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El venerable Bernardino de Obregón

Comedia famosa


Gaspar de Ávila


[Nota preliminar: edición digital a partir del manuscrito autógrafo de la obra fechado en Madrid, el 29 de diciembre de 1626, y cotejado con la edición crítica de Mª del Carmen Hernández Valcárcel (Gaspar de Ávila, Comedias, Murcia, Universidad, 1990, pp. 147-236), cuya consulta recomendamos. Hemos seguido los criterios ortográficos y de puntuación de la citada especialista.]

PERSONAJES
 

 
DUQUE DE SEDA.
DON FADRIQUE.
DON JUAN.
DON PEDRO.
DON FELIPE.
HERNANDO.
OBREGÓN.
MAYORDOMO.
DUQUESA.
DOÑA JUANA.
DOÑA TEODORA.
Pajes.
Alguaciles.
Mujeres.
SOLDADO.





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Primera jornada

 
Entran el DUQUE DE SESA, vistiéndose, un MAYORDOMO, DON FABRIQUE y DON JUAN y dos pajes.

 
DUQUE
Muy tarde me he levantado,
veráse el pleito sin mí;
tarde me acosté, y vendí
a mi olvido mi cuidado.
Con razón dicen que el sueño 5
es imagen de la muerte,
pues entorpece y divierte
las acciones de su dueño;
que el cielo diferenció
este universal olvido 10
solamente en que el dormido
recuerda, y el muerto no.
¿Qué día hace?
MAYORDOMO
Señor,
húmedo y pardo.
DUQUE
Esto es damos
a enmendar, que el confiarnos 15
de los días es error;
anoche hacía estrellado,
y el sol cuando se nos puso
a otra mañana se opuso
por un celaje encarnado. 20
¡Ah, Francisco, al fin, murió!
Un buen criado he perdido
tan bueno que le he debido
cualquier sentimiento yo.
¿Dónde se mandó enterrar? 25
MAYORDOMO
En San Juan.
DUQUE
¿Habéisle hecho
buen entierro?
MAYORDOMO
Satisfecho
puede vuecelencia estar
de que en todo se ha cumplido
con la justa obligación 30
que se tiene.
DUQUE
Así es razón,
que aquél que bien ha servido
no sólo, si bien se advierte,
por su lealtad y cuidado
en vida ha de ser premiado, 35
pero también en la muerte.
Y quiero que en todo el día,
sin que vos lo dilatéis
sólo un punto, os informéis
de las deudas que tenía 40
para pagarlas.
MAYORDOMO
Señor,
advertida y hecha está
esa diligencia ya,
pero el extraño valor
de un amigo que ha tenido 45
en el punto que expiró
todas sus deudas pagó.
DUQUE
¿Es hombre rico?
MAYORDOMO
Hasta un vestido
que tenía de color
le fue forzoso dejar 50
para acabar de pagar
en casa de un acreedor,
sólo habiéndole quedado
el que trae.
DUQUE
¡Válgame Dios!
¿Uno dio, teniendo dos 55
y estando desengañado
que no podía después
pagar el que recibió?
¿Deudas de un muerto pagó?
Fundada va en interés 60
la buena obra hecha en vida,
y en la muerte en Dios fundada,
porque no ha de ser pagada
de aquél que fue recibida.
¿Tiene buen arte?
MAYORDOMO
Es galán,
65
y sobre bien entendido,
mozo, cuerdo y bien nacido;
y tan de su parte están
la virtud y la piedad
que, sin querer desnudarse, 70
en seis noches ni acostarse,
asistió a la enfermedad
de su amigo.
DUQUE
Extraña cosa;
no he visto en toda mi vida
juventud entretenida 75
en acción tan virtuosa.
¿Cómo, si sabéis, se llama?
MAYORDOMO
Bernardino de Obregón,
y digna su estimación
de eterna opinión y fama. 80
DUQUE
A ese hombre me buscad
y traedle aquí.
MAYORDOMO
Ya voy.

 (Vase.) 

DUQUE
Con causa admirado estoy
de tan cristiana piedad.
 
(Sale el AGENTE.)

