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Epistolario, 1924-1945

Vicente Huidobro



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ArribaAbajoPrólogo

Huidobro, tal vez en uno de sus manifiestos más radicales, «Total», escrito en Madrid en 1931 y aparecido en versión castellana en el diario La Nación de Buenos Aires en 1933, plantea la necesidad de la construcción del hombre total, de un ancho espíritu sintético, sin miedo, que reflejase toda la época en la que le tocó vivir, diciendo basta a los pedazos de hombre, a los pequeños trozos de vida. Indudablemente, Vicente Huidobro fue fiel a este planteamiento del arte como práctica totalizante, y como vehículo de cambios sociales, o por lo menos, trató de serlo. En sus regresos a Chile, tanto en 1925 como en 1933, participó activamente en la vida política del país y nunca dejó de ser el gran instigador de su época, en la cual se sentía incómodo, y de Chile, del cual abominaba las tradiciones ya decadentes de una aristocracia venida a menos y de una burguesía inculta y ávida de Poder. Es precisamente la figura de este artista que reniega de su tiempo y de su espacio, que quiere ir más allá de las convenciones todas de su época, en suma, el poeta de vanguardia, que «se las cree» y que desea que los demás también le crean, arremetiendo, juramentando, denostando, alabando desmedidamente, invirtiendo los signos establecidos, es el poeta-hombre, que se refleja en las cartas que se publican en este libro, y la conflictiva relación, tan pletórica del odi et amo a la vez, de Catulo, con su madre, María Luisa Fernández de García-Huidobro,   —6→   escritora también, animadora de salones literarios, aristócrata y católica.

Antes de referirnos al contenido y contexto de la correspondencia que contiene este libro, es imposible no detenernos en la inevitable pregunta: ¿Qué nos dice la vida privada de un autor respecto a su obra? ¿No son los poemas y sólo los poemas los que importan para explicar al poeta? ¿No resulta a veces desalentador adentrarse en esa aventura insondable que es un hombre, del cual admirábamos su obra, y, finalmente aquel nos resulta irritante? O, a fin de cuentas, no es un tanto indecoroso hurgar en la vida privada, en el último reducto al resguardo de los otros? Sobre todo en nuestro tiempo, ávido de biografías, epistolarios, autobiografías o cualquier otro tipo de género que indague en lo que llamamos «lo privado».

¿Existe lo Privado? ¿Es dable desearlo o defenderlo? Creemos que el poeta, desde que publica su primer poema, ya sea en un diario, mimeografiado, en una gacetilla o en tantas de esas autoediciones en las que los jóvenes poetas tallan sus primeras esperanzas literarias, abandona la casulla de lo privado y pasa a ser un hombre expuesto, exhibido y en riesgo, un hombre al que su vida privada pasa a ser historia pública. Más allá que esto sea deseable o no, que pueda constituir un afán exhibicionista o una angustiante paradoja, como la de Pessoa, para el que escribir era una manera de estar solo. De todos modos no era el caso de Huidobro. Sin duda él no quería estar solo y tampoco parecía molestarle que su correspondencia fuese leída por otros que no fuesen el destinatario directo, como lo expresa en una carta a Luis Vargas Rosas de 1945, donde dice en su post scriptum: «Puedes leer esta carta a los Bulnes y a quien quieras». Huidobro hacía literatura en todo lo que escribía, desde sus poemas creacionistas hasta sus pancartas políticas, ¿por qué no en su correspondencia?

Borges, en una conferencia de 1978, «El cuento policial», refiriéndose a la relación de la vida y obra de Poe, dice que baste recordar, para la comprensión de su obra, que Poe fue un hombre que llevó una vida desventurada, que murió a los cuarenta años, que estaba entregado al alcohol y a la neurosis. Y agrega Borges: «No tenemos por qué entrar en los detalles de la neurosis; bástenos saber que Poe fue un hombre muy desdichado y que se movió predestinado a la desventura. Para liberarse de ella se dio en fulgurar y, acaso, en exagerar sus virtudes intelectuales». Esto hizo que inventara   —7→   un personaje, Edgar Allan Poe, el mejor poeta romántico y el literato cerebral. Borges no indaga en los detalles, sin duda mórbidos, del padecimiento de Poe. No lo encuentra necesario. Y tal vez, afectivamente no lo sea y baste lo sustantivo que él expone, pero el hecho es que todo poeta, algunos de manera superlativa, se crean un personaje, una máscara. Y no sólo los poetas. Todos tenemos el personaje que quisiéramos ser, la máscara arquetípica creada por nuestro deseo. Sin duda, Vicente García Huidobro fue creando desde muy temprano a Vicente Huidobro, el poeta vanguardista, aventurero, cosmopolita, revolucionario, rupturista e intransigente: desde la publicación de Pasando y pasando, en 1914, libro de crónicas que por sus críticas sociales y religiosas es quemado por su familia, a sus manifiestos estéticos, que comienza a dar a conocer, tempranamente en 1916, en Buenos Aires, y que continúa publicando en revistas o en conjunto, durante su vida.

No hace menos en sus cartas. En una de éstas, dirigida a su amigo el pintor Luis Vargas Rosas, reafirma el mito de la posesión del teléfono de Hitler: «La verdad es algo demasiado teatral -escribe- y para epatar (sic) provincianos y alemanes romanticones. Hay cosas de un mal gusto que te daría risa. Tu amigo, el autor de Altazor, se robó el teléfono de Hitler para su museo particular de recuerdos de guerra». Mascarones de proa que lloran o el teléfono personal del Fuhrer: aunque sean signos que permanecen en la periferia de la obra de los poetas, creemos, son igualmente significantes de un contexto más amplio en que siempre es útil indagar, rastrear, bucear, siempre un tanto a ciegas, confundidos entre el mito y la realidad.

Las cartas de Huidobro incluidas en este libro cubren un período que va desde 1924 a 1945. Es decir desde el año en que Huidobro conoce a Ximena Amunátegui, lo que es causa de la separación de su mujer Manuela Portales Bello y de sus hijos, y la posterior partida a Europa hasta su separación de Ximena Amunátegui -cosa absolutamente aleatoria en el libro, año en que transmite desde París sus crónicas de guerra para «La voz de América», y regresa definitivamente a Chile, con su tercera mujer, Raquel Señoret, para instalarse en su fundo vecino al balneario de Cartagena hasta su muerte, el 2 de enero de 1948.

Una de las cartas que abre este epistolario «aleatorio», está dirigida a Salvador Reyes, acusando recibo de lo que califica   —8→   como «su hermoso libro de versos»; probablemente Barco ebrio, publicado por Salvador Reyes en 1923. En esta carta, Huidobro aconseja al entonces joven poeta no darle importancia a la opinión que en Chile se tenga de él -Barco ebrio era un libro atrevido y transgresor para la época, de fuertes resonancias simbolistas francesas y un tributo admirable a Rimbaud- y agrega su desprecio por la mediocridad y la tontería de la «raza chilena», sumida en un provincionalismo exasperante, incapaz de ver más allá de sus fronteras.

Pero, además, agrega que en Francia tampoco hay poesía que valga la pena, excepción hecha de algunos autores, como Paul Eluard, Tristan Tzara y «algunos aciertos» de Robert Desnos. En novela, se remonta a Rabelais o a la novela gótica del siglo XVIII, en particular cita El monje de Matthew G. Lewis, novela que era muy del gusto de los poetas de vanguardia, sobre todo de los surrealistas, muy elogiada por Bretón y Artaud. Hay, además, en la carta a Salvador Reyes concepciones metapoéticas del autor de Altazor, que reafirman o complementan lo dicho en sus manifiestos: «Pero al decir poesía yo no me refiero a lo que generalmente se entiende por tal, sino todo lo contrario. Yo no me refiero a lo que es poético en sí sino a lo que uno hace poético. Nada detesto más que el romanticismo. Para mí hay dos maneras de hacer verso: poetizando lo no poético y despoetizando lo poético».

El año 1924 es el del confuso episodio del secuestro de Huidobro por agentes británicos, el 11 de marzo, por motivo de la publicación, hacía unos meses atrás, del libro Finnis Britanniae, texto de propaganda antiimperialista británica. Al año siguiente regresa a Chile en una breve estada, donde participa en la política nacional, fundando Acción. Diario de purificación nacional y La Reforma. Es, además, el año en que se le proclama candidato a la Presidencia de la República por sectores de la juventud progresista de la época y publica sus Manifestes.

Su regreso a Europa es, tanto por su participación pública en política, como por su vida privada, en medio de escándalos. El poeta y crítico Juan Larrea lo refiere de esta manera: «Esto en Francia -se refiere a su incursión política- se interpretó, me consta, como evidencia de su irresponsabilidad y favoreció su desprestigio. De otra parte intervinieron en su experiencia los hados que conducen a su enajenación. Por el supuesto de que a una persona de sus condiciones intelectuales le está todo permitido   —9→   y de cuanto más estruendoso sea el escándalo, mejor para su sentirse ser en el mundo, lejos de poner freno a un inicio de enamoramiento con una jovencísima concuñada suya, del sector de familias más encopetadas de Chile, contesta a las dificultades que se imponen con un desaforado poema, «Pasión y muerte», aparecido en plena página en La Nación de Chile en ocasión de Semana Santa, cuya lectura me dejó a mí estupefacto:

Hace unos cuantos meses, señor, abandoné París.

Un extraño destino me traía a sufrir a mi país.



