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Elevación

(Nuevos poemas)

Amado Nervo






ArribaAbajoPrimera página


   ¡Oh Arcano,
para subir a ti, dame la mano!
   Dame, noche encendida,
luz, y tú dame, vida,
(pues el viaje es muy largo, el tiempo breve)
más tiempo aún para escalar la nieve
perpetua, donde el sol no tiene velos
ni hay ya «la azul mentira» de los cielos,
sino el glacial vacío, el astro hirsuto,
con sus lenguas de hidrógeno inflamado,
lamiendo la negrura del abismo.
...Y después, el pavor de lo ABSOLUTO,
donde está el INCREADO,
en silencio... ¡mirándose en sí mismo!




ArribaAbajoJaculatoria a la nieve


   ¡Qué milagrosa es la Naturaleza!
Pues, ¿no da luz la nieve?
Inmaculada
y misteriosa, trémula y callada,
paréceme que mudamente reza
al caer...
¡Oh nevada,
tu ingrávida y glacial eucaristía,
hoy del pecado de vivir me absuelva
y haga que, como tú, mi alma se vuelva
fúlgida, blanca, silenciosa y fría!

Enero, 17 de 1914.




ArribaAbajoNoche


   ¡Madre misteriosa de todos los génesis, madre
portentosa, muda y fiel de las almas excelsas;
nido inmensurable de todos los soles y mundos;
piélago en que tiemblan los fiats de todas las causas!
¡Oh camino enorme que llevas derecho al enigma;
reino de los tristes, regazo de nuestra esperanza;
taciturno amparo de males de amor sin remedio;
madrina enlutada de bellas adivinaciones;
ámbito en que vuelan las alas de azur de los sueños:
sean mis pupilas espejo que copie tus orbes;
sea tu silencio sutil comunión de mi vida;
sean tus arcanos divino aguijón de mi mente;
sea tu remota verdad, tras la tumba, mi herencia!

Febrero, 15 de 1914.




ArribaAbajoResolución


   Alma, tienes por fuerza que alcanzar en la vida
el Ideal sublime que a seguir te convida
por entre breñas ásperas.
Alma, en vano recelas
del Dolor: mis propósitos son como dos espuelas
que te harán sangre... Fuerza será, cuando te pares,
que sientas, despiadada, clavarse en tus ijares
mi voluntad de acero; fuerza será subir...
   ¡Contempla, allá, muy lejos, la cima de zafir,
adonde has de llegar antes que la jornada
termine!
¡Alma, no esperes de mí piedad ni nada
que no sea espolazo, aguijón y castigo!
   ...Hoy, has de sonreír al cruel enemigo
que ayer te hincó su dardo...
Bien sé que anhelarías
quebrantar su soberbia; que sin duda podrías
hundir su oscura frente en la tierra que pisa;
mas sólo habrás de darle la flor de tu sonrisa,
y por cada punzante, por cada dolorosa
espina que te clave, ¡devolverle una rosa!

Abril, 18 de 1914.




ArribaAbajoLugar común...



   Lugar común, seas
loado por tu límpida prosapia
y nunca más desdéñente los hombres.
Expresión dicha ya por cien millones
de bocas, está así santificada.
Cien millones de bocas
han clamado: «Dios mío», y cien millones
de veces el Eterno
encarnó en ese grito.
   Cien millones de bocas
dijeron: «Yo te amo»,
y al decirlo engendraron cien millones
de veces al amor, padre del mundo...

   Hay todavía locos que pretenden
decirnos algo nuevo, porque ignoran
los libros esenciales
en que está dicho todo1.
Buscan las frases bárbaras,
las torcidas sintaxis,
los híbridos vocablos nunca juntos
antes, y gritan: «Soy un genio, ¡eureka!»
...mas los sabios escuchan y sonríen.
   Oh, tú, Naturaleza, madre santa,
oh, tú, la siempre igual y siempre nueva,
monótona, uniforme, simple, como
la eternidad, ¡bendita seas siempre!
   Bendito seas, mar, cantor perpetuo
de la misma canción... Bendito seas
viento, que hieres las perennes cuerdas
de los árboles quietos y sumisos.
   Benditos seáis, moldes
de donde surge el mundo cada día
semejante a sí propio;
bendita la unidad de las estrellas;
bendita la energía
de donde todo viene, y que es idéntica
bajo diversas fases ilusorias.
Hablemos cual los dioses,
que siempre hablan lo mismo.
Digamos las palabras
sagradas que dijeron los abuelos
al reír y al llorar,
al amar y al morir...
   Mas al decir: «amor», «dolores», «muerte»,
digámoslo en verdad,
con amor, con dolores y con muerte.