 
¿Viose el pleito?
AGENTE
Ya se vio,
85
y aseguro a vuecelencia
que está llana la sentencia
según lo que he visto yo.
Nuestra justicia ha informado
agudamente Berrío. 90
DUQUE
Es gran letrado.
AGENTE
Confío
dél que saldrá condenado
en las costas el rey.
DUQUE
Así
buen pleito habremos vencido.
AGENTE
Yo pensé, el hecho entendido, 95
que lo votaran allí;
que empiece a escribir Berrío
será bien.
DUQUE
Decís verdad,
que importa la brevedad;
y en el expediente mío 100
del pleitecillo del conde
¿qué habéis hecho?
AGENTE
Despachado
está ya.
DUQUE
Vuestro cuidado
a lo que sois corresponde. 105
¿Qué falta agora?
AGENTE
Dinero.
DUQUE
Sí, porque a mi parecer
si el dichoso ha de vencer,
el generoso primero,
que los pleitos sustanciados 110
con pródiga inteligencia
se acercan a la sentencia
dispuestos y acreditados.
Dadle a Monreal Losada
tres mil reales; gastad, 115
y en no teniendo, avisad
sin estrecharos en nada,
que aunque la justicia sea
la espada contra el vencido
muchos pleitos se han perdido 120
por ser corto el que pleitea,
y no quiero dar lugar
a que se pueda impedir
la dicha del recibir
por la culpa del no dar. 125
AGENTE
Mi señora la duquesa...
 
(Entra la DUQUESA.)

 
DUQUESA
¿Hase visto?
DUQUE
Ya se vio.
DUQUESA
¿Vuecelencia se durmió?
DUQUE
Sabe Dios lo que me pesa.
DUQUESA
Pues no está el daño en faltar 130
al pleito, está en la inquietud
con que falta a su salud
vuecelencia, sin mirar
que no hay noche distraída
de las que anda desvelado 135
que no le queme el cuidado
por alcance de la vida;
y el que una vez discurrió
en tan donosos errores,
hacerlos puede menores 140
pero desmentirlos no,
porque el tiempo es tiranía
en el hombre distraído
y cada sueño perdido
pretende usurparle un día; 145
y en los que tienen, señor,
familia que gobernar
a quien sirven de ejemplar,
es el delito mayor;
y desto algunos criados 150
que de la razón se alejan
y a vuecelencia aconsejan,
en su culpa interesados,
la tienen sólo.
DUQUE
Señora
al que sirve, solamente 155
le toca el ser obediente,
y por ellos puedo agora
dar descargo desta culpa
mejor que por mí, aunque es llano
que en las noches de verano 160
todos tenemos disculpa;
deponer la autoridad
de los enfados del día
es gustosa fullería
de nuestra comodidad; 165
y en la enmienda no me encargo
por no dar por convencida
una culpa cometida
con tan bastante descargo.
DON JUAN
Yo, señora, no he salido 170
con el duque mi señor.
DUQUESA
Consejero deste error
suyo también habéis sido;
y si el duque se sirviera
de criados virtuosos, 175
de lances tan peligrosos
para su salud huyera.
Pero no estáis obligados
a más quietud ni más fama,
supuesto que el mundo os llama 180
enemigos no excusados.
DON JUAN
Señora...
DUQUE
No repliquéis,
que yo soy sólo el culpado
y en el descargo que he dado
he dicho cuanto podéis. 185
DON JUAN

 (Aparte.) 

¡Que haya querido quitarme
un traidor un casamiento
con que viviera contento
sin servir! Hoy ha de darme
satisfacción conocida 190
del agravio, pues es justo,
y este pesar y disgusto
me ha de pagar con la vida.

 (Vase.) 