La causa de su sufrimiento atroz, como víctima nada menos que de la Cruz del Gólgota, era la mencionada jovencita, -«Acaso la más triste, sin duda la más bella»-, con la que, contra la oposición natural de sus respectivos familiares, pretendía establecer relaciones profundas. Los acontecimientos de su «extraño destino» se precipitaron, posiblemente gracias a ese alegato seductor. Respecto a mí, fue aquel un año de silencio, hasta que el 1 de septiembre recibí un telegrama suyo desde Santander, en España, anunciándome su llegada a París al día siguiente por la estación de Montparnasse.

Me cuenta. A la joven, de nombre Ximena, la han internado en un colegio, y él, amenazado de muerte, ha tenido que escapar por respeto a la tranquilidad de su madre. Viene también a levantar definitivamente el apartamento en la calle Víctor Masse, inocupado desde hace un año y medio. Una semana después su madre llega a París, la marquesa de la Casa Real, de la que recibo una esquela invitándome, por indicación de su hijo, que me acerque a saludarla. Ha viajado con el exclusivo objeto de proteger a Vicente de los hermanos de Ximena, decididos a perseguirlo hasta el final con intenciones malhechoras. El escándalo familiar ha sido mayúsculo. De un lado, su mujer, sus hijos, de quienes se ha desentendido. De otro, la familia de Ximena, padres y hermanos, parientes suyos. De otro, su familia propia, sus hermanos, sus hermanas -su padre no quiso volver a verlo-. Por último, el escándalo que, con reciedumbre de terremoto, sacudió el baluarte de la gran burguesía chilena. Procuré tranquilizarla en lo que pude».

Ese es el contexto en el que se sitúa el inicio del período del epistolario de María Luisa Fernández de García-Huidobro con su hijo. Su tono es a veces aprensivo y otras imperioso, otras desgarrado y no muchas   —10→   veces orgulloso; la mayor parte de las veces hay un sentimiento profundo de madre dolida y no menos manipulación sentimental; pero lo que sí se mantiene en todas, es una profunda convicción de los principios -cristianos, aristocráticos, civiles- que María Luisa Fernández de García-Huidobro defiende, intentando persuadir a su hijo que se aleje de las doctrinas -el comunismo y todo tipo de ateísmo- contrarias a Dios y a la familia, es decir, a lo que ella considera el orden «natural» de las cosas.

Sobre la madre de Huidobro, Volodia Teitelboim, en la biografía del poeta La marcha infinita, realiza un magistral retrato ella, Monna Lissa, también escritora y crítica literaria. En su casa funcionaba en días determinados un salón literario al estilo de París: «Era idea y obra de la señora dueña de casa, doña María Luisa Fernández Bascuñán de García-Huidobro. Dama emprendedora, de carácter fuerte, sobresalía en el cotarro de las distinguidas. Organizó la «Unión patriótica de mujeres de Chile» y con el mismo nombre publicó un periódico del movimiento. Era fabricante de revistas efímeras, característica que heredó su hijo Vicente. (...) Hacía crítica teatral. Escribió versos que aparecían firmados por «Monna Lissa». También se la señala, aunque parezca insólito, como una feminista de su época. Ultracatólica, recibía a sus hijos ya crecidos con un traje color obispo. No era mujer dócil. La gran dama tenía una afilada garra polémica, que al parecer heredó su hijo mayor. Ella se sabía habitante de la cima».

Los años en que Huidobro permanece en Europa, entre 1927 y 1932, la correspondencia de su madre no cesa. Los temas se reiteran: la necesidad de su pronto regreso al país; las preocupaciones rayanas a la obsesión por la heráldica familiar; la situación política del Chile de la época y sus sucesivas crisis; la decadencia económica de la familia y las dificultades de enviar dinero; el estado de abandono de la familia del propio Huidobro su mujer e hijos; los escándalos y glorias del poeta en Europa. Por su parte, la estada de Huidobro en Europa no es menos agitada. Es época de entreguerras y el mundo europeo oscila entre la inestabilidad política y económica y la ebullición artística y cultural. Entre otras cosas, Huidobro, por esos años, viaja a Estados Unidos y se instala en Nueva York. Conoce a Charles Chaplin, Douglas Fairbanks y Gloria Swanson. Son los años en que transforma en novela su único guión cinematográfico, Cagliostro, premiada por The League for Better Motion Picture de Nueva York y escribe su canto épico a Charles Lindbergh. En 1928, en un viaje secreto a Chile,   —11→   Huidobro rapta a Ximena Amunátegui y viaja con ella a París, donde se instala, durante la primavera, en el Nº 16 de la calle Boissonade, en Montparnasse. Entretanto, continúa con sus actividades literarias, dirigiendo con Tristan Tzara la sección literaria de Feuille Volante y trabaja en Altazor y Temblor de cielo. En 1929 publica Mio Cid Campeador, de quien se declara descendiente. En 1932, el año de su regreso a Chile, planifica el curioso proyecto, casi creacionista, de crianza de ruiseñores en Chile, a la que se refiere su madre en una de sus cartas. Es, también, el año de publicación de Gilles de Raíz.

Las cartas de Monna Lissa están impregnadas de lo que acertadamente, Volodia Teitelboim en La marcha infinita describe como «Mitomanía, amor-pasión-presión de una madre ansiosa de que su «hijito adorado» sea el rey». Todo un personaje de Sófocles. María Luisa Fernández de García-Huidobro, le impugna en muchas de sus cartas el, a veces, demasiado prolongado silencio del poeta. Tal vez esa deuda de silencio, fue pagada con creces sobre todo en sus Últimos poemas, donde el tema de la madre ocupa un lugar privilegiado, con tres elegías dedicadas en su memoria: «Coronación de la muerte», «Madre» y «Veo el Universo reducido». El poeta ya ha regresado definitivamente a su país, transformado por la experiencia de la guerra («Muchísimo tiene que transformarnos la guerra... Pasar días y meses por sobre moribundos tiene que modificarnos...»), y golpeado profundamente por la muerte de su madre en 1938. En sus Últimos poemas, publicados póstumamente por su hija Manuela, escribe un profundo y desgarrador poema dedicado a Monna Lissa, titulado, precisamente «Madre»: Oh sangre mía/ Qué has hecho/ Cómo es posible que te fueras/ Sin importante las distancias/ Sin pensar en el tiempo/ Oh sangre mía/ Es inútil tu ausencia/ Puesto que estás en mis adentros/ Puesto que eres la esencia de mi vida. Oh sangre mía/ Una lágrima viene rodando/ Me estás llorando/ Porque yo soy el muerto que quedó en el camino». Esta idea de la inversión de la muerte, del proceso metonímico por el medio del cual la muerte de la madre se prolonga a la muerte del hijo, se reitera en la misma obra, en el poema «Veo el Universo reducido...»: «Yo mecía tu cuna de la muerte/ como un día meciste la cuna de mi vida/ Mecía tu ataúd hecho un jardín.» Pero sin duda, toda la vehemencia, la pasión, la insolencia y el muchas veces irritante orgullo de Huidobro, aplacado ya en esos últimos poemas de sus últimos días, más vallejianamente humanos, nunca se desvió del fin último de la actitud «guerrera» de la   —12→   poesía vanguardista, esa que proclamaba, ya en 1921 desde la revista Creación: «Éste es el ciclo de los creadores y de los hombres que tienen las manos llenas de semillas. No hay término medio: Arriba o Abajo».

Finalmente, debemos aclarar que en la presentación de este libro, hemos optado no por la edición crítica, sino por la muestra abierta del material epistolar de Vicente Huidobro, que conserva el Archivo del Escritor de la Biblioteca Nacional, con el fin de entregar, lo que pensamos constituye un inestimable material de investigación para quienes se interesen en la obra huidobriana. Hemos incluido un apéndice con notas, relativas a los personajes más significativos que aparecen mencionados en el epistolario, con el fin de contextualizar y precisar los contenidos de éste. El orden del texto se presenta de acuerdo a la siguiente estructura: correspondencia de V. Huidobro con María Luisa Fernández, familiares e intelectuales de su época, correspondencia de María Luisa Fernández con Vicente Huidobro. Este orden se realizó cronológicamente cuando se contaba con la data precisa de las cartas. En el caso de la correspondencia donde el emisor es Vicente Huidobro no hubo mayores problemas, dado que las cartas estaban todas fechadas. Con las cartas de María Luisa Fernández, se optó por incluir al final del epistolario aquellas que no tenían data explícita; preferimos este criterio abierto, a otro de índole especulativo, considerando la insistencia y reiteración de tópicos tratados por la emisora, evitando así la ambigüedad y lo conjetural. Las notas fueron realizadas por Pedro Pablo Zegers, Claudia Tapia Roi y Thomas Harris E.

Expresamos, además, nuestros agradecimientos a la integrante del Archivo del Escritor de la Biblioteca Nacional Tatiana Castillo, cuya colaboración en la organización de este libro fue fundamental.

Pedro Pablo Zegers B

Thomas Harris E.

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Huidobro por Arp, hacia 1931





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ArribaAbajoCartas de Vicente Huidobro a María Luisa Fernández y otros

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ArribaAbajoA María Luisa Fernández

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París, 41 Rue Victor Massé.

París 27 Noviembre 1930

Mamacita mía adorada:

Mucho me extraña que no haya recibido carta mía pues le he mandado por lo menos cuatro en el espacio de un mes y en una le hablo largo sobre su novela. Reclame esas cartas. Ahora que Blanca Saldías es amiga del director del correo reclámelas y si no se las dan cobre los veinte pesos de multa pues todas iban certificadas y yo poseo los recibos. Seguramente que en esos días de revueltas allá, leían todas las cartas que llegaban del extranjero, pero esa Censura de salvajes debe ser tan imbécil que ni siquiera cierran las cartas después de leerlas como lo hacen en Europa y las dejan seguir a sus destinatarios. Allá deben botarlas. Son tan bestias y ni siquiera saben imitar al europeo, a pesar de que tanto les interesa.

