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Sobre Celestina y la cuestión de la autoría en especial recordamos los siguientes trabajos anteriores: «A propósito de los apelativos dirigidos a Celestina», Studia Philologica Salmanticensia 3 (1979), 193-209; «Rojas y el acto I de LC», Insula 497 (abril 1988), 19-20; «Celestina, teatro» , en Fernando de Rojas and «Celestina»: Approaching the Fifth Centenary, eds. I. Corfis y J. T. Snow (Madison: HSMS, 1993), 321-345; «Autoría del acto I de LC desde la perspectiva de la creación de los personajes», en La Célestine. Actes du Colloque International du 29-30 janvier 1993, ed. F. Maurizi (Caen: Universidad, 1994), 19-51. Últimamente, en ocasión de las celebraciones del centenario, ha sido encargado de coordinar un número monográfico sobre LC para la revista Insula, y de preparar, por cuenta de la Universidad de Salamanca, nueva edición facsímil de Burgos 1499 acompañada de transcripción filológica y de una versión modernizada para el lector actual.

 

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Completan la labor una amplia bibliografía específica, subdividida en ediciones, libros, y artículos (339-349), y un índice de los nombres citados (351-353).

 

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También tenemos noticia de las de R. Marí, «Debate sobre la autoría de un clásico», Las provincias (Valencia), 29 diciembre de 1996, y de M. I. Toro Pascua, «El autor de LC», Qué leer (Barcelona) 8 (febrero de 1997).

 

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La de Cuevas apareció en el «Suplemento Cultural» del ABC (viernes 4 de abril de 1997), 14. La de Ruiz Ramón, titulada «El retomo de Fernando de Rojas», ha sido publicada en Saber Leer (Madrid), 110 (diciembre 1997), 4-5. Recordamos que Ruiz Ramón ya se había ocupado de LC (en un artículo «Dos amores trágicos en la literatura española», Atenea 1 (1964), 7-19 y en un capítulo de su Historia del teatro español (Madrid: Alianza, 1967) I, 53-78, y se había interesado además por la cuestión específica de la autoría, en «Nota sobre la autoría del acto I de LC», Hispanic Review 42 (1974), 431-435.

 

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Afirma Cuevas: «Emilio de Miguel monta un complejo aparato de pruebas, cuya entidad, si se las toma acumulativamente, no deja de tener consistencia (...) los analisis del investigador, minuciosamente detallados, alcanzan las fibras más delicadas del tejido literario de la obra de Rojas. (...) El especialista demuestra un conocimiento omnímodo de la obra. Sus argumentos se desgranan con erudición y sensibilidad irreprochables. La lectura es siempre amena, pródiga en sorpresas.» Y afirma Ruiz Ramón que el autor rastrea «las conexiones de ritmo, de tono, y de sentido, considerándolas en las encrucijadas de los distintos niveles y aspectos del texto (...) es especialmente interesante el planteamiento crítico del [cap.] IV -el más largo y en posición central- dedicado a la técnica teatral de LC en donde enlaza, para mostrar y estudiar sus múltiples conexiones, los dos problemas más debatidos en la historia de la crítica celestinesca: el de la autoría y el del género (...) el minucioso e inteligente enfoque pragmático a que somete el texto le permite mostrar de modo original -y a mi juicio con éxito- la unidad estructural de LC como drama.»

 

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Su breve artículo en Insula (ver n1) mereció la mención de A. Deyermond en el Primer Suplemento a la Historia y Crítica de la Literatura Española (Barcelona: Crítica, 1991), 378, y la inclusión de su nombre en el cuadro sinóptico sobre la cuestión de la autoría (379).

 

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También se recuerdan (25n) Henk De Vries y Joaquín Aguirre Bellver entre los defensores del autor único, y se aducen varios pareceres a favor, hablando de tal o cual cuestión, como por ejemplo, el de Eugenio Asensio (187) refiriéndose al tiempo dramático. Y también se usan con provecho las afirmaciones unitarias de Ramón Menéndez Pidal (283, 327).

 

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Lo que, a manera de ínfimo reparo, nos extraña que surja sólo a este respecto. Tal atinada división en siete podría haberse aplicado no sólo a la distribución de los refranes sino teóricamente a todos los argumentos explayados en el libro, para usar, como a menudo se hace en este capítulo, los mismos criterios cuantitativos impugnados a otros críticos, si bien desde otro ángulo y para llegar a resultados opuestos.

 

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Para ese cómputo de refranes, el autor afirma aceptar (220) los que son señalados como tales en las notas de P. E. Russell, D. S. Severin, y J. Cejador en sus respectivas ediciones. No habla de cifras pero parecería aceptar (218) el total de 270 del que hablaba M. Marciales. Para otros las cifras aumentarían si se añadieran sentencias y frases proverbiales: serían 444 para J. Gella Iturriaga («444 refranes de LC», en LC y su contorno social (Barcelona: Borrás, 1977), 245-268; y serían 369 para Ángela Pagano («Funzione espressiva dei proverbi ne LC» [tesis, Univ. Roma, 1980, dirs. E. Scoles y C. Samonà], excelente monografía inédita).

 

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Sólo disiento de una afirmación: «la copia remite insistentemente al texto de la Tragicomedia, que parece estar siendo de forma clara el modelo que transcribe» (279). En realidad el Manuscrito de Palacio no siempre coincide con la Tragicomedia y es portador más bien del texto primitivo, siendo anterior, él o su modelo, a la época en que se forman los errores privativos de la Comedia impresa. Ver los dos trabajos sobre este manuscrito en Boletín de la Real Academia Española 73 (1993), 25-50 y 347-366 (P. Botta) y 51-67 (F. Lobera Serrano).

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