DON FADRIQUE
A vuecelencia suplico,
pues don Francisco murió, 195
y al oficio que dejó
naturalmente me aplico,
me haga merced de hacerme
su caballerizo, honrando
mis deseos y mostrando 200
que quiere favorecerme.
DUQUE
Advertid que ha menester
quien ese oficio ha de usar
saber muy bien manejar
un caballo y entender 205
otras cosas convenientes.
DON FADRIQUE
Para ese ministerio
fueran en mi vituperio
ignorancias evidentes.
En el potro más brioso 210
que hay en casa subiré,
y lo que sé mostraré
en lo diestro y en lo airoso,
y vuecelencia verá
que no lo entiende mejor 215
el más diestro picador
de la Corte.
DUQUE
Bien está.
Hame, señora, contado
el mayordomo una cosa
tan notable y prodigiosa 220
que me ha dejado admirado.
La enfermedad asistió
de don Francisco un su amigo
de sus desdichas testigo
hasta el punto que expiró; 225
que estaba tan cuidadoso
que sin querer acostarse,
seis noches sin desnudarse
se mostró en su mal piadoso;
y cuando muerto le vio, 230
vendiendo lo que tenía
con cristiana gallardía
todas sus deudas pagó.
DUQUESA
Amigos que interesados
en la vida de su amigo 235
hagan finezas, yo os digo
que hay muchos, pero acabados
sus designios con la vida
del que no puede pagar,
acudir a remediar 240
con esperanza perdida
causas del alma, señor,
mucho tiene esta fineza
de cristiandad, de nobleza,
de virtud y de valor. 245
Y estos, sí, los hombres son
a quien deben los señores
con mercedes y favores
premio, amparo y galardón,
y no a los que cada día 250
vemos que por distraídos,
temerarios y atrevidos,
alentando su osadía
los defiende su poder,
dando mayores alientos 255
a culpas sin escarmientos,
como si fuera ofender
a Dios, blasón y trofeo
de los hombres; y este error
en muchos está, señor, 260
introducido, en que veo
que los premios más dichosos
están en Dios reservados,
pues siempre son desgraciados
los que nacen virtuosos. 265
DUQUE
Eso no se entiende en mí,
que ya por un hombre tal,
generoso y liberal,
estoy deseando aquí
que puedan mostrar mis manos 270
el alma de mi intención.
DUQUESA
Y yo con justa razón
propósitos tan cristianos
de parte de vuecelencia
reverencio, estimo y creo 275
por lo mucho que deseo
su endiosada providencia.
PAJE 1º
Vestido está el capellán.
DUQUE
Avísenle si viniere
a Obregón que aquí me espere. 280
AGENTE
Sólo aquel Gran Capitán
que a Italia tuvo oprimida
haberte dado merece
la sangre que resplandece
en tu generosa vida. 285

 (Vanse.) 

 
(Salen OBREGÓN y HERNANDO, su criado.)

 
OBREGÓN
¿Qué me quieres?
HERNANDO
Descansar
con decir tus culpas hoy,
que en callándolas estoy
a pique de reventar.
¿No eres pobre?
OBREGÓN
Pobre estoy.
290
HERNANDO
¿Vienes de Flandes aquí
a pretender sólo?
OBREGÓN
Sí,
pretendiente en Corte soy.
HERNANDO
¿Tienes renta conocida
que vaya corriendo?
OBREGÓN
No.
295
HERNANDO
¿A quién he de pedir yo
el vestido y la comida?
OBREGÓN
A mí, que eres mi criado,
HERNANDO
Pues bien, ¿qué habemos de hacer
para vestir y comer, 300
si andas de puro endiosado
tan vigilante por puntos
que te estás para acabar
seis noches sin desnudar
grullificando difuntos? 305
Y aún no está aquí el desconcierto,
sino que cuando los vivos
por avarientos y esquivos
niegan sus deudas a un muerto,
le pagas tú las que tiene 310
dejando un pobre vestido,
para sólo haber cumplido;
y a ser tu caridad viene
suerte que juzga el tercero
a su riesgo en el contrario, 315
pues eres testamentario
a pagar de tu dinero.
OBREGÓN
Dios me dará otro vestido.
HERNANDO
Bueno era tenerle ya,
que Dios es verdad que da 320
los modos, y prevenido
el sastre, en buena cosecha
da la lana y la ovejita,
mas no la caperucita
del todo hecha y derecha. 325
OBREGÓN
Hernando, del bien hacer
eternamente faltó
el premio a quien le esperó;
da y confía, que el tener,
si nace del bien obrar 330
sin ese extremo cobarde,
posible será que tarde
pero imposible el faltar.
Buenas obras recibí
del amigo que murió, 335
y con lo que hice yo
pagué y satisfice y di;
que siempre, si bien se advierte,
es el amistad mayor
la que ejecuta el amor 340
en los fines de la muerte.
Cuando más ha menester
el favor del hombre al hombre
es, Hernando, y no te asombre,
cuando ha de dejar de ser, 345
que ya entonces la amistad
transforma con sus acciones
finitas obligaciones
en premios de eternidad.
 