Los fetiches negros no han sido vendidos todos, ya lo sé, y Ud. puede haber visto algunos en casa de Manuelita, pero los mejores fueron vendidos y está Ud. equivocada.

Conozco perfectamente el carácter de todos Uds., conozco el de Manuelita y conozco el suyo. Es Ud. quién parece ignorar el de los demás. No dudo que Ud. trate de adivinarles el pensamiento a todos los suyos y adivinar lo que pueda faltarle a cada cual, de lo que dudo es de que se los adivine o aquellos se dejen adivinar.

Así puede creerme que no me da ningún placer lo que me cuenta de Cacó1 que se pasa pidiendo trajes y sombreros con todo desenfado. Me da una profunda pena y sólo la ingenuidad propia de sus años le hace perdonable semejante cosa. Yo recibo dinero de Uds. y el recibirlo me duele lo que Ud. no se imagina, a pesar de que sé que Uds. a su vez lo recibieron de sus padres y que todo el mundo más o menos está en el mismo caso, sin embargo no puedo impedirme un sentimiento de humillación. Veo con delicia acercarse el movimiento de la igualdad en el Mundo. Lo único que me perturba es pensar en lo que sufrirán Uds. y lo que pudiera pasarles en los años de lucha y de trastorno que se nos vienen ya encima. Para qué quiere que le hable de mí y de mi salud. Eso no tiene importancia. ¿Qué importancia puede tener un hombre hoy que por primera vez en la historia se plantea sobre el tapete del Mundo el problema del hombre? ¿Es que están ciegos Uds. allá en América o están sordos? ¡Qué le importa mi salud al mundo cuando se trata de la salud de todos los hombres! ¡No sienten Uds. la espantosa borrasca que se prepara? Tal vez es mejor así. No sienten nada, duermen en paz, por lo menos el tiempo que aún puedan dormir.

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Preguntarme si existen para mí es algo absurdo. Se ve que no ha recibido mis cartas. Tanto viven para mí, tanto existen, que sólo pienso en el modo de salvarlos y porque sé las cosas que ustedes no saben es que trato de esconderlos en un rincón del Mundo en donde puedan esperar que pase el Diluvio. ¿Comprende ahora? Comprende por qué les hablo en tres o cuatro cartas de Angola. Ofelia, el Mundo se pone negro, Ofelia vete a un convento. Mamá, váyanse todos a Angola o a una isla perdida en el Pacífico. Pronto, pronto, mañana será tarde.

Me habla de la frialdad de Manuelita y dice que nunca ha comprendido esa actitud de quien Ud. quiere como hija. Es Ud. poco psicóloga, mamita. Cuando se escriben novelas del género que a Ud. le gustan, hay que tener la sicología en la piel y si no hay que estudiarla día y noche. Manuelita tiene la idea subconsciente clavada en la cabeza de que Ud. es la causa de todo lo que a ella le ha pasado por el hecho de habernos sacado de Europa, de habernos venido a buscar y haber desviado nuestro camino. Esto es claro como el agua. Poco antes de partir, Manuelita dijo una vez a Thompson2 y a Anita Pena: «No comprendo con qué objeto María Luisa viene a cortarle la carrera a Vicente. De esto verán Uds. lo que resultará. Vicente no tiene nada que hacer en Chile y no nació para Chile». En otra ocasión se le escapó en Santiago esta frase y yo se la oí: «Aquí todos se dicen muy creyentes en Dios y no hacen otra cosa que cambiar las rutas que Dios señala». Bastan esas dos frases para revelar a cualquiera todo un estado de alma. Ella piensa que si Ud. no me hubiera sacado de París no habría pasado nada en nuestro hogar, que todo seguiría su ruta normal y que yo sería un gran personaje de las letras, más conocido y más célebre en el mundo entero. (Lo que a mí no me interesa.) Esto es lo que hay en el fondo de su alma que la acusa a Ud. de egoísmo.

Yo creo que se equivoca, creo que yo debí ir a América, que debí meterme en política, que debí hacer todo lo que hice y que esto ha sido un gran bien para mí y así debía ser fatalmente. Lo único que me duele es la educación de mis hijos allá y no en Europa. ¿Por qué? Porque yo mismo no puedo tener ningún respeto y ninguna esperanza por gente educada en la araucanía, así sean mis hijos. Forzosamente tendré que sentirlos inferiores, aunque no quiera, tendré que hablar con ellos como se habla con gente de otra raza, por mitades, como ellos hablarían con el hijo de la llavera que se educó en el liceo de Chimbarongo. Esto es forzoso y no esa culpa ni mía ni de ellos. Y lo que es peor ya no tiene remedio, ni es tiempo de cambiarlo. Pero yo tendré otros hijos y esos se educarán aquí, pase lo que pase, se educarán aquí. Un padre debe tener cierto respeto por sus hijos, esto es esencial para el cariño. ¿Cómo yo voy a tener respeto por hijos míos   —19→   educados en Chile? Ud. comprenderá que esto es imposible. Podré quererlos, claro está, maternalmente como un león quiere a sus cachorros, pero con un pero, eternamente con el pero de no concederles ninguna beligerancia espiritual, de sentirlos en un plano inferior. Tendrían que ser enormes genios, y esos no se dan todos los días, para cambiar su situación.

Abrazos a todos y muchos cariñosos recuerdos. Besos a mis hijitos y para Ud. el alma de su hijo

Vicente

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París 7Abril 1932

Sra. Luisa Fernández de G. Huidobro

Mamacita adorada,

En qué maravillosa inconsciencia viven ustedes en Chile. Lo único que ahora puedo decirle es que no se olvide que desde el año 1929 le he dicho y repetido en diferentes cartas que pusieran un poco de dinero en Europa y que se compraran una tierrecita en cualquiera parte aislada del mundo. Cuando llegue el momento y sea tarde no me diga que no le advertí o que no recibió mis cartas, pues fueron muchas y guardo copia de ellas.

En cuanto al asunto de mi mensualidad, no he recibido un céntimo por este mes de abril y el banco no quiere pagarme ni prestarme nada. Tampoco he recibido los mil francos que dice me envió por barco y como Ud. tiene la manía de no fechar sus cartas, no puedo reclamar pues no sé cuándo o más o menos cuándo salió de Chile la carta que me anuncia como recién enviada. Para este asunto de mi mensualidad no veo más solución que éstas; una de éstas a elegir:

1. Que me envíen vino a Holanda, al consulado de Chile en Rotterdam y a mi nombre. El cónsul ya está advertido. Es falso que haya que conseguir del Control permiso para no enviar allá el dinero de la venta aquí. Perico Vergara recibió tres mil cajones de manzanas de Chile, las vendió en París y nadie le ha pedido nada de Chile, y seguirán enviándole. -Además yo naturalmente que les enviaré el dinero de lo que se gane fuera de lo que yo deba tomar para mí. Así es que este será negocio para Uds.

2. Irá a verla con una tarjeta mía un ingeniero francés, el Sr. Givandant que va a casarse a Chile y que tiene plata en la Argentina y podría mandármela, -lo correspondiente a lo que Uds. le fijen allá, por intermedio de un banco, es decir de un modo seguro.- Esta solución es la que menos me gusta.

3. Don Horacio Oportot, un respetabilísimo caballero chileno que vive en Milán se va a Chile. Le sobraron unas liras y estaría dispuesto a dejarme a mí lo que Ud. le pidiera de allá. Naturalmente que yo no necesito todo, pues él debe tener aquí en Europa unas cincuenta mil o sesenta mil liras, pero de eso él puede dejarme a mí algo, otro poco creo que le dejará a Roberto Suárez que lo han nombrado Cónsul General sin aumentarle el sueldo de simple cónsul y está desesperado. Esta solución fue ideada por Roberto.

Es casi mejor que el Control no caiga porque si cae ¡a dónde irá a parar el peso y que   —21→   pasará en ese pobre país? Vaya Ud. a saberlo. El pánico de los inconscientes es el peor de los pánicos.

Hace una eternidad que no recibo carta suya. Yo le escribo en casi todos los correos aéreos, es decir todos los viernes. Si no las recibe reclame, proteste. ¿Es que hay allá censura o no la hay? Que declaren esto francamente por los diarios. Hay que obligarlos. Son unos sinvergüenzas.

Mi situación es cada día peor. Ya no sé qué hacer. Ninguna casa editora paga, ni las inglesas, ni las francesas, ni las españolas, ni siquiera las yankees y gracias que publican mis libros obligados por los contratos.

Aquí y en toda Europa y Norteamérica la crisis es algo trágico. Más de treinta millones de desocupados y las caras de hambre que dan miedo. Nubes de mendigos -aquí que está prohibida la mendicidad- ¿A dónde irá a parar todo esto?

Tanto que les advertí y desde hace tanto tiempo. Pero, ¿para qué creer a los que ven? Es tan antipático ver más lejos y más claro que los demás.

A mi papá todo mi cariño en un inmenso abrazo. Lo mismo a las hermanas y los suyos. A los míos que los adoro como siempre y que ardo en ansias de tenerlos en mis brazos. Para Ud. todo su hijo en cuerpo y alma.

