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21

Remito a catalogaciones previas hechas por A. Vázquez de la Torre, «Un giennense que renunció a un trono...», p. 117; J. Simón Díaz, Bibliografía de la Literatura Hispánica, XVI, Madrid, CSIC, 1994, pp. 256-58; A. Valladares Reguero, «Pedro Ordóñez de Ceballos, protagonista de cinco comedias del Siglo de Oro (dos de ellas de Fr. Alonso Remón)», en Estudios, LII, 195, 1996, pp. 5-50 (de modo especial p. 8) y M. Zugasti, «Andanzas americanas...», pp. 171-73.

 

22

Ejemplares de la BNM: R. 16.225 y R. 4.938. Se da la circunstancia de que la portada arroja la fecha de 1629 y el colofón la de 1628. Acepto la más antigua.

 

23

Buena descripción bibliográfica en Valladares Reguero, «Pedro Ordóñez de Ceballos, protagonista de cinco comedias...».

 

24

Datos más extensos sobre la singularidad de estos y otros ejemplares se hallarán en Miguel Zugasti, «Andanzas americanas...», pp. 176-77.

 

25

Conozco la existencia de un único ejemplar: el ya citado de la Hispanic Society of America (101 Or 2). Homero Serís hace una descripción del mismo y edita modernamente los textos en «Tres entremeses desconocidos del siglo XVII por Pedro Ordóñez de Ceballos», en Philological Quarterly, 21, 1942, pp. 97-106.

 

26

Existe edición facsímil al cuidado de Antonio Pérez y Gómez en Cieza, «La fonte que mana y corre», 1971.

 

27

Nótese que dentro de esta clase de escritos preliminares hay que incluir los respectivos a sus obras mayores: 1) Viaje del mundo; 2) Cuarenta triunfos de la santísima Cruz; 3) Tratado de las relaciones verdaderas de los reinos de la China; 4) Tratado de los reinos orientales; y 5) Tres entremeses famosos.

 

28

Detalles más precisos se hallarán en el trabajo de M. Zugasti, «Notas para un repertorio de comedias indianas del Siglo de Oro», en Studia Aurea. Actas del III Congreso de la AISO, eds. I. Arellano, M. C. Pinillos, F. Serralta y M. Vitse, Pamplona-Toulouse, GRISO-LEMSO, 1996, vol. II, pp. 429-42.

 

29

Sobre este tema y sus implicaciones en el teatro clásico español (existencia del subgénero denominado drama genealógico), me permito remitir a dos trabajos míos previos: «Propaganda y mecenazgo literario: la familia de los Pizarros, Tirso de Molina y Vélez de Guevara», en Teatro, historia y sociedad. Seminario Internacional sobre Teatro Español y Novohispano del Siglo de Oro, ed. C. Hernández Valcárcel, Murcia, Universidad de Murcia-Universidad Autónoma de Ciudad Juárez, 1996, pp. 35-52; y «Órbitas del poder, encargo literario y drama genealógico en el Siglo de Oro: de Encina a Lope de Vega», en El drama histórico. Teoría y comentarios, ed. K. Spang, Pamplona, EUNSA (Anejos de Rilce 21), 1998, pp. 129-57.

 

30

El tamaño del bonete le merece una explicación y, así, en el Viaje (II, 7), cuando llega a Cochinchina, refiere: «Vestime con mi manteo y sotana, con mi bonete de los de Quito, que son muy altos y no muy anchos, que parecen casi mitras» (p. 176); su interlocutor cochinchino le comentó que «en particular le agradó el bonete y que otros había visto chiquitos y bajos» (p. 177).