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El vinatero de Madrid

Comedia nueva original en dos actos

Antonio Valladares de Sotomayor



[2]

PERSONAJES

          EL MARQUÉS DEL PRADO. VICENTE GALBAN.              
DON JUSTO DE LARA, ALCALDE DE CASA Y CORTE. JUAN RAMOS.
DON NICASIO, AMIGO DEL MARQUÉS. SIMÓN DE FUENTES.
EL TÍO JUAN PÉREZ, VINATERO. MANUEL MARTÍNEZ.
DON PABLO DE LARA, TÍO DE DON JUSTO. PEDRO RUANO.
DON ÁLVARO (1) AVENDAÑO. VICENTE RAMOS.
CIRILO, CRIADO DEL MARQUÉS. VICENTE ROMERO.
UN ESCRIBANO. JOSEPH HUERTA.
UN PORTERO. FRANCISCO RAMOS.
DOÑA JACINTA, HERMANA DEL MARQUÉS, Y PROMETIDA ESPOSA DE DON JUSTO. SRA. FRANCISCA MARTÍNEZ.
ANGELITA, HIJA DEL TÍO JUAN. SRA. MARÍA DEL ROSARIO FERNÁNDEZ.
CATALINA, CRIADA DE DOÑA JACINTA. VICTORIA IBÁÑEZ.
DOS ALGUACILES.
CRIADAS, Y CRIADOS DEL MARQUÉS.

La escena se representa en Madrid.



[3]

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Acto primero



Salón largo pobre: en el fondo habrá algunas sillas viejas, una mesa pequeña, y una arca inferior: sobre la mesa habrá una capa parda, y montera, y a un lado una espada vieja: en cada extremo del fondo habrá varios pellejos, unos vacíos, y otros que se suponen llenos de vino; algunas medidas de barro como cuartilla, y media arroba, un embudo grande sobre una silla, y sobre otra un esportillo, y un canastillo con ropa aplanchada: una cuerda cruzará el Teatro cerca del telón, y en ella se verá ropa blanca colgada para secarse: en el mismo telón a la izquierda habrá una reja grande, por la que abriéndose se verá la luz del Sol, que acaba de salir. Por este lado sale el tío JUAN abotonándose la chupa, y dando algunos bostezos.
 
JUAN                                Aun parece que es temprano, (bosteza)              
pues me mortifica el sueño. (Abre la reja.)
Mas no, que ya el sol sus rayos
benéficos va esparciendo. [4]
Gracias os doy, justo Dios, 5
porque este día más cuento
de vida: con vuestro auxilio
iluminad mi talento,
para que siempre os bendiga
como a mi Hacedor supremo; 10
y en medio del infeliz,
triste estado en que me veo,
dilatad por vuestro amor
la vida a este pobre viejo,
hasta que a mi desgraciada 15
hija, a la que tanto quiero
por su virtud, e inocencia,
pueda verla sin los riesgos
de quedar joven, soltera,
y sola. Dios mío, os ruego 20
con la mayor humildad
la toméis bajo de vuestro
divino asilo. Mas ya
se ha levantado. ¡Qué afecto
 
(Sale ANGELITA.)
 
me tiene! Angelita mía, 25
te has levantado muy presto.
ANGELITA Como es día de entregar
ese aplanchado a sus dueños,
es preciso que madrugue,
Señor, para recogerlo. 30
Dadme a besar vuestra mano,
padre mío. (De rodillas.)
JUAN Alza del suelo,
hija mía; y Dios te haga
tan feliz como deseo. 35
¡Qué obediencia! ¡Qué virtud! (Aparte.)
¡Y en qué miseria la veo! [5]
ANGELITA De la casa del Marqués
nuestro vecino, dispuesto
está el aplanchado ya. 40
Hoy acabaré bien presto
esta ropa, que es del Conde
Don Juan.
JUAN Justamente tengo
que ir al instante a llevar 45
a su casa ese pellejo
de vino; que es el mejor
parroquiano que tenemos,
yo en mi ejercicio, y tú en la
ropa que le aplanchas. Quiero 50
ir antes, que el Mayordomo
salga, y pedirle dinero,
porque hoy hasta el pan nos falta.
 
(Se pone la capa, y montera, y toma el pellejo debajo del brazo.)
 
ANGELITA ¡Válgame Dios! ¡Cuánto siento
padre mío, ver a usted 55
cargado con tanto peso!
JUAN Hija, más pesan mis culpas,
y siempre acuestas las llevo.
Mira, cuando cuesta el pan
(Deja el pellejo.)
más sudor, luego al comerlo 60
es más delicado, más
dulce, y hace más provecho.
Cada uno tiene su cruz.
¿Sabes por qué son de hierro
unas, y las otras de oro? 65
Porque se llevan con menos,
o más tolerancia. Aquellas
que tienen más grande peso, [6]
la resignación las hace
muy ligeras en extremo; 70
y las ligeras agobian
cuando falta el sufrimiento.
Llevemos con gusto nuestra
cruz, y no solo la haremos
agradable, sino que 75
después Dios nos dará el premio.
Volveré muy pronto. A Dios.
(Toma el pellejo.)
ANGELITA Guarde vuestra vida el Cielo.
 
(El tío JUAN se va, y vuelve a entrar en la escena.)
 
JUAN Lo mejor se me olvidaba.
Dame aquel esportillejo 80
(Se le da.)
para traer en él alguna
cosa que comamos: esto
se entiende, si es que al señor
Mayordomo en casa encuentro;
porque sino el esportillo 85
volverá como le llevo. (Vase.)
ANGELITA ¡Qué buen padre mío! En él
existen con todo imperio
la probidad, el honor,
y la virtud. Yo no veo 90
cosa en su merced, que no
sea admirable. ¡Qué genio
tiene tan dulce, y amable!
¡Con qué nobles sentimientos
me ha criado enmedio de 95
la miseria en que nos vemos!
Su corazón generoso
era digno de otro empleo,
de otro ejercicio, que fuera
mejor que el de Vinatero. 100 [7]
Mas ¿qué se ha de hacer? Paciencia,
pues Dios así lo dispuesto.
El Marqués... ¿Quién es?
 
(Sale CIRILO.)
 
