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El último godo

Lope de Vega



[Indicaciones de paginación en nota.1]





  -fol. 369-  

ArribaAbajoJornada I

Las personas que hablan en ella.
 

 
FABILA.
LEOSINDO.2
TEODOREDO.
ARMILDO.
RODRIGO.
ABÉN BÚCAR.
ZARA.
CÉLIMO.
El CONDE DON JULIÁN.
FLORINDA.
BEN ADULFE,3   rey de Argel.
ELVERIO,   esclavo.
ABRAIDO,   moro.
[ARSINDO]
 

Salen FABIO, ARSINDO, LEOSINDO, TEODOREDO, DON RODRIGO, las espadas desnudas.

 
RODRIGO
Él tiene lo que merece.
TEODOREDO
Antes con piedad le obligas,
que en el daño que padece
no parece que castigas,
mas que perdonas parece.5
RODRIGO
Las espadas envainad,
que ya no hay quien os resista.
FABIO
Pacífica la ciudad,
desea tu alegre vista
y te muestra voluntad.10
RODRIGO
Godos, sentaos junto a mí,
y tú Arsindo, y los romanos
que me han ayudado ansí
haber el cetro en mis manos,
que por Witiza4 perdí.15
LEOSINDO
Toma esta silla, Rodrigo,
a quien ya por rey tenemos,
dando al tirano castigo.
TEODOREDO
Por señor te obedecemos.
  -fol. 370-  
 

(Siéntase RODRIGO en una silla, los demás en unos banquillos.)

 
RODRIGO
Todos reinaréis conmigo;20
ya sabéis, godos, que al rey Wamba5 santo,
que para rey sacó de entre los bueyes
el cielo porque diese al mundo espanto,
a España, culto, devoción y leyes.
El conde Ervigio, aborrecido tanto,25
le dio ponzoña; Ervigio, que de reyes
fue decendiente por mujer y nieto
de Erudescinto, para tal efeto,
del godo Recisindo había quedado
un hijo niño, pero Ervigio aplica30
a su hija el reino, que la había casado,
como sabéis, con el valiente Egica.
Teodofredo quedó desheredado,
a quien la línea justamente aplica.
El reino por Egica se le niega,35
y a su hijo, Belisa se le entrega.
Belisa infame, viendo a Teodofredo
sin el reino, sintió justos enojos
para perder a su derecho el miedo.
En Córdoba le saca los dos ojos. 40
Este fue mi buen padre, que no puedo
acordándome aquí de sus despojos,
menos de enternecerme, aunque pues plugo
al cielo mi venganza, el llanto enjugo.
Viéndome yo legítimo heredero,45
nieto de Recisindo valeroso,
hijo de Teodofredo, que primero
reinar debiera, que Belisa odioso
con ayuda de Roma, a quien espero
mostrarme agradecido, no reposo50
hasta que del tirano por despojos
ofrezco a mi buen padre los dos ojos.
No le quise matar, sino tratalle
como él trató a mi padre Teodofredo,
y la muerte que voy bebiendo dalle, 55
llena de pena, confusión y miedo.
No es posible agora que en vos se halle,
godos, alguno, ni creerlo puedo,
-fol. 371-
que no conozca que es el reino mío,
de padre a hijo, no por yerno o tío.60
LEOSINDO
Todos, Rodrigo famoso,
en justicia conocemos,
como a nieto generoso
de Recisindo, en quien vemos
un retrato glorïoso, 65
que sangre de aquel varón
nos da igual satisfación,
que no es menos que del cielo
para España este consuelo
y esta divina elección.70
Si los ojos le sacaste
a Belisa, bien hiciste,
que en fin tu padre vengaste,
aquí en fin sus ojos viste,
y con los tuyos lloraste, 75
quede en Córdoba en profundo
llanto y tú digno del mundo,
vuelve a reinar a Toledo,
por hijo de Teodofredo,
y nieto de Recisindo.80
Allí tu Corte tendrás,
allí por hacernos bien,
casarte, señor, podrás,
haciendo elección de quien
te iguale y te agrade más.85
Ponte la corona aquí,
y toma el cetro en la mano,
para que vayas ansí,
como godo y rey cristiano,
que este ha de lucir en ti 90
hasta la iglesia mayor.
RODRIGO
Dadme el cetro y la corona.
 

(Pónenle la corona y toma el cetro.)

 
LEOSINDO
Bien asienta en tu valor
porque te llama y abona
legítimo sucesor.95
TEODOREDO
Que bien con ella pareces,
mas tal valor te acompaña,
y de suerte la engrandeces,
que aunque eres señor de España
no tienes lo que mereces.100
Pero tú la ensancharás,
que si hasta el África llega
hasta el Asia pasarás,
esto España al cielo ruega.
FABIO
Tente, señor, ¿dónde vas?105
 

(Cáese la corona y el cetro.)