Vicente

Vengo llegando del entierro de la pobre Marie Blanchard3 que tanto quería a todos los míos y que tenía un talento y un alma extras en un cuerpo tan poco favorecido. Fue un entierro tristísimo, como de drama romántico, aunque estaba todo lo mejor de París, pues llovía terriblemente y granizaba con un viento que azotaba la cara. Lipchitz4, que iba a mi lado, lloraba como un niño y Picasso me decía: «como va disminuyendo nuestro grupo, nuestro primer grupo batallador y heroico, cuan pocos quedamos ya y en tan pocos años, tantos muertos: Apollinaire5, Juan Gris6, Modigliani7, Pascin, Radiguet8, Satie9, Bell10 y ahora la pobre María». A lo mejor resulta que el próximo soy yo pues fui al entierro bastante agripado y estoy con un poco de escalofríos. De aquí me voy a la cama.

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París 1 de mayo 1932

Mamacita adorada:

Yo no escribo de un modo hiriente sino cuando contesto a los pinchazos que usted me manda en sus cartas. Raras veces me irrito y casi siempre sólo al ver que Uds. no quieren abrir los ojos y que no se dan cuenta de nada de lo que pasa y va a pasar en el mundo. Es decir, me irrito por cariño, porque los quiero y sólo pienso en el modo de salvarlos o de prepararlos para lo que pueda pasar. Aparte de esto sólo vivo pensando en Ud., en mi papá y en los míos. (Aunque siento el bloque que la familia ha formado contra mí).

Con 1.800 pesetas de mi tío Ismael y las 500 que me prestó Pablo de Rivera tuve que pagar: mes y medio de estadía en Madrid, al abogado que me representó como acreedor de la Ciap, varias escrituras judiciales, varias diligencias que hubo que hacer para retirar del secuestro cinco libros míos manuscritos -de suma importancia para mí- y luego viaje de regreso a París. No olvidando Ud. que la peseta ha caído y que nadie la quiere en el extranjero, comprenderá la razón de mis apuros.

Los mil francos de los que Ud. me habla en sus cartas anteriores y en esta última -recibida hoy 1º de mayo- no se quemaron pues la correspondencia de ese avión se salvó y yo recibí su carta con un timbre que dice salvada del accidente pero sin un céntimo adentro, al contrario en ella me dice Ud. que por barco me manda mil francos. No comprendo nada. Ahora Ud. me dice otra cosa. Además no me cabe en la cabeza que Ud. me vaya a mandar mil francos por avión. Apenas lo comprendo en carta muy certificada y bajo dos sobres gruesos.

Tengo muchas ganas de ir a verla, de abrazarla y tenerla entre mis brazos horas de horas. De ver a mis hijitos aunque sé que ya les importo bien poco. Estoy seguro de que yo tengo más ganas de verla a Ud. que Ud. a mí y que yo pienso más en Ud. que Ud. en mí.

Tanto pienso en verla y tantas ganas tengo que últimamente a un grupo de jóvenes y amigos míos que me pedían que yo fuera director de una revista que piensan sacar, les dije que si aceptaba sólo aceptaría por dos o tres meses pues pienso partir a América muy pronto. Y era un asunto que a mí me convenía porque aunque no me pagaban sueldo, esa revista meterá bulla y me servirá aunque sólo sea para poder decir muchas cosas que quiero decir y que hay que decir. No me   —23→   pagarán sueldo porque me dan un tanto por ciento, es decir sueldo ficticio, pues ninguna revista aquí gana antes de uno o dos años de existencia.

Mi papá también sabe que yo lo quiero mucho y desde luego mucho más que él a mí. Dele un beso y un abrazo mío muy largo. A mis hijitos idolatrados que sólo pienso en ellos y para Ud. toda el alma de su hijo que la adora.

Vicente

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6 de mayo.

Espero los vinos para Holanda. Avíseme por carta cuando salgan de allá y que no se les olvide mandarlos a la dirección indicada a mi nombre y en la forma indicada. En cuanto se vendan yo les mando el dinero a Chile fuera de la comisión que partiremos a mitad entre el cónsul de Chile en Rotterdam y yo.

Alberto Zavala el representante de la compañía frutera chilena en Europa está haciendo gran negocio, vendiendo frutas chilenas de un modo increíble, es un hombre de esfuerzo y gran mérito. Me dijo que conocía mucho a Adolfo Mujica. Véndale a su compañía los frutos de sus campos, (frutos, tomates, cebollas, lentejas y sobre todo piñones que yo lanzaría fácilmente aquí en el mercado y que aquí nadie conoce pero que gustarían muchísimo). Llegaron 30.000 cajones de manzanas Huidobro y no se vendían pues los compradores encontraban muy raro el tal nombre y no catalogado en ningún libro de manzanas. Entonces yo tuve una pequeña inspiración y les dije que le cambiaran el nombre y como esa manzana tiene gusto a piña le pusieran pomme-ananas. Así lo hicieron, mandaron hacer 50.000 etiquetas con ese nombre y... milagro... se vendieron en tres días 21.000 cajas. De ahí viene mi amistad con Zavala, que además es un hombre excelente y activo como no hay dos.

No le escribo más largo porque tengo que ir a la venta Rostchild, que será una venta de libros muy importante y en donde habrá libros de Apollinaire y otros amigos míos.

Otro beso del alma de su hijo

  —25→  

Me dicen que la situación en Chile está cada día peor y el control cada día más estricto. Si a usted le parece dígame si debo partir a Chile. Acaso sería necesario decidir esto pronto. ¡Cómo está el mundo. Cómo huele el fin de una era y la agonía de toda una civilización fundada sobre mentira y la estupidez humana! ¿No siente Ud. todo lo que viene en marcha?

Créame, mamacita mía, que hay que poner la oreja en la tierra como los indios y oír el mundo, oír el pulso que late en las entrañas de la tierra. Cierto es que los ricos no ven nada ni oyen nada. No recuerdo qué poeta o pensador antiguo dijo que todos vemos el mundo a través de un vidrio que agranda o empequeñece las cosas y que sólo los ricos no ven el mundo porque han puesto una capa de plata detrás del vidrio y entonces el vidrio se les ha convertido en un espejo y sólo se ven ellos mismos. Así es. Uds. no ven ni oyen nada porque no quieren ver ni oír nada, se tapan los ojos y los oídos. Es una solución de avestruz a todos los problemas y es el resultado del egoísmo.

  —26→  

París 10 de Junio 1932

Sra. Luisa Fernández de García Huidobro11

Mamacita adorada:

Me parece que yo debía ir en viaje para Chile o estar allá desde hace algunos días. Hablé y no me oyeron, llamé y no me respondieron, anuncié y no me creyeron. Si yo hubiera tenido aquí un pequeño depósito de dinero o si me hubieran mandado el vino o si el vino viniera en viaje, yo habría podido solucionar esto y tomaría el primer vapor. Pero hablé y no me oyeron, etc., etc.

El banco italiano me dio mil francos, en cambio el Anglo dice no haber recibido ni un céntimo para mí. Para qué entenderse con ese banco idiota y mal organizado. Ellos no tienen derecho a no cumplir inmediatamente las órdenes de sus clientes. Aquí estamos, pues, sin un céntimo, como todos mis compatriotas inteligentes, porque con esos mil francos tuve que pagar la casa. Apenas pueda me mudo de aquí. Sin embargo puede seguirme escribiendo a la misma dirección pues me mandarán las cartas a donde yo esté.

Mi deber sería irme a Chile, trabajar por mi tierra, colaborar a la construcción de mi tierra. Estar con Uds. reconfortarlos a Uds. y ayudar a todo lo que pueda ser el bien de mi país.

Ahora mismo recibo carta de Angola, de los amigos que por mis consejos compraron una hacienda en Angola. Están felices, dicen que eso es el paraíso en la tierra, que sus campos de trigo son una maravilla, que el maíz es estupendo, que hay cacería para hartarse de todo lo mejor. Los otros amigos los que compraron hacienda en Larache también están muy contentos, pero encuentran que el África española está demasiado cerca de Europa y que ya empiezan a ir muchos turistas por esos lados. Sin embargo me abrazan en cada frase y se sienten felices en medio de la paz, lejos del mundanal ruido.

Espero que Uds. no se abandonen al desaliento, que se resignen y se preparen a lo que tiene que venir y de lo cual esto no es sino el primer paso. La historia humana tiene que seguir su curso, la dialéctica histórica es inmutable e imperturbable.

A mis hijitos adorados que ahora más que nunca les repito lo que ya les he mandado decir tantas veces, que estudien oficios técnicos: ingeniería, electricidad, arquitectura, medicina, agronomía, lo mismo los hombres que las mujeres. A Manuelita12 que si me necesita que me mande llamar. Ella sabe que puede mandar sobre mi corazón con su corazón (única ley de los antipáticos rebeldes).

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A todos los míos mil besos y mi alma entera que siempre está junto a ellos.

A mi papacito que sabe cuanto lo quiero y por lo tanto debe adivinar como me gustaría estar junto a él. A las hermanas y hermanos y todos los suyos mi cariño y mis recuerdos y que no hagan locuras. Para Ud. un beso más grande que los mares que nos separan.

Vicente

  —28→  

París 17 de Junio de 1932.

Mamacita adorada:

Estoy inquieto por Uds. y me paso pensando con intranquilidad en sus posibles estados de ánimo. Me habría gustado estar entre Uds. en estos momentos.