CIRILO Yo soy,
Angelita. Por precepto 105
de mi amo el Marqués, he estado
aguardando con secreto
que saliese vuestro padre:
voy a avisarle corriendo.
ANGELITA Espera, Cirilo: ¿sabes 110
qué quiere el Marqués?
CIRILO Yo creo
que usted lo sabrá mejor.
ANGELITA ¿Yo? ¿Pues por qué dices eso?
CIRILO ¿Por qué? ¿Pues es la primera 115
vez, que al irse el padre vuestro,
entró mi amo en vuestra casa,
y estuvo bastante tiempo?
Lo que usted sabe, y yo
ignoro me pregunta. Esto es lo cierto. 120
ANGELITA No Cirilo: te aseguro
no sé qué quiere.
CIRILO Me alegro.
Él os lo dirá. Mirad:
los amantes, entendemos 125
que todos cuantos atisban
nuestras acciones son ciegos;
y por Dios que tres mil linces
no miran tanto como ellos.
ANGELITA Esa malicia, esas voces 130
tan injuriosas, no debo
tolerar. Yo haré que tu amo
castigue tu atrevimiento. [8]
CIRILO Pero, señora, en deciros
que he oído a muchos sujetos 135
censurar que el Marqués mi amo
con frecuencia venga a veros,
a mí me parece, que
ni os agravio, ni os ofendo:
antes bien en esto mismo 140
doy a usted un documento
para que en lo sucesivo
proceda con más acierto,
que aquel que avisa el peligro,
procurando va el remedio. 145
ANGELITA De avergonzada, no encuentran (Aparte.)
los labios con los acentos.
CIRILO A mi amo voy a decir
que venga. Yo compadezco
(Aparte cerca del bastidor)
a esta muchacha. Sí, mi amo 150
la ha engañado. Así lo creo.
¡Qué lástima de cordera
en manos de un lobo hambriento! (Vase.)
ANGELITA Público en la corte es ya,
si creer a Cirilo quiero, 155
que me visita el Marqués;
y aunque esto es con fundamento
legítimo, cada uno
piensa de modo diverso.
Yo me aventuré bastante. 160
¡Corazón, qué tristes fueron
tus inspiraciones! Mas
¿faltará a su nacimiento,
a su honor, a sus promesas,
y solemnes juramentos 165
el Marqués? Es imposible. [9]
No, corazón, no lo creo.
Me estima, me ama, sus tiernas
expresiones, sus afectos
amables, me manifiestan 170
su constancia. Pero ¡ah cielos!
¡Qué mal hice en no decir
a mi padre sus intentos!
Mas mientras viene el Marqués,
toda esta ropa estiremos. 175
 
(Descuelga, estira, dobla, y pone sobre una silla la ropa colgada; en cuyo tiempo salen al bastidor de la derecha el MARQUÉS y DON NICASIO.)
 
