disparo de una bala en Asunción el 14 de junio de 1929, tras ser traído de urgencia desde San José de los Arroyos.

  —137→  

ArribaAbajoÁngel Ignacio González




ArribaAbajoFatídicas

(1916. Meditación después de regicidios y destronamientos)


ArribaAbajo      Caen las testas,
las testas coronadas que, de arriba,
no ven el llanto que derrama el pueblo
ni oyen los gritos del dolor humano.

      ¡Oh!, se derrumban  5
las testas adornadas de diamantes
que brillan como lágrimas de esclavos
que fueran a incrustarse en las coronas.

      ¡Bah!, no lloremos
a aquellos que no lloran nuestras muertes  10
en los cruentos destrozos de las guerras
que su ambición voraz ha provocado;

      que nunca lloran
nuestras muertes horribles en las minas,
bajo un montón de piedras y de tierra,  15
o en el fondo implacable de los mares;

      que nunca lloran
ante el negro dolor de pobre madre
que lamenta la pérdida del hijo
que era su único apoyo en la existencia;  20

      y que no lloran
con la infeliz esposa que desmaya
junto a la prole escuálida y desnuda
que sucumbe ya de hambre, ya de frío.

      ¡No, no lloremos  25
a aquellos que jamás se han conmovido
ante la adversidad que atroz abruma
al mundo de las masas proletarias!

      ¡Caigan los dioses
cubiertos de oro, seda y pedrería  30
que montados en hombros harapientos
recorren la extensión de sus Olimpos!

      ¡Ay de los hartos
que se ríen en pleno Siglo Veinte
de nuestras hambres y miserias tantas,  35
del lento agonizar de los sufren!
—138→

      ¡Ay, de los grandes
que, de la altura de su cruel grandeza,
escupen a los pueblos doloridos
que gimen aplastados por los tronos!  40

      ¡Ay de esos seres
que danzan entre joyas y perfumes,
en tanto que otros seres se revuelcan
en la vil fetidez de sus andrajos!

      Cambian los tiempos,  45
del hondo abatimiento de las razas
surge la sangre alentadora y noble
que aplastará las viejas tiranías.

      ¡Qué cambios estos!
Los perros que lamían mansamente  50
las zurradoras manos de sus amos,
poco a poco, en leones se transforman...




ArribaAbajoA Dios


A Jesús crucificado

ArribaAbajoPredicaste a los hombres: «Sed hermanos,
y amad el bien, la paz y la justicia»,
pero los hombres con atroz codicia,
se matan y destruyen, inhumanos.

Oprimen a los pueblos los tiranos,  5
de la virtud se mofa la impudicia...
¿Por qué, Jesús, la redención propicia
nunca brotó de tus preceptos sanos?

Si no fuiste inventado para hundirnos
en torpe fanatismo, si eres lazo  10
de amor y de bondad que vino a unirnos,

si eres Dios y no has muerto, en ese caso,
apresúrate Cristo a redimirnos,
pues ya por veinte siglos tu fracaso!
—139→


A Dios

Busco el principio de esa causa inmensa  15
que a la inmensa creación principio ha dado,
sin poder disipar la niebla densa
con que se envuelve en eternal pasado.

Cada vez que mi mente vagabunda
se encamina a la luz de su criterio  20
o intenta penetrar en la profunda
lobreguez de las sombras del misterio,

siempre encuentra la hipótesis segura
de que la nada no produce nada,
según leyes que rigen la natura  25
y la tendencia a nuestro alcance dada.

Cada vez que pensando hago una pausa
entre mil conjeturas que me exigen
a creer que un efecto no hay sin causa
ni una causa tampoco sin origen,  30

se presenta el problema sencillísimo,
que es el medio de hallar el fin buscado,
los que dicen de un modo trilladísimo
que todo lo que existe fue creado.

Pero no, no es sencillo en cierto modo:  35
Dios existe, y según yo he concebido,
si fue creado lo que existe todo
quedamos en que Dios creado ha sido.

Pues si la nada no produce nada,
da la nada, ese Dios, no habrá brotado,  40
y es cosa por demás desatinada
pensar que sin principio haya empezado.

Si es posible que un ser haya existido
sin haber comenzado en su carrera,
también naturaleza habrá podido  45
continuar sin que creada fuera.
—140→

De atributos sublimes rodeado
nos presenta el gran Dios la fe incierta,
la razón de mirarle de ese lado,
contempla su maldad bien descubierta.  50

Es poderoso y sabio, omnipotente,
y anda en luchas con furias infernales
y no ha podido hacer sencillamente
libre el mundo de penas y de males.

Del hombre, a la maldad, no pone vallas,  55
jamás a la injusticia ha puesto freno,
no muestra su poder a los canallas
que pisotean el derecho ajeno.

Es bueno y justo y amoroso y tierno,
según dice el fanático creyente,  60
pero tiene la hoguera del infierno
para arder su criatura eternamente.

Su justicia y bondad nunca ha mostrado,
pues siempre vemos en la vida inestable
sumido en la miseria al hombre honrado  65
y elevado y feliz el más culpable.

Él permite al avaro, al ambicioso
que dominen y exploten este mundo
y no alivia al mendigo que rotoso
y hambriento vaga gemebundo.  70

Mientras unos de bienes rodeados,
de riqueza, poderes y venturas
y en lujosos palacios abrigados
saborean su cáliz de dulzuras,

otros hay sin hallar jamás clemencia,  75
su vivir es llorar penas impías
y arrastrar una mísera existencia
sin un rincón donde acabar sus días.

Él tolera que triunfe el vil malvado
que aniquilar a los virtuosos llega  80
y no impide que muera el hijo amado
de la devota madre que le ruega.
—141→

Ni al débil niño el padecer le evita,
mata esperanzas de color de rosa,
la vida aunque es amada nos la quita  85
y la muerte nos manda aunque es odiosa.

