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121

Todos estamos obligados a llegar al mismo término; la suerte de cada uno de nosotros se encuentra en la urna para salir de ella tarde o temprano y hacernos pasar de la barca fatal al destierro eterno. HORACIO, Od. II, 3, 25. (N. del T.)

 

122

Es siempre amenazadora, como la roca de Tántalo. CICERÓN, de Finibus, I, 18. (N. del T.)

 

123

Ni los platos de Sicilia podrán despertar su paladar; ni los cánticos de las aves, ni los acordes de la lira podrán tampoco devolverle el sueño. HORACIO, Od., III, 1. 18. (N. del T.)

 

124

Preocúpase del camino, cuenta los días y mide su vida por la extensión de la ruta, vive sin cesar atormentado por la idea del suplicio que le espera. CLAUDIANO, in Ruf. II, 137. (N. del T.)

 

125

Puesto que en su torpeza quiere avanzar echándose atrás. LUCRECIO IV, 474. (N. del T.)

 

126

El hombre no puede prever nunca, por avisado que sea, el peligro que le amenaza a cada instante. HORACIO, Od., II, 13, 13. (N. del T.)

 

127

Consiento en pasar por loco o por inerte, siempre que el error me sea grato, o que yo no lo advierta, mejor que ser avisado y padecer con mi sapiencia. HORACIO, Epístolas, II, 2, 126. (N. del T.)

 

128

Persigue al que huye, y castiga sin piedad al cobarde que vuelve la espalda. HORACIO, Od., III, 18, 25. (N. del T.)

 

129

Es inútil que os cubráis de hierro y bronce; la muerte os atajará bajo vuestra armadura. PROPERCIO, III, 18, 25. (N. del T.)

 

130

Imagina que cada día es el último que para ti alumbra, y agradecerás el amanecer que ya no esperabas. HORACIO, Epíst. I, 4, 13. (N. del T.)