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131-6. «Rastro -dice Covarrubias-, el lugar donde se matan los carneros, dicho por otro nombre arábigo xerquería. Díjose rastro, -porque los llevan arrastrando desde el corral a los palos donde los desuellan, y, por el rastro que dejan, se le dió este nombre al lugar.» La etimología propuesta por Covarrubias es más que dudosa: las principales autoridades en esta materia relacionan el vocablo con el latino rastrum > radere.
Salas Barbadillo, en La ingeniosa Elena (edición de 1614), trae este epitafio de un marido paciente:
(N. del E.)
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131-9. De aturar (del latín obturare), tapar o cerrar apretadamente.
«Y como toda esta gente entro tan aprissa por el postiguillo del gaznate, y sin auisar a la mucha gente que auia dentro que se arredrasse, ¡pardiez!, atoró la quadrilla de longaniza de modo que ni podia passar atras ni adelante.» |
(Andrés Pérez o F. López de Úbeda, La pícara Justina, edición Puyol, I, pág. 123.) |
(N. del E.)
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132-4. Así el texto, por «barbero». (N. del E.)
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132-8. El lector recordará el cuento un tanto libre a que se refiere aquí Cristina. Puede leerse entero en el Quixote, I, 25, con la variante «para lo que yo le quiero, tanta filosofía sabe, y más, que Aristóteles»; y también en La casa de los celos, II (véase nuestra edición de las Comedias, I, pág. 176-28), con la variante «más sabes que trecientos Salomones». (N. del E.)
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132-18. El texto: «LEO». (N. del E.)
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132-21. El texto: «Reciba y agradezca». (N. del E.)
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132-27. El texto: «ca». (N. del E.)
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133-8. El texto: «medio». (N. del E.)
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138-27. Famosa por aquella leyenda según la cual era lugar
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y donde
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(Ruiz de Alarcón, La cueva de Salamanca, jornada I.) |
Véase el libro de Francisco Botello de Moráes: Historia de las cuevas de Salamanca (Salamanca, 1737), y el discurso del P. Feijoo sobre las «Cuevas de Salamanca y Toledo», en el tomo LVI, pág. 374, de la Biblioteca de Autores Españoles, donde da noticias curiosas sobre aquéllas. (N. del E.)
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138-29.
«Si entrara yo en la cueva de Salamanca y sacara seis diablos conjurados, no le sacara de un doblón arriba.» |
(Lope, Los embustes de Celauro, I, 15.) |
(N. del E.)