1081
El temor, la cólera, la alegría, el odio, la contrariedad, todo, hasta sus más íntimas pasiones lo expresan en este estilo. ¿Qué más? tan sólo doctoralmente se regodean. JUVENAL, VI, 189. (N. del T.)
1082
Como un frasquito de perfumes. SÉNECA, Epíst., 115. (N. del T.)
1083
Porque nuestros ojos también conocen ese asunto. CICERÓN, Parad., v. 2. (N. del T.)
1084
Quien en medio de las rocas de Cafarca salvó su vida, aleja siempre sus bajeles del pérfido mar de Eubea. OVIDIO, Trist., I, 183. (N. del T.)
1085
No dominándose por la propia pasión ni tampoco por la ajena. TÁCITO. Annal., XIII, 45. (N. del T.)
1086
Una forma grande es una gran servidumbre. SÉNECA, Consolatio ad Poybium, c. 26. (N. del T.)
1087
Una mujer tiene siempre prestas las lágrimas para soltarlas ante los espectadores cuando quiere abundantes. JUVENAL, Sat., VI, 272. (N. del T.)
1088
Sorprendida y encantada la doncella por la belleza de esa manzana, se aparta de su carrera para coger el oro que rueda a sus pies. OVIDIO, Metam., X., 666. (N. del T.)
1089
Alguna vez precisa llevar el alma a otros placeres, a otros cuidados, a ocupaciones distintas; frecuentemente hasta se debe procurar remediar los propios males con el cambio de escenario, como los enfermos, que de otro modo no podrían recobrar la salud. CICERÓN, Tusc. Quaest., IV, 35. (N. del T.)
1090
Si es que hay dioses vengadores del crimen, espero que tú hallarás en el más horrible escollo un suplicio digno de ti, y que al perecer invocarás el nombre de Dido... Yo lo sabré; la noticia de mi muerte llegará hasta mí a la mansión de los manes. VIRGILIO, Eneida, IV, 382, 387. (N. del T.)