Mayo, 14 de 1914.




ArribaAbajoHoy he nacido


   Cada día que pase, has de decirte:
«¡Hoy he nacido!
El mundo es nuevo para mí; la luz
esta que miro,
hiere sin duda por la vez primera
mis ojos límpidos;
¡la lluvia que hoy desfleca sus cristales
es mi bautismo!».
   «Vamos, pues, a vivir un vivir puro,
un vivir nítido.
Ayer, ya se perdió: ¿fui malo? ¿bueno?
...Venga el olvido,
y quede solo de ese ayer, la esencia,
el oro íntimo
de lo que amé y sufrí mientras marchaba
por el camino...».
   «Hoy, cada instante, al bien y a la alegría
será propicio,
y la esencial razón de mi existencia,
mi decidido
afán, volcar la dicha sobre el mundo,
verter el vino
de la bondad sobre las bocas ávidas
en redor mío...».
   «¡Será mi sola paz la de los otros;
su regocijo
mi regocijo, su soñar mi ensueño;
mi cristalino
llanto el que tiemble en los ajenos párpados,
y mis latidos
los latidos de cuantos corazones
palpiten en los orbes infinitos!».
   Cada día que pase, has de decirte:
«¡hoy he nacido!».

Julio, 12 de 1914.




ArribaAbajo¡Oh santa pobreza!



   ¡Oh santa pobreza,
dulce compañía,
timbre de nobleza,
cuna de hidalguía:
ven, entra en mi pieza,
tiempo ha no te vía!

   ¡Pero te aguardaba
y austero pasaba
la existencia mía!

   ¡Oh santa pobreza,
crisol de amistades,
orto de verdades,
venero de alteza
y aguijón de vida,
ven, entra en mi pieza,
seas bienvenida!

   Callado y sereno
me hallarás y lleno
del alto Ideal
que en los rubios días
de mis lozanías,
y ahora en mi ocaso,
aviva mi paso por el erial.
¡Oh santa pobreza,
dulce compañía,
ven, entra en mi pieza,
tiempo ha no te vía!

Noviembre, 23 de 1914.




ArribaAbajo¡Renombre!



   ¡Renombre, renombre! ¿qué quieres de mí?
¡Déjame en mi sombra, tu vuelo detén,
calla de tus trompas el son baladí...!
¡Si hicieses ruido se iría de aquí
Dios, único bien!

   (Celoso es el numen, de veras celoso.
Muy más que el virtuoso,
que al interpretar
las obras sublimes de su repertorio,
impone silencio tal a su auditorio
que se ofende casi de su respirar...).

   ¡Renombre, renombre, vete! Muchos quieren
que halagues su oído;
muchos que se mueren
de hambre y sed de elogios... Olvídame a mí,
con un gran olvido:
como si jamás hubiera existido...
...Y no hagas ruido,
que estoy bien así.

Enero, 15 de 1915.




ArribaAbajoEl don



   Oh vida, ¿me reservas por ventura algún don?
(Atardece. En la torre suena ya la oración).
Oh vida, ¿me reservas por ventura algún don?

   Plañe en las ramas secas el viento lastimero;
se desangra el crepúsculo en un vivo reguero;
oh vida, ¡dime cuál será ese don postrero!

   ¿Será un amor muy grande tu regalo mejor?
(¡Unos ojos azules, unos labios en flor!)
¡Oh qué dicha! ¡qué dicha si fuese un gran amor!

   O será una gran paz: ¿esa que necesita
mi pobre alma, tras tanto peregrinar con cuita?
¡Sí, tal vez una paz... una paz infinita!