Yo siempre vivo en lo mismo, entre mis papeles y mis libros. Con mi personalidad dividida en dos: la poesía y la política. Algún abuelo político me tira para un lado y algún otro abuelo o abuela imaginativa me tira para el otro. A veces creo haber llegado, a fuerza de meditar, a poder discernir en cada acto de mi vida a qué línea de mis ancestros pertenece. Somos un complejo de fuerzas tan diversas, acaso aún de razas opuestas. Vaya Ud. a saber. Sólo hay una cosa cierta y es que la poesía es un consuelo y un refugio. Sin ella el vacío sería completo y deberíamos acudir a la muerte.

No sé en qué va ahora, con todas las novedades, el asunto de los vinos. El cónsul de Chile en Rotterdam se llama Alberto Wiechman es amigo mío, muy serio. Vive en la Haya en Benoordenhaustceweg 132, ¡qué calle con un nombre más largo!

No he recibido aún los dos mil francos que me anuncia me enviaron por el banco Anglo. ¿No los enviaron por avión? Esto me parece muy raro. He ido al banco a reclamar y no saben nada. Aquí nadie paga un céntimo por nada. Un artículo sobre Chile me lo pagaron 50 francos. Lo que antes me habrían pagado 200 frs. He vendido casi toda mi ropa, mi ropa vieja, y con eso he comido. Anoche fui al Vernissage de Picasso13. Estaba todo París, había un mundo elegante y absurdo que no dejaba casi mirar los cuadros. Además había bar y buffet para los invitados. Figúrese Ud. lo que comerían esas gentes y cuantos de esos pobres artistas en crisis que tal vez no comían algo sólido desde meses, se llenaron por una semana.

He visto figurar como directores del banco Central a Carlos Frontaura, Carlos Keller y Miguel Vergara. Si algo tiene que hacer allí entiéndase con los dos primeros que creo que me estiman y me quieren bien. El otro, Ud. sabe es un tipo falso, cobarde e hipócrita. Aquí dicen que hizo una estafa en Colombia. Pobre gente. Por este correo escribo una carta a Marmaduque Grové14. Por si hay censura y por si hay en ella personas interesadas en sujetar estas cartas, he mandado dos copias a Chile por un conducto seguro. Las llevará una persona amiga mía y de Grove. Ella llevará también una copia de esta.

  —29→  

Mis cariños a papá15 abrazos y recuerdos a los hermanos y hermanas con todos los suyos. A los míos toda mí alma que sólo sabe pensar en ellos y muchos besos de mi parte intangible e invariable aunque ellos no me quieran. Para Ud. todo su hijo que la adora y la besa largamente.

Vicente

Le suplico hacer llegar a manos de la señora de Carlos Dávila16 esa carta mía. De todos modos y pase lo que pase es preciso que llegue a sus manos. Espero que mi confianza en Ud., en mi madre, no será defraudada.

Por si esta carta se perdiera le mando otra a la señora de Dávila a la revista «Hoy» y otra copia a Ud. Ambas por barco.



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ArribaAbajoA Salvador Reyes

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París, julio 1924

Sr. Salvador Reyes17

Estimado poeta y amigo:

He recibido su hermoso libro de versos18 y ahora pocos días su carta que me apresuro a contestarle.

Pienso que no debe dar ninguna importancia a la opinión que tengan de Ud. o de mí en Chile. Es lo mismo y cuenta tanto en el mundo como lo que se piensa en las Islas Sandwich. La raza chilena es tonta por naturaleza y aunque ello es muy triste no tiene remedio. (A menos que lleven 500.000 europeos por año).

El pobre Omer Emeth19 es una gallina ciega, era el único asno que había en Francia por eso se sintió fraternalmente atraído a Chile y fue a encallar en nuestras playas. Díaz Arrieta20 es un títere que no sabe lo que es arte por definición.

Por eso no hay que pensar en esa gentuza. Si quiere hacer obra en Chile, siga su camino deseado, derecho sin mirar a los lados. Allá hay que ponerse anteojeras como los caballos y sobre todo hay que cortarse el cordón umbilical con la patria. No tener ningún contacto con nadie, vivir entre sus libros y trabajar mucho.

Es una gentecilla terrible y por mucho que uno huya de ellos tiene el tacto especial de venir a molestarlo en su rincón.

Figúrese usted que aquí en París donde yo les ahuyento como la peste, no me dejan vivir con sus chismes.

Ahora último han andado corriendo que abandoné mi familia y que me fugué a Italia con Gloria Swanson21 la gran artista de cine americana. ¿Y esto sabe usted por qué? Porque me fui con ella a mostrarle los castillos de Francia y dormí una noche en un hotel de Fontainebleu.

Son unos podencos moralistas de pura impotencia. Están furiosos porque cuando di mi conferencia en la Sorbonne no envié invitación a ningún chileno.

Pero dejemos a estas comadres disfrazadas de hombres y pasemos a hablar del oficio.

En el próximo número de la revista «Creation» daré un poema suyo. Supongo en sus manos el número que le envié hace meses con un suplemento castellano. Si no lo ha recibido avíseme, para enviárselo de nuevo.

De poesía en Francia no hay nada, excepción hecha de Paul Eluard22, Tristán Tzara23 y a   —32→   veces algún acierto de Robert Desnos24. Pero en fin aquí siquiera salen todos los días muchachos nuevos y que harán algo. En España hay uno solo, Juan Larrea25, que vale de verdad; en Alemania Arp26, en Italia nadie, Italia es el país antiartístico por excelencia y son tan idiotas que aún creen en el padre Marinetti27 y en el más pobre D'Anunnzio28. En Inglaterra, Bélgica y Holanda todo es aún muy pobre y en Rusia demasiado truculento.

Respecto a la novela yo creo que aún no se ha escrito en el mundo ninguna que valga la pena y para mi gusto fuera de Rabelais29, de «Le Moine» de Lewis30, y uno que otro balbuceo moderno, lo demás es justamente la anti-novela por excelencia.

«Le Diable Amoureu» de Cazotte31 no está mal, sobre todo si pensamos que data del siglo 18. Jean Cocteau32 es un infeliz y demasiado pederasta para poder hacer algo de peso.

Yo prefiero Dumas33 padre y Dostoievski34, a Cendrars35 o a Reverdy36. Marcel Proust37 me parece un idiota que todavía cree en los problemas psicológicos y en el detallismo inepto de los naturalistas.

Quieren crear personajes cuando lo que hay que crear es novelas. Siempre se equivocan de camino. Quieren darnos pedazos de vida (que ellos dicen) como si la vida no fuera lo que más nos aburre y como si los conflictos del alma del señor López y las desgracias de mademoiselle Dupont nos importaran un huevo.

Les falta lo único que cuenta en el arte: el lirismo puro y la sorpresa. Para mí una novela debe ser variada y sorprendente como un álbum de estampillas y así de múltiple, de única, y de imprevista.

Sobre todo lo único que me distrae en el mundo, es la poesía. Lo único que me impide suicidarme. Tener una visión poética de la vida, una visión distinta, absurda, loca, anticuotidiana, antihabitual, profunda y maravillosa es lo único que me dignifica y que me hace olvidar un poco ese saco lleno de m... que es el hombre.

Felizmente estas ideas mías son tan lógicas que he logrado imponerlas en casi todos los últimos muchachos que valen de verdad y se van abriendo camino más rápidamente de lo que yo pensaba.

Pero al decir poesía yo no me refiero a lo que generalmente se entiende por tal, sino todo lo contrario. Yo no me refiero a lo que es poético en sí sino a lo que uno hace poético. Nada detesto más que el romanticismo.

Para mí hay dos maneras de hacer verso: Poetizando lo no poético y despoetizando lo poético. Si usted ha leído mi manifiesto, «Manifeste Peut Etre», en el último número de «Creation» comprenderá mejor lo que quiero decir.

  —33→  

Prefiero un ruiseñor que canta en la cocina o sobre un paraguas que no un ruiseñor cantando en la arboleda.

«El ruiseñor ciego» de Maeterlinck38 es demasiado poético, es miel sobre miel, y desde el momento en que un poema se titula «El ruiseñor ciego», se acabó el poema, ya no hay más que decir, no hay donde poner más poesía. Yo prefiero mi ruiseñor desafinado o el ruiseñor rural, matarle lo empalagoso con un adjetivo vulgar, con algo que se pueda decir de cualquier paseante en cortes.

La poesía poética es algo espeluznante. Muchas veces pasa que las imperfecciones son lo que más nos seduce porque son algo que se pesca, que se agarra a nuestra piel y que da como golpes eléctricos, golpes que se pueden encontrar en un cantar popular pero que no se encontrarán jamás en Hermosilla39 ni en Moratín40 el más perfecto y el más pedestre de los poetas castellanos.

Porque la perfección es algo muy distinto de lo que la gente cree.

Pero dejemos estas cosas que no son para una carta sino más bien objeto de una conversación o de una conferencia.

Mañana parto a Suecia donde tendré que hablar de todo esto pues estoy invitado a explicar la nueva estética y mi poesía en Estocolmo en una o dos conferencias.

Envíeme sus cosas y trabaje mucho sin dejarse desalentar por nadie. No haga caso ni piense en la opinión chilena, pues yo le aseguro que aquí un portero sabe más de arte que todos los críticos de allá.

Recibe un saludo cordial y téngame por su amigo sincero.

Vicente Huidobro41



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ArribaAbajoA María García-Huidobro Fernández

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Diciembre 1939

Chita42:

Averigüé lo que me dijiste el otro día respecto a Grove. Es una calumnia más. Nunca fue Grove a Santa Rita con queridas ni nada semejante.