(DON JUAN y DON PEDRO, su amigo.)

 
DON JUAN
Yo lo tengo de matar. 350
DON PEDRO
Advertid...
DON JUAN
Esto ha de ser,
y bien os podéis volver
si pretendéis estorbar
mis propósitos aquí.
DON PEDRO
Decid qué agravio os ha hecho. 355
DON JUAN
¿Qué más que haberme deshecho
hoy un casamiento a mí?
A su prima le quitó
el intento que tenía,
después que ya de ser mía 360
la fe y palabra me dio;
y agora con ella está,
y delante de sus ojos
he de vengar mis enojos.
DON PEDRO
Pues si su vida os los da, 365
entremos y muera.
 
(Vanse.)

 
OBREGÓN
Espera,
¿no dijo: «Entremos y muera»
un hombre allí?
HERNANDO
Claro está,
y mostró resolución.
¿Pero qué habemos de hacer? 370
OBREGÓN
Estorbar, si puede ser,
no llegue a la ejecución.
HERNANDO
No basta testamentario
de un muerto, sino también
defensor de un vivo. ¿A quién 375
con tu modo extraordinario
no enloquecerás?
OBREGÓN
Advierte
que no hay cosa en esta vida
de todos agradecida
como excusar una muerte 380
tan cerca de suceder,
y arguye mal natural
poder excusar el mal
del prójimo y no lo hacer.
Y escucha, que las espadas 385
suenan ya.
HERNANDO
¡Dale! Detente;
a ser vienes justamente
virtuoso a cuchilladas.
OBREGÓN
Sígueme, Hernando:
 

 (Vase sacando la espada.)  

HERNANDO
A pesar
de la vaina bujarrona, 390
la embarazada arrugona,
cuando voy a pelear
sin duda que en mi socorro
detenida se ha vengado,
porque la han desamparado 395
las tablillas del aforro.
Cofrades de la colaina,
desta pena sois jueces,
y así decís tantas veces:
«vamos a echar una vaina». 400
 
(DON JUAN, DON PEDRO y OBREGÓN y DON FELIPE, riñendo.)

 
DON JUAN
¿Por ventura habéis librado
algún enojo en mi muerte,
que me tiráis desta suerte
colérico y arrojado?
OBREGÓN
Naturalmente me pesa 405
de ver contra uno dos.
HERNANDO
Detente, cuerpo de Dios,
que sirve al duque de Sesa.
OBREGÓN
Si del duque sois criado,
perdón, caballero, os pido, 410
que ignorancia mía ha sido.
DON JUAN
Muy buen perdón.
DON PEDRO
Extremado.
DON JUAN
¿Qué más hubiérades hecho
a ser con vos la pendencia?
OBREGÓN
Con la misma resistencia 415
pusiera al peligro el pecho,
que los hombres como yo
han de amparar al que ha sido
desigualmente ofendido.
DON JUAN
Primero lo he sido yo. 420
OBREGÓN
Decidme la ofensa a mí,
que siendo injusta, por Dios
que habéis de salir los dos
al campo.
DON JUAN
Yo pretendí
de su prima el sí y la mano, 425
y tan mal tercio me hizo
que mis intentos deshizo
contra su gusto.
OBREGÓN
Es en vano
pensar que si ella os quisiera
os había de ofender 430
por ajeno parecer
en su pasión verdadera.
Si ella os despide no os quiere,
y deste parecer soy.
DON JUAN
Ella lo dirá.
 
(Salen DOÑA JUANA y TEODORA.)