 
RODRIGO
Cayóseme la corona
de la cabeza sin ver
que me tocase persona,
¡cielo!, ¿qué puede esto ser?
LEOSINDO
Tu virtud, señor, te abona.110
FABIO
Y el cetro también cayó.
RODRIGO
¿No lo veis?
ARSINDO
¡Qué mal agüero!
RODRIGO
Antes ninguno me dio
y advertid bien cómo quiero
este agüero entender yo.115
La corona que ha corrido
de mi cabeza hasta el suelo
quiere decir que estendido
será, por gusto del cielo,
mi imperio y siempre temido;120
el cetro como medida
fue a tomar la posesión
desta tierra a mí debida.
FABIO6
Tan buenas señales son
pronóstico de tu vida,125
ven para que des contento
con tu persona, Rodrigo,
al pueblo que aguarda atento.
RODRIGO
Cielos, aunque aquesto digo
vosotros sabéis que miento.130
 

(Salgan con panderos y tamboriles, de zambra, algunos moros, ABÉN BÚCAR y ZARA7.)

 
[VOCES]

 (Canten.) 

      Vamos a la playa,
-fol. 372-
      noche de San Juan
      que alegra la tierra
      y retumba el mar.
      En la playa hagamos 135
      fiestas de mil modos,
      coronados todos
      de verbena y ramos,
      a su arena vamos,
      noche de San Juan, 140
      que se alegra la tierra
      y retumba el mar.
ABÉN BÚCAR
Siéntate en aquesta orilla
en tanto, famosa Zara,
que se acosta la barquilla.145
ZARA
¡Por Alá, música rara!,
huelgo en estremo de oílla.
ABÉN BÚCAR
He por servirte labrado
una bella galeota
que hasta agora no se ha echado 150
al mar, en cuanto alborota,
vaso tan bien acabado8.
He hecho una popa en ella
cercada de mil cristales
para que salgan por ella155
esos rayos celestiales,
que al sol por la aurora bella,
de marfil y de nogal,
suelo, espaldas y molduras.
Puse de plata un fanal160
y el color de mis venturas,
para dosel y cendal,
mil dorados comedores.
La cercan mil estandartes
de mil diversas colores,165
llevando por varias partes
flámulas y banderolas.
Bajan de las altas gavias
casi a tocar en las olas
y si desto no te agravias,170
con vitoria de españoles
la chusma viste damasco.
Moviendo unos remos rojos,
alas de coral del casco,
pero mírenla tus ojos175
a los pies de aquel peñasco.
ZARA
Por mi vida que es muy bella,
¿cuándo entraremos en ella?
ABÉN BÚCAR
Cuando te diere contento,
que ya el subido elemento180
está jugando con ella.
Parece que con las manos
como plato el mar la ofrece
a tus soberanos ojos
y por acercarla crece185
con mil pensamientos vanos
en que te parece a mí,
pues cuando más voy a ti,
más huyes de que te tenga,
quiera Alá que a tiempo venga190
en que te duelas de mí.
ZARA
Si mi padre se agraviara
de sí, yo sé que tu amor
del mío no se quejara.
ABÉN BÚCAR
Harto iguala a tu valor, 195
a ti no te igualo, Zara.
ZARA
Ahora bien, esto dejemos,
y en esta noche de Juan,
solo de holgarnos tratemos.
 

(CÉLIMO con esclavos de la galeota, y muchos ramos y hachas encendidas.)

 
CÉLIMO
Poned en tierra la planta, 200
guárdeos Alá, bella Infanta,
hija del gran rey de Argel.
ABÉN BÚCAR
Regocijado tropel.
ZARA
No he visto yo fiesta tanta,
buenos los esclavos vienen 205
con los hachos encendidos.
ABÉN BÚCAR
Y los ramos que previenen
a esos pies, a quien rendidos
muestran los dueños que tienen;
pasad todos adelante.210
  -fol. 373-  
ZARA9
¿Tiene noche semejante
el mundo, ni en él es vista?
ABÉN BÚCAR
Bien merece ese Baptista,
que el mundo sus glorias cante,
fue gran profeta de Cristo,215
y allá piensan los cristianos,
que es con nosotros mal quisto,
y adorámosle, africanos
esclavos, como habéis visto
aun a costa de esa plancha,220
dame aquesa mano hermosa
y entra que la tabla es ancha.
ZARA10
Vamos.
ABÉN BÚCAR
La mar espumosa
de que la has de honrar se ensancha.
ZARA
¡Hola!, Zaide, el leño enfrena,225
lleva la rienda en la mano,
tú da a la barca carena.
ABÉN BÚCAR
¡Hola, quién fuera troyano
para robar esta Elena!
 

(Éntrense y salgan RODRIGO y godos.)

