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221

Antes bien por sus costumbres que por sus estudios consagráronse a la primera de todas las artes, al arte de bien vivir. CICERÓN, Tusc. quaest., IV, 3. (N. del T.)

 

222

Si lo que sabe le sirve no de vana ostentación, sino para el ordenamiento de sus costumbres; si a sí mismo se obedece y obra con arreglo a sus principios. CICERÓN, Tusc. quaest, II 4. (N. del T.)

 

223

El dialecto hablado en Bérgamo era considerado en tiempo de Montaigne como el más tosco de toda Italia. (N. del T.)

 

224

Lo que bien se concibe se expresa claramente y las palabras para enunciarlo llegan a los labios sin dificultad. HORACIO, Art. poét., v. 311. (N. del T.)

 

225

Cuando las ideas imprimen su huella en el espíritu, las palabras surgen copiosamente. SÉNECA, Cotrovers., III, praem. (N. del T.)

 

226

Las Ideas arrastran las palabras. CICERÓN, de Finibus, III, 6. (N. del T.)

 

227

Sus versos son descuidados, pero al poeta no lo falta inspiración. HORACIO. Sat., I, 4, 8. (N. del T.)

 

228

Separad de ellos el ritmo y la medida, cambiad el orden de las palabras, y todavía encontraréis al poeta en esos miembros dispersos. HORACIO, Sat., I, 4, 58. (N. del T.)

 

229

El ruido sobrepasa a las ideas. SÉNECA, Epíst., 40. (N. del T.)

 

230

Esos sofismas confusos y espinosos. CICERÓN, Acad., II, 24. (N. del T.)