Ensayos de Montaigne seguidos de todas sus cartas conocidas hasta el día
Tomo I y Tomo II
Introducción
Advertencia del editor
El autor al lector
Ensayos de Montaigne
Libro I
Capítulo I
Por diversos caminos se llega a semejante fin
Capítulo II
De la tristeza
Capítulo III
Como lo porvenir nos preocupa más que lo presente
Capítulo IV
Como el alma descarga sus pasiones sobre objetos falsos, cuando los verdaderos la faltan
Capítulo V
Si el jefe de una plaza sitiada debe o no salir a parlamentar
Capítulo VI
Hora peligrosa de los parlamentos
Capítulo VII
Que la intención juzga nuestras acciones
Capítulo VIII
De la ociosidad
Capítulo IX
De los mentirosos
Capítulo X
Del hablar pronto o tardío
Capítulo XI
De los pronósticos
Capítulo XII
De la firmeza
Capítulo XIII
Ceremonias de la entrevista de reyes
Capítulo XIV
Del castigo por obstinarse sin fundamento en la defensa de una plaza
Capítulo XV
Castigo de la cobardía
Capítulo XVI
Un rasgo de algunos embajadores
Capítulo XVII
Del miedo
Capítulo XVIII
Que no debe juzgarse de nuestra dicha hasta después de la muerte
Capítulo XIX
Que filosofar es prepararse a morir
Capítulo XX
De la fuerza de imaginación
Capítulo XXI
El beneficio de unos es perjuicio de otros
Capítulo XXII
De la costumbre y de la dificultad de cambiar los usos recibidos
Capítulo XXIII
Diversos sucesos del mismo orden
Capítulo XXIV
Del pedantismo
Capítulo XXV
De la educación de los hijos a la señora Diana de Foix, condesa de Gurson
Capítulo XXVI
Locura de los que pretenden distinguir lo verdadero de lo falso con la aplicación de su exclusiva capacidad
Capítulo XXVII
De la amistad
Capítulo XXVIII
Veintinueve sonetos de Esteban de La Boëtie
Capítulo XXIX
De la moderación
Capítulo XXX
De los caníbales
Capítulo XXXI
De la conveniencia de juzgar sobriamente de las cosas divinas
Capítulo XXXII
De cómo algunos buscaron la muerte por huir los placeres de la vida
Capítulo XXXIII
Coincidencias del acaso y la razón
Capítulo XXXIV
De un vacío en nuestros usos públicos
Capítulo XXXV
De la costumbre de vestirse
Capítulo XXXVI
Del joven Catón
Capítulo XXXVII
De cómo reímos y lloramos por la misma causa
Capítulo XXXVIII
De la soledad
Capítulo XXXIX
Consideración sobre Cicerón
Capítulo XL
Como el sentimiento de los bienes y los males depende en gran parte de la idea que de ellos nos formamos
Capítulo XLI
De la codicia de la gloria
Capítulo XLII
De la desigualdad que existe entre nosotros
Capítulo XLIII
De las leyes suntuarias
Capítulo XLIV
Del dormir
Capítulo XLV
De la batalla de Dreux
Capítulo XLVI
De los nombres
Capítulo XLVII
De la incertidumbre de nuestro juicio
Capítulo XLVIII
De los caballos de combate
Capítulo XLIX
De las costumbres antiguas
Capítulo L
De Demócrito y Heráclito
Capítulo LI
De la vanidad de las palabras
Capítulo LII
De la parsimonia de los antiguos
Capítulo LIII
De una sentencia de César
Capítulo LIV
De las vanas sutilidades
Capítulo LV
De los olores
Capítulo LVI
De las oraciones
Capítulo LVII
De la edad
Libro II
De la inconstancia de nuestras acciones
De la embriaguez
Costumbre de la isla de Cea
Mañana será otro día
De la conciencia
De la ejercitación
De las recompensas del honor
Del amor de los padres a los hijos
De las armas de los partos
De los libros
De la crueldad
Apología de Raimundo Sabunde
Del juzgar de la muerte ajena
Cómo nuestro espíritu se embaraza a sí mismo
La privación es causa de apetito
De la gloria
De la presunción
Del desmentir
De la libertad de conciencia
No gustamos nada puro
Contra la holganza
De las postas
De los malos medios encaminados a buen fin
De la grandeza romana
Inconvenientes de simular las enfermedades
De los pulgares
Cobardía, madre de crueldad
Cada cosa quiere su tiempo
De la virtud
De una criatura monstruosa
De la cólera
Defensa de Séneca y de Plutarco
La historia de Espurina
Observaciones sobre los medios de hacer la guerra de Julio César
De tres virtuosas mujeres
De los hombres más relevantes
De la semejanza entre padres e hijos
Libro III
De lo útil y de lo honroso
Del arrepentimiento
De tres comercios
De la diversión
Sobre unos versos de Virgilio
De los vehículos
De la incomodidad de la grandeza
Del arte de platicar
De la vanidad
Gobierno de la voluntad
De los cojos
De la fisonomía
De la experiencia
La correspondencia de Montaigne
- I -
A Mesir Antonio del Prat
- II -
A Monseñor de Montaigne
- III -
- IV -
Al Señor de Lansac
- V -
Al Señor de Mesmes
- VI -
A Monseñor de L'Hospital, Canciller de Francia.
- VII -
Advertencia al lector
- VIII -
Al Señor de Foix, Consejero del Rey en su consejo privado, y embajador de su majestad cerca del señorío de Venecia
- XI -
A la Señorita de Montaigne, mi esposa
- X -
A los Señores Jurados de Burdeos
Al Señor Dupuy, consejero del rey en su corte y en el Parlamento de París
- XII -
A los Señores Jurados de la ciudad de Burdeos
- XIII -
- XIV -
- XV -
- XVI -
A la Señorita Paulmier
- XVII -
Al Mariscal de Matignon
- XVIII -
Dedicatoria manuscrita de un ejemplar de los Ensayos a Antonio Loisel
- XIX -
Al Rey Enrique IV
- XX -
Montaigne a Enrique IV
Índice alfabético de los Ensayos
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