 
RODRIGO
¿Por qué no habéis de romper230
estas fuertes cerraduras?
LEOSINDO
Señor, mira que has de ser
retrato de desventuras
si esto te atreves hacer.
RODRIGO
¡Aguardad!
TEODOREDO
Rompió el candado
235
y en la escura cueva entró.
LEOSINDO
Ya temo, rey desdichado,
que en mal punto España vio
tu cetro en sangre bañado.
TEODOREDO
La codicia de creer 240
que aquí gran riqueza había
las puertas hizo romper.
LEOSINDO
Ya tiemblo ya dese día
lo que le ha de suceder.
RODRIGO
Hombres como esos serán245
los que a España quitarán
a quien estos lienzos viere
que dirán los que esto oyeren.
LEOSINDO
¿Tu desventura dirán?
TEODOREDO
Muestra, a ver.
RODRIGO
Quitadle allá
250
y no le mire ninguno.
LEOSINDO
Estarás contento ya
de ser al cielo importuno,
que esos avisos te da,
si rey ninguno entre tantos 255
en aquesta cueva entró
llena de miedos y espantos,
ni tu agüelo se atrevió,
santo entre los reyes santos,
¿cómo te atreves al cielo?260
RODRIGO
Que eran cobardes recelo
y que por eso sería.
LEOSINDO
Estoy como nieve fría.
TEODOREDO
Y yo convertido en yelo,
¿viste los hombres tostados 265
de mil tocas guarnecidos,
los bonetes colorados,
de alarbes trajes vestidos,
rojos, verdes y morados?
¿Viste los jinetes todos, 270
y con sus jinetas lanzas,
a cuadrillas de mil modos?
Resto verás las mudanzas
del Imperio de los godos.
LEOSINDO
¡Qué tristeza que le ha dado!275
TEODOREDO
Aunque es valiente ha quedado
en notable confusión,
que estaba su perdición
debajo de aquel candado.
No de otra suerte el villano,280
cuando va a coger el nido,
del ruiseñor el verano
se queda descolorido,
puesta en el áspid la mano,
que el miserable Rodrigo285
pues pensando hallar riqueza
halló tormento y castigo.
  -fol. 374-  
LEOSINDO
¿De qué es, señor, la tristeza?
RODRIGO
Estaba sin mí y conmigo,
estaba considerando290
cómo se irá dilatando
nuestro Imperio, aunque esta tierra
ha mucho que está sin guerra,
perezosa paz gozando,
pero oyendo el instrumento295
que al más vil caballo anima
levantará el pensamiento.
TEODOREDO
La paz, gran señor, estima,
que es de los reinos aumento;
la guerra es la destruición300
de las vidas y ciudades.
Mientras que no hay ocasión,
¿para qué te persüades
a escándalo y confusión?
Florece en letras España,305
Córdoba en Filosofía,
admira la tierra estraña,
y en divina Teología
Toledo que el Tajo baña.
Isidoro ha florecido,310
Leandro, Arcadio y Eugenio,
Alfonso de raro ingenio,
Julián, Fulgencio e Indalido
deja cosas tan molestas.
RODRIGO
¿Pues de qué podré tratar?315
LEOSINDO
De casarte y hacer fiestas,
y sobre todo de dar
leyes piadosas y honestas,
aunque ha de ser sobre todo
hacer que el culto divino, 320
se engrandezca de tal modo
que el cielo, como a rey digno
en ti ensanche el reino godo.
RODRIGO
Bien me habéis aconsejado;
¿pero quién es esta gente?325
LEOSINDO
El palacio han alterado.
TEODOREDO
No es traje diferente
del que hemos visto pintado.
 

(Salgan ARMILDO, capitán, ZARA, ABÉN BÚCAR y CÉLIMO.)

