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91

Alusión a los quistes del ovario. (N. del T.)

 

92

Así cuando en un vaso de bronce una onda agitada refleja la imagen del sol o los pálidos rayos de la luna, la luz voltea incierta, se eleva, desciende y hiere el artesonado techo con sus movibles reflejos. VIRGILIO, Eneida, VIII, 22. (N. del T.)

 

93

Forjándose quimeras que semejan a los ensueños de un enfermo. Eneida, VIII, 22. (N. del T.)

 

94

Quien vive en todas partes Máximo, no vive en ningún sitio. MARCIAL, Epigramas, VII, 73, 6. (N. del T.)

 

95

El espíritu se extravía en la ociosidad, engendrando mil ideas diferentes. LUCANO, IV, 704. (N. del T.)

 

96

De modo que dos hombres de naciones distintas no son hombres comparados el uno con el otro. PLINIO, Nat. Hist., VII, I. (N. del T.)

 

97

¿Por qué en nuestros días, y aun antes, no se confía ya en tales oráculos? ¿Existe algo que se desdeña tanto como el trípode de Delfos? CICERÓN, de Divinat., II, 57. (N. del T.)

 

98

Creemos que hay aves que nacen expresamente para servir al arte de los augures. CICERÓN, de Nat. deor., II, 64. (N. del T.)

 

99

Los arúspices ven muchas cosas; los augures prevén también un número importante; muchos sucesos son anunciados por los oráculos y otros por los adivinos, por los sueños y por los prodigios. CICERÓN, de Nat. deor., II, 65. (N. del T.)

 

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¿Por qué, soberano maestro de los dioses, añadiste a las desdichas de los humanos esta triste inquietud? ¿Por qué hacerles conocer mediante horrorosos presagios sus desastres futuros? ¡Haz que nuestros males nos cojan de improviso, que el porvenir sea desconocido para el hombre, y que éste pueda al menor esperar temblando! LUCANO, II, 4, 14. (N. del T.)