La fe no tiene fundamento estable
para hacernos creer lo que no vemos,
no siendo Dios a nuestro alcance dable,
tanto derecho de dudar tenemos.  90

Si es Dios quien rige el universo eterno
como el autor devoto lo ha creado,
ni una hoja se mueve, creerlo quiero,
sin que Dios previamente haya ordenado.

Hoy en la tierra, el odio y los dolores  95
como cizañas cubren los caminos,
la dicha y el amor, como las flores,
florecer y secarse es su destino.

¿O hay leyes inmutables por delante
como lo prueban tantos testimonios?  100
Entonces la natura es la triunfante
que puede más que Dios y los demonios.

Y el pobre Dios de naturales leyes
esclavo es como el hombre, se me antoja,
esclavo con pontífices y reyes,  105
esclavo como yo y como las hojas.

Ese Dios, su justicia y providencia,
¿dónde están en aquellas ocasiones
en que caen la virtud y la inocencia
en las garras de vicios y de ambiciones?  110

¿Dónde está Dios cuando los grandes pillos
impelen a los pueblos a la muerte
y ocultos en palacios y castillos
esperan explotar sangrienta suerte?

¿Dónde está cuando, con o sin presagio,  115
a los fieles destruyen como a infieles
terremotos, centellas y naufragios
y guerras y epidemias más crueles?
—142→

¿Dónde estaba en la época sombría
en que la guerra, el potro y los azotes,  120
el santo oficio funcionar hacía
por manos de sus mismos sacerdotes?

¿Y dónde está con sus milagros de antes
hoy que la ciencia a eliminarle tiende,
o cómo, con sus iras fulminantes,  125
la función de mi pluma no suspende?

Que él está en todas partes es un cuento
pues dentro de mi ser noto su ausencia;
no está para regir mi pensamiento
y así hacerme creer en su existencia.  130

La fe no tiene en la razón su apoyo
para hacerme creer lo que no he visto
y, como que es el raciocinio escollo,
en mi derecho de dudar persisto.

Engañarme podrá mi pensamiento.  135
De no engañarse, ¿quién está seguro?
Nadie puede aclarar con fundamento
la obscura esencia de ese Dios obscuro.

Y se atreven algunos a explicarnos,
cual si fuera la cosa más sencilla,  140
y en su nombre no cesa de explotarnos
la insaciable eclesiástica cuadrilla.

Yo no quiero un señor desconocido
en cuyo nombre se me explote y robe,
pues tal vez ese Dios sea fingido  145
y tan absurdo como el muerto Jove.

En tanto que el fanático creyente
dice al ignoto Dios: «Señor, te adoro»,
yo, a mis solas, repito amargamente:
«¡Dios ingrato, invisible, yo te ignoro!»  150

Ángel Ignacio González (1878-1929): Fue el primer poeta social. Su concepción se aproxima al anarquismo. «Sus insurgencias», dice Carlos R. Centurión, «le valieron   —143→   persecuciones y destierros...». Su escepticismo religioso o su ateísmo, si se quiere, deviene de sus conclusiones de crítico social y se acerca al materialismo de los antiguos filósofos griegos, tal vez como el de Epicuro, pues el poeta dábase en afirmar: «No creo en Dios, ni en la gloria, y execro la religión, es la mujer en el mundo mi única adoración». Recientes investigaciones aseguran que su verdadero apellido debía haber sido el de Goncalvez, como hijo del brasileño venido en el ejército de su país y afincado en el Paraguay: José Ignacio Goncalvez. Sus versos darían para conformar dos o tres volúmenes, en tanto que sus trabajos en prosa también son numerosos y merecerían ser recogidos.




ArribaAbajoNarciso R. Colmán




ArribaAbajoPirapiré

ArribaAbajoOimero pejhenduseva
peicuaata agui riré
mba’epa pe jhe’iseva
Caraí Pirapiré.

Cuatiá ky’a vaí  5
opá jhacua jhavembava,
jha’e cu upé Caraí
cu yvy ari Ñandeyara.

Pe Pirá rereco’-yro,
ndé nda jhaéi mba’evé.  10
Chake nde ay, cu nde vyro...
¡na nde yairi mamové!

Mitá tavy yepevé
pe Piramí ojhechasé
ñambopirirí guivé  15
¡opaitema pe tase!
—144→

Pirante nde recové,
pirárente recarú.
Pirá rerecó gúivé
reipotávama rerú.  20

Jhesé rerokirirí
opá jhecope gua’y
rejhupytyvo aveí
cu recái rechyryry.

Rerecosegui Pirá  25
¡Cacuaá remba’apó!
Jha jhesé manté vaera
opamba’e reyapó.

Pe pirá imbaretevé
Tupame ojhasá voí...  30
¡Jhesé yepé oñevendé
Kiritó itepe aveí!

Reicoro reñenbo’e
ne reganái tembi’u
piramí rejhé guivé  35
re’useteva re’u.

Jhasyro mboriajhueté
ndo yeyúi ipojhanó;
oparo Pirapiré
icatunte remanó.  40

Nde Pira’yma guivé
yvape ne reguajhéi...
¡Misa ndoicói nde rejhé
ño Pelo na nemoingéi!

(Tupa ta che perdoná  45
che ñe’e vaí riré...)
¡Nda jha’eiye angaipá
ñande yapu’y guivé!

  —145→  


ArribaAbajoDinero

(Traducción de Nabel Felipe Nestruc)


ArribaAbajoSi hay quienes quieran oír
desde ya que sepan quiero
qué es lo que quiere decir
Caballero Don Dinero.

Mohoso y de mal olor,  5
un sucio papel, inmundo,
ése es el magno Señor,
el dios y amo de este mundo.