 
ARMILDO
Dame esos pies y estima, godo ilustre,
que Armildo, capitán de tus fronteras, 330
sea el primero que por buen principio
de tu dichoso Imperio a ellos te traiga
estos cautivos de preciosa estima.
RODRIGO
Con gran razón, Armildo valeroso,
me pides que al principio de mi Imperio, 335
estime estos principios de tus armas
que demás del servicio me parece
que ellas por sí merecen estimarse.
¿De dónde y cómo esta dama fue cautiva?,
¿de qué tierra salió y adónde iba?340
ARMILDO
La fortaleza de Denia
era mi frontera y guarda,
Denia al mar Mediterráneo,
puesta sobre peñas altas.
Allí celebrando el día345
de aquel que vio en carne humana,
desde el vientre de su madre
al rey de la Esfera sacra.
Aquel que de siete años,
hizo cielo las montañas350
de Judea y Palestina
con sus penitentes plantas,
-fol. 375-
aquel Santo, que Bautista
moros y cristianos llaman,
y estando todos en misa355
dando a Dios debidas gracias,
al tiempo que el sacerdote
su partícula quebranta
y el silencio y devoción
parece que roba el alma, 360
entra un soldado corriendo,
con estas mismas palabras:
«¡Oh, famoso Armildo godo!,
¡oh, capitanes de fama!,
¡oh, gente noble de Denia!,365
corred volando a la playa.
Que con tormenta deshecha,
que hasta las peñas contrasta,
de Argel una galeota
hasta la tierra se lanza.»370
No lo ha dicho, cuando el Preste,
vuelta hacia el pueblo la cara
con el cáliz en la izquierda
la mano diestra levanta.
Echonos la bendición375
y a la puerta, por tomarla
como el agua en la redoma,
no hay hombre que apenas salga.
Por una cuesta arenosa,
desde la iglesia a la plaza, 380
como las piedras al centro,
la gente de Denia baja.
Los jinetes de la costa,
ya con sus lanzas y adargas
van pisando de la orilla 385
las arenas y las algas.
Ya va la gente de a pie,
mas cuando llegan al agua
la galeota rendida
a los enemigos llama. 390
Venía rota y deshecha;
que no para tomar armas,
cubierta de seda y ramos,
de alfombras y de almohadas.
Rica presa y digna, solo395
de un rey de las dos Españas.
porque es la famosa hija
del rey de Argel, Lela Zara.
Este es su primo Abén Búcar,
que la llevaba en su guarda400
solo para entretenerla
por las costas africanas.
Llevolos el enordueste,
de un golpe a cabo de Gata,
desde allí a la Formentera,405
mudándose en otra cuarta
de Ibiza, al fin vinieron,
y sin árboles y jarcias,
del cabo de San Martín
y a Denia, donde se acaba 410
su naufragio, con que agora
desde allá vinieron a Almansa11.
Cobraron salud, gusto,
y pasando a Guadeana,
llegan a tu insigne Corte, 415
y se ofrecen a tus plantas.
RODRIGO
Si quisiese la presa encarecerle,
Armildo noble, solo con mi reino,
el premio que mereces te daría;
es la mora un tesoro que en la tierra420
no tiene igual, de manera, Armildo,
has admirado mis turbados ojos,
que si en algún espejo me mostraras
las siete maravillas todas juntas
no lo fueran tan grandes como esta.425
-fol. 376-
No os aflijáis, hermosa Zara, tanto
porque si vos queréis el cautiverio
no será vuestro, sino proprio mío.
ZARA
Claro, señor de España, ilustre godo
de tan famosos reyes descendiente,430
que el mundo tiene lleno de su nombre
y para su valor parece estrecho.
Zara, del rey de Argel humilde hija,
a vuestros pies heroicos se presenta
alegre de tener dueño que puede 435
serlo del mundo.
ABÉN BÚCAR
Y yo, famoso godo,
en tanto estremo estimo mi ventura,
que no daré mi esclavitud agora,
por el estado que en Argel tenía,
aunque heredaba a Tremecén y Tripol.440
RODRIGO
Yo estimo tus razones, Abén Búcar,
y de tu libertad tendré cuidado,
pero si la hermosa Zara quiere
dejar su Ley, que en fin no es ley, le ofrezco
la salvación del alma y después della445
a España, que es lo más que puedo dalla.
ZARA
¿A España?, ¿cómo?
RODRIGO
Siendo mujer mía.
ZARA
Sin premio tan notable deseaba
antes de agora ser cristiana y creo
que este deseo saben estos moros, 450
dadme el agua divina, que este premio
quiero de mi deseo solamente.
RODRIGO
Resolución dichosa para todos,
¿no te agrada, Leosindo?
LEOSINDO
Su hermosura
en estremo me agrada, pero advierte 455
que aunque los reyes godos se han casado
a su modo, no es justo que tú seas
tan arrojado en esto porque puedes
de tus vasallos escoger señora;
quedará España de tu misma sangre.460
RODRIGO
No quiero suegro que me inquiete el reino,
no quiero hijos deudos de vasallos
que tanta sangre cuestan a los godos;
-fol. 377-
esta es hija de rey, si mi ley toma,
en que es muy desigual hágase luego 465
su bautismo, vasallos, con gran fiesta,
avisen esto a Urbán, nuestro arzobispo,
porque apenas habrá bañado el agua
su hermoso cuerpo cuando sea mi esposa.
LEOSINDO
Señor, tu gusto es ese.
RODRIGO
Leosindo,
470
denle a Abén Búcar libertad si quiere
y para Argel la gente que pidiere.
 

(Vanse, quedan CÉLIMO y ABÉN BÚCAR.)