NICASIO Entrad, Marqués, y decidla
lo que ya advertido os tengo.
Despreciad un delincuente
amor. Haced que al momento
las joyas, y obligación 180
que la hicisteis, os dé. Si esto
no es suficiente, sabré
lograrlo por otros medios;
pues vuestro honor, vuestra sangre
todo quedaba cubierto 185
del oprobio, y de la injuria,
si a ella os unieseis.
MARQUÉS Es cierto,
Don Nicasio: mas mi amor...
su virtud... mis juramentos... 190
aquella inocencia... aquella
hermosura...
NICASIO Mas ¿todo eso
os harán que vuestros timbres
no afrentéis? 195
MARQUÉS No: tus consejos [10]
voy a ejecutar.
NICASIO Mi vida (Aparte.)
en eso pende, supuesto
que de ella le aparto para 200
en ella templar mi incendio.
Entrad, y nada os suspenda.
MARQUÉS Dices bien.
NICASIO En casa espero.
Si consigo que la deje, (Aparte.) 205
ser dichoso me prometo. (Vase.)
ANGELITA ¡Qué dolor el mío! Mas
el Marqués. (Llora.)
MARQUÉS Mi bien, ¿qué es esto?
¿Tú entregada al llanto? ¿tú 210
afligida? Habla.
ANGELITA ¡Yo muero!
Público en la Corte es ya
nuestro amor. ¡Mas cómo! Haciendo
padezca mi estimación 215
el estrago más funesto.
El que ama, no da lugar
a que lo amado esté expuesto
a tanto insulto, Señor.
Si me amáis, como lo creo, 220
¿por qué retardáis que lleguen
a posesión mis deseos?
Acreditad las promesas
que me hicisteis: tenga efecto,
Señor, nuestro matrimonio, 225
y acabarán mis tormentos.
¡Ah Marqués! ¡Ah Dueño mío!
Disponed, que cumplimiento
vuestros juramentos tengan, [11]
mi vida dulce sosiego, 230
estimación mi buen padre,
y mi amor su justo premio;
pues con ternezas, suspiros,
y lágrimas os lo ruego.
MARQUÉS ¡Suspende, Angelita mía, 235
tu dolor, porque a mi pecho
traspasas al verte así!
¡Podrá el tirano precepto (Aparte.)
de mis tíos, ni podrán
de mi amigo los consejos 240
separarme, dividirme
de aquello que tanto quiero!
¡Oh Dios!
ANGELITA ¿Qué decís?
MARQUÉS Escucha 245
el cruel, el duro tormento,
que a mi corazón destroza.
Han sabido por extenso
mis tíos, amado bien,
nuestro tratado himeneo; 250
me llamaron: irritados
me encerraron, y dijeron,
iban a hacer que salieses
de la Corte en el momento,
llena de oprobio; y a mí 255
en un Castillo ofrecieron
ponerme, sino olvidaba
tu amor dulce, amable y tierno.
Por librarte de esta injuria
todo lo ofrecí: mas luego 260
que firmase dar mi mano
a otra señora me hicieron [12]
a presencia de testigos.
Sé que en los merecimientos
de sangre, y riquezas, es 265
igual mía. Mas que es esto
para quien de tu belleza,
de tu virtud, y talento
vive cautivo? Angelita,
en tal situación, ¿qué haremos? 270
ANGELITA ¿Y a mí qué me preguntáis,
Señor? Haced solo aquello
que os dicte vuestra conciencia,
y quedarán satisfechos
Dios, mi honor, vuestras promesas, 275
y solemnes juramentos.
MARQUÉS Pero el Mundo...
ANGELITA Pero el Mundo,
señor Marqués, era el mesmo
que ahora, cuando prometiste 280
mi esposo ser. Si era bueno
entonces para la oferta,
¿por qué para el cumplimiento
no lo ha de ser ahora?
MARQUÉS Porque 285
la mano ofrecer me han hecho
a una igual mía.
ANGELITA No importa:
habéis ofrecido en eso
lo que cumplir no podéis. 290
Alhaja que tiene dueño,
mal se puede enajenar,
faltando el consentimiento
de este: ofrecido tenéis
ser mi esposo. Luego ¿puedo 295 [13]
creer faltéis a Dios, faltando
a tantos prometimientos?
MARQUÉS Dices bien; pero Angelita,
fuerza es que tu entendimiento
reflexione quien soy yo, 300
y quien eres. Yo procedo
de ilustres héroes. Tu padre
es un pobre vinatero,
constituido por su cuna
y oficio, en abatimiento. 305
Supongo, que me casase
contigo, como confieso
lo juré solemnemente.
¡Qué oprobios, qué sentimientos
tan crueles no afligirían 310
nuestros corazones! Luego
que mis tíos advirtiesen,
que con tan vil casamiento
había manchado todos
los timbres que me adquirieron 315
mis gloriosos ascendientes,
¡qué castigo tan tremendo
su rectitud no impondría
a los dos! Siempre cubiertos
nos veríamos de horror, 320
de amargura, y de desprecio.
Quien ama, no ha de querer
exponer lo amado a un riesgo
irremediable. Este lo es.
Luego dime, ¿cómo puedo 325
hacerte infeliz, ni tú
desdichado a mí? Algún medio
puede haber, bella Angelita, [14]
útil en estos extremos.
Bien sabes, que mi amor siempre 330
ha sido contigo honesto,
que te ofrecí ser tu esposo,
y te hice un papel; pero esto
ya ves no te perjudica,
por más que no tenga efecto, 335
pues como al mayor sagrado
miró a tu amor mi respeto.
Y para darte más pruebas
de lo mucho que te quiero,
por otra mano a tu padre 340
haré darle seis mil pesos,
con lo que puede vivir
tranquilo, alegre, y contento,
y proporcionarte a ti
un buen establecimiento. 345
Comprende bien, dueño mío,
si hago poco en lo que ofrezco,
y cumpliré; y aun es nada
para tus merecimientos;
con que para que al instante 350
pueda esto tener efecto:
y tranquilice a mis tíos,
que es, mi bien, lo que más temo:
es preciso que me entregues
el papel que hecho te tengo 355
de obligación, y la joya
que lo acredita. Te ruego
compadezcas mi aflicción
ya que no hay otro remedio.
ANGELITA Hombre injusto, falso amante, 360
seductor el más perverso [15]
de mi corazón sencillo,
¿qué decís? ¿Acaso puedo
vender por el interés
aquellos ofrecimientos, 365
que me hicisteis, y los cuales
mi inocencia sedujeron?
¿No estaba tranquila yo
en el mismo abatimiento
en que nací? ¿No vivía 370
tan apartada, tan lejos
del Mundo, y de sus malicias,
que era en mi el no conocerlo
la mayor felicidad?
Buscasteis tales pretextos, 375
que en fin en mi pobre casa
entrasteis. Sí: bien me acuerdo
de las primeras palabras,
que os escuché, y que supieron
quitar de mi corazón 380
el inocente sosiego
que gozaba. ¡El ejercicio
de mi padre, y modo atento
que hallé en vos, dieron motivo
para que algunos momentos 385
honestamente admitiese
vuestras visitas, creyendo
la misma sinceridad
en el vuestro, que en mi pecho!
Me supisteis persuadir 390
con unos razonamientos
tan extremamente amables
por justos, que sin recelo
juzgué mirar la virtud [16]
refundida en vos. Por esto 395
solo, no por la grandeza
de vuestra casa, confieso
que os cobré una voluntad
debida, y justa, supuesto
que amaba en vos la virtud 400
que ahora, a mi pesar, no encuentro.
Últimamente, creció
mi honesta llama, advirtiendo,
que en vos no disminuía
la misma virtud su fuego. 405
¡Ah! ¡Cómo tengo presente
aquel día, en que cubierto
vuestro rostro de terneza,
y rubor a un mismo tiempo
me declarasteis (oh Dios) 410
vuestro amor! Mi encogimiento,
y sorpresa vergonzosa,
por no haber nunca el acento
de amor llegado a mi oído,
de modo me enmudecieron, 415
que puesto vos a mis pies,
temblando, y en fin vertiendo
tiernas lágrimas, me hicisteis
mil solemnes juramentos
de ser tal declaración 420
hija de un amor sincero,
pues todo se dirigía
a que el lazo de himeneo
nuestras dos almas uniese.
Y al ver que mi desaliento 425
no permitía que el labio
la voz formase, ¡qué extremos [17]
no hicisteis! ¡Qué ofertas! ¡Ah!
¡Yo las creí, las di el ascenso
digno de aquella virtud 430
que en vos juzgaba! En efecto,
admití vuestra palabra,
y mano. Hicisteis al Cielo
testigo, y luego a los hombres,
de su justo cumplimiento; 435
y me disteis el papel
y la joya que conservo,
no como resguardo, sino
como prenda del que dueño
mío respetaba ya. 440
Y ahora ingrato, ¿hacéis desprecio
de una obligación tan clara
y legítima? ¿Pues esto
no es un crimen, que merece
castigo terrible? Aquellos 445
que presenciaron el acto
de vuestros prometimientos,
y de mi condescendencia,
(respondedme) ¿en qué concepto
me tendrán, viendo rompéis 450
unos nudos tan estrechos
y sagrados? ¿Y que vos
no tembláis al Juez supremo,
que tomará la venganza
cuando vos la esperéis menos? 455
Vuestros verdugos serán
los fuertes remordimientos,
que la imagen del delito
producirá en vuestro pecho,
llenándole siempre de ansias, 460 [18]
amarguras, y tormentos.
Si teméis a vuestros tíos,
¿cómo no tembláis al Cielo,
cuya tremenda justicia
os irá siempre siguiendo? 465
¡Ah Marqués mío! ¡Mirad
mi aflicción, y desconsuelo!
Enjugad mi triste llanto,
vuestras promesas cumpliendo.
Y si inflexible, tirano, 470
y cruel, no lo hacéis, el Cielo
sabrá dar para vengarme
a mi brazo fuerza, aliento
a mi espíritu, rigor,
ira, y constancia a mi pecho, 475
para que seáis triste, horrible,
justo, y espantoso ejemplo
de amantes traidores, falsos,
tiranos, crueles, sangrientos.
MARQUÉS Espera. Angelita mía: 480
cómo puedo, cómo puedo (Aparte.)
faltar a mi obligación,
por más que mis tíos... Pero
afrentarlos, injuriar
mi sangre, mi nacimiento... 485
exponerla, y exponerme
al mayor abatimiento...
si como es virtuosa, fuera
noble... mas sí me detengo,
el amor ha de vencer, 490
y perdiéndola me pierdo. (Vase.)
ANGELITA Aguardad, Marqués amado.
¡Ay de mí! ¡Se fue corriendo, [19]
y en la obscuridad más grande
me ha dejado! ¡Cruel tormento! 495
¡Rigor atroz! Mas qué haré,
Dios mío, cuando me advierto
tan rodeada de aflicciones,
que me atosigan! ¡Ah, fieros,
ah ingratos hombres! ¡Qué mal 500
pagáis nuestro fiel afecto,
después de que seducís
nuestros inocentes pechos!
¡Qué cruel dolor! Ojos míos,
solo a vosotros apelo: 505
en lágrimas convertido
haced salga de su centro
mi corazón, porque acabe
mi pesar, y mi tormento.
Mas mi Padre llega. 510
 
(Sale el tío JUAN.)
 