Si no tenemos Dinero,
entonces, no somos nada,  10
se nos llama majaderos
y se nos veda la entrada.

Hasta el niño de chupete
lo cautivan sus encantos,
al crujir de los billetes  15
se acabaron ya los llantos.

Por el Dinero somos señores,
por él, el hambre saciamos,
siendo de él poseedores
todos los gustos nos damos.  20

Con él se logra ocultar
las costumbres indecentes
y satisfacer, al par,
las pasiones más ardientes.

Porque tenerlo nos place,  25
trabajamos sin cuartel
y toda cosa que se hace
es siempre en procura de él.

Don Dinero es invencible,
por él, Dios es preterido.  30
A su influjo irresistible
hasta Cristo fue vendido.
—146→

Ganar el pan, no logramos
por más preces que recemos,
sólo con Dinero vamos  35
a comer lo que queremos.

Cuando cae enfermo el pobre
trágico final le espera,
al quedarse sin un cobre
lo más seguro es que muera.  40

Sin Dinero nadie pisa
los patios del Paraíso,
sólo oblando por la misa
San Pedro nos da permiso.

(Que Dios me haya perdonado  45
si me excedí en la palabra...)
Se dice que no es pecado
cuando sin tapujos se habla.

Narciso R. Colmán (1876-1954): Valor destacado de la literatura guaraní. Su obra cumbre es Ñande ypycuera (Nuestros antepasados o Génesis de la raza) con 2.800 versos.



  —147→  

ArribaAbajoHérib Campos Cervera (padre)




ArribaAbajoBarrett

Asunción, junio 1912


ArribaAbajo¡Oh, Barrett, melancólico y enfermo,
Barrett que no olvidamos!
Ayer tu alma vivía las miserias
de la tierra pesada.
Hoy viajas en el éter de mundos ignorados,  5
y nosotros, de lejos, aún te contemplamos
con tu sonrisa triste,
con tus pasos pausados,
con tus amables ilusiones
y tu niño que tanto te quería,  10
¡soñando siempre,
amando sin sosiego!
Aún te veo cruzando por las calles,
alto y triste como un ciprés augusto.
¡Ibas en pos de glorias sonrientes...  15
mientras de atrás la Muerte te seguía!

Aún te veo a orillas de ese lago
que Tupá bendijera como cuna
de su raza perdida;
hablábamos del Arte y de la Ciencia,  20
mientras el aire azul de la laguna
doraba los recuerdos muy queridos
que los dos evocábamos alegres.
¡Oh, Barrett, no nos hemos dejado para siempre!

Aún mañana se juntarán las almas  25
que aquí se han comprendido,
para otra vez soñar como los niños,
como los viejos que se van de viejos,
como las novias que al amado esperan,
como las madres que sus hijos lloran...  30

Sí, Barrett, tú te has ido
a recrear tu vista de viajero
en el mar infinito de las almas.
Allá tendrás los panoramas
que aquí no has disfrutado;  35
y los dioses gentiles y atrayentes
se sentarán contigo a hablar a solas
—148→
de la bella y feliz filosofía;
de esa filosofía que tiene hondos arcanos
con un sabor heleno  40
y palideces de melancolía
e imágenes azules de mañanas
floridas de violetas
y de rosas cubiertas de rocío.
No te asombras, ¡oh, tú, Príncipe del Arte!,  45
que te recuerde entre visión de flores
y no entre maldiciones oscuras de odio negro
con tus últimas tristezas,
al ver que te apagabas, que te ibas
dejando en pos de ti ternuras de poeta,  50
girones de tus sueños dolorosos
y tantas ilusiones celestemente bellas
que arrebató la Muerte.

Aún te veo llevando bajo el brazo
el pequeño equipaje de tus libros,  55
que nunca abandonaste;
ibas a la Colonia22 junto al lago,
a combatir heroico al enemigo
que convertía en ruina tus pulmones.
Y allí en paz y mecido por la Idea,  60
con el libro y los ojos muy abiertos
al par de otros espíritus artistas revivías
las civilizaciones encantadas
por el genio de tantos sabios magnos,
de tantos vates de gloriosa lira,  65
de tantos vencedores del olvido
en el lecho tranquilo de la muerte.
Y las almas creadoras cómo entonces gozabas
viendo sin ver, amando desde lejos
las grandezas del hombre.  70
Y cómo sonreías en silencio
acendrando tus hondas reflexiones,
para luego ir a dar forma de vida
a los problemas de tu pensamiento.
Cómo tu frente pálida se erguía  75
y en el papel, con ímpetu sonámbulo,
volcabas tu depósito de ideas.
—149→

¡Barrett, te veo aún, pálido como la luna,
iluminado por la fiebre ardiente
entre los espejismos de la luz!  80
Te veo aún solitario y pensativo
languidecer en el jardín abandonado
del cansancio sin fin del pensamiento.

¡No descansaste nunca
porque tus concepciones, como el éter,  85
iban en infinita danza hacia el infinito!
¡Oh, pobre amigo con el Dante hermano,
luz intensa que ardió sin jamás apagarse!
¡Un errante cometa de ilusiones
que cruzó el mundo y lo soportó por el Arte!  90

¡Y cómo te abstraías en la música
el eco celestial de las orquestas
de Wagner y Beethoven!
Tú oías las voces, los quejidos sonoros de las cuerdas
que temblaban de ira o lloraban de pena  95
en las sonatas y en las sinfonías...
¡Barrett, que con Tanhauser despertabas
a cincelar tu prosa newtoniana,
no mueres en el alma paraguaya,
que oyó el clamor de tu alma y a tu muerte  100
enlutó el dolor todas sus musas!