 
CÉLIMO
Alza los ojos del suelo.
ABÉN BÚCAR
¿Dónde los tengo de alzar,
cuando al infierno bajar475
ves mi esperanza del cielo?
No era el daño el cautiverio,
no fue la tormenta el daño,
no del cómitre el engaño,
ni dar en el reino hisperio, 480
ni el traer al rey Rodrigo
aquesta infame mujer.
Sino al quererse poner
en brazos de su enemigo,
que nunca el mar nos sufriera485
y que de una en otra ola,
hasta la playa española,
fluctüando nos trujera,
que tras la fiera tormenta
de aquel deshecho huracán,490
por trazar fiestas a Juan
nos pagara en tanta afrenta
que viviéramos cautivos
o que en la desierta arena
os matara propia pena, 495
menor mal que quedar vivos
no era tanto de estimar
cómo ver que esta mujer,
tras querer cristiana ser
se quiera también casar, 500
¡ay, Célimo, daré voces!
¡Oh, crüel Zara!
CÉLIMO
¡Detente!
ABÉN BÚCAR
Ignoras el accidente
deste mal que no conoces,
quien no sabe qué es amor, 505
y aunque lo sepa no sabe,
que hay en el dolor tan grave
que excede el mayor dolor,
esto no es celo ni olvido,
esto es ausencia, no, 510
que ya entrambos males yo
quedé con alma y sentido,
esto es, Célimo, perder
sin prevención, sin aviso
una mujer de improviso515
y verla de otro mujer.
CÉLIMO
Si Zara no te quería,
¿qué te importa que se case
si el hado quiere que pase
de África a España este día520
solo a ser su reina?
ABÉN BÚCAR
¡Ah, cielos!,
tanto más, porque el amor
es con la envidia mayor
y se aumenta con los celos;
iré a su iglesia, entraré 525
a matarle.
CÉLIMO
¡Tente, loco!,
y no tengas en tan poco
los misterios de su fe,
que Dios te castigará
si en la iglesia de cristianos530
entras ni pones las manos.
A la iglesia parten ya.
  -fol. 378-  
ABÉN BÚCAR
¿Es posible que mis ojos,
podrán sufrir tanto mal?
Mejor es que este puñal535
ponga fin a mis enojos.
Ea, furioso dolor,
sacadme todo de mí,
que el amor que vive en sí
no puede llamarse amor.540
Muera el cristiano Rodrigo.
CÉLIMO
Detén la furiosa mano
que si tocas al cristiano
te dará el cielo castigo,
demás que no has de poder545
esa furia ejecutar,
para más de acometer,
pues no pienses que el cristiano
ha de ser otro por seña,
ni esa tu mano tan buena, 550
como fue la del romano,
no debe un hombre intentar
con lo que no ha de salir.
ABÉN BÚCAR
No basta intentar morir
el que no puede matar.555
CÉLIMO
Pues para morir no intentes
mayor fuerza que el dolor
pues se ha de matar tu amor
si crecen los accidentes;
déjate así.
ABÉN BÚCAR
¿Cómo puedo
560
si a tantas desdichas bajo?,
¡oh, famoso y claro Tajo
en quien se mira Toledo!
Plega al cielo que te veas
de goda sangre cubierto565
y nuestras lunas volando
lleguen de tropel furioso
hasta el castillo famoso
que llamáis de San Servando.
Véase Zara en él 570
abatida, esclava y pobre,
donde todo falte y sobre,
la cadena y el cordel.
Y cuando de aquestas voces,
no quiera dolerse Alá,575
gózale y gozado ya,
un año apenas le goces.
¡Ay, Célimo!, así descanso
aunque no lo haya de hacer,
déjame hablar hasta ver580
si por ventura me canso,
¿pero qué gente es aquesta?
 

(El CONDE DON JULIÁN y FLORINDA, su hija, y LEOSINDO.)

 
LEOSINDO
Seáis, Conde, bienvenido.
JULIÁN
Huelgo en que haya sido
en tanto contento y fiesta, 585
¿qué moros son estos?
LEOSINDO
Son
de los que trujo la Infanta.
JULIÁN
Buena fue la presa.
LEOSINDO
Tanta
que es pequeño el galardón,
pero un título le ha dado590
el rey a Armildo, con renta,
y entre los Grandes le asienta.
JULIÁN
Armildo es un gran soldado.
LEOSINDO
Pues, Abén Búcar, ¿queréis
ver las fiestas o partiros? 595
Ya entiendo de esos suspiros
que callando respondéis.
Conde, Armildo viene aquí;
dadme licencia y lugar,
para aqueste moro hablar 600
que está encomendado a mí.
JULIÁN
Id en buen hora.
LEOSINDO
Perdido
tiene el amor de Zara.
ABÉN BÚCAR
Tan perdido que trocará
con un mármol mi sentido.605
Quisiera no ver ni oír,
-fol. 379-
no sentir, en fin, no ser.
LEOSINDO
Ya es Zara del rey mujer.
ABÉN BÚCAR
Paciencia gozo y morir.
 

(Entre ARMILDO, y váyanse ABÉN BÚCAR, CÉLIMO y LEOSINDO.)