 
DOÑA JUANA
Aquí estoy
435
y diré lo que sintiere.
Señor don Juan de Cisneros,
el haber favorecido
vuestra esperanza no ha sido
con intención de quereros, 440
sino sólo por saber
de otras que habéis estimado
que en estando despreciado
tratáis sólo de ofender;
y así quise dilatar 445
el último desengaño
por excusarme del daño
que me puede resultar;
que un hombre determinado
con áspera condición 450
puede borrar la opinión
en el más seguro estado,
y en cosas que puede haber
para el honor que sentir
menos importa el fingir, 455
que el llegar a padecer.
Y si quedáis excluido,
mi fe y mi palabra os doy
que yo solamente soy
la que por mí no he querido. 460
DON FELIPE
Aún no me ha dado lugar
que con la satisfacción
templara su presunción.
OBREGÓN
¿Veis cómo importa el no dar
crédito para un error? 465
A una sospecha engañada
antes ha de estar probada
la ofensa que no el rigor,
porque fundado en razón,
que es mucho mejor os digo 470
aventurar el castigo
que errar en la ejecución.
Y pues vais desengañado
os ruego que no inquietéis
esta dama ni le deis 475
ocasiones al cuidado,
que la mayor bizarría
de un corazón generoso
es, si no ha de ser dichoso,
desistir con gallardía. 480
DON JUAN
A cuanto habéis dicho aquí
sólo os quiero responder
que yo sé lo que he de hacer
y sabré mirar por mí.
 
(Vanse los dos.)

 
 
(Queda OBREGÓN, DOÑA JUANA y DON FELIPE.)

 
OBREGÓN
Es criado de un señor 485
a quien yo naturalmente
soy afecto, y no consiente
mi inclinación más rigor
del que he mostrado.
DOÑA JUANA
Habéis hecho
con tal virtud y valor 490
lo que le toca, señor,
a la nobleza de un pecho,
que en la más mínima acción
de vuestro espíritu hacéis
notorio cuanto podéis 495
decir en su estimación;
y con opinión gloriosa
viviréis entre las gentes,
pues son las manos valientes
y la intención virtuosa. 500
También me hace, señor,
mi señora la duquesa
mercedes a mí, y profesa
[a] esta casa su favor.
DON FELIPE
Un obediente criado 505
tendréis en mí.
OBREGÓN
Saber quiero
dónde vivís, caballero.
DON FELIPE
Vivo en la calle del Prado.
OBREGÓN
Yo os tengo de acompañar.
DON FELIPE
Advertid...
OBREGÓN
Esto ha de ser.
510
DOÑA JUANA
A quien ha de obedecer
no le está bien replicar.
OBREGÓN
Venid, iréme con vos.
DON FELIPE
Yo os iré sirviendo. El cielo
os guarde.
DOÑA JUANA
Y tan justo celo
515
caballero, os pague Dios.
Pregúntale a ese criado

  (A TEODORA.)  

quién es su amo.
TEODORA
Sí haré.
 
(Vanse y quedan solos TEODORA y HERNANDO.)