Hérib Campos Cervera (1879-1922): Periodista y poeta de combativa pluma, fue uno de los primeros en dar encendido tono social a la poesía de su época, como esta que dedica a Rafael Barrett, de quien dijera muy acertadamente Manuel Aznar que «fue el primero que descubrió los profundos horrores que es posible contemplar bajo el cielo de América». Fue también Campos Cervera un pensador formidable, de acibaradas sustancias, para lo cual exhibimos esta pequeña muestra: «Cuando en el Paraguay haya artistas surgirá la aristocracia del talento. Hoy por hoy pasean nuestras calles los hipopótamos. Son hipopótamos con traje, por la risa, por el caminar, por el dormir, por el comer, por el vivir. Las excepciones no destruyen la regla».



  —150→  

ArribaAbajoEloy Fariña Núñez




ArribaAbajoCanto secular

(Fragmentos)


¡Asunción, la muy noble y muy ilustre,
la ciudad comunera de las Indias,
madre de la segunda Buenos Aires
y cuna de la libertad de América!
Prolongación americana un tiempo
de las villas forales de Castillas,
en las que floreció la democracia
de que se enorgullece nuestro siglo.
En pleno absolutismo de Fernandos,
en tus calles librose la primera
batalla por la libertad; el grande
y trunco movimiento comunero
te tuvo por teatro; el verbo libre
de Mompo anticipó la voz vibrante
del cálido Moreno; el sol de Mayo
salió por Antequera.
¡Arrodillaos, opresores todos!
¡Compatriotas, entonad el himno!
Paulo majora canamus. Loado
el régimen social presente sea,
con sus simples costumbres coloniales
y con su patriarcal fisonomía;
mas no se cristalice eternamente
en los moldes actuales, y obedezca
a la ley del progreso indefinido,
y marche en armonía con el tiempo.
Como parte integrante del planeta,
como integrante atmósfera del siglo,
florezcan en el suelo comunero
los más altos ideales de la especie.
El territorio todo sea un vasto
laboratorio de invisibles vidas,
de valores mentales y sociales
de una futura humanidad más noble.
Resplandezca el espíritu latino
en los florecimientos de cultura.
Pase de mano en mano, inextinguible,
la simbólica antorcha de los griegos.
—151→
Reposen sobre bases siempre sólidas,
el bien, la honestidad, la fe, el decoro,
la amistad, la virtud, el sacrificio,
y la continuidad de la familia,
y la solemnidad del juramento,
y la moralidad de las acciones.
Los hombres sean buenos ciudadanos
y observadores fieles de las leyes;
los magistrados, rectos y celosos;
las mujeres, honestas y fecundas,
y los jóvenes, sobrios, fuertes, sanos
como lo fueron nuestros genitores.

Odas triunfales a los nobles jóvenes,
de quienes son las mágicas cosmópolis,
por quienes nacen todas las auroras
y a quienes abre el porvenir sus puertas,
por el derecho de conquista propio
de los cabalgadores del ensueño.
Por ellos se conserva el idealismo
que canta Ariel con su divino acento.
Por ellos se conserva el fuego sacro
que sostuvo al Hidalgo en sus combates.
Por ellos sigue floreciendo el huerto
Socrático, a despecho de Aristófanes.
Ellos son siempre los sonantes ámbitos
de las sagradas voces de la especie.
Y son siempre los ecos formidables
de todas las palabras del espíritu.
En sus ojos llamea la vislumbre
de las nobles verdades del futuro;
sobre sus almas sopla el viento lírico
de las grandes ideas de justicia,
y en sus manos abiertas se dibujan
las líneas del aplauso y la concordia.
Sacien en los dominios de la ciencia
el afán de saber que los consume,
y en la vasta república del arte,
la inquietud de belleza que los roe.
Sobre todas las cosas, sean nervios
acerados de acción viril y fuerte.
Discutan en las plazas y las aulas,
inicien movimientos populares,
—152→
enarbolen sus credos y banderas,
hagan suyas las causas generosas
marchen a la cabeza del conjunto,
vivan en el ambiente de su siglo,
luchen con noble ardor por el imperio
de las instituciones democráticas,
cultiven sus jardines de quimeras,
labren su voluntad como un florete,
dejándola indomable como un bloque,
hagan estatuarios ademanes,
muéstrense dignos de vivir la vida
que, siendo un don, no todos merecemos,
para que, al fin del ciclo de la lucha,
que marca el declinar de nuestras horas,
para sus canas suaves y serenas
la muerte sea un apacible tránsito.

Maldita sea la implacable guerra,
maldita la ambición que la provoca,
maldito el odio torvo que la enciende,
maldito el furor negro que la atiza.
Contra los que la muevan o propicien,
sea anatema eterno. Nunca vuelva
a ensangrentar el suelo donde duermen
inmortalmente nuestros padres todos
en un hacinamiento de peñascos
y una devastación de cataclismo.
Paz, como manda el nacional escudo,
a fin de que, a su sombra bienhechora,
resuenen las sirenas de las fábricas,
trabajen sin descanso los talleres,
manche la pura claridad del día
el humo de las negras chimeneas,
partan y lleguen en trajín pacífico
los vapores cargados de productos,
lleve el progreso hasta el confín remoto,
silbando, la febril locomotora
y florezcan las artes, las industrias,
las labores, los campos y las mieses.
Cesen las convulsiones intestinas
que malogran las savias nacionales,
dividen las familias y restringen
el crédito exterior de la República.
—153→
En contiendas legales sin violencia,
sosteniendo principios definidos,
disputen los partidos el gobierno
y pugnen con tesón los ciudadanos,
en los antiguos teatros de la guerra
levántense en contraste sugestivo
monumentos de paz y de concordia.
Corran ríos de líquida abundancia
en los cauces por donde circularon
corrientes de heroísmo tinto en sangre.
Visítense las ruinas de la iglesia
de Humaitá, la inmortal y grande villa,
en solemne y viril recogimiento,
y al mismo tiempo que la mente evoque
episodios de homérica grandeza,
condene la razón la guerra inicua,
y proclame la paz como el estado
superior de los hombres y los pueblos.