 
ARMILDO
Ya, buen conde don Julián, 610
el rey sabe tu venida,
y a su casa te convida,
donde él y sus deudos van,
acompañando a su esposa
recién cristiana y casada12, 615
y vos seáis bien llegada,
Florinda noble y hermosa.
JULIÁN
Armildo de la merced,
que el rey agora os ha hecho,
estoy yo muy satisfecho620
y de mi opinión creed
que es poco lo que os ha dado
para vuestro gran valor.
FLORINDA
Ya que el Conde, mi señor,
su regocijo ha mostrado, 625
Armildo, de vuestro bien,
yo como su hechura digo
que su parabién prosigo
y que os doy el parabién.
Mas pues habéis asistido630
al bautismo y desposorio,
siéndoos tan claro y notorio,
que nos lo contéis os pido.
ARMILDO
La nobleza de la Corte
en caballos andaluces635
con mil vistosas libreas,
lanzas, pajizas y azules
salieron delante haciendo
un largo escuadrón ilustre,
que no es posible que en Persia640
más riqueza el Soldán junte.
Detrás, los hombres de guerra,
con más armas que en el ayunque
de Vulcano fabricaron,
los que su acero sacuden. 645
Luego la guarda de España
con yerros de Orán y Túnez
en quien dando el claro sol
la librea blanca y verde
de los godos tanto sube650
que un verde espino parece
cuando flor blanca produce.
Luego las doce estranjeras
de Zelanda y Brandemburg,
por dos hileras distintas655
un ancho campo descubren,
a quien seguían las fuentes
que las dos Indias no encubren
tantas piedras como llevan
aunque sus entrañas busquen. 660
Después de insignias y mazas,
chirimías, sacabuches,
atabales y trompetas,
más que a otras fiestas acuden.
La hermosa Zara de Argel, 665
hija del rey Ben Adulfe,
vestida al traje español,
de flores la tierra cubre.
Acompáñala Rodrigo
y algunos moros que truje670
que se bautizan con ella,
todos Zaides y Gazules.
Luego de cuchillas forma
la guarda una excelsa cumbre
con mil listones de nácar675
de aquel fresno blanco pulen.
Llegan a la santa iglesia
donde ya el pueblo concurre
a ver a Urbán su Arzobispo
con mil clérigos y cruces. 680
Meten a Zara en la iglesia
y a un alto teatro suben
a donde la pila estaba;
si me admiro no me culpes
que cuando de un blanco velo685
-fol. 380-
dicen que un hombre desnuden
no hay ojos que no se espanten
ni pechos que no se turben.
Recibió el agua de aquella
paloma que entre las nubes690
vio el Bautista en el Jordán
entre mil cánticos dulces,
y vuelta a vestir Rodrigo
a Urbán pide que le añude
en el lazo más estrecho,695
que un alma entre dos infunde.
Toma sus reales manos
y apenas que les pregunte
aguardan cuando responden
lo que ya por fuerza cumplen. 700
Desto el amor de Rodrigo
y su buen celo se arguye
y más en las ricas fiestas
con que el palacio se hunde.
Y no hay porqué siendo mora 705
sus vasallos se disgusten,
que antes le ha acertado el rey
para que su Imperio dure.
María tomó por nombre,
que este nombre gracia influye710
por la que nació en su nombre,
aunque esta nació en otubre.
Vuelve, Conde, hacia palacio,
que no habrá quien te disculpe
si no le besas la mano715
por más que lo dificultes.
JULIÁN
Digo, Armildo generoso,
que ir a besarla me agrada
a la nueva bautizada
y al nuevo amante su esposo, 720
y en muestras de mi placer,
que no hay más parias que rinda,
hoy, para dama, a Florinda
quiero13 a la Reina ofrecer;
con ella podrá vivir725
que pues ya el rey es casado,
mi honor me tendrá guardado
mientras le voy a servir.
ARMILDO
Aciertas notablemente,
Conde, pues con eso alcanza730
tu amor del rey la privanza.
JULIÁN
Yo soy al rey obediente,
de lo que quisiere, gusto.
Aquí te puedes quedar,
hija, a servir a la Reina735
que, como ya sabes, reina,
fuera de ser fuerza, es justo,
y mientras vivo en frontera.
FLORINDA
Señor, de cualquier manera
os debo servir y amar.740
JULIÁN
Mal puedo yo entre los moros
guardarte, que a una mujer
más guarda se debe hacer
que a millares de tesoros.
¿Quién mejor podrá en mi ausencia745
guardar mi honra que el rey?
FLORINDA
Vuestra voluntad es ley
y el silencio mi obediencia.
 

(Vanse. Entren rey de Argel, BEN ADULFE y ELVERIO, esclavo, y un esclavo cristiano y ABRAIDO, moro.)

 
BEN ADULFE
Si en tanta desventura
no queréis que me quite,750
moros, reventaré por no quejarme.
Zara en el mar perdida,
Zara cautiva en Denia,
torna a decir, cristiano, lo que pasa.
  -fol. 381-  
ELVERIO
Digo, rey generoso, 755
que en Denia era soldado
del general Armildo
cuando la galeota
dio al través en la playa en una cala,
y que dél fue cautiva.760
BEN ADULFE
¿Que aquesto escucho siendo padre y viva?
¿Qué furias me engendraron,
qué tigre, y a sus pechos
me dio el sustento en tiernos años?
¿Cómo dura mi vida765
oyendo tales nuevas?
ABRAIDO
Que dure14 es bien para tomar venganza
del mar y de la tierra,
que entrambos son culpados.
Haz, señor, que se apresten770
tus ociosos navíos,
tus fuertes galeotas, y corriendo
de España las riberas,
metan hasta Valencia tus banderas.
BEN ADULFE
¡Oh, Abraido valeroso!, 775
en ti, preso Abén Búcar,
se funda mi esperanza;
no queda de mi sangre otra reliquia;
ya cual Fénix concluyo,
resucítame tú, que Argel es tuyo.780
 

(Salen CÉLIMO y ABÉN BÚCAR.)