 
¡Hidalgo a quien digo, ce!
HERNANDO
Ceática en solo un lado. 520
TEODORA
A quererme en una cama
¿qué justa causa le obliga?
HERNANDO
Quererla hacer enemiga
de la ce con que me llama.
TEODORA
¿Cómo se llama este hombre? 525
¿Sírveles tú?
HERNANDO
¿Qué tenemos,
curiosidad?
TEODORA
Acabemos,
que me esperan. Venga el nombre,
que sólo a saberlo vengo.
HERNANDO
Bernardino de Obregón. 530
TEODORA
¿A secas? ¿No tiene don?
HERNANDO
A los del cielo me atengo,
que uno destos con que agrada
al mundo la humanidad
es cero en la cantidad 535
que por sí no monta nada.
Y dice un autor flamenco
en vanitas, donde quiera,
que es un dictado fruslera
y un apellido mostrenco; 540
y al fin los dones de acá
como aprensadura son
que sirve de guarnición
sin realce donde está.
TEODORA
¿Y qué hacéis lo dos juntos 545
en la Corte donde estás?
HERNANDO
Besar enfermos, no más
y desentrampar difuntos.
Si está velando un corito
no lo ha de desamparar 550
hasta que le vea dar
el último finiquito.
TEODORA
¿Es casado?
HERNANDO
¿Qué es casado?
Es un descalzo con ligas;
puede dar a las hormigas 555
ejemplo, aunque no le ha dado
en lo que es saber guardar
por el mal tiempo del año,
y dar puede a un ermitaño
tres cardas en el rezar. 560
TEODORA
¿Cardas?
HERNANDO
Sí.
TEODORA
Que son, recelo,
ventaja de corredor.
HERNANDO
También corre un rezador
hacia la parte del cielo.
TEODORA
¿Es soldado?
HERNANDO
Y no el postrero,
565
que engullendo avemarías
fue en todas las baterías
de San Quintín el primero.
Y le he visto en un asalto
subir a reconocer, 570
dar un picazo y caer
de nueve estados de alto.
TEODORA
¿Pues cómo no se estrelló?
HERNANDO
Era de agua la sartén,
dio sobre el viento el vaivén 575
cayó en el foso y nadó.
TEODORA
Por no hallar ansí persona
se ha dado en estar mi ama
por casar.
HERNANDO
¿Cómo se llama?
TEODORA
Doña Juana de Cardona, 580
del duque deste apellido
entre dos luces parienta.
HERNANDO
¿Qué plus?
TEODORA
Cuatro mil de renta.
HERNANDO
Jesús, que estoy aturdido:
puede ser dote en Turquía. 585
Solamente quiero agora
saber tu nombre.
TEODORA
Teodora.
Y también saber querría
el tuyo.
HERNANDO
Llámome Hernando,
y en cuanto a ser guerreador, 590
motilón de su valor,
que soy un Cid peleando.
TEODORA
Por la pasada pendencia
juzgárate yo cobarde.
HERNANDO
Hay vainas que se hacen tarde; 595
dio en hacerme resistencia
con arrugas de badana,
y porque nadie muriera
echó embargo en la contera,
la providencia cristiana... 600
TEODORA
De puro miedo me enrosco.
¡Jesús, qué hombre tan feroz!
HERNANDO
Pues ves, Teodora, esta voz,
esto encapotado y fosco
con que hablo y con que quedo, 605
en estando enamorado
no pronuncia un ahorcado
con tanto temor el credo.
TEODORA
Juntemos para con Dios
las almas de nuestros amos, 610
que [a]si en casa nos quedamos.
HERNANDO
Caroncita queréis vos.

 (Vanse.) 

 
(Ruido de dentro, y salgan por una puerta el DUQUE y la DUQUESA, y por otra DON JUAN.)

 
DUQUE
¿Qué es aquello?
DON JUAN
Quiso hacer
don Fadrique de Alderete
valentías de jinete 615
con el potro de Alcocer,
y apenas le vio en la silla
cuando de sí le arrojó;
y a un hombre que en él subió
parece que ya se humilla, 620
y doméstico y temblando
le reconoce valor
de jinete superior.
DUQUE
Valo en las obras mostrando.
DUQUESA
¡Válgame Dios!
DUQUE
No hayáis miedo
625
que le arroje, que en los pies
nos está diciendo el que es
que está seguro, y no puedo
decir que he visto en mi vida
mejor hombre de a caballo. 630
DUQUESA
Agora quiso arrojallo,
la silla tuvo perdida.
DUQUE
No le veréis della ajeno
si no es que ya malicioso
rompe de puro furioso 635
los alacranes del freno.
¡Qué linda disposición
de cuerpo, qué airoso que es!
Id y sabedme quién es.
 
(Entra el MAYORDOMO.)

 
MAYORDOMO
Bernardino de Obregón 640
conmigo, señor, venía
y como en el suelo vio
a don Fadrique, subió
en el caballo, y de modo
le tiene al freno instruido, 645
aleccionado y rendido
que desde hoy pienso que en todo
será obediente y leal.
DUQUE
¿Eso más tiene?
MAYORDOMO
Es, señor,
su saber y su valor 650
digno de nombre inmortal.
 
(Entran DON FADRIQUE y HERNANDO limpiándole el vestido.)