Iban dos mujeres (naturalmente que para los beatucos chilenos esto es sospechoso, dada la calidad de sus almas) pero resulta que una era la esposa del ingeniero segundo de la casa Franke y Cía. y la otra la novia de Pablo Vergara.

Disculpen que no les haya podido dar en el gusto por esta vez. Y sobretodo, cambien el espionaje de los fundos porque está muy malo. Es cosa sabida que los sirvientes son malos espías porque tratan de dar gusto al patrón y no le dicen la verdad.

He averiguado esto y te lo comunico porque ya ni me acordaba de ello. Te ruego que no vayas a creer por un minuto que trato de dar explicaciones. Supongo que me conoces. Eso jamás. Primero les exigiría yo a Uds. que me dieran cuenta de cada viaje que hacen a los fundos.

Si te explico el caso es sólo porque se trata de una asquerosa calumnia a Grove. Si se hubiera tratado de mí me reiría y me encogería de hombros como hago siempre.

Había pensado ir a decirte todo eso de viva voz, pero tengo que salir fuera de Santiago (con veinte queridas, catorce concubinas y tres polacas). Si alcanzo a volver mañana trataré de tener el placer -malsano- de saludarte.

Saludos afectuosos de tu hermano

Vicente

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ArribaAbajoA Manuela García-Huidobro43

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Montevideo 2 noviembre 1944

Hijita mía adorada:

No la llamé para despedirme de Ud. porque supe mi partida a última hora y créame que prefiero así porque las despedidas son siempre demasiado dolorosas.

Además Ud. sabe que tiene todo el cariño de mi alma y sabe cuanto adoro a mi Teté preciosa y cuanto a mi ratoncito de grandes ojos, Jorgecito. No necesitamos la materialidad de los adioses para saberlo.

Allá habrá sabido ya algo de mi paso por aquí. Este es un país fino culto y muy simpático. Me han hecho una verdadera apoteosis. Los diarios hablan todos los días de mí y mi hotel pasa lleno de gentes que vienen a verme. Es una larga procesión. Hay muchas poetisas y algunas preciosas y realmente buenas escritoras.

Le mando algunos recortes por si le interesan.

Pronto estaré en Europa -mañana parto- y de allí será muy difícil que le lleguen mis cartas. De todos modos Ud. escríbame. Es posible que los correos se regularicen algún día.

Si no me matan volveré al final de la guerra, en pocos meses más y te devoraré a besos y cariños, hijita mía.

Toda el alma de tu Padre



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ArribaAbajoA Luis Vargas Rosas44

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París 17 de mayo - 1945

Querido Lucho:

Hoy llego a París en el avión correo. Salí esta mañana del campo de aviación de Kanfbergupnte Kempten y Munich -para tomar el avión me levanté a las seis de la mañana en Luidan a orillas del hermoso lago Constanza y tuve un largo viaje en auto-. Al llegar a París después de andar en avión desde las diez de la mañana hasta las ocho y media de la noche, me encuentro una carta de un amigo de Chile en la cual me da la buena noticia de que Uds. con Henriette45 se van a ir a pronto a vivir a la casa de Los Leones. No sabes cuanto me agrada y veo que al fin hacen algo bueno en mi casa. Va entrando la cordura. Ella es lenta, pero al fin llega.

Dile a Vladito46 que todo este año no he recibido ni una línea suya y que eso me prueba muchas cosas. Ahora que estás a su lado espero que tu amistad para conmigo te hará darle buenos consejos. Por favor arráncalo de toda atmósfera cafetista y hueca. Ayúdalo, en mi ausencia, a ser un hombre y no un charlongón fofo, con voz de almacenero pedante. No sabes cuánto te lo agradeceré. Yo ya no le escribiré más. Iré a Chile a tomarlo bajo mi protección, porque es mi deber y lo haré. De mis heridas voy mejor. Me haré una operación en la cara, que es carísima, pero me aseguran el éxito. Me va a costar como doscientos mil francos -cierto es ahora que un bock, un dernie de mala [ilegible] vale doce francos-.

He pasado trece días en Alemania. No te imaginas que días, los días más históricos del mundo. Algo vertiginoso. Unos días que valen un siglo de existencia.

Llegué al frente con ansias de vengar mis heridas -pistola en mano y con mi Mauser quitado por mí mismo a un oficial alemán. Con dos amigos, sólo los tres hicimos seis prisioneros. Fuimos citados a la orden del día. En Kipten yo solo con Lambert hicimos prisionero a un cabo S.S. y con Jacques Farró y un oficial hicimos otro prisionero de marca mayor: un capitán S.S. grandote que se escondía en la foret cerca de Bladeshwald y que tenía aterrorizada a las gentes que se habían rendido, con toda clase de amenazas. El gallo apenas nos vio llegar levantó las manos y Kaput. No disparó ni un solo tiro. ¡Qué degonflados están! Las mismas gentes del pueblo nos señalaron donde se escondía.

Recorrí otra vez todos los frentes de batalla en avión y en auto. Asistí a la rendición del ejército alemán. (Podrás hacer un artículo para El Siglo con estas notas) Fui el único periodista que vio al Kromprins cuando fue hecho prisionero. Vivía en un manois sobre una colina con un chambelán   —40→   y una gubernanta (yo creo que era su querida) muy buena moza, con unos ojos maravillosos, no muy joven pero de unos treinta años, él tiene 66. Aceptó ser prisionero con cierta serenidad, aunque con ojos inquietos. Me dijo que nunca le había gustado el nazismo y que por eso se había retirado a ese rincón para terminar sus días lejos del mundo. Iba vestido de verde azuloso, con pantalones de golf. Cuando iba prisionero en el auto declaró al comandante francés que lo llevaba al P.C. del general De Lettre47 que cuando Hitler48 metía la pata, cada vez él bebía con sus amigos una copa de champagne, etc., etc.

Asistí a la liberación de los godos franceses, de Paul Reynard, de Daladier, Gamelin, Weigand, el hijo de Clemenceau, Michel, etc., etc. Les mando esa foto en que estoy hablando con Daladier. Luego les mandaré otras con Respand y con Leon Lonheny. Comí con ellos la noche de su liberación en el hotel de Bad Shadren, en Luidan.

No tengo tiempo ni espacio para contarte mil cosas interesantísimas. He vivido plenamente la grande historia: estoy contento de mí mismo y muy optimista a pesar de que Glory ha vuelto a caer a la cama y que su familia me culpa a mí de la enfermedad. Pero ella se siente mejor y me asegura que se levantará buena y sana en tres días. Está muy linda. Se parece algo a Silvita Balmaceda, pero es mejor. Es como una hermana menor de Silvita. Toca el piano que es una maravilla y era estudiante de Filosofía superior en Sorbonne.

Tiene un gusto poético excelente y una cultura fantástica. Sabe griego y latín, y ahora está estudiando castellano sólo para leer mis poemas y mis libros en español. Hace progresos que asustan, ya comprende todo. Es cierto que con el latín se facilita mucho el estudio del español.

Te contaré que en Berlín los M. P. son mujeres. Son chicas rusas, algunas muy guapas y que dirigen el tráfico con una bandera amarilla y otra roja en cada mano. Van vestidas con blusa militar y una falda color madera que les llega hasta la rodilla. Son muy serias y algunas hablan un poco de inglés. Berlín está hecho pedazos. Si ves a Nicolai dile que estaba equivocado cuando decía que era casi imposible destruir una gran capital. Durante cuarenta minutos, que pone el auto desde el campo de aterrizaje de Templehof hasta donde estaba la casona donde debía reunirse el general De Lettre con los jefes soviéticos, sólo se ven ruinas por todas partes. Muy pocas casas en verdadero buen estado. La rendición se firmó el día ocho pero no se anunció hasta el día siguiente. Tuvimos tiempo de tomar el avión para París y para el día nueve aquí para volver a Alemania el diez a las siete de la mañana otra vez en avión. ¡Qué días de más trajeteo y más formidables! En París, el delirio. No tuve tiempo ni de dormir. Me fui durmiendo en el avión   —41→   tendido en el suelo. Si pasan en Chile actualidades completas de estos días, me verás en muchas de ellas.

El diez en la mañana llegamos otra vez a Alemania, fuimos a nuestro Press Camp de la premiére Armée a Luidan y en la tarde partimos a Berchtesgaden. Dormimos en Salzburg, una ciudad preciosa, de gran carácter y con muchas lindas mujeres. Tú que eres pintor sabrías apreciar esos cuerpos y qué pechugas. Al día siguiente por la mañana bajamos hacia Berchtesgaden y allí subimos hasta la montaña de Hitler y su famoso Nido de Águila (Adler Nast) En el primer plateau de la montaña están las casas de Goebbel49 y de Goering50 y el chalet donde Hitler recibía a embajadores y políticos. Todos están muy destruidos. Del primer plateau se sube en auto al otro plateau en donde está la torre privada de Hitler que tiene doce pisos, algunos de los cuales están tapiados con cemento. Ahí me acordé de la entrevista a Hitler de Carlitos Vattier51. La descripción de la torre por Carlitos es casi mejor que la realidad. La verdad es algo demasiado teatral y para epatar provincianos y alemanes romanticones. Hay cosas de un mal gusto que daría risa. Tu amigo, el autor de Altazor, se robó el teléfono de Hitler para su museo particular de recuerdos de la guerra. Otros picaban cosas de valor intrínseco, ¿pero qué puede tener más valor histórico que ese teléfono?, y nadie le dio importancia. Tomó también algunos libros de su escritorio. Un libro sobre el soldado ruso, otro sobre el antisemitismo, etc., etc., una taza con su platillo.