Bendita y respetada sea siempre
la libertad, el don más elevado,
después del don supremo de la vida.
Ella presida el movimiento todo
de la Nación en marcha hacia los altos
destinos que la historia nos reserva.
A su amparo la prensa exteriorice
la opinión popular, las intenciones
legítimas y sanas, los reclamos
de los pueblos, las urbes y las villas.
Y circule espontáneo el pensamiento
de los hombres de todas las creencias,
vibren las voces líricas y puras
y obren las voluntades entusiastas
la pena del puñal viril de Harmodio
contra el que intente cercenar el goce
de la sagrada libertad o quiera
resucitar el lóbrego pasado.
Sea execrada la memoria infame
de todos los tiranos y opresores,
y bendecida siempre la memoria
de los infortunados Comuneros.
Un bello monumento perpetúe
aquel soberbio y trágico episodio.
—154→
La joven democracia paraguaya
aspire a ser indefinida serie
de libertades que se mueva dentro
de otro núcleo serial de libertades.
Y a su sombra, tan grata cual la sombra
de un naranjal en flor, marche al futuro.

Eloy Fariña Núñez (1885-1929): Destacado poeta de gran empuje democrático, ya clásico en nuestras letras. Obra poética: Canto secular, Cármenes.



  —155→  

ArribaAbajoGomes Freire Esteves




ArribaAbajoSueños

ArribaAbajoYo sueño con el reino de una justicia eterna,
yo sueño con el triunfo de ansiada libertad.
Y en el desierto triste de mi soñar quimérico
no cruzan sino sombras de hermosa irrealidad.

En mi alma tempestuosa palpitan mil visiones,  5
mostrándome un futuro de gloria y redención.
Y sueño con utópicas grandezas imposibles,
con patrias oprimidas en santa rebelión.

Con verbos indignados vibrando en las tribunas,
con rayos de tormentas de furia popular;  10
y tras un mar sangriento de heroicos sacrificios,
con la ciudad grandiosa de paz y bienestar.

Yo sueño con la aurora del hombre y de los pueblos,
aurora nunca vista que guarda el porvenir,
aurora apocalíptica que al son de sus trompetas  15
anuncia a todo el mundo de servidumbre el fin.

Yo sueño con el triunfo de un socialismo extraño,
que colme de ventura a los huérfanos sin pan.
Y el clamoreo rebelde que se alza de la Tierra
me habla de una próxima victoria sobre el mal.  20

Yo sueño con hercúleos fantásticos heroísmos,
con Marsellesas libres, con truenos de cañón.
Y sueño con apóstoles que crucen por el mundo
resucitando pueblos cubiertos de baldón.

Yo sueño con la patria soberbia del futuro,  25
el Paraguay gigante marchando hacia la luz,
entre la salva inmensa del mundo americano
alzado sobre sangre de déspotas en cruz.

En mi alma tempestuosa palpitan mil visiones,
mostrándome a lo lejos la ansiada libertad.  30
Y en el desierto triste de mi soñar quimérico
no cruzan sino sombras de hermosa irrealidad.

  —156→  

Gomes Freire Esteves (1886-1970): Reunió en un solo volumen, junto con trabajos en prosa, sus versos, bajo el titulo de Yo. Un año terrible, Asunción, 1905. Ya en sus años de madurez, sus concepciones ideológicas tomaron un rumbo totalmente distinto al de sus años juveniles.



  —157→  

ArribaAbajoGuillermo Molinas Rolón




ArribaAbajoA Manuel Ugarte

ArribaAbajoComo un ángel, el alma de las ansias latinas
te sopló el optimismo generoso que anida,
puesto el dedo en tu frente, con el ala extendida
sobre veinte ciudades cuya unión vaticinas.

Desde entonces por sobre las oscuras inquinas  5
hasta el túrbido fondo de la masa dormida
flamearon tus verbos como tea encendida
y al derecho humillado tras tu paso amotinas...

¡Y en la paz de mañana ya, en Europa y Oriente
nos vendrán nuevas razas a este azul Continente!  10
Serán uno el latino y el mongol y el sajón.

¡Y serán victoriosos tus anhelos humanos,
vibrará Sud América con sus dos Océanos
como un grande, hiperbólico y colosal corazón!




ArribaAbajoDel jardín de las leyendas

ArribaAbajoFue un despoblado trágico en olvido,
donde el tropel sangriento de la raza
se engrandeció con la última amenaza
como el postrer arranque del vencido...

Allí la Alianza23 en su execrable caza  5
lanzaba su epiléptico alarido
y la ciclópea estirpe con su maza
quería llenar el bosque de sonido.

Luego escuchose un debatir violento
cual lo supremo de una lucha heroica  10
cuando fugaz se esquiva la victoria.

Y fue en un grito de dolor al viento
todo el sollozo de la raza estoica
en los vastos silencios de la Historia...

  —158→  

Guillermo Molinas Rolón (1889 o 1892-1945): Formó parte del grupo fundador de la revista Crónica, expresión de la avanzada del modernismo paraguayo, y uno de los más destacados poetas de la época. Su obra permanece aún inédita, en la espera de la gran tarea de rescate en la que habrán de embarcarse, alguna vez, instituciones e intelectuales, para con tantas de sus encumbradas figuras que permanecen en las sombras. El primer poema está dedicado al gran luchador antiimperialista americano que fue Manuel Ugarte, quien muchas décadas atrás predecía que la influencia foránea podía ser nefasta para el porvenir de la América Latina, «la vida intelectual y moral de todos nosotros», por lo que debe acentuarse «la tendencia nacional, no en lo que ella pueda tener de localista» sino en lo de latina o universal para construir «la Patria Grande de mañana».