   ...¿O más bien el enigma del que camino en pos
se aclarará, encendiéndose como una estrella en los
hondos cielos, y entonces ¡por fin! ¿hallaré a Dios?

   Oh vida, que devanas aún esta porción
de mis días obscuros, suena ya la oración;
cae la tarde... ¡Apresúrate a traerme tu don!

Febrero, 2 de 1915.




ArribaAbajoTodo yo



   Todo yo soy un acto de fe.
Todo yo soy un fuego de amor.
En mi frente espaciosa lee,
mira bien en mis ojos de azor:
¡hallarás las dos letras de FE
y las cuatro, radiantes, de AMOR!

   Si vacilas, si deja un porqué
en tu boca su acerbo amargor,
¡ven a mí, yo convenzo, yo !

   Mi vida es mi argumento mejor.
Todo yo soy un acto de FE.
Todo yo soy un fuego de AMOR.

Febrero, 9 de 1915.




ArribaAbajoLa galera sombría



   Si deseas que pronto de tus mares se aleje
la galera sombría que te trae las penas,
ten paciencia y aguarda: la paciencia es el eje
moral y el gran secreto de las almas serenas...

   La paciencia hizo el mundo, lo rige la paciencia;
el arte es una larga paciencia (¿y el amor?).
La santidad más alta, la más profunda ciencia,
de una maravillosa paciencia son la flor.

   Sé paciente y aguarda que fulgure tu día;
¿sabes tú si las perlas de la santa alegría
con que sueñas, anidan en las heces del vino?
Bebe, pues, todo el cáliz... ¡No hay bonanza tardía
ni existencia que acabe sin cumplir su destino!

Febrero, 14 de 1915.




ArribaAbajo¡Enséñame el camino!



   ¿Qué tiempo tienes tú para estar triste
si toda tu existencia es de los otros?
¡Jamás bajaste al fondo de ti misma
e ignoras el océano
de claridad que llevas!
Espejo es tu alma, que, apacible, copia
la santidad remota de los astros...
   Pero tú no lo sabes:
tú, en un ardor de caridad perpetua
te derramas; tus penas
son las penas del mundo; en tus entrañas
de mujer, llora y ríe
la humanidad entera.
Cuando te extingas para siempre, acaso
ni siquiera sabrás la luz que diste.
   «¡El cielo!»... ¡Y para qué, si tú lo llevas
dentro de ti! ¡Qué goce puede darse
a quien realiza en todos los minutos
la suprema ventura!
¡Qué visión beatífica
vais a ofrecer a quien es uno mismo
con Dios! ...
¡Oh, mi hermanita, mi hermanita,
déjame contemplar tus tocas blancas,
que irradian un fulgor de nieve pura
entre la sombra de la estancia, donde
agoniza el enfermo a quien asistes,
y por quien amorosa te desvelas!
   Déjame contemplar tus nobles canas,
tus arrugas, que son como celestes
surcos en donde el Sembrador divino
su simiente inmortal sembró...
Permite
que me mire en tus claros ojos dulces,
inocentes y castos, en que brilla
la promesa de transfiguraciones
cercanas... ¡Santifíqueme tu influjo!
   Enséñame, hermanita,
      enséñame el camino
para llegar a Dios...
¡Por la infinita
soledad, yo le busco de contino,
con un alma viril... pero marchita,
que su riego divino
sobre todas las cosas necesita!
      Enséñame, hermanita,
   enséñame el camino...

Febrero, 24 de 1915.