JUAN Amada
Angelita mía, espero
me des gracias, porque traigo
este buen par de conejos;
 
(Deja la capa y montera en una silla, y en otra el esportillor, y conejos.)
 
y hacen ya, si, sus tres años, 515
y algo más, que igual exceso
hacer no pude; ¡pero hoy
Dios proveyó! ¿Mas que veo?
Angelita, tú has llorado.
ANGELITA ¡Ah padre! 520
 
(Se arroja sus pies llorando y él la levanta.)
 
JUAN Hija, ¿qué es esto?
ANGELITA Quisiera hablar padre mío...
pero el rubor, y el respeto...
Juan Respeto; ¿y rubor? ¡Oh, Dios (Aparte.) [20]
un golpe horroroso (2) temo; 525
pero animémosla. Hija,
nada te aflija (3): tu pecho
descubre a un padre, que te ama,
y sabrá darte el consejo
conveniente. ¿Encontrarás 530
quien más amoroso, y tierno
te escuche? ¿Quien más constante
te aliente, y guarde silencio,
que tu padre? No, hija mía;
no le hallarás: deja el miedo, 535
habla; que por ti haré cuanto
me inspire el amor paterno.
ANGELITA ¡Qué bondad! ¡Ah justo Dios!
 
(Se deja caer sobre una silla.)
 
JUAN Hija... ¡Fatal contratiempo!
¡Pálido tiene su rostro 540
Angelita! ¡Piedad Cielos!
ANGELITA Padre, mío...
JUAN ¡Hija del alma!
Dime tu mal.
ANGELITA Es horrendo. 545
Yo fui engañada, señor.
JUAN ¿Por quien?
ANGELITA Cometí el exceso
más injurioso.
JUAN ¿Y cuál fue? 550
¡Si no te explicas, yo muero!
ANGELITA Este papel...
(Se lo da.)
JUAN ¿Qué papel
es este, hija mía?
ANGELITA Leedlo... 555
y esta joya (4)... [21]
JUAN ¡Qué veo! ¡Joya,
y papel! ¡Mi honor ha muerto!
Por este me obligo a casarme con Angelita Pérez, de estado doncella, hija del vinatero Juan Pérez; a la que he jurado por el Santo Nombre de Dios, cumplirla la palabra y mano que la he dado de ser su esposo, y una joya de oro, que lo acredita, en la que están las Armas, y Blasones de mi Casa. Siendo testigos de ello Don Nicasio de Bargas, mi amigo, y Don Sebastián del Río, mi Mayordomo. Y aquí de nuevo, en caso necesario, afirmo, y ratifico, con el mismo juramento esta promesa, la cual cumpliré sin litigio alguno; sin que por ningún caso haya sido este contrato con violencia, ni inducimiento; pues le hago de mi libre, y espontánea voluntad. Y en prueba de ello, firmo este, con los testigos citados en Madrid a 28 de Julio de 1648. El Marqués del Prado. Don Nicasio de Bargas. Don Sebastián del Río.
Conque esta es toda la causa
de tu aflicción? ¿Hay más que esto? 560
ANGELITA ¡Cómo, padre mío, más!
JUAN Nada me ocultes.
ANGELITA El Cielo
sabe, que en mi corazón
existen los sentimientos 565
de la amable honestidad,
que vuestros sabios consejos
me enseñaron: soy vuestra hija:
y aunque estáis a tan grosero
ejercicio reducido, 570
las máximas, los preceptos [22]
Christianos, padre, y señor,
que habéis imbuido en mi pecho,
siempre los tengo presentes,
siempre me ilustran, y es cierto, 575
que no puede haber delito,
donde alumbrando están ellos.
Además, que el Marqués nunca
el menor atrevimiento
tuvo conmigo, porque 580
¿cómo le amara a tenerlo?
Esta es toda la verdad,
padre mío, y la confieso.
JUAN Bien está. ¿Y venía a casa
con frecuencia? 585
ANGELA No lo niego;
aunque el rubor despedaza
mi corazón.
JUAN Yo lo creo;
y tienes justa razón, 590
pues ya sin honor nos vemos.
ANGELITA ¡Sin honor los dos estamos!
¿Qué es lo que decís?
JUAN Lo cierto.
Las visitas de un Marqués 595
joven, bizarro, y discreto,
a una muchacha, a una hija
de un infeliz Vinatero
cuya casa está cubierta
de la miseria; ¿qué efecto 600
te parece habrán causado
en los que las sepan? ¿Y estos
discurres que serán pocos?
Pues no, hija mía: pocos yo apuesto [23]
a que ha sido en mil estrados 605
tu nombre el primer objeto
de la conversación; y
habrán dicho por lo menos...
¿qué no dice la malicia,
y mas tanta causa habiendo? 610
¡Ah! Si tú hubieras seguido,
como dices, mis consejos,
cómo habrías admitido;
en casa al Marqués, al tiempo
de estar fuera de ella yo? 615
ANGELITA Es verdad, señor. ¡Yo muero!
JUAN Recóbrate; que sentir
lo que no tiene remedio,
es disparate. Ahora importa
que de la prudencia usemos. 620
Si ese joven seductor
no cumple su ofrecimiento,
debes creer sin repugnancia,
hija, que honor no tenemos;
y es más de lo que discurres, 625
el que da a tu padre aliento.
ANGELITA Pero ahora el Marqués...
JUAN ¿Qué dice?
ANGELITA Se niega a dar cumplimiento
a su promesa. 630
JUAN ¿Por qué?
ANGELITA Dice que sois vinatero.
JUAN Y cuando te ofreció ser
tu esposo, ¿no era lo mesmo?
ANGELITA Dice yo nací humilde, 635
y el Señor, y Caballero.
JUAN Ser Caballero, y Señor, [24]
y engañar, son muy puestos,
si hace el Marqués lo segundo,
¿cómo ha de ser lo primero? 640
En fin; ¿no quiere cumplir
su palabra?
ANGELITA Eso es lo cierto.
JUAN Está bien; yo haré la cumpla.
Ten, hija mía, sosiego. 645
En estos casos, importa
ser prudente, y no sangriento.
Tú erraste mucho, Angelita;
y de ese error el exceso
ofendió a Dios, a tu padre, 650
a tu honor y nacimiento.
ANGELITA Sí señor; pero como era
el Marqués...
JUAN ¿Qué era? Un perverso.
¿De qué sirve la nobleza 655
sin buenos procedimientos?
Si a la virtud no conoce,
y la persigue, es lo mesmo
que un sol eclipsado, pues
pierde así su lucimiento. 660
¿Y quién le ha dicho al Marqués
que tan bueno ser no puedo
como él?
ANGELITA ¡Ojalá!
JUAN ¡Ojalá, 665
fueran los pesares menos,
que han sabido producirme
dos hijos que me dio el Cielo!
El varón a los doce años
abandonó el patrio suelo; 670 [25]
y ya han hecho veinte y dos,
que ignoro si es vivo, o muerto;
pues por más que mis frecuentes
diligencias pretendieron
encontrarle, o saber donde 675
se hallaba, inútiles fueron.
A los cuatro, que tu hermano
hizo tan gran desacierto,
naciste, y murió tu madre:
téngala Dios en el Cielo. 680
Después un caso de honor
produjo mi abatimiento;
pues a la Corte contigo,
apenas dejaste el pecho,
produjo desde la Patria 685
vine; y en ella encubierto,
miserable, y afligido,
con este traje grosero,
me conocen por el tío
Juan Pérez el Vinatero; 690
que conocerme pudieran
por títulos muy diversos.
En fin, esto no es del caso.
Como padre te prometo,
que veré al Marqués: le haré 695
todos los cargos que debo;
y si se obstina en lo injusto,
le haré conocer lo recto.
A bien, que en el otro cuarto
principal, al paso mesmo 700
del del Marqués, por vecino
poco tiempo hace tenemos
a un Señor Alcalde de [26]
Casa y Corte: a lo que entiendo
joven y amable, pues une 705
lo piadoso y justiciero.
Dicen que ha venido de Indias;
y de su justicia espero
la nuestra.
ANGELITA ¿Mas no sabéis, 710
que aseguran por muy cierto,
que se casa con la hermana
del Marqués?
JUAN ¿Y qué importa eso?
El buen juez no reconoce 715
más íntimo parentesco
que la justicia. Donde a esta
encuentra, se va derecho,
sin que pueda contenerle
ningún humano respeto. 720
Yo voy a hablar al Marqués.
A Dios dirige tus ruegos
para que por su clemencia
nos saque bien de este empeño;
y deja hacer a tu padre, 725
que a todo dará remedio.
ANGELITA Así sea.
JUAN Si será:
no desconfíes del cielo;
y en tanta aflicción... 730
ANGELITA En tanta
amargura, y sentimiento...
LOS DOS Dadnos, Suma Providencia,
bien, amparo, luz, y puerto.
 