El segundo poema se inspira en la gran lucha de nuestro pueblo contra la Triple Alianza, que aniquilara nuestro país «en su excecrable caza», como lo dice el poeta.



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ArribaAbajoAdriano Irala




ArribaAbajoA Manuel Ugarte

ArribaAbajoCaballero del arte, bizarro peregrino,
lírico sacerdote del ensueño y la acción
que enarbolas la enseña del ideal latino
frente al becerro de oro del ávido sajón.

Rapsoda que recorres el glorioso camino,  5
cantando el sonoro ritmo de tu canción
de las auroras nuevas el clarear divino,
de la eterna belleza la inmortal religión.

¡Bienvenido a esta tierra! En el callado ambiente
donde todo reposa desolado, indolente,  10
clarineen las dianas de tu credo inmortal.

Y en medio de la injusticia que omnipotente avanza
háblanos de belleza, de verdad, de esperanza,
¡estamos tan sedientos de un poco de ideal!

Adriano Irala (1893-1933): Poeta, jurisconsulto y orador. «Era uno de los luchadores más recios de la democracia paraguaya» (Sinforiano Buzó Gómez). Obra: Poemas juveniles y Prosas de lucha.



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ArribaAbajoLeopoldo Ramos Giménez




ArribaAbajoCuando pasan las banderas del dolor universal24

ArribaAbajoLa silenciosa avenida -paño en que ruedan vencidas
las carnes atormentadas de la vieja multitud-,
se va poblando de sombras, y en las sombras van asidas
las viejas banderas santas a modo de alas heridas
que rimaran en un vuelo de rebelde excelsitud.  5
Dolor que corre en su cauce, va la negra procesión.
Las sombras se delinean a la luz de los palacios.

Sobre el brillo del asfalto, los sucios harapos son
como el sarcasmo del siglo... Y revienta en los espacios
la marsellesa del pueblo tal como una maldición.  10
En el brillo de las lanzas se enciende la tiranía.
Van cien potros con Atilas guarnecidos de oropel.
Y cuando del pensamiento la voz cálida y bravía
libertad prende en las almas tal como el nacer de un día...
dan las bestias del Estado la carga de su tropel.  15

Las viejas banderas santas a modo de alas heridas
amortajan a las carnes de la vieja multitud.
La victoria de los potros resuena en las avenidas,
y, asociadas sus banderas, las patrias liberticidas
con el bronce de sus himnos condenan la esclavitud.  20
Yo te busco carne obscura que el taller arroja afuera,
levadura del progreso, dolor madre, entraña fiel
para el parto del ensueño, la justicia, la quimera,
y te abrazo como a Cristo cuando aplastan tu bandera
esos potros con Atilas guarnecidos de oropel.  25

  —161→  


ArribaAbajoLa gloria del cocotero

(A manera de un mensaje a la juventud de mi patria)


(Fragmentos)


Cocotero de mi Patria, te miran cien mil soldados
y otros cien mil y más cien, como a los custodios fieles
del asta de su bandera, nacidos, juramentados
para ostentar a la Patria en un bosque de laureles.

¡Salud! Cocotero amigo, expreso por tu intermedio
el mensaje que adelante a la juventud señera
de mi patria, la palabra para señalar que el tedio,
ni la amargura, ni el odio han de abatir su bandera.

¡Salud! Juventud hermana de mi juventud primera,
siempre naciente a la lumbre de la estrella que ilumina
en el centro de las franjas de nuestra inmortal bandera.
¡Salud!, con ese León que a las tres franjas domina.

Y salud frente a mi tierra, la tierra del cocotero,
donde mujer y hombres, en una batalla homérica,
jamás declinantes fueron en el anhelo primero
de ser primeros con gloria de servir a nuestra América.

  —162→  


ArribaAbajoEl boyero

ArribaAbajo«¡Huella!», «¡Lindo!», «¡Lucero!». Y los bueyes atentos
como bestias hermanas del hombre, rectifican
el error de sus pasos graves y macilentos
y sus forzados bríos, tras bríos, multiplican...

Noches de campos libres. Sopla una brisa extraña,  5
y allá en el infinito resplandece la estrella
mayor sobre las líneas negras de la montaña
que escalara la luna, «¡Lindo!», «¡Lucero!», «¡Huella!».

El boyero, con alma del infinito,
rememora en la calma y el silencio el amargo  10
recuerdo de sus penas, y gime con un grito
que desmaya en un eco melancólico y largo...

Y la noche acrecienta la noche de su alma,
y el grito ya es un canto de tristeza tan honda
que los bueyes caminan más lentos, y la calma  15
se ha poblado de sombras negras a la redonda...

Tal como si al conjuro de una canción remota
se reanimara el mundo de una raza extinguida,
y gimiera en las quejas del boyero la rota
fibra heroica del alma guaraní, ya perdida...  20

Un campo como un cielo, y en medio una laguna...
Tras el último canto: ¡Teen, teen, «Lucero»!
¡Noches de campos libres! ¡Temorosa la luna
naciendo sobre el sueño rociado del boyero!

Leopoldo Ramos Giménez (1896): Poeta e historiador. «En sus versos», según afirma Sinforiano Buzó Gómez, «vibrantes de rebeldía, hay ecos de la lírica revolucionaria de Ghiraldo. Con el correr del tiempo, el luchador que hay en Ramos Giménez cedió definitivamente el paso al intelectual». Obras: Alas y sombra, Piras Sagradas, Eros, Cantos del solar heroico.