ArribaAbajoFides


   No te resignes antes de perder
definitiva, irrevocablemente
la batalla que libras. Lucha erguido
y sin contar las enemigas huestes.
¡Mientras veas resquicios de esperanza,
no te rindas! La suerte
gusta de acumular los imposibles
para vencerlos en conjunto, siempre,
con el fatal y misterioso golpe
de su maza de Hércules...
   ¿Sabes tú si el instante
en que, ya fatigado, desespere,
es justo aquel que a la definitiva
realización de tu ideal precede?
   Quien alienta una fe tenaz, al hado
más torvo compromete
en su favor. El SINO a la fe sólo
es vulnerable y resistir no puede.
   La fe otorga el divino privilegio
de la CAUSALIDAD, a quien la tiene
en grado heroico.
Cuando las tinieblas
y los espectros y los trasgos lleguen
a inspirarte pavor, ¡cierra los ojos,
embraza tu fe toda y arremete!
¡Verás cómo los monstruos más horribles,
al embestirlos tú se desvanecen!
   Cuanto se opone a los designios puros
del hombre, es irreal, tan sólo tiene
la imaginaria vida
que le dan nuestro miedo y nuestra fiebre.
   Dios quiso en su bondad que los obstáculos
para aguzar las armas nos sirviesen;
quiso que el imposible
estuviera no más para vencerle,
¡como está la barrera en los hipódromos,
a fin de que la salten los corceles!
   ¡Búrlate, pues, de cuanto en el camino
tu altivo impulso detener pretende!
¡No cedas ni a los hombres ni a los ángeles!
(Con un ángel luchó Jacob, inerme,
por el espacio entero de una noche,
...y el ángel le bendijo, complaciéndose
en la suprema audacia del mancebo,
a quien llamó Israel, porque era FUERTE
CONTRA DIOS...).
¡Ama mucho, el que ama, embota
hasta los aguijones de la muerte!
   Que tu fe trace un círculo de fuego
entre tu alma y los monstruos que la cerquen,
y si es mucho el horror de los fantasmas
que ves, cierra los ojos y arremete!

Marzo, 3 de 1915.




ArribaAbajoAmable y silencioso



   Amable y silencioso, ve por la vida, hijo.
Amable y silencioso como rayo de luna...
En tu faz, como flores inmateriales, deben
florecer las sonrisas.

   Haz caridad a todos de esas sonrisas, hijo.
Un rostro siempre adusto, es un día nublado,
es un paisaje lleno de hosquedad, es un libro
en idioma extranjero.

   Amable y silencioso ve por la vida, hijo.
Escucha cuanto quieran decirte, y tu sonrisa
sea elogio, respuesta, objeción, comentario,
advertencia y misterio...

Marzo, 5 de 1915.




ArribaAbajoEl milagro


   ¡Señor, yo te bendigo, porque tengo esperanza!
Muy pronto mis tinieblas se enjoyarán de luz...
Hay un presentimiento de sol en lontananza;
¡me punzan mucho menos los clavos de mi cruz!
   Mi frente, ayer marchita y obscura, se levanta
hoy aguardando el místico beso del Ideal.
Mi corazón es nido celeste, donde canta
el ruiseñor de Alfeo su canción de cristal.
   ...Dudé, ¿por qué negarlo?, y en las olas me hundía
como Pedro, a medida que más hondo dudé.
Pero tú me tendiste la diestra y sonreía
tu boca murmurando: «¡Hombre de poca fe!».
   ¡Qué mengua! Desconfiaba de ti, como si fuese
algo imposible al alma que espera en el Señor;
como si quien demanda luz y amor, no pudiese
recibirlos del Padre: fuente de luz y amor...
   Mas hoy, Señor, me humillo, y en sus crisoles fragua
una fe de diamante mi excelsa voluntad.
La arena me dio flores, la roca me dio agua,
me dio el simún frescura, y el tiempo eternidad.

Marzo, 10 de 1915.




ArribaAbajoLa hondura interior



   Desde que sé las cosas bellas,
los mil incógnitos veneros
de luz, las fuerzas misteriosas
que el hombre lleva en su interior,
¡ya no me importan las estrellas
ni los cometas agoreros
ni las arcanas nebulosas,
con su fosforeo resplandor!

   Ya no me importa del planeta
la claridad prestada y quieta;
ya no contemplo al taciturno
y melancólico Saturno,
con sus anillos y el cortejo
de diez satélites, errar
por la extensión como un dios triste
bajo la pompa que lo viste...
Ya no me encanta el oro viejo
de nuestra luna familiar.

   ¡Qué vale en suma todo eso!
(materias cósmicas, exceso
de vano gas en combustión...)
¡qué vale en suma ante el abismo
vertiginoso de uno mismo,
que nos espanta la razón!