(El tío JUAN se pone la capa y montera: toma el canastillo de ropa, que se supone ser del MARQUÉS, y [27] hace que se va por la derecha. ANGELITA toma los conejos, y se entra por la izquierda, haciendo extremos de dolor, lo que visto por el tío JUAN, vuelve a entrar en la Escena.)
 
JUAN Ya se entró: no es razón ir 735
a cosa de tanto empeño
desarmado, porque siempre
la prevención usa el cuerdo.
(Toma la espada.)
Ven conmigo, defensora
de mi honor. Ya hace algún tiempo 740
que no te uso; pero siempre
delante de mí te tengo
porque me acuerdes que soy,
por honrado, Vinatero.
Vamos a ver al Marqués; 745
y por Dios, que si le encuentro
reducido a deshonrarme,
me dejará satisfecho
su sangre. Sí, espada mía,
ya noto, ya experimento, 750
que puesta en mi mano, animas
mi vejez, y desaliento;
pues con razón y contigo,
quién me rendirá, supuesto
que harán sea cada tajo, 755
rayo, horror, y fin funesto. (Vase.)
 
(Salón corto, salen DON JUSTO, y el ESCRIBANO, que traerá unos papeles.)
 
JUSTO ¿Qué trae usted, Secretario?
ESCRIBANO Señor, en esta querella
se queja Francisca Suárez
de Sebastiana de Atienza. 760
JUSTO ¿Por qué? [28]
ESCRIBANO Porque sobre a cual
tocaba barrer la puerta,
se enzarzaron de palabras;
y la Sebastiana, en fuerza 765
de su genio alborotado,
y de su lengua perversa,
la insultó con tales voces,
que su honor echó por tierra,
y para justificarlo 770
cuatro testigos presenta.
JUSTO ¿Y qué clase de mujeres
son las dos?
ESCRIBANO Son Calceteras.
JUSTO ¿Y casadas? 775
ESCRIBANO La que es reo:
la querellante, es soltera.
Pondré el auto en el instante,
para que haciendo la prueba,
que aquí ofrece la Francisca, 780
la Sebastiana se prenda,
se haga el embargo de bienes,
y si es preciso se vendan.
JUSTO Nada de eso. Estos negocios
de otro modo se manejan: 785
ni es necesario prender,
ni hacer que esas pobres pierdan
con un día solamente
lo que han de ganar en treinta.
Haced concurran las dos 790
esta tarde a mi presencia,
que yo haré queden amigas
sin que se escriba una letra;
y así nos resulta a todos [29]
muchísima conveniencia: 795
a usted, que no se moleste:
a las partes, que no tengan
que gastar, y a mí, quitarme
el tormento, que me cuesta
la prisión de un infeliz, 800
que tan fácil se remedia.
ESCRIBANO Si así van todas las causas, (Aparte.)
comeremos bien. En esta
petición, dice Don Pedro
de Alarcón, que Juan de Lerma, 805
de alquileres de la casa
que vive, le debe ochenta
reales, de ocho meses.
JUSTO Con que
sale a diez reales la cuenta 810
en cada mes.
ESCRIBANO Sí Señor:
pide, pague, o se le vendan
sus muebles, y que se mude.
JUSTO ¿El deudor en qué se emplea? 815
ESCRIBANO Es Jornalero.
JUSTO ¿Y al día
cuánto gana?
ESCRIBANO Una peseta.
JUSTO ¿Qué estado tiene? 820
ESCRIBANO Casado,
con tres hijos.
JUSTO ¡Qué miseria!
¿Tres hijos, una mujer,
y cuatro reales? ¡Apenas 825
podrán comer pan! ¡Familia
infeliz! Decid, que venga [30]
el Casero, que le quiero
dar la mitad de la deuda,
y pierda la otra mitad, 830
porque así cuidado tenga
de cobrar todos los meses
los diez reales, que te renta
au Casa, y no dar lugar
a que pagarle no pueda 835
el pobre inquilino. Haced,
que esos míseros se vengan
a vivir a la Guardilla
de mi Casa, porque en ella
haga este pequeño alivio 840
respiren con menos penas.
Id al punto, Secretario.
ESCRIBANO Voy Señor. ¡Qué alma tan buena! (Aparte.)
Poco ganaré a su lado:
mas me admira su clemencia. (Vase.) 845
JUAN ¡El clamor del infeliz
habrá quien no compadezca!
¡Qué oficio de Juez! el pobre,
es preciso, que merezca
su principal atención. 850
Quien no le oye, y le desprecia,
a Dios no imita, y tendrá
esta culpa justa pena.
Pero ahora que me permiten
algún lugar las tareas 855
de mi obligación, ¡qué dichas
tan colmadas me rodean!
Hoy se han de hacer los contratos
para mis bodas. Se espera
solo a mi tío Don Pablo, 860 [31]
para que al instante sean
ejecutadas. Yo adoro
a Doña Jacinta, y ella
me corresponde: es hermana
del Marqués del Prado. Lleva 865
una dote considerable,
y es ilustre su nobleza.
Es verdad, que tiene el genio
fuerte; pero la prudencia
de un Esposo, le corrige, 870
siendo la mujer discreta,
como lo es Doña Jacinta.
Mas ¿quién dirá, que con estas
felicidades, que logro,
podrá ocupar la tristeza 875
y la angustia todo el fondo
de mi corazón? ¡Pues ellas
le destrozan! En castigo
de mi injusta inobediencia
paso estos tormentos. ¡Ah! 880
si yo descubrir pudiera
el paradero... Mas ya
mis suspiros no aprovechan,
pues en tanto tiempo nadie
los ha descubierto. En esta 885
amargura, nada puede
hacer, que acaben mis penas.
¡Oh gran Dios! En tanto abismo
de males, que me atormentan,
dad a mi pecho constancia, 890
norte, luz, y fortaleza. [32]
 