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ArribaAbajoNatalicio González




ArribaAbajoPrimer epinicio

(Fragmentos)


Tierra rotunda y dulce,
roca, agua y terciopelo,
verde de selvas, verde
de praderas, cebrada
de largas rayas rojas
de arcaicas carreteras.
Tierra cortada en dos
por los argentos filos
de la fluvial espada.
Mas, la ondulante aguja
de las aguas que pasan,
enhebrada de plata,
une, cose y recose
a la que fuera mar
y hoy aprende a ser tierra,
con la que fuera playa
y no recuerda, amnésica,
el beso de las olas.

... Cuando gritas y cantas
en tus múltiples ríos
se paga en las cañadas
y sólo el campesino
lo recoge y concentra
en su docto silencio,
y luego lo derrama
en la música maga
de arpas y guitarras.
Nobles, claros varones,
los de los pies descalzos;
en ellos se elabora
tu incógnito destino
y nace la grandeza
por otros amenguada.
Con sus puños vacíos
erigen la potencia
y el esplendor futuro

... ¡Paraguay de luz y oro!
—164→
Tus ríos presos griten
su sed de renovarse.
Gima tu virgen tierra
por los surcos ausentes
y tu pueblo rechace
la fláccida pobreza.
Que crezca y que prospere
el campesino enjambre
de escuelas que decoran
con su tejado rojo
el rural panorama.
Que tu cósmica mente
hermética y demiurga
dé en mi verbo la clave
del sino que elabora.
Y que en remotos siglos
digan de mí las gentes:
fue la voz fiel y clara
de su Paraguay eterno.

Natalicio González (1897-1966): Poeta y ensayista. Su mérito principal estriba en formular una teoría respecto al origen y características del espíritu nacionales. Su poema más logrado es indudablemente «Credo», donde expresa su veneración por las figuras míticas guaraníes. Verso: Baladas guaraníes.



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ArribaAbajoManuel Ortiz Guerrero




ArribaAbajoA Nicaragua

Víctima sin defensa del monroísmo (Enero 4, 1928)


ArribaAbajoPor todo el Continente cunde un escalofrío;
al azulado abismo del lago de Managua,
donde hicieran sus nidos los cisnes de Darío,
anfibios yanquis entran a profanar sus aguas.

El águila del norte lanzó su desafío  5
y entre sus garras, presa, devora a Nicaragua.
Sin reparar que el cóndor de los Andes, bravío,
le mira desde el alto picacho de Aconcagua.

¡La América no es plaza del bélico deporte
para que los Atilas y Alaricos del Norte  10
entrenen en nosotros sus bárbaros alardes!

Sin embargo... (¡Oh afrenta!) infeliz, Nicaragua,
los sudamericanos reclamamos enaguas,
porque somos cobardes.




ArribaAbajoEl gaucho

(Noviembre 22, 1930)


ArribaAbajoCabizbajo, larga al tranco su chu-í en la carretera,
puesto el típico «tamango» y el sombrero de pirí,
perseguido de «abogados» se dirige a la frontera...
Va pasando Palomares, Naranjito y Morombí.

En la grupa, subyugante, va una incógnita viajera;  5
de amambay son sus pestañas y conversa en guaraní
(Adiós, gaucho, en estas lomas es quizá la vez postrera
que el sol muere, así, sangrando por tu faja carmesí).

Lloran himnos vesperales un lucero en cada espuela
y en los ojos de la dama su congoja astral riela...  10
¿Podrá ser ésta mi madre, la que nunca conocí?

Sí, tal vez, porque es la Patria de otros tiempos la viajera,
la que estuvo en todo pecho, en la chacra, en la trinchera,
y hoy, saudosa, con el gaucho deja el agro guaraní.

  —166→  


ArribaAbajoA México

Motivo: su legislación sobre la ciudadanía continental (1.º de enero de 1928)


ArribaAbajoTierra de la perpetua conmoción iracunda,
tu Jorullo aborigen la gran noche ilumina
¡y con tintes de alba nuestra América inunda!
(La semilla sagrada tras los siglos germina).

«El árbol de la noche triste» por fin fecunda  5
sobre su flor azteca, polen de luz latina,
la misma luz hermana que emana rubicunda
del lucero de Chile y el sol de la Argentina.

Veinte pueblos viriles te saludan de frente
hermanos en la vasta Liga del Continente  10
por el común origen y la común unión;

y el sincero milagro de tus fronteras rotas
son más de cien millones los nuevos compatriotas:
del Horno hasta Texas, una sola Nación.

Manuel Ortiz Guerrero (1897-1933): El poeta que más se ha adentrado en el sentir nacional, tanto por las peculiaridades de su vida y su obra como por la musicalización de muchos de sus magníficos versos por el inolvidable maestro José Asunción Flores. De no haber desaparecido muy pronto, en Ortiz Guerrero se hubiese acentuado «el soldado de vanguardia», como bien lo señalara Facundo Recalde, «el roturador de amaneceres, portaestandarte de los días no nacidos todavía» y «el militante patrullador del porvenir». Versos: Surgente, Nubes del Este, Arenillas de mi tierra. El Patronato de Leprosos del Paraguay concretó la publicación de sus Obras completas.



  —167→  

ArribaAbajoJorge Báez




ArribaAbajoEl callejón histórico

ArribaAbajoCallejuela estrecha. ¿Eres calle acaso?
pasadizo obscuro, diríase mejor,
adosado al muro de bajas casonas,
como el escondrijo de un embrujador.

Cuando era aún niño, recorrí tu senda.  5
¡Con cuánta cautela me marchaba al fondo
de aquellas ruinosas casas, donde el tiempo
dejó de sus huellas olor de humedad!
De algún alma en pena me asaltaba el miedo
ante cada puerta y en cada recodo  10
de aquella guarida de la soledad.