   ¡A qué mirar constelaciones
en el profundo azul turquí!
¡a qué escrutar las extensiones!
¿Qué nos diréis, astros distantes,
inmensos orbes rutilantes?
¡El gran misterio no está allí!

   ...En el silencio de mi pieza
en tantas noches de tristeza
en que la copa del vivir
hay que apurar hasta las heces,
¡oh cuantas veces, cuantas veces
cerré los ojos sin dormir!

   Y vi sin ver, luces tan puras,
tanto fulgor, arquitecturas
de una tan vasta concepción,
enigma tal, tales honduras,
¡que ya no miro las alturas
y está cerrado mi balcón!

   ¡Descansa en paz, anteojo mío,
en tu gran caja de nogal!
¡Ya no te asomes al vacío
con tu pupila de cristal!
¡Descansa en paz, anteojo mío,
en tu gran caja de nogal!

Marzo, 8 de 1915.




ArribaAbajoSe va una tarde más...



   Se va una tarde más... ¿Viviremos mañana?
¿Volveremos a veros, crepúsculos de grana?
¿Tornaremos a oírte, plañidera campana?

   Se va una tarde más. Suena en la ENCARNACIÓN,
incomparablemente mística, la oración...

   Se bañan ya de sombra los muros del convento,
mientras que de la esquila solloza el ritmo lento.

   Quizás en este instante, muchas monjas extáticas
con el divino Esposo mantienen dulces pláticas
y gozan de sublimes caricias interiores...

   En tanto que tú, presa de continuos dolores,
con tus anhelos libras la más porfiada lucha,
e inútilmente pides la paz al escondido
Señor que mora en tu alma; pero que no te escucha,
porque no lo mereces... ¡o porque está dormido!

   ¡Recuérdalo! Quién sabe si su corazón vela
para que no zozobre tu barca en la procela...
Sacúdelo con fuerza si prosigue durmiendo;
clama en su oreja misma con desusado brío;
verás cómo a la postre despierta sonriendo,
te ampara entre sus brazos y murmura: «¡HIJO MÍO!».

Marzo, 16 de 1915.




ArribaAbajoEn paz


Artifex vitae, artifex sui.




   Muy cerca de mi ocaso, yo te bendigo, Vida,
porque nunca me diste ni esperanza fallida
ni trabajos injustos ni pena inmerecida.

   Porque veo al final de mi rudo camino
que yo fui el arquitecto de mi propio destino;
que si extraje las mieles o la hiel de las cosas,
fue porque en ellas puse hiel o mieles sabrosas:
cuando planté rosales coseché siempre rosas.

   ...Cierto, a mis lozanías va a seguir el invierno;
¡mas tú no me dijiste que mayo fuese eterno!

   Hallé sin duda largas las noches de mis penas;
mas no me prometiste tú sólo noches buenas,
y en cambio tuve algunas santamente serenas...

   Amé, fui amado, el sol acarició mi faz.
¡Vida, nada me debes! ¡Vida, estamos en paz!

Marzo, 20 de 1915.




ArribaAbajoLa injusticia



   -«¿Qué tienes? ¿Por qué tiemblas, tú, que nunca
has sabido temblar? ¿Por qué te agitas
tú, el de serenidad incomparable,
el de alma diamantina?
   »¿Por ventura se vuelca el océano
sobre los continentes? ¿Se desquicia
por ventura el planeta? ¿Por ventura
se extingue ya en la bóveda infinita
la majestad de las constelaciones?».
   -«¡Más grave es la razón, amiga mía,
de mi miedo: hace apenas una hora
iba yo a cometer una injusticia...
y no hay conflagración ni cataclismo
que deba dar más pánico en la vida!».

Mayo, 3 de 1915.




ArribaAbajoExpectación



   Siento que algo solemne va a llegar en mi vida.
¿Es acaso la muerte? ¿Por ventura el amor?
Palidece mi rostro... Mi alma está conmovida,
y sacude mis miembros un sagrado temblor.

   Siento que algo sublime va a encarnar en mi barro,
en el mísero barro de mi pobre existir.
Una chispa celeste brotará del guijarro
y la púrpura augusta va el harapo a teñir.