 
ABÉN BÚCAR
Desde Toledo a Valencia
y desde Valencia aquí,
no sé si el viento por mí
ha llegado a tu presencia;
en fin, dejándole atrás785
cual ves, estoy a tus pies.
ABRAIDO
Señor, Abén Búcar es,
¿qué es lo que mirando estás?
BEN ADULFE
Miro si contigo viene,
sobrino, aquella mitad 790
de esta alma.
ABÉN BÚCAR
Gran verdad
amor en sus cosas tiene,
de ser fuego le ha nacido
este brío y ligereza,
a cubrir de luto empieza,795
rey de Argel, alma y vestido,
que desde Denia a Toledo,
un capitán español
llevó tu hija y mi sol.
BEN ADULFE
¡Tal oigo y con vida quedo!800
ABÉN BÚCAR
Pues mientras más escuchares
irán creciendo por puntos.
BEN ADULFE
Dilos, Abén Búcar, juntos;
si han de matarme, no pares.
ABÉN BÚCAR
Zara se ha vuelto cristiana805
y es de Rodrigo mujer.
BEN ADULFE
¿Qué Rodrigo?
ABÉN BÚCAR
El que ha de ser
-fol. 382-
la pestilencia africana.
BEN ADULFE
El Rey de España.
ABÉN BÚCAR
Ese mismo.
BEN ADULFE
¡Oh, nunca nacido hubiera810
o en naciendo decendiera
desde la tierra al abismo!
Cristiana y mujer de aquel
que es nuestro enojo y castigo.
Maldiga el cielo a Rodrigo815
y a quien se junta con él.
ABRAIDO15
Señor, llegado a este caso,
le descubro la intención.
Yo tuve a Zara afición,
y aún hoy por Zara me abraso.820
Dame tu gente, que quiero
correr las costas de España
por cuanto su margen baña
el mar, a tus quejas fiero,
que tocando aquí y allí,825
haré presas hazañosas,
aunque todas estas cosas
no han de remediarme a mí.
ABÉN BÚCAR
Lo que Abraido te ha ofrecido,
quiero también ofrecerte, 830
que Argel sabe de qué suerte
por Zara estuve perdido.
Entraré por el mar libre
hasta sus calas angostas
por cuanto lava en sus costas835
desde Alicante a Colibre,
y si por dicha te atreves
a meter gente en España
verás una loca hazaña
y cumplirás lo que debes.840
BEN ADULFE
Por Alá que esta corona
he de ver hecha pedazos,
o han de poner estos brazos
mis lunas en Barcelona,
que aunque en Toledo metido,845
al rey no puedo ofender,
por lo menos dé a entender
que siento el verme ofendido.
 

(Váyanse. Entre el CONDE DON JULIÁN, FLORINDA y RODRIGO.)

 
JULIÁN
Con esto, señor, no tengo
otra cosa que pediros, 850
que sola desta os prevengo.
RODRIGO
Bien podéis, Conde, partiros,
pues acompañaros vengo.
JULIÁN
No pasará vuestra alteza
desta sala.
RODRIGO
¿Cómo no?
855
Cubrid, Julián, la cabeza,
tan bueno sois como yo.
JULIÁN
¡Qué virtud, qué gentileza!
RODRIGO
Deudos somos y entre todos
sola una sangre ha de haber860
y un amor de varios modos.
JULIÁN
Vos me confirmáis el ser
que me dejaron los godos,
guarde esos años el cielo,
Cava Florinda, a Dios queda, 865
que llevo grande consuelo
en ver que Rodrigo hereda
las virtudes de su abuelo.
FLORINDA
Así se conoce en él
aquel divino valor870
que en España cuentan dél.
Guárdeos el cielo, señor,
y vuelva con bien de Argel.
JULIÁN
Dadme esos pies diez mil veces.
RODRIGO
Conde, mis brazos os doy,875
adiós, adiós. Ya pareces
sombra, que aunque más me voy
más junto a mí te apareces.
JULIÁN
Hija, el servicio te encargo
de la reina, mi señora.880
FLORINDA
Dejadme, señor, el cargo.
RODRIGO
Bueno, a hablarla vuelve ahora,
¡oh, qué embajador tan largo!
JULIÁN
Quitándome está la vida,
no sé cómo me despida, 885
-fol. 383-
que el alma me está diciendo
que hay grande mal en partiendo.
Señor.
RODRIGO
Terrible partida,
¿queréis algo, Julïán?
JULIÁN
Si acaso allá no me dan890
audiencia y fe conviniente,
¿qué haré del rico presente?
RODRIGO
Andad, buen Conde, sí harán,
que el rey de Argel tendrá gusto
de saber que soy su yerno.895
JULIÁN
Dios os haga un rey muy justo.
RODRIGO
¿Puede haber en el infierno
pena de mayor disgusto?
Ya se fue, ya se partió,
apenas me atrevo a ver 900
la que por verme mató,
que temo que ha de volver.
¿Qué es esto? ¡Cielos! ¿Soy yo,
era yo aquel que adoraba
en Zara desde aquel día905
que tiernamente llamaba
la mi querida María?
¿Tanto amor tan presto acaba?
Mas que mucho que se acabe
la Cava, si acabar sabe 910
las vidas. ¡Oh, Cava fuerte,
que de mi vida y mi muerte,
eres fortaleza y llave!
A hablarla voy, tiemblo, dudo.
¿Qué es esto?, ¿de qué estoy mudo915
si no es de tanta mudanza?
Ánimo, dulce esperanza,
creed vos lo que amor pudo.
¡Qué cobarde estoy después
que la vi! Sin duda tiene 920
toda mi fuerza a sus pies.
Dicen que amor fuego es,
¿cómo tan helado viene?
Suele del rey la presencia
turbar al que viene a hablarle.925
¡Oh, qué estraña diferencia!
¡Que dé una mujer audiencia,
y un rey de turbado calle!
Mas ya entiendo lo que fue,
que como todo me di930
y a su pecho me entregué
estoyme mirando a mí
adonde verla pensé.
FLORINDA
Válame Dios, ¿qué tendrá
el rey que temblando está? 935
Maldito mi talle sea
si por dicha me desea.
RODRIGO
Qué estraña pasión me da.
Llega, Cava, por tu vida,
quita esta trenza a este cuello.940
FLORINDA
¡Jesús!, señor, está asida
de fuerte.
RODRIGO

