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11

Por crimen entendemos delito grave.

 

12

En las prisiones no debía haber locos, pero los hay.

 

13

El delincuente considerado bajo el punto de vista antropológico, y sociológico.

 

14

Este parricida, a quien parece indudable que atormentaban los remordimientos inmediatamente después de su horrendo crimen, para ocultarlo tuvo una serenidad aparente que indicaba falta absoluta de conciencia, lo cual no era cierto.

 

15

En las prisiones bien organizadas.

 

16

Informe al Congreso Penitenciario de Roma.

 

17

Cuando la ociosidad se combina con la arbitrariedad, da lugar en los presidios a extravagancias, crímenes y aberraciones imposibles de evitar, ni aun de adivinar. Un empleado en presidios perseguía en el de la Coruña el juego; pero los penados jugaban, si no del modo que se les había prohibido, de otro y otros que inventaban: cuando el empleado creyó que ya no podían inventar ninguno para burlar su vigilancia, un domingo que tomaban el sol en el patio, con la mirada perspicaz del práctico conoció que estaban jugando. ¿A qué y cómo? No lo adivinó: ni tenían cosa alguna que para jugar pudiera servirles, ni movían las manos ni los pies, ni el cuerpo, y antes permanecían en gran reposo, casi inmóviles. Con la seguridad de que jugaban y la imposibilidad de saber a qué ni cómo, se retiró. Al día siguiente llamó a un penado, que se lo dijo en confianza y con la promesa de que no había de descubrirle. Los instrumentos del juego eran las moscas que se posaban sobre los que estaban tomando el sol, y que, según ellas fuesen pares o nones, les hacían perder o ganar. Esto nos refirió D. Domingo Camino, uno de los hombres mejores y más desgraciados que hemos conocido: la Administración fue para él injusta; los penados le hacían justicia y le querían, y los que apreciábamos sus raras cualidades y nos dolíamos de sus desventuras, no le hemos olvidado.

 

18

Histórico. Este mismo asesino rogó al juez que mandase quitar de encima de la mesa un cortaplumas con que tajaba la suya el escribano, porque tenía impulsos de matarlos o herirlos con él: por nuevos delitos no podía incurrir en mayor pena; habla sido condenado a la de muerte, y estaba bien persuadido de que se ejecutaría, como se ejecutó: de esto hará cerca de medio siglo pero los criminales de ahora, como los de entonces, no son siempre tan malos como parecen, y pueden tener, y tienen a veces, algo y aun mucho de humano.

 

19

Considerando las de todos los países.

 

20

Entre los papeles del abate Humbourg habla unas notas interesantísimas, que por desgracia se han perdido, relativas a la reincidencia de los vendedores de fósforos, gente honrada hasta que los convirtió en contrabandistas y delincuentes la ley que hizo al Estado fosforero; es un caso notable de reincidencia artificial.