   Siento que algo solemne se aproxima, y me hallo
todo trémulo; mi alma de pavor llena está.
Que se cumpla el destino, que Dios dicte su fallo.
Mientras, yo, de rodillas, oro, espero y me callo,
para oír la palabra que el ABISMO dirá...

Mayo, 6 de 1915.




ArribaAbajoTanto amor


   «Hay tanto amor en mi alma, que no queda
ni el rincón más estrecho para el odio.
¿Dónde quieres que ponga los rencores
que tus vilezas engendrar podrían?».
   «Impasible no soy: todo lo siento,
lo sufro todo... pero como el niño
a quien hacen llorar, en cuanto mira
un juguete delante de sus ojos
se consuela, sonríe
y las ávidas manos
tiende hacia él sin recordar la pena,
así yo ante el divino panorama
de mi ideal, ante lo inenarrable
de mi amor infinito,
no siento ni el maligno alfilerazo
ni la cruel y afilada
ironía, ni escucho la sarcástica
risa. Todo lo olvido,
porque soy sólo corazón, soy ojos
no más, para asomarme a la ventana
y ver pasar al inefable Ensueño,
vestido de violeta...
y con toda la luz de la mañana,
de sus ojos divinos en la quieta
limpidez de fontana...

Mayo, 16 de 1915.




ArribaAbajo



   Señor, Señor, Tú antes, Tú después, Tú en la inmensa
hondura del vacío y en la hondura interior:
Tú en la aurora que canta y en la noche que piensa;
Tú en la flor de los cardos y en los cardos sin flor.

   Tú en el cénit a un tiempo y en el nadir; Tú en todas
las transfiguraciones y en todo el padecer;
Tú en la capilla fúnebre y en la noche de bodas;
¡Tú en el beso primero y en el beso postrer!

   Tú en los ojos azules y en los ojos obscuros:
Tú en la frivolidad quinceañera, y también
en las graves ternezas de los años maduros;
Tú en la más negra sima, Tú en el más alto edén.

   Si la ciencia engreída no te ve, yo te veo;
si sus labios te niegan, yo te proclamaré.
Por cada hombre que duda, mi alma grita: «Yo creo»
¡y con cada fe muerta, se agiganta mi fe!

Junio, 8 de 1915.




ArribaAbajoEl castaño no sabe...



   El castaño no sabe que se llama castaño;
mas, al aproximarse la madurez del año,
nos da su noble fruto de perfume otoñal;
y Canopo no sabe que Canopo se llama;
pero su orbe coloso nos envía su llama,
y es de los universos el eje sideral.

   Nadie mira la rosa que nació en el desierto;
mas ella, ufana, erguida, muestra el cáliz abierto,
cual si mandara un ósculo perenne a la extensión.
Nadie sembró la espiga del borde del camino,
ni nadie la recoge; mas ella, con divino
silencio, dará granos al hambriento gorrión.

   ¡Cuántos versos, oh, cuántos, pensé que nunca he escrito,
llenos de ansias celestes y de amor infinito,
que carecen de nombre, que ninguno leerá;
pero que como el árbol, la espiga, el sol, la rosa,
cumplieron ya, prestando su expresión armoniosa
a la INEFABLE ESENCIA, que es, ha sido y será!

Junio, 23 de 1915.




ArribaAbajoSubstitución



   ¡Cómo han envejecido
tus manos!
¡Tus afiladas manos
de palidez ascética!

   Tu rostro es todavía
joven, y tu cabeza
altiva, aun no se ciñe
su corona de plata.

   Tus ojos claros saben
penetrar en la hondura
del alma que se esquiva,
como dos estiletes
luminosos de acero,
penetran en las carnes.

   Tu frente muestra arrugas;
pero son como surcos
que aró tu pensamiento,
para sembrar las flores
de la meditación.

   Solo tus pobres manos
sarmentosas y exangües,
dicen toda la lucha
de tu vivir potente;
hablan de los combates
continuos en que, al cabo,
venciste al enemigo
cruel que hay en nosotros,
al ansia sibarítica,
que pide siempre goces,
a la ley del pecado
que anida en las entrañas.