 (Cógela, en llegando.) 

Mas de un cabello
esta alma, dulce homicida.
FLORINDA
Suelta, señor.
RODRIGO
Pues desato
la trenza, y no te me enojes.945
FLORINDA
Temor las manos me ata,
no acierto.
RODRIGO
¿De qué te encoges,
matas y huyes, ingrata?
FLORINDA
¿Cómo, señor, yo te he muerto?
Suelta, que la Reina viene.950
RODRIGO

 (Suéltala.) 

Que me verá muerto es cierto,
no viene, por Dios.
FLORINDA
No tiene
culpa el rey.
RODRIGO
Llega.
FLORINDA
No acierto.
¡Ah, padre! Tu confïanza
en este punto me ha puesto.955
RODRIGO
Burlaste al fin mi esperanza,
ánimo, pecho, ¿qué es esto?,
quien no pretende no alcanza.
Florinda, no es este gusto
fuerza de mi inclinación960
-fol. 384-
ni querer lo que no es justo,
por ser rey, sino pasión,
gusta de un amor injusto,
alabado del César
te vi, comenceme arder, 965
resistime de mirar,
cuanto menos que se ven,
tanto más vine a pensar,
pensé, pené, resistí,
rendime y a ver volví, 970
volviendo a ver ardí más
que aunque como yelo estás
eres fuego para mí,
mire al fin tanto que estoy
abrasado de un deseo. 975
Esto busco y esto doy,
España es mía y será
harto más suya que mía,
que ni el oro nacerá
en la India ni el mar cría 980
perla que a tus pies no está,
piensa que a ti te ha de dar,
su mina el oro, el diamante
su luz, sus perlas el mar,
que quien tiene un rey amante985
diamantes puede pisar,
lugar habrá de gozarte,
y tú me podrás servir,
haré yo licencia darte
para venirme a vestir, 990
darásmela si he de hablarte;
con esta ocasión eché
a tu padre de Toledo.
¿Qué me respondes?
FLORINDA
¿Qué es esto?
Vuestra alteza, agora quedo995
aunque mi padre se fue.
RODRIGO
Dame esa mano.
FLORINDA
Señor,
la fuerza de un grande amor
consiste en obedecer
un rey a una vil mujer.1000
RODRIGO
¿Qué quieres?
FLORINDA
Hazme un favor.
RODRIGO
Tu serás obedecida,
a fe de godo cristiano.
FLORINDA
¿Cierto?
RODRIGO
Y deste rey servida.
FLORINDA
Pues no me pidas la mano, 1005
señor, en toda tu vida.
RODRIGO
Digo que lo prometí.
FLORINDA
Pues que tan bien obedeces,
déjame ir.
RODRIGO
Sea ansí.
FLORINDA
Adiós.
RODRIGO
Vuelve, que enfïereces,1010
desdén, como amor en mí.
FLORINDA
¿Pues cómo quieres que digan
que quiebras el juramento
con que los reyes se obligan?
RODRIGO
Palabras de cumplimiento,1015
hermosa Cava, no obligan,
cüanto más, que no jure.
FLORINDA
De un rey la palabra es obra
por de burlas que la dé.
RODRIGO
Pues si mi palabra es obra,1020
¿cómo es palabra mi fe?
FLORINDA
Muy pesado estás, Rodrigo,
voyme huyendo.
RODRIGO
Yo te sigo
y con razón voy tras ti
porque me llevas a mí,1025
que sin ti no estoy conmigo.

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