 
HERNANDO
Sólo consiste la afrenta
en lo sucio del vestido,
que muchos hay que han caído
de un caballo y no en su cuenta. 655
Un Pablo sin voz del cielo
habéis sido justamente
y ya de puro obediente
ponéis la boca en el suelo;
y pienso que satisface 660
a todo el mundo con esto
un hombre que ya tan presto
ha caído en lo que hace.
Generoso sois, señor,
y ya por mi cuenta hallo 665
que partís con el caballo
el pellejo y la color,
porque bien considerado
según en los dos se ve,
si el caballo rucio fue 670
vos habéis sido rodado.
DUQUE
¡Buen caballerizo!
DON FADRIQUE
¡Ah, cielos!
HERNANDO
Nadie ha de haber que le arguya,
pues por salir con la suya
se echará por esos suelos. 675
DUQUE
¿Quién sois vos?
HERNANDO
Quien ha seguido
el remedio que llegó,
criado del agua que subió
y fisgón del que ha caído.
 
(Entra OBREGÓN.)

 
OBREGÓN
Déme, señor, vuecelencia 680
los pies.
DUQUE
Señor Obregón,
los brazos con más razón
se deben a tal presencia.
Novedad se le habrá hecho
el enviarle a llamar. 685
OBREGÓN
Puedo a lo menos estar
justamente satisfecho
de vuecelencia llamado,
que no puede estar, señor,
dudoso en nada mi honor 690
ni minorarse mi estado.
DUQUE
Muy bien entiende, a fe mía,
el manejo de un caballo.
OBREGÓN
Sólo quise sujetallo,
ofendido en lo que hacía. 695
El potro es, señor, valiente.
DUQUE
Es cordobés.
OBREGÓN
Valenzuela,
pero el no tener escuela
no es pequeño inconveniente.
DUQUE
Pies no lo será desde hoy, 700
que yo se le doy.
HERNANDO
Andallo,
ya tenemos un caballo.
OBREGÓN
¿Estás en ti? Esclavo soy
de vuecelencia.
HERNANDO
Ya entiendo.
Gracias a Dios que ve Hernando 705
un señor que empieza dando
de cuantos entran pidiendo.
DUQUE
Advertid que no es presente
que os hago, que ha de costar...
HERNANDO
Esto es malo.
DUQUE
El informar
710
de vos mismo solamente.
OBREGÓN
Nací en las Huelgas de Burgos,
señor, de padres hidalgos,
de la casa de Obregón,
cabeza, honor, luz y amparo. 715
Criáronme cuidadosos
porque en los primeros rasgos
de mi juventud mostré
espíritu levantado.
Tanto observé sus caricias 720
que tal vez bizarreando
mis injustos apetitos,
menosprecié sus mandatos;
y obraban tan arrogantes
mis intentos arrojados 725
que vi de mis desaciertos
la ejecución en mis manos,
porque en las vidas de todos
tiene imperio imaginado
la juventud orgullosa 730
en un corazón bizarro.
Que yo estudiase quisieron
mis padres y pudo tanto
contra científicos libros
un natural temerario, 735
que por doméstica ofensa
reputaba en mis agravios
los primeros rudimentos
que supe mal en tres años;
dime al ocio y los deleites 740
tan culpablemente vano
que tuve en mis travesuras,
por afrenta los recatos;
y reprendido, señor,
de mis padres y culpado 745
de mis parientes, dispuse
a mejor vida mis pasos.
A servir a Flandes fui
a su majestad, trocando
lo ignorante a lo advertido 750
como lo altivo a lo humano.
Empecé a reconocer
mis culpas, reconciliando
con la virtud distraída
mis designios engañados, 755
porque en la escuela del tiempo
son maestros los trabajos
y los libros que se leen
la experiencia en muchos casos.
A ser posible quisiera 760
volver hacia atrás los años
de mi vida y por huirlos
prudente y desengañado;
pero hablar en imposibles
parece que en los que erraron 765
arguye o que están ociosos
o de sentimiento faltos.
Once años serví al rey
tan obediente, que hallaron
de mi superior en mí 770
fuerza de ley los mandatos;
en nueve asaltos he visto
levantar la muerte el brazo
conspirando contra mí
entre ardientísimos rayos: 775
una reventada mina
que me arrojó en un pantano,
juntándose a deshacerme
dos elementos contrarios;
y en San Quintín, gran señor, 780
una tarde me arrojaron
subiendo a reconocer
en el foso de un picazo,
donde estuve por salir
toda una tarde nadando, 785
de luteranos mosquetes
hecho puntería y blanco.
Y otras muchas ocasiones
le debieron lo bizarro
a mi espíritu atrevido 790
mereciendo y peleando;
y aunque pudiera decirlas
por mi crédito, las callo,
que alabanza en propia boca
parece de ajenas manos. 795
Y viéndome tantas veces
con mi sangre agonizando,
entre la vida y la muerte
opuesto a peligros tantos,
por ver si los escarmientos 800
de mi aliento ya turbado
pueden negarse a una vida
tan llena de sobresaltos,
lleno de heridas el pecho
y de penas el cuidado, 805
anhelando el alma siempre
a más seguro descanso,
he venido a pretender
a la Corte, donde hallo
los premios de los que sirven 810
dificultosos y tardos.
Y así quisiera, señor,
tomar puerto en el amparo
de algún príncipe, sirviendo,
asistiendo y granjeando, 815
que con esto yo y mi vida
a pesar de mis cuidados
pondremos la mira en Dios
con fáciles desengaños.
DUQUE
Por cierto, muy justamente 820
se pudiera dispensar
en lo breve del premiar
un soldado tan valiente.
OBREGÓN
Ocurrirán tantas cosas
a los consejos del rey 825
que aunque fuera justa ley
dar con manos generosas
premios por servicios hechos,
de su misma confusión
se sigue la dilación 830
en sus católicos pechos.
Y el que los llega a culpar
mal con la razón se mide,
cuando es más lo que se pide
que lo que ellos pueden dar. 835
DUQUE
Este hombre ha conferido
en la parte principal
con su virtud natura
lo prudente y lo advertido;
porque sumamente es sabio 840
aquel que ofendido piensa
disculpas para la ofensa
cuando padece el agravio.
Ya es caballerizo mío
Bernardino de Obregón, 845
haced dél la estimación
que merece y de vos fío;
sin limitación le dad
cuanto hubiere menester,
porque en nada mi poder 850
se niegue a su voluntad,
que al que pone virtuoso
en Dios la fe de su vida
ya le son deuda de vida
las manos del generoso. 855
OBREGÓN
Déme, señor, vuecelencia
la suya.
DUQUE
Los brazos sí.
DUQUESA
Vuestra virtud le da aquí
crédito a vuestra asistencia.
 
