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411

Ricos voluptuosos, guardad para vosotros esos platos; soy enemigo de las cocinas ambulantes. MARCIAL, VII, 48. (N. del T.)

 

412

Un esclavo cuyo cuerpo ciñe un delantal de badana negra, está junto a ti y se mantiene en pie para servirte cuando desnuda tomas un baño caliente. MARCIAL, VII, 35, 1. (N. del T.)

 

413

Una hora entera transcurre mientras se engancha la mula y pagan los pasajeros. HORACIO, Sát., I, 5, 13. (N. del T.)

 

414

La callejuela del rey Nicomedes. SUETONIO, Vida de César, c. 49. (N. del T.)

 

415

Esclavos, daos prisa de refrescar el ardor de ese vino do Falerno con el agua de esa fuente que corre cerca de nosotros. HORACIO, Od., II, 11, 18. (N. del T.)

 

416

¡Oh Jano! Guardáronse mucho de mostrarte por la espalda cuernos y orejas de asno; y también de enseñarle la lengua como pudiera hacerlo un perro de la Apulla cuando lo acomete la sed: tenías dos semblantes. PERSIO, Sat., 1, 58. (N. del T.)

 

417

En cuanto ponían los pies fuera de su casa, el uno reía y el otro lloraba. JUVENAL, Sát., X, 58. (N. del T.)

 

418

No es una cosa baladí el modo de componérselas para trinchar una liebre o una gallina. JUVENAL, Sat., v. 123. (N. del T.)

 

419

Eso está muy salado, esto quemado; eso no tiene el gusto bastante fuerte, eso sabe muy bien: acordaos de prepararlo lo mismo en otra ocasión. Los doy los mejores consejos que se me alcanzan, según mis modestas luces. En fin, Demea, los invitó a mirarse en la vajilla como en un espejo, y los enseñó todo cuanto de bueno tienen que hacer. TERENCIO, Adelfos, acto III, v, 71. (N. del T.)

 

420

Aquello que no poseemos se nos antoja siempre el bien supremo, mas cuando llegamos a gozar del objeto ansiado suspiramos por otra cosa con ardor idéntico, y nuestra sed es siempre igualmente insaciable. LUCRECIO, III, 1095. (N. del T.)