   Tu rostro nunca supo
gesticular... Inmóvil
y claro como espejo,
devolvía a la vida
sus imágenes vanas,
imperturbable siempre.

   Leíase en tus ojos
la paz de la conciencia,
conquistada por fin;
el perfecto equilibrio
entre tu alma y el mundo...

   ¡Pero tus pobres manos
sabían la verdad!
Ellas gesticulaban
en lugar de tu rostro,
porque no se amenguase
la majestad augusta
de tu expresión serena...

   No hay un dolor que en ellas
no haya quedado impreso.
Son libro de diez páginas,
rugosas y amarillas,
cada una de las cuales
narra muchas historias,
cuenta muchos martirios.

   ¡Oh bien nutridas hojas,
oh poema conciso,
lleno de intimidades
misteriosas y excelsas!
¡Pobres manos sagradas,
fáciles al augurio,
claras al quiromante!

   ¡Nobles manos verídicas,
llenas de ingenuidad,
que revelan tu diáfana
y pródiga faena!

   ¡Quiero besar tus manos!
Quiero poner tu diestra
sobre mi corazón.
Quiero apoyar su palma
fría, sobre mi frente:
quizás me reconforte
con su influjo potente;
quizás por siempre corte
la fiebre de mi alma.

Junio, 1915.




ArribaAbajoTú filosofa ...


Alii disputent, ego mirabor.


San Agustín                



   Tú filosofa, mientras que yo sueño,
cerebro mío... Filosofa mientras.
Yo, con mi adoración, donde no entras,
entraré: más que el tuyo es fiel mi empeño.

   Con el farol de tu filosofía
no hallarás nunca a Dios, oh mente esclava,
sino con el amor: ¡quien más le amaba
(San Francisco de Asís) más le veía!

   Cinco mil años hace (por lo menos)
que los doctos, metafisiqueando,
la explicación del ser andan buscando:
¡magines vacuos, de palabras llenos!

   Y mientras van, cómicamente serios,
devanando su enredo silogístico,
un éxtasis le basta a cualquier místico
para sondar los más altos misterios.

   El filósofo de hoy, inconsecuente,
ríe de los de ayer: ¡él sólo sabe!
y dentro de muy poco, en cuanto acabe
el divagar inútil de su mente.

   Otro reirá también de sus premisas
y de sus conclusiones, y así estamos
perdiendo el oro del vivir, y vamos
de las risas de ayer a nuevas risas.

   Mientras que el «despreciable» iluminado,
ni pierde el tiempo en discutir, ni duda:
¡ve cara a cara la Verdad desnuda,
y se funde con Dios porque le ha hallado!

Julio, 8 de 1915.




ArribaAbajoDos sirenas



   Dos sirenas que cantan: el Amor y el Dinero;
mas tú sé como Ulises, previsor y sagaz:
tapa bien las orejas a piloto y remero
y que te aten al mástil de tu barco ligero,
que, si salvas la sirte, ¡tu gran premio es la paz!

   Es engaño el Dinero y el Amor es engaño:
cuando juzgas tenerlos, una transmutación
al Amor trueca en tedio; trueca al oro en estaño...
El Amor es bostezo y el placer hace daño.
(Esto ya lo sabías, ¡oh buen rey Salomón!).

   Pero el hombre insensato por el oro delira
y de Amor vanamente sigue el vuelo fugaz...
Sólo el sabio, el asceta, con desprecio los mira.
Es mentira el Dinero y el Amor es mentira:
si los vences conquistas el bien sumo: ¡la Paz!

Julio, 9 de 1915.




ArribaAbajoDice el caritativo



   Dice el caritativo: «Que aumenten mis denarios,
¡oh Padre! ¡Quiero irlos derramando al pasar!
La mies de pena es mucha; pocos los operarios
y el corazón del hombre muy duro para dar...

   »En vez de ser el rico del pobre tesorero,
como tú lo querías, ajeno a la piedad,
con anodinos próceres reparte su dinero;
da de comer al harto... ¡Ceba a la vanidad!

   »¡Enciende, oh Padre, tantos corazones de hielo
y enseña al opulento que Tú en el pobre estás;
que es dar la dicha máxima; la caridad un vuelo
sublime y que las rosas extáticas del cielo
florecen en las almas que se difunden más!».