Dile a Vladito que su taita ha picado muchas cosas para él. Le lleva un rifle de salón alemán. Dos pistolas de señalero con tiros de fusil en colores diferentes (como juegos artificiales) que se usan para señalar el peligro, para dirigir el tiro de los cañones, para señalar campos de aterrizaje a los aviones en la noche, etc., etc. Tu amigo ha picado tres autos: un Mercedes Benz y dos Opel, aparte de otros que regaló al campo de Prensa y a varios amigos. Te mando una foto en que estamos tomándonos un auto y muchos neumáticos (estos valen en París treinta mil francos cada uno). En las fotos, en una estoy con un muchacho prisionero ruso que nos ayudó a requisicionar dos autos magníficos. Eso es lo que querrá y no hay que olvidar que los alemanes en Francia se robaron todo, no sólo los autos sino caballos, muebles, ropas, todo lo que pudieron. Y así en todos los países conquistados por ellos. Esa foto es del otro viaje, pocos días antes de ser herido.

Pregúntale a Vladito si recibió las fotos en que estoy con el general De Lettre y otras con el general Patch.

Te escribo a la carrera pues estoy cansado y quiero dormirme pronto. Figúrate que el avión salió esta mañana de Kanfbeseren, dio toda la vuelta a Alemania, dejando y tomando el correo en todos los aeropuertos para regresar a París a las 8 de la noche. Desde las 10 ½ de la mañana.

  —42→  

Te aseguro que hoy día yo conozco el arte de la guerra mejor que todos los generales sudamericanos (lo que no es muy difícil) y que podría dirigir una batalla como ninguno de ellos.

No te imaginas lo que he vivido en sólo seis meses. Nadie se imagina lo que es esto. Quien no lo haya experimentado no puede tener una idea. Yo estoy contento de haber pasado estas experiencias y por nada del mundo querría no haberlas pasado. Todos me dicen que soy otro ser, que debería hasta cambiar de nombre. ¿Por qué no? Acaso lo haga. Borrarlo todo y empezar la vida de nuevo. No se puede negar que es tentador.

Estuve en un hospital en Magdbury, luego un medio día y una noche en otro en Heidelberg, mirando desde mi ventana correr el río Neckar a cuyas orillas vivió Hölderlin52. Tendido en la cama me recitaba de cuando en cuando algunas de sus mejores estrofas para no oír los lamentos de los heridos. ¡Qué cosa atroz! Es algo increíble. Al compañero de la derecha le cortaron una pierna. No te imaginas qué cara cuando volvió del anestésico y se dio cuenta. Lloraba como un niño y se cubría la cara con las sábanas. Yo, que me he puesto duro como granito, no pude sujetar una lágrima que me fue quemando la carne. Y valía por muchas de otras épocas.

Mis poemas van a quedar heridos por muchos años. Pero no importa; nunca he escrito mejor.

Hölderlin no es tan estupendo como creímos cuando descubrimos y lanzamos hace unos 20 años. Además cayó ahora en manos de loros cafetistas y ya se vulgarizó. Hay que empezar a atacarlo. Ya no nos sirve. Glory tiene un estudio muy interesante sobre un gran poeta francés casi desconocido, Maurin Scéve53 lo que escribió una maravilla hace cuatrocientos años, un poema que se llama: «Delie, objet de plus haute vertu» es un canto a la pureza y al amor ideal, que tiene versos que parecen escritos hoy día. Ella sostiene en su tesis que Delie no es el nombre Delia sino el anagrama de l'Idée, el ideal, la idea de la más alta virtud. Delie era el sobrenombre de la diosa Diana, la luna en el cielo, Diana en la Tierra. Es una tesis muy interesante. No lo cuentes allá porque de repente sale un señor en tres meses, que se cree que él lo ha inventado y la repite como loro por todas partes y lo repite mal. Ahora está haciendo un estudio sobre mi poesía. Ella dice que no ha existido jamás ningún poeta con el sentido cósmico de tu amigo, ni con más potencia creadora. Quiere que yo escriba un libro y lo titule «Microcosmos» que es un lindo nombre y más humilde y menos pretencioso que otros en que entra el cosmos, el universo, el mundo, etc.

Dile a Vlady que me gustaría que le enviara un retrato suyo a la enfermera que me cuidó durante mi primer día y que se portó muy cariñosa -con dedicatoria: A miss Mary Ausburn, Hospital   —43→   Militar de Magdbury- O mejor que me la mande a mí y yo se la haré seguir pues ella iba a irse pronto de allí y acaso la foto no alcanzaría a llegar.

Saludos míos a Henriette. Dime se necesitas algo de acá para tu taller y un buen recuerdo mío

V. Huidobro

Saludos a Ontañón54 y Nana si los ves. Y a todos los buenos amigos, los raros buenos amigos.





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ArribaAbajoA Luis Vargas Rojas

  —45→  

New York 2 Septiembre 1945

Querido Lucho:

Pasado mañana parto a Chile después de un año de aventuras, las más interesantes de mi vida y en la cual mi vida ha cambiado completamente y de un modo tan maravilloso que casi parece un milagro.

Aquí en Nueva York he venido a saber del matrimonio de la pobre Jime55 por vanas cartas tan indignadas que me dan risa y me hacen ver que las gentes no comprenden nada. Ignoro con quién se ha casado. Supongo que con [ilegible] porque una carta llegada creo que a la Pila le dicen que Jimena Amunátegui se casó con un roto, que heredó cien mil pesos y se compró un roto, un estudiante argentino o brasilero diez años menor que ella y que vive de ella. A poco la pintan como una vielle rombiére. ¡Qué tonterías dicen! Figúrate tú una tal, creo que Pacheco Díaz comentando que todos los Lecaros son familias de carniceros, etc., etc. Y luego en las cartas a mí, una tal lluvia de injurias contra la pobre infeliz que te seguro me producen un efecto contrario al que deben esperar los autores. Y llenas de contradicciones. Me dicen que su hermana Carmen estaba tan avergonzada que se moría. Que sólo una alma tan chancha como la de esa mujer podía traicionar a su marido cuando éste está luchando en el extranjero por una gran causa y apenas a las pocas semanas de haber sido herido. Que todo el mundo siente repugnancia de un ser tan asqueroso que empezó la vida deshonrando a sus padres por mí y la termina deshonrando a su marido y a su hijo etc., etc., etc.- Todo esto es absurdo y es falso. En primer lugar yo nunca fui su marido y en segundo, espero que la pobre no ha terminado su vida. Luego, las mismas líneas más abajo me dice que felizmente ella nunca fue mi esposa y que no debo enojarme, que es muy lógico que un pobre periodista se sienta feliz y crea haber dado un paso hacia la gloria al casarse con la querida de Vicente Huidobro. En otra carta me dicen que se nota que la pobre vive en un esfuerzo artificial, en un fingimiento constante y que hasta el niño, todo el mundo lo mira con lástima, que a su madre nadie la respeta y que en él la miran con compasión. Y así va la lluvia de metralla.

¿Y por qué todo esto? ¡A qué tanta alharaca! ¿Desean crear tragedias, tienen sed de sangre? No lo lograrán. En todo caso yo sería tan culpable en su caída como ella. Y eso que dicen los otros, que yo la empujé al abismo con mi maquiavelismo satánico. También es muy exagerado. Ella ha hecho muy bien en casarse. Ahora tiene una situación estable, sólida, es la esposa de un señor sea quién sea. Y sobre gustos no hay nada escrito. Para mí es una solución magnífica. Si ella   —46→   se hubiera lanzado a tener amoríos y tonteras yo me habría visto obligado a meterle cuatro tiros, por el honor del niño. En vez de eso ella se casa. ¿De qué protestan? ¿Y por qué la injurian? ¿Por qué se ríen de ella? A mí me felicitan por haberme casado con Raquel Señoret56, por conquistar una muchacha que es treinta años menor que yo, me hacen grandes fiestas, y se burlan de ella porque su marido es sólo nueve años menor que ella. Esto es injusto.

Todo se ha resuelto a las mil maravillas y yo veo en esto la protección casi de un dios. ¿Por qué me voy a enojar yo con ella? Yo no podría protegerla porque ella se me deshizo por completo desde que sé que no era lo que yo creía y quería. Ella se me convirtió de pronto en un personaje cómico y la mató el ridículo adentro de mi alma. Yo ya no podía hacer nada y en todas mis cartas le decía que rehiciera su vida, aun a las cartas llenas de amor que ella me escribió en diciembre pasado, yo le contesté que no tuviera esperanza de que volviéramos a vivir juntos jamás. ¿A qué hablar entonces de traición, de alma vil y canalla, de mujer indigna, etc., etc?

Suponte tú que ella hubiera optado por la actitud heroica, que se hubiera botado a santa, a reivindicarse, a recuperarse con una vida ejemplar ante sus amigos, ante su hijo y ante ella misma. En qué situación ridícula quedaba yo, y en qué posición más inconfortable al volver a Chile. En todo esto yo veo la mano de Glory que es mi ángel tutelar. Yo me siento muy dichoso de la solución de este asunto. Esa facultad admirable de mi alma de borrar el pasado de una sola plumada es algo excelente. Mi alma es demasiado fuerte, demasiado absoluta y pura. Ningún enemigo puede hacerme daño porque automáticamente queda borrado hasta su sombra. Jime puede pasar a pertenecer a la Banda Negra o a la Banda Verde, me es igual. Es para mí lo mismo que Diego Muñoz57, el Chato Azócar o Tomás Lago58. Es la Tomasa Lagos y no puede emocionarme ni en pro ni en contra. Los que conocen mi alma saben que esto es así. La siento tan lejana, tan ajena a mi vida que se me figura que no la he conocido nunca. Yo empecé mi vida con una gran dama, con una santa como la Manuelita Portales y la termino con un ángel como es Raquel. ¿Qué más puedo pedir? De las mujeres otras que quedan en el medio te doy mi palabra de honor que a ninguna he borrado tan fácilmente como a la pobre Jimena. ¡Y esto porque ninguna ha sido tan cómica como ella! Los elementos esenciales de lo cómico son el contraste, la desproporción, el hilar los pensamientos al revés, el comprenderlo todo mal y estar satisfechos.