(Vanse los DUQUES.)

 
MAYORDOMO
Un servidor os ofrezco 860
de mi parte.
OBREGÓN
En mí tendréis
otro a quien mandar podréis.
MAYORDOMO
Serviros sólo merezco.
DON FADRIQUE
¡Que mi oficio le hayan dado!

 (Aparte.) 

No le gozará si puedo. 865
DON JUAN
Que es valiente le concedo,
pero será desgraciado
un hombre que ansí ha venido
a donde me vengue yo
del disgusto que me dio 870
sin haberle yo ofendido.
 
(Vanse.)

 
PAJE 1.º
¿Buena vida?
HERNANDO
No muy buena
si la tengo de pasar
entre pajes, no el picar
es cosa que me da pena. 875
Tengan queditas las manos
y adviertan que, vive Cristo,
que soy hombre que me he visto
estrujando luteranos;
y es mi valor tan profundo 880
que puedo sin decir nada
echar de una bofetada
seis pajes al otro mundo.
OBREGÓN
Paciencia, Hernando, y sufrir.
HERNANDO
Ya no hay paciencia que valga; 885
atravesada una nalga
¿quién se podrá resistir?
Demás de que vengo a ser
de un alfiler incitado
el primer hombre picado 890
sin naipes y sin mujer.
OBREGÓN
En palacio, en fin, estamos.
HERNANDO
Menos cuidados tendremos.
OBREGÓN
Mira qué presto tenemos
el remedio que esperarnos; 895
todos del cielo le aguarden
pues que nos le da a los dos,
que los socorros de Dios
nunca faltan aunque tarden.

 
 
FIN DE LA PRIMERA JORNADA
 
 

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