(Salón largo, adornado magníficamente con taburetes repartidos por los lados. Espejo grande en el medio del foro. DOÑA JACINTA estará sentada al tocador: CATALINA acabando de peinarla, y otras criadas a los lados.)
 
CATALINA Hoy es preciso, señora,
daros mil enhorabuenas,
pues con el Señor Don justo
los Contratos se celebran 895
de vuestras bodas.
JACINTA Es cierto:
mas por lo mismo debieras
haberme peinado con
más perfección. 900
CATALINA Pero es fuerza
que penséis, señora, sois
la causa de que no pueda
peinaros siempre con todo,
primor, y delicadeza. 905
JACINTA ¿Yo soy la causa? ¿Y por qué?
CATALINA Mi mano, señora tiembla:
la vista se me obscurece,
se confunden: mis potencias,
viendoos enfadada, y no 910
puedo hacer lo que quisiera.
JACINTA Pero ese temor jamás
llega a turbarte la lengua.
CATALINA No señora: Siempre libre,
a Dios gracias me la deja. 915
 
(Llaman.)
 
JACINTA Que llaman.
CATALINA Es Don Nicasio.
(Se levanta.)
JACINTA Pues que entre.
 
(Sale DON NICASIO.) [33]
 
NICASIO A vuestra obediencia
están todos mis respetos 920
señora; y mi fe celebra
la unión que con el señor
Don Justo a hacer vais. Mi atenta
amistad en esta casa,
es la que más se interesa 925
en vuestras dichas, y hoy mismo
os he de dar de ello pruebas.
JACINTA Don Nicasio, yo os estimo
vuestra voluntad sincera:
mas decid, ¿que pruebas son 930
las que queréis darme de ella?
NICASIO Quedemos solos.
(A ella aparte.)
JACINTA Quitad
el tocador, e idos fuera.
 
(Se van las Damas.)
 
Ya podéis hablar. 935
NICASIO ¡¡Señora!!
 
(Sale CIRILO.)
 
CIRILO El Señor Don Justo espera
para besar vuestra mano,
solo que le deis licencia.
JACINTA Di, que entre al instante. 940
 
(Vase CIRILO.)
 
NICASIO Yo,
que espere también es fuerza
a que Don Justo se vaya,
porque sola hablaros pueda.
Al Marqués aguardaré (Aparte.) 945
por saber las consecuencias
que mi consejo ha tenido
con Angelita. Si de ella
puedo apartarle, veré
mi ansia amante satisfecha. 950
 
(Vase, y sale JACINTA.) [34]
 
JACINTA Yo extraño, Señor Don Justo,
que quien puede con franqueza
en esta casa mandar,
pida para entrar en ella
permiso. 955
JUSTO Y yo estimo mucho
vuestra atención, pero fuera
de ella abusar, si faltara
a las reverentes reglas,
que la urbanidad prescribe, 960
y la política enseña.
JACINTA ¿La política? Esta voz
es preciso os la reprenda;
que el amante con lo amado
jamás llegó a conocerla; 965
y aquel, que la gasta amando,
da de su amor pocas pruebas.
JUSTO ¿Pocas pruebas? ¿Pues acaso
incompatibles se encuentran
lo cortés y amante? Aquel, 970
que uno, y otro alcanza, lleva
su sacrificio a lo amado
con respeto, y con terneza,
que es el modo de lograr
permanentes las finezas; 975
pues si lo atento las falsa
en desprecio (5), degeneran.
JACINTA ¿Luego aun en los matrimonios
debiera encontrarse cierta
especie de cortesía, 980
según asentáis?
JUSTO Debiera:
sí señora; y puede ser [35]
que dichosos así fueran muchos,
que hizo desgraciados 985
la libertad indiscreta
con que se trataron. Hay
una amable, una halagüeña (6)
atención, con la que amor
explica mejor sus bellas 990
inspiraciones, que con
las libertades groseras.
JACINTA Quedo convencida. Mas
yo creo, que cuando extienda
sobre los dos Himeneo 995
su agradable lazo, tengan
nuestras amantes caricias,
más de finas, que de atentas:
que entre lo atento, y lo fino
hay tan grande diferencia, 1000
como la de amor poseído,
a la del amor que espera;
que si este es todo respetos,
aquel es todo ternezas.
JUSTO Es verdad; y vuestras voces 1005
me encantan de tal manera,
que la esperanza de ser
vuestro, Señora, quisiera
que ya fuese posesión.
JACINTA Entonces creo no sean 1010
tantas vuestras atenciones,
ni tan pocas mis finezas.
JUSTO Pues para unirnos ya falta
poco tiempo. Apenas venga
mi tío nuestro consorcio 1015
tendrá efecto; pero mientras, [36]
permitid que en vuestras aras
mi corazón, como ofrenda
rendida del amor mío,
arda, pues que lo desea. 1020
JACINTA Un tributo tan amable,
mi fiel voluntad acepta,
y en mi pecho la introduzco
por debida recompensa.
JUSTO ¡Por más que quiero olvidarle, 1025
mi tormento no me deja!
Dichoso yo.
JACINTA Y yo feliz.
JUSTO Iré con vuestra licencia
a cumplir mi obligación, 1030
pues ya cumplí con la deuda
de veros, y tributaros
un corazón, que os aprecia.
JACINTA Y yo amo a ese corazón.
JUSTO ¡¡Y hasta que unido me vea 1035
a vos!!
JACINTA ¡¡Y hasta que consiga
el nombre de Esposa vuestra!!
LOS DOS Amor dulcifique todas
mis ansias, y amantes penas. 1040
 
(Vase DON JUSTO por la derecha; y al hacerlo DOÑA JACINTA por la izquierda. Sale DON NICASIO.)
 