Los gestos esenciales de lo cómico son el tiro por la culata, el personaje que se viste muy elegante, se emperifolla horas de horas y al salir a la calle se resbala en una cáscara y se cae al barro. No sé si recordarás aquella película de Zigoto cuando sale a la pesca y se prepara todo el día anterior y en la noche no puede dormir, preparando los anzuelos, verificando las cañas, despierta a su mujer, vuelve la casa patas para arriba, rompe los muebles y al día siguiente sale feliz a pescar y   —47→   después de todo un día de labor pesca un zapato roto. Estoy escribiendo un ensayo sobre lo cómico que creo que será interesante y en el cual llego a la conclusión de que el suicidio es el acto más cómico del hombre. Te lo leeré. La otra noche se lo demostré a un grupo de jóvenes surrealistas que al principio no querían aceptar mi teoría y al final les pareció muy sólida y muy nueva.

Lipchitz me decía que el hecho de existir el niño hacía este asunto dramático. Yo le probé que al contrario lo hacía mucho más cómico. ¿Qué cosa más cómica que una madre que adora a su hijo y empieza ella misma a socavarle los cimientos de la vida?

Suponte que mañana te coge un grupo de fascistas y te dan por fuerza aceite de ricino y que a ti realmente te guste el ricino y empiezas a reírte y a pedir más y más ricino. ¿No sería altamente cómico?

Ahí tienes en síntesis algo que podrá explicarte muchas cosas de mi estado de alma y de por qué nunca he estado más sereno y más optimista.

Si lo dudas, léele a Anguita59 esta carta y verás como él recuerda que una vez yo le hablé de esto y de la facultad de mi espíritu de que nada puede hacerle daño. Está mejor defendido que el núcleo del más firme de los átomos. No hay bombardeo posible.

Créeme, me siento feliz y me extraña que Uds. no lo comprendan o me conozcan tan poco. Todo el pasado se borró como por encanto. Siento fuertemente sólo el deber mío para con el niño y lo cumpliré ¡Ay de quien se quiera atravesar en esa ruta! El niño se educará bajo mi control y no al gusto de una banda de maleantes. En eso no acepto bromas. Y debes decírselo a Jimena que tenga cuidado. Sólo en eso y en su seriedad futura me meteré. Yo no le permitiré que siga el camino de su hermanita mayor y empiece a flirtear a todos lados y arrastrar el nombre del niño. Aunque esté casada y yo no tenga nada que hacer, obraré del modo más brutal en defensa del niño. Seguirá con Serato hasta la muerte. Con su tonto a cuestas hasta el fin.

Te juro que no le tengo ninguna mala voluntad, al contrario, creo que un día les levantaré estatua en Cartagena, pues al fin y al cabo a ellos les debo en parte mi felicidad actual y este maravilloso renuevo de mi vida.

Raquel es encantadora, es un ángel de verdad, es linda, muy inteligente y tiene 22 años. ¿Te das cuenta? 22 años. Y nos adoramos. Tú sabes que para mí la juventud es todo o casi todo y que yo siempre digo que las mujeres chilenas pasados los 30 años son todas unas amargadas -todas-todas o casi todas, pues naturalmente hay algunas excepciones- Raquel y yo vamos a construir un pequeño paraíso. En donde nosotros estemos, estará el paraíso.

Estoy pletórico de vida, lleno de ideas, nunca he tenido semejante fuerza y riqueza espiritual,   —48→   tengo ansias de sentarme a trabajar y crear, crear tantas cosas. No te imaginas cuánto tengo que escribir. ¡Qué cantidad de poesía que me ahoga!

¿Cómo conocí a Raquel? Te lo contaré luego con detalles, ahora sólo brevemente. Al principio Glory le tenía mucha simpatía a Jimena, y como un mes antes de morir me había hablado de su muerte próxima y que yo debía volver a juntarme con Jime, pero un día una medium, amiga de la familia, cogió una carta de Jimena que yo le llevaba y con ella en la mano empezó a decir tales horrores que Glory, que creía en todas esas cosas, se impresionó mucho. La pintó físicamente igual, era algo impresionante, hasta los gestos y luego dijo que había estado a punto de salvarse, pero que tenía una alma turbia, teatral, mal inclinada, llena de pequeñeces y bajezas etc., etc. Y luego habló de su porvenir. Algo espantoso que espero con toda mi alma no sea así. Todo esto produjo un cambio total en Glory. Al principio no habló nada. Luego cayó enferma gravemente y el día antes de morir me dijo que no debía volver a juntarme con Jimena: «Esa mujer rompió un pacto sagrado de las estrellas y es odiada por el cielo. Tiene un mal destino y no posee fuerzas para corregirlo. No pienses más [en] ella. Yo te prometo que te haré feliz, te llevaré de la mano a la felicidad».

Lo que fue para mí la muerte de Glory, no se lo puede imaginar nadie. Posiblemente en mi amor había demasiada veneración, casi sin sentimiento físico, algo celeste, divino. Ella era puro espíritu. Créeme que se me vino el mundo encima. Su muerte y suicidios y mil tragedias. Dicen que yo parecía un loco o un sonámbulo, pero debo tener una fuerza espiritual tremenda cuando pude sobreponerme. A los pocos días se resolvió mi viaje a Chile, fui desmovilizado, me despedí de mis amigos y partí a Londres. Era un esqueleto vestido de viviente.

El mismo día que llegué a Londres, Raquel Señoret, soñó que una mujer vestida de blanco, entraba a su pieza llevando de la mano a un señor que tenía un libro en la otra mano y le decía: Este es el hombre de tu corazón, yo te encargo su felicidad y dedicarás toda tu vida a darle la dicha que merece.

Lo que han corrido en Europa, aquí y en Chile que yo me la rapté del altar cuando iba a casarse con otro son puras fantasías de las colonias chilenas. Nos encontramos casi por casualidad y los dos nos quedamos mirando sin hablar una palabra. De pronto ella me tendió la mano y me dijo: «Ud. es el poeta Vicente Huidobro y yo soy Raquel Señoret... no sabe Ud. cuántos dolores de cabeza tuve que pasar en mi primer colegio en Chile con su libro el Mio Cid Campeador... ¡Qué ojos tan tremendos tiene Ud., parece una persona de otro mundo. Por favor quítese el uniforme militar y lo convido a un cocktail que doy esta tarde a mis amistades.»

Yo estaba tan emocionado de su gracia, de su belleza y de su juventud que apenas pude hablar. Fui a su fiesta y me quedé en un rincón sentado, solo, sin ganas de ver ni oír a nadie. Pero   —49→   ella me tenía tremendamente impresionado. Luego pasaron muchas cosas. Nos comprometimos. Yo partí en avión para Francia para seguir de allí a Portugal, África y Brasil, pero resultó que no me aceptaron el excedente de equipaje.

Después de una semana de trámites, tuve que volver a Londres para arreglar mi viaje por barco a Panamá y Buenos Aires. Raquel me recibió llorando de emoción y esa semana de separación sirvió para decidir en el acto de nuestras vidas y no separarnos más. Arreglamos nuestro matrimonio, nuestro viaje otra vez a Francia donde resolví el regreso a América en un barco holandés que partía de Inglaterra y que el supremo comando americano me señaló.

Creo que tengo derecho a ver en todo esto algo así como una protección divina. Y acaso la mano de Glory o los fluidos que dejó su espíritu en torno mío.

Te mando un retrato de mi Raquel. Guárdamelo allá hasta que yo llegue. Verás qué hermosa es. Qué ángel. Y tiene 22 años. Parece mentira. Bajo qué maravillosas estrellas recomienzo mi vida. Soy feliz y siento que lo merezco, tengo la conciencia de que me he ganado esta felicidad. Si, la he ganado limpiamente, noblemente. Esto aumenta mi arrobamiento. No he hecho nada sucio.

Muchos cariños a Henriettita, mis recuerdos a los Bulnes, los Orrego y todos los amigos. Un buen abrazo para ti de tu amigo.

Vicente

Puedes leer esta carta a los Bulnes y a quien quieras.

Te repito que no hay sentimientos turbios en mi corazón. Ninguna mala voluntad a Jimena. Cómo voy a tenerla. Ella me dio a mí sus mejores años, su juventud, su primavera y su verano y ahora le da a otro su otoño y su invierno. ¿No es esto una gran finura? Y luego haberse casado con quien lo hizo es otra finura. Acaso si se casa con otro me hubieran dado vagos celos o recelos. No lo creo porque yo sé borrar el pasado, pero a lo mejor, anda tú a saber. En cambio ahora, eso no es posible, pues su marido es uno de los pocos que no pueden dar celos a nadie. (Eso se a como si te dieran celos el Chico Molina60 o el Guagua- ese que vende diarios y que se le parece mucho- en la Alameda con Ahumada).

Yo no quiero vender la casa de Los Leones, pero Raquel parece desear que compremos otra casa juntos. Yo trataré de convencerