Selecciona una palabra y presiona la tecla d para obtener su definición.
Indice


 

271

Remito al lector a la nota 153 en la que hago referencia al libro de Octavio Paz. Hay que señalar, sin embargo, que el porcentaje de ilegitimidad en Hispanoamérica, durante la Colonia, era muy alto; dependiendo de la región, ese porcentaje podía alcanzar desde un 30% hasta un 60%. Véase el trabajo de la historiadora boliviana Clara López Beltrán, «La buena vecindad: las mujeres de élite de la sociedad colonial del siglo XVII», en el inciso «Las solteras e ilegítimas son de segunda categoría»: «Una muestra de veinte años del registro de bautizos de la Parroquia de San Agustín o el Sagrario, señala que entre 1661 y 1680 se celebraron 870 bautizos; de éstos, sólo el 43% fueron registrados como hijos legítimos, el 50% como hijos naturales y el 7% de padres desconocidos y sólo un 1% sin referencia. De estas cifras se desprende que los hijos ilegítimos en el sector urbano español y criollo era el 57%, frente al 28% de la parroquia de El Sagrario, o el 46% de la parroquia de San Marcelo, ambas en Lima»; con bibliografía al respecto; en Colonial Latin American Review (CLAR), vol. 5, núm. 2, 1996, pp. 219-236, y la nota 47 (p. 23,1). Obviamente la madre de Sor Juana, quien se declaró «soltera» era su testamento, fue una mujer de carácter fuerte; que contravino lo considerado propio o «decente» en la sociedad de su tiempo. Doña Juana Ramírez de Santillana, que así se llamaba la madre de Juana, estaba al frente del manejo de una finca, lo cual, desde luego, le daría más independencia económica y social, aparte del trato constante que necesariamente tendría con personas del sexo opuesto.

 

272

Marcela fue bautizada con ese nombre en Toledo, lugar obvio de su nacimiento, el 8 de mayo de 1605. Su padrino lo fue, como ya se ha mencionado, José de Valdivielso y fue inscrita como «de padres desconocidos» aunque no así a su hermano menor, a quien su padre llamó Lopito. Véase para más detalles, la obra mencionada de Sor Marcela de Electa Arenal y Georgina Sabat de Rivers, pp. 5-8 y siguientes. Marcela se hizo monja trinitaria a los 16 años; a los 15 ya había tomado esa decisión. Véase el artículo «Soledades de Sor Marcela» que se mencioné en la nota 153. En cuanto a Sor Juana, existe el problema de la atribución de dos fechas de nacimiento: 1648 y 1651; siempre me he inclinado por la de noviembre de 1651, lo que parece confirmarse con el artículo de Augusto Vallejo (véase el final de la misma nota 153) sobre los documentos descubiertos por él en relación con su hermana mayor Josefa María y la fecha que da de nacimiento de ésta. Aceptando la de 1651, Juana tenía 15 años al entrar en el Convento de las Carmelitas en agosto de 1667 de donde salió tres meses después; no cumpliría los 16 años hasta noviembre. Más tarde, entró en el Convento de Santa Paula de la orden de los jerónimos. Véase a Aureliano Tapia Méndez en Carta de Sor Juana Inés de la Cruz a su confesor espiritual. Estudios y notas de Aureliano Tapia Méndez, Monterrey, Producciones Al Voleo El Troquel, 1993, pp. 19-20. Ahí Tapia menciona a Juan de Oviedo en su Vida Ejemplar [...] (p. 19, 2.ª col.); éste habla de Juana como «niña» a su entrada en el convento de las Carmelitas. Me parece convenir mejor la edad de 15 ó 16 años a ese apelativo, que no la de 18 ó 19, edad en la que, a una muchacha de aquel siglo, ya no se la consideraría tan niña. También Tapia (ibidem, pp. 16-17) menciona el pasaje en el que se le tomó declaración a Sor Juana sobre una «cantidad de plata labrada» cuando declara «ser de edad de más de treinta años»; eso sucedía el 2 de junio de 1683. Si aceptarnos la fecha de 1651, obtenemos la edad de 32 años contra la más alejada de 35 si se acepta la fecha de su nacimiento como la de 1648.

 

273

Para Los empeños utilizo la edición de Alberto G. Salceda (quien se ocupó de este tomo a la muerte de Méndez Plancarte), Sor Juana Inés de la Cruz. Obras completas, t. IV, México, Fondo de Cultura Económica, 1957, pp. 3-184; hay una edición más reciente de esta comedia editada por Celsa Carmen García Valdés, Barcelona, Promociones y Publicaciones Universitarias, 1989. En esta comedia hay un personaje de gracioso, Castaño, mulato hispanoamericano, que hace mofa de las actitudes y exageraciones relacionadas con el honor español de la época; véase mi trabajo «Tiempo, apariencia y parodia: el lenguaje barroco y transgresor de Sor Juana», en Homenaje a Alfredo A. Roggiano. En este aire de América, Pittsburgh, Instituto Internacional de Literatura Iberoamericana, 1990, pp. 126-149, o en mi colección de artículos Estudios de literatura [...], mencionado en la nota 155.

 

274

Estas composiciones aparecen en nuestra edición (de Electa Arenal y mía) sobre la vida y obra de Sor Marcela que hemos mencionado antes; respectivamente se leen en las pp. 215-295; 451-455; 469-473; y 549-556. Anotemos que antes o después de las dramatis personae aparece la inscripción «Jesús, María, Josef, Angel Custodio» en todos los coloquios menos en el último.

 

275

«Coloquio del Nacimiento», p. 237.

 

276

Ibidem, v. 398.

 

277

Ibidem, vv. 887-890.

 

278

En este mismo coloquio se halla un pasaje en el que se habla de la Anunciación -mencionado, de pasada, en el texto- donde se apunta la espera de los cielos por el «sí» de María. He analizado este fragmento en el artículo sobre Adán y Eva mencionado en la nota 258. Véase el libro de Marina Warner, Alone of All Her Sex. The Myth and the Cult of the Virgin Mary, Nueva York, Pocket Books, 1978, y, para la relevancia de María en relación con Sor Juana, mi artículo: «Ejercicios de la Encarnación: Sobre la imagen de María y la decisión final de Sor Juana», en Literatura Mexicana, vol. I, núm. 2. México, UNAM, 1990, pp. 349-371 (aparece también en mi colección barcelonesa de artículos: Estudios de literatura hispanoamericana, mencionado en la nota 255).

 

279

El padre de Sor Marcela, Lope de Vega, también ve a San José anciano. Véase la cita suya en la «Relación de fiestas del glorioso San Isidro»: «A San Joseph su divino esposo, devoción común del mundo, pusieron éste. Un cordero en una cestica, que iba por un río a discreción del agua, y en un prado un Pyramide con un rostro de hombre anciano» [el énfasis es mío]; debía de aludir el río al Nilo, y el cordero a Moysés. El pensamiento latino: «Pater est, qui officium paestat»; y el castellano: «Desde vuestra infante cuna / en mis brazos Moyses nuevo / padre os llanto y firme os llevo», en Colección de las obras sueltas, assi en prosa, como en cerco, de D. Frey Lope de Vega Carpio, del habito de San Juan, t. XII, Madrid, en la Imprenta de Don Antonio de Sancha, [1777]. Para comentarios sobre la cuestión de presentar, en Europa, a San José anciano o joven, véase Patron Saint... (libro mencionado en nota 13), p. 5.

 

280

Para el esquema y mayor información de los juegos completos de villancicos de la que damos al final de esta nota, véase mi edición (donde se halla parte de las obras del primer tomo antiguo de Sor Juana), Inundación castálida, Madrid, Castalia, 1982, pp. 54-63; véase también, MP, t. II de la obra de Sor Juana señalada antes, México, FCE, 1952. Véase el trabajo de Fernando Martín del Campo, Cahiers de Joséphologie, núm. 29, 1981, quien, desde otra perspectiva, analiza estas composiciones de la monja mexicana. Utilizaremos, para el romance y la glosa -los únicos poemas de esa serie que aparecieron en el primer tomo antiguo de las obras de la monja-, mi edición señalada arriba (Inundación castálida), pp. 296-299. Damos un conciso resumen sobre la estructura de los juegos de villancicos (de «villano»): se componen de tres «nocturnos», 1, 2 y 3 que, a su vez, se componen de tres partes cada uno (el tercero, generalmente, sólo de dos ya que la última se reserva al Te Deum). Los dos primeros nocturnos están compuestos de tres villancicos que tienen estribillos y coplas. El tercer nocturno, que introduce movimiento más rápido para evitar el cansancio de los fieles presentes en la catedral o iglesia, se compone de jácara, con estribillo y coplas; y de una ensalada, con introducción, estribillos y coplas.

Indice