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1201

Cuya rigidez nada tiene que envidiar al árbol que se yergue en la colina. HORACIO, Epod., XII, 19. (N. del T.)

 

1202

Para que esa juventud ardiente no pueda ver sin reír nuestra antorcha reducida a pavesas. HORACIO, Od., IV, 13, 26. (N. del T.)

 

1203

Bión. (N. del T.)

 

1204

Hazme bien por ti mismo, o por tu exclusivo provecho. (N. del T.)

 

1205

No quiero arrancar la barba a un león muerto. MARCIAL, X, 30, 3. (N. del T.)

 

1206

Ovidio quien abrumado de pesares y trastornos en el agreste país donde fue desterrado, luego de decir a su esposa que verosímilmente habrá envejecido en atención a los males que él soporta, exclama: «¡Ah! pluguiera a Dios que yo pudiese verte! ¡qué me fuera dable besar tus cabellos y estrechar entre mis brazos tu cuerpo enflaquecido por el dolor!», ex Pinto, I, 4, 49. (N. del T.)

 

1207

Cuando deslizándose en un coro de doncellas, con sus cabellos flotantes, e indecisos aun los rasgos de su fisonomía un joven puede engañar los ojos más clarividentes en punto a su sexo. HORACIO, Od., II 5, 21. (N. del T.)

 

1208

Porque no detiene su vuelo en las desnudas encinas. HORACIO, Od., IV, 13, 3. (N. del T.)

 

1209

El amor desconoce el orden. SAN JERÓNIMO, Carta a Cromacio, t. I, página 217, edic. de Basilea, 1537. (N. del T.)

 

1210

Porque si en esta edad se entra en la liza el amor es como una gran hoguera de paja, que se apaga en un instante. VIRGILIO, Geórg., III, 98. (N. del T.)