NICASIO Aquí, señora esperaba
a que Don Justo se fuera,
para poder descubriros
un secreto, que interesa
a vuestro honor, vuestra Casa, 1045
timbre, esplendor, y nobleza.
JACINTA Pues decidle, Don Nicasio. [37]
NICASIO Antes, que juréis es fuerza
que habéis de tenerle oculto.
JACINTA Lo juro, sea el que sea. 1050
NICASIO Pues sabed, que vuestro hermano
el Marqués, con ligereza,
se enamoró de una moza
de tan vil naturaleza,
que aun vuestro criado Cirilo 1055
la despreciaría.
JACINTA De esas
extravagancias, los hombres
tienen muchas. Pero ¿es fea,
o bonita? 1060
NICASIO Es muy preciosa.
JACINTA Pues que importa que sea ella
de tal nacimiento, si
es hermosa. Al que corteja
no le arrebata lo ilustre, 1065
tanto como la belleza.
NICASIO No podrá el Marqués dejarla
tan fácilmente, aunque quiera,
pues la tiene prometido
casar, Señora, con ella. 1070
JACINTA ¿Qué decís? ¿Mi hermano
puede pensar así? Pero sepa
yo quién es esa mujer.
NICASIO Ángela.
JACINTA ¿La Vinatera, 1075
que vive en un interior
cuarto del Patio?
NICASIO La mesma:
él la tiene hecho un papel
obligatorio, y confiesa 1080 [38]
que la dio palabra, y mano.
JACINTA Callad, callad, que me llenan
de espanto vuestras palabras;
bien sabía la frecuencia
con que mi hermano iba a casa 1085
de esa mujer: ¡mas pudiera
persuadirme nunca, a que
la sangre de nuestras venas
así infamar intentase!
Llamadme a Don Justo. 1090
NICASIO Es fuerza
que antes que eso se ejecute,
yo hable al Marqués. Mi prudencia,
y amistad le aconsejó,
que al momento se desprenda 1095
de esa mujer, que la saque
el papel; y la eche fuera
de la Corte.
JACINTA ¿Y qué os ha dicho?
NICASIO Al instante pasó a verla, 1100
y a ejecutar mi consejo.
Callaré que yo di cuenta (Aparte.)
a sus tíos, ponderando
defectos que no se encuentran
en Angelita, y que airados 1105
al Marqués casar intentan,
o ponerle en un castillo.
¡Ah!, si consigo con estas
máximas mi fin con ella.
JACINTA Don Nicasio, ¿qué pensáis? 1110
NICASIO Aquí vuestro hermano llega:
retiraos, que yo os diré [39]
cuanto ejecutar convenga.
JACINTA Pues ved, que de vos confío
Mujer infame, tu afrenta 1115
verás resulta de donde
pensaste hallar tu opulencia. (Vase.)
NICASIO ¡Quién dirá que aquello mismo
que mi malicia reprueba
en el Marqués, solicite 1120
para sí mi pasión ciega!
¡Ay Angelita! en mi pecho
vives: si al Marqués te unieras,
imposible era lograr
lo que mi afecto desea; 1125
pero será fácil, si
te abandona, y te desprecia:
pues vamos a conseguirlo
con engaños y cautelas,
 
(Sale el MARQUÉS.)
 
Y bien, Marqués, ¿qué tenemos? 1130
¿Cómo se ha salido de esa
batalla amorosa? Está
Angelita satisfecha
de que era un gran disparate
pensar fuera esposa vuestra? 1135
¿Os dio el papel? Mas ¿qué es esto?
¿Suspiráis? Esa tristeza
¿de qué procede?
MARQUÉS ¡Ay amigo!
En virtud de la entereza 1140
que experimenté en mis tíos,
y de lo que tu fineza
me aconsejó, la hablé; pero
Angelita de horror llena,
mis expresiones rebate: 1145 [40]
cuanto le ofrecí desprecia:
me amenaza su justicia;
pide a Dios vuelva por ella,
gime en fin, suspira, llora,
y mi inconstancia la deja. 1150
¿Mas cómo he de resistir
los grito de mi conciencia,
los clamores de mi amor,
y el eco de su terneza?
NICASIO ¿Y será razón por eso 1155
afrenta vuestra grandeza,
injuriar a vuestros tíos,
y exponeros a una fiera
indignación? ¡Infeliz
de vos, si acaso tuviera 1160
efecto tan gran locura!
Vuestra gloriosa ascendencia
quedaría sepultada
en el horror, la bajeza,
y la ignominia: vos, lleno 1165
de aflicciones, y vergüenza,
y esa mujer castigada
  con rigor. Vuestra prudencia
deseche tan vil amor,
pues os sonroja y afrenta. 1170
MARQUÉS Todo es cierto: lo conozco,
y el respeto, y la obediencia
que tengo a mis tíos, son
las que me hacen mayor fuerza
para olvidar a Angelita. 1175
Pero, amigo, si ella fuera
de otra cuna, si la sangre
que circula por sus venas [41]
fuese noble, separarme
de sus brazos ¿quién pudiera? 1180
Mas ya estoy determinado
a dejarla, aunque lo sienta
siempre, Nicasio, mi vida.
Si yo al traidor conociera
que dio a mis tíos noticia 1185
de mi amor, con las sangrientas
iras de mi brazo, hallaran
el castigo, las ofensas
que hizo a Angelita, porque
la retrató de manera 1190
el infame...
NICASIO El irritaros
de ese modo, no aprovecha.
¡Qué cobarde es un traidor! (Aparte.)
De escucharle solo tiembla 1195
todo mi cuerpo.
MARQUÉS En efecto,
quiero que vayas a verla,
y hagas...
NICASIO Que me dé el papel, 1200
y la joya.
MARQUÉS Eso quisiera;
y que la digas...
NICASIO Que siempre
la amaréis; que vuestra hacienda 1205
será suya; que su imagen
en vuestro pecho está impresa:
el rigor de vuestros tíos:
su poder, y en fin la fuerza
que os hacen. ¿No es verdad? 1210
MARQUÉS Sí: [42]
Dila todo con viveza,
y con amor.
NICASIO Al instante
voy, y sabréis su respuesta. 1215
Vamos a ver si consigo
que ella al Marqués aborrezca.
(Aparte y vase.)
MARQUÉS ¡Válgame Dios! ¿Quién habrá
dicho a mis tíos la tierna
unión, que con Angelita 1220
tenía mi amor dispuesta?
De todo cuanto ha ocurrido,
no hay cosa que no la sepan.
¿Podrá haber acaso sido
Don Nicasio?... ¿Quién tal piensa? 1225
Es mi amigo verdadero,
y en culparle le ofendiera.
Mi mayordomo también
lo sabe; pero está fuera
de la Corte ya hace tiempo; 1230
y aun cuando no lo estuviera,
de su silencio, y su amor
tengo muchas experiencias.
¿Pues quién pensare que ha sido
este traidor? ¡Qué desecha 1235
borrasca padezco! ¡Ay Dios!
Por una parte me llenan
de horror mis remordimientos;
por otra mi amor lamenta
perder aquella virtud; 1240
por otra... Pero la puerta
abren. ¿Quién es?
 
