951
La memoria contiene en sí no sólo la filosofía, sino también el conocimiento práctico de la vida y el de las artes todas. CICERÓN. Acad., II, 7. (N. del T.)
952
Aguza la nariz cuanto quieras; sé tan narigón que no pueda cargar contigo el mismo Atlas; llegarás a hacer reír al propio Latino, pero no conseguirás decir de mis flaquezas más de lo que yo mismo he dicho. ¿Qué adelantaría un diente mordiendo en otro diente? Más justo es morder en carne. No pierdas el tiempo: fustiga a los vanidosos, poseídos de sus personas. En cuanto a mí, sé de sobra que todo es pura farándula. MARCIAL, II, 13. (N. del T.)
953
El corazón no me dice ni sí, ni no. PETRARCA, edición de Gab. Giolito. Venecia, 1557. (N. del T.)
954
Cuando el espíritu está en la duda, muy poco esfuerzo basta para impulsarle en las más opuestas direcciones. TERENCIO, Andr., acto 1, esc. VI, v. 32. (N. del T.)
955
La suerte cupo a Matías. Act. Apost., I, 26. (N. del T.)
956
La costumbre de prestar asentimiento parece engendrar muchos errores y peligros. CICERÓN, Acad., II, 21. (N. del T.)
957
Como cuando se consigue que la balanza esté en el fiel, que ni un brazo descienda ni el otro se levante. TIBULO IV, 41. (N. del T.)
958
Somos derrotados, pero causando poco daño al enemigo. HORACIO, Epíst., II, 2, 97. (N. del T.)
959
Por grandes que sean los vicios y los crímenes que nos son conocidos, quedan aún otros peores por conocer. JUVENAL, VIII. 183. (N. del T.)
960
Vivir y gozar de buena salud, ésta es para mí la ciencia. LUCRECIO, V, 959. (N. del T.)