¡Quién creyera entonces (cuando abandonado
e infesto te hallabas) que la musa Clío
detuvo su marcha frente a tu portal;
y que fue tu entraña de oscura calleja  15
que en una gloriosa diana de mayo
alumbró a la patria con la Libertad!

Cien años pasaron por la callejuela,
desde que salieron Caballero e Iturbe
a batir del Godo la guardia real;  20
y pasaron tantos, que el tiempo parece
de puro cansancio se retuvo en ella;
por eso allí todo permanece igual.

Jorge Báez (1897-1959): Poeta y periodista. «La patria y sus glorias», dice S. Buzó Gómez, «son el tema preferido de sus versos». Versos: Alba lírica, La canción de la epopeya y las leyendas. Iris de gesta.



  —168→  

ArribaAbajoHeriberto Fernández




ArribaAbajoLa costurerita

(París, agosto de 1924)


ArribaAbajoLinda costurerita de mirada tan triste
hundida en el paupérrimo taller,
con tu andar lento
y la grave cadencia de tu ser me hiciste
amar y comprender  5
el fulgor de tus ojos de cerco soñoliento
y tu incipiente encanto de mujer.

¿Qué deseo lejano
va tejiendo tu sueño,
va tejiendo tu mano  10
la transparencia irreal
en el velo sedeño
blanco y nupcial?

Azahar, vestido y túnica de boda
de una novia feliz y regalada,  15
¿toda tu vida oscura
no piensa en la dicha y la ventura
de esa novia ignorada?

La obrerita suspira
con un largo suspiro de deseo;  20
la sonrisa se pliega y lentamente expira
igual que una caricia abandonada
sobre el leve temblor de su boca rosada.

Y pasa el caballero
de la leyenda por el sendero  25
solitario de su alma de encanto y candor,
pasa con el dorado prestigio de su ofrenda
de ilusión y de amor.
—169→

Se suaviza la amarga miseria de su vida
con el oro galano  30
de su sueño lejano,
palpita su fragante juventud florida
olvidando un momento la tristeza
del vivir cotidiano
en el negro dolor de la pobreza.  35

¡Oh!, dulce soñadora, quién pudiera
hacer posible el sueño de tu bella ilusión;
yo también como tú persigo mi quimera
y tengo mis instantes ungidos de emoción.

Y al pasar a tu lado por el mismo camino  40
hoy he sentido el miedo de verte caer un día
con un bello sollozo roto en tu cuerpo divino
sin un beso sincero, sin amor ni alegría.

Oh, cómo yo quisiera librarte niña mía
de las horas oscuras del hambre y del dolor,  45
encender en tus labios la alegría
ahuyentando tu tristeza con un beso de amor.




ArribaAbajoCanción de los humildes

ArribaAbajoVamos amigo mío por esta calle pobre
que tiene la humildad de nuestros corazones
tremantes de emoción.
Hay en la zozobrante quietud de sus rumores
el eco tembloroso, tímido de las voces  5
que cuentan al oído su pena y su dolor.

Nosotros seguiremos sin temor y sin prisa
por las negras aceras, sucias y derruidas
echadas a esperar
junto a la hilera larga de las casas tendidas  10
en el vago cansancio de esta tarde tranquila
que tiene resonancias de voz del más allá.
—170→

Saldrán a nuestro paso los viejos mendicantes
con sus vidas grotescas, sin amores, ni afanes
que les hagan llorar y sonreír.  15
Sostendremos un rato sus amargos pesares
poniendo nuestros pocos ahorros semanales
en sus manos rugosas, cansadas de pedir.

Encontraremos también a aquella huerfanita
que aún guarda en sus ojos candorosos de niña  20
la tragedia espectral de su desolación.
Le compraremos como siempre las chucherías
-ofrecidas con gracia ingenua de chiquilla-
que toscamente hiciera su hermanito mayor.

Después nos detendremos cerca de la ventana  25
donde hila en estas tardes sus sueños de esperanzas
la áurea costurerita de pálido mirar.
Tú tienes ese aire de languidez romántica,
le dirás quedamente las palabras galanas
de algún estremecido madrigal.  30

Sonreirá ella tal vez a tu galantería.
Vibrarán los recuerdos, en su alma entristecida,
de alguna dulce historia que para siempre fue.
Revivirán antiguos motivos de alegría,
la lejana ilusión, las esperanzas idas  35
soñadas en la sórdida pobreza del taller.

Y al volver por las calles ya entre sombras nocturnas
no oiremos a las malas mujeres que nos buscan
por la paga irrisoria de una noche de amor.
Esas pobres mujeres tan buenas aunque impuras  40
que siguen su camino de amarguras en una
triste virginidad de corazón.

Y con el alma rústica de buenos aldeanos
que sienten la jocunda caricia de los campos
volveremos al tibio regazo del hogar,  45
en donde nos esperan con su beso adorado
el silencio apacible y el infinito arcano
de las horas ungidas de paz y soledad.

  —171→  

Heriberto Fernández (1903-1927): Poeta de indudable talento, cuya temprana desaparición truncó la manifestación y posibilidad de una gran cifra de nuestra poética. Publicó dos colecciones de versos: Visiones de églogas y Voces de ensueño. En fecha más reciente Ediciones Diálogos se encargó de la publicación de sus Sonetos a la hermana. Su no desahogada vida en París, en cuya ciudad falleció, le sirvió para ver la difícil existencia de los seres humildes.



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imagen

1929. Margarita (Margot) Habrlmel Herreros. La gran pasión sentimental de Hérib Campos Cervera y musa inspiradora de sus poetas amigos. Hérib la evocó en los pegadizos versos de sus «Manos blancas», diciendo entre otras cosas:

«Son tus manos, mi Margot,

que un artífice pagano modeló...».