Julio, 24 de 1915.




ArribaAbajoSi una espina me hiere...



   ¡Si una espina me hiere, me aparto de la espina
...pero no la aborrezco!

Cuando la mezquindad
envidiosa en mí clava los dardos de su inquina,
esquívase en silencio mi planta, y se encamina
hacia más puro ambiente de amor y caridad.

   ¡Rencores! ¡De qué sirven! ¡Qué logran los rencores!
Ni restañan heridas, ni corrigen el mal.
Mi rosal tiene apenas tiempo para dar flores
y no prodiga savias en pinchos punzadores:
si pasa mi enemigo cerca de mi rosal.

   Se llevará las rosas de más sutil esencia,
y si notare en ellas algún rojo vivaz,
¡será el de aquella sangre que su malevolencia
de ayer, vertió, al herirme con encono y violencia
y que el rosal devuelve, trocada en flor de paz!

Julio, 13 de 1915.




ArribaAbajoSé como la montaña



   Sé como la montaña, que mira al sol primero
que el valle. ¿Por ventura con la Poesía, el don
no se te dio más alto, más noble y verdadero,
la ventana escondida por donde el prisionero
YO se asoma al arcano del mundo: la Intuición?

   Sé también como torre, que platea la luna
antes que el caserío, y sé como fanal
que atalaya el océano más que mirada alguna.
Empina bien tu ensueño, para que a su oportuna
luz divises más pronto tu lejano Ideal.

Julio, 26 de 1915.




ArribaAbajoÉxtasis



   Cada rosa gentil, ayer nacida,
cada aurora que apunta entre sonrojos,
dejan mi alma en el éxtasis sumida...
¡Nunca se cansan de mirar mis ojos
el perpetuo milagro de la vida!

   ¡Años ha que contemplo las estrellas,
en las diáfanas noches españolas,
y las encuentro cada vez más bellas!
¡Años ha que en el mar, conmigo a solas,
de las olas escucho las querellas,
y aún me pasma el prodigio de las olas!

   Cada vez hallo a la naturaleza
más sobrenatural, más pura y santa.
¡Para mí, en rededor, todo es belleza,
y con la misma plenitud me encanta
la boca de la madre cuando reza,
que la boca del niño cuando canta!

   Quiero ser inmortal, con sed intensa,
porque es maravilloso el panorama
con que nos brinda la creación inmensa;
porque cada lucero me reclama,
diciéndome al brillar: «¡Aquí se piensa
también, aquí se lucha, aquí se ama...!».

Agosto, 9 de 1915.




ArribaAbajoComo el venero



   Recibe el don del cielo, y nunca pidas
nada a los hombres; pero da si puedes;
da sonriendo y con amor; no midas
jamás la magnitud de tus mercedes.

   Nada te debe aquél a quien le diste;
por eso tú su gratitud esquiva.
Él fue quien te hizo bien, ya que pudiste
ejercer la mejor prerrogativa,
que es el dar, y que a pocos Dios depara.

   Da, pues, como el venero cristalino,
que siempre brinda más, del agua clara
que le pide el sediento peregrino.

Agosto, 16 de 1915.




ArribaAbajoMi filosofía



   Yo te destilo mi filosofía,
porque así la comprendas, niña mía,
con ella tus anhelos atemperes,
y, contemplando en paz la lejanía
de tu seguro edén, ames y esperes.

   Cada vez que te quejas de impotencia,
cada vez que resurge tu impaciencia
por no asir el ensueño, aún lejano,
yo te predico, amor, que la existencia
nunca a los buenos les promete en vano.

   Que las flores que ansías para ahora,
secretan ya su miel embriagadora
y a su tiempo han de abrir el rojo broche;
que el bien que no llegó para la aurora,
sin duda llegará para la noche.

   Por el imán de tu querer traído,
y siempre será bien y bien venido;
pues con una opulencia milagrosa,
ha de pagarte todo lo sufrido.
La rosa que más tarde ha florecido,
dice Aubigné que es la más bella rosa...

Agosto, 21 de 1915.



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