(Sale el tío JUAN, que traerá la espada oculta debajo de la capa.) [43]
 
JUAN Quien servir
al Señor Marqués desea.
MARQUÉS ¡Ay Dios! Si acaso Angelita (Aparte.) 1245
de todo habrá dado cuenta...
Y a un padre ofendido, ¿quién
no temerá, sea el que sea?
JUAN Vine a traeros vuestra ropa;
y de camino quisiera 1250
me oiga Usía dos palabras.
MARQUÉS Decidlas en horabuena,
JUAN Pues sentémonos; porque
(Se sientan.)
los años tanto me pesan,
que no puedo estar en pie 1255
mucho tiempo. ¿Habrá quién pueda.
escucharnos?
MARQUÉS Me parece (Sorprendido.)
que no. La sorpresa apenas
me permite respirar. 1260
JUAN Señor Marqués, quien se precia
de Caballero, no puede
faltar nunca a las promesas
honradas, que llegó a hacer.
¿Conocéis bien esta letra? 1265
(Saca el papel.)
MARQUÉS Sí señor: es mía.
JUAN Bien.
¿Y esta joya?
MARQUÉS La di en prueba
de la verdad de ese escrito. 1270
JUAN Pues ya quien eso confiesa,
es preciso que lo cumpla.
MARQUÉS Esa es cosa muy diversa.
Lo que ofrecí, yo no puedo
cumplir. 1275 [44]
JUAN ¿Por qué?
MARQUÉS Me lo ordenan
así mis tíos, mi honor,
mi nacimiento, y grandeza.
JUAN La grandeza de esta vida, 1280
Señor Marqués, es miseria,
pues cuantas glorias ofrece
no son más que en la apariencia
y si la virtud les falta,
en vez de ilustrar, atezan. 1285
Hablemos claros. ¿Será
puesto en razón, que merezca
más el interés del mundo,
que no las dichas eternas?
¿Discurrís que será justo, 1290
que la que es una doncella,
virtuosa, honrada, e inocente,
por las persecuciones vuestras,
por vuestra palabra, por
vuestros engaños, promesas, 1295
y escrito, quede agraviada,
y sin ninguna defensa?
Vuestra alma os está inspirando
cumpláis lo que aquí se ordena;
(Por el papel.)
y vuestros remordimientos 1300
es consecuente, que sepan
confundiros, si faltáis
a tan sagradas promesas.
Mas no faltaréis: mi llanto,
regando las plantas vuestras, 1305
de vos lo aguarda, Señor,
de vuestra bondad lo espera:
A mi pobre hija amparad: [45]
sea vuestra esposa, y sea
vuestra humilde esclava luego. 1310
Yo, mientras viva, la tierra
que pisáis, sabré besar.
Y Dios, que a los buenos premia,
veréis, que de bendiciones,
y de consuelos os llena; 1315
y este pobre viejo así
lo pide, lo clama, y ruega.
MARQUÉS Levantad. Quiero a vuestra hija
como a mí mismo. Me llena
su nombre de gozo. Mal (Aparte.) 1320
lo que se quiere se niega;
pero mis tíos... mi amigo...
Mi honor...
JUAN ¿Qué decís?
MARQUÉS Qué de ella 1325
ser no puedo esposo.
JUAN ¿No?
Miradlo bien.
MARQUÉS Mi postrera
resolución, ya habéis oído. 1330
JUAN Pues ahora la mía es fuerza,
que sepáis.
MARQUÉS ¿Cuál es?
JUAN Primero
debo cerrar esta puerta, 1335
y esta también. Sacad vuestro
acero, que este os espera.
MARQUÉS Tío Juan, ¿qué hacéis? ¿Estáis loco?
¿Yo reñir con usted? ¡Fuera
un grande triunfo vencer 1340
a un anciano ya hecho tierra! [46]
JUAN Aunque son muchos mis años,
es mayor mi fortaleza.
Mirad, que aquí os doy la muerte
si no os ponéis en defensa. 1345
MARQUÉS Yo no debo reñir con
quien igual mío no sea.
JUAN Esas disculpas las dan
los cobardes, los que piensan
como vos. Sacad la espada, 1350
o morís.
MARQUÉS Por mi defensa
la saco no más. (Riñen.)
JUAN Veréis,
que ha menester resistencia 1355
más grande, este brazo.
MARQUÉS ¡Ay Dios!
 
(Desarma al MARQUÉS.)
 
Perdí la espada.
JUAN Y pudiera
daros la muerte, mas quiero 1360
veáis procedo con nobleza,
y que aquel, que sabe usarla
es muy digno de tenerla.
Alzad la espada, y volved
a reñir. 1365
MARQUÉS Usted me enseña,
y hace me admire; mas ruido
 
(Dentro ruido.)
 
hacia aquella parte suena.
JUAN Decís bien. Quede este duelo
suspenso, hasta que yo entienda 1370
cómo procedéis; y ved,
que aquel, que de vuestra diestra
os sacó la espada, hará,
que vuestra sangre se vierta, [47]
si a lo que es justo faltáis. 1375
MARQUÉS A vuestra hija mi alma aprecia,
y os debo la vida... pero
no puedo casar con ella.
JUAN Pues lo veremos. A Dios,
Señor. 1380
MARQUÉS Él os guarde.
JUAN En esta
constitución tan sensible...
MARQUÉS En situación tan adversa...
JUAN Justo Dios... 1385
MARQUÉS Sagrados Cielos...
JUAN Haced...
MARQUÉS Disponed...
LOS DOS Que tengan
consuelo, alivio, y descanso, 1390
mis males, ansias, y penas.
 
(El TÍO JUAN se va por la derecha (7), y el MARQUÉS por la izquierda, abriendo antes cada uno la puerta.)

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