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981

Sufrimos los males de una larga paz porque los vicios son más crueles que el estruendo de las armas. JUVENAL, VI, 291. (N. del T.)

 

982

No consientas jamás, ¡oh diosa! que me domine tan violentamente el deseo de algo hasta el punto de lanzarme en su posesión atropellando la justicia. CATULO, LXVIII, 77. (N. del T.)

 

983

¿Qué otra cosa se proponen ese arte cruel de los gladiadores y demás placeres sangrientos del circo? (N. del T.)

 

984

Busca, ¡oh príncipe!, para tu mando un renombre glorioso, a fin de que el legado del padre se acrezca con la fama alcanzada por el hijo. Haz que ningún hombre perezca en nuestra ciudad en esas luchas con que el pueblo se divierte. Conténtese la arena cruel con las luchas entre fieras, pero que no se sigan cometiendo homicidios en juegos brutales. PRUDENCIO, contra Simaco, II, 643. (N. del T.)

 

985

Levántase para ver mejor el combate, y cuando el vencedor clava el hierro en la garganta del vencido dice que se halla en sus delicias; entonces con gesto imperioso pide que rematen al infeliz atravesándole de parte a parte. PRUDENCIO, contra Simaco, II, 617. (N. del T.)

 

986

Ponen su vida a precio para jugarla en el circo, y aun cuando no haya guerra cada cual se dispone a luchar con el enemigo. MANILIO, Astronomia, IV, 225. (N. del T.)

 

987

Es tal el entusiasmo que despiertan estas nuevas diversiones, que aun el sexo débil, inhábil para manejar las armas, desciende a la arena y toma parte en las luchas temibles de los hombres. ESTACIO, Sylv., I, 6, 51. (N. del T.)

 

988

Tanto la Galacia, tanto el Ponto, tanto la Lidia. CLAUDIANO, in Eutop., I, 203. (N. del T.)

 

989

Tanto pueden el cuidado y el arte de estar enfermo que Celio no necesita ya fingir la gota. MARCIAL, VII, 39, 8. (N. del T.)

 

990

En el capítulo XX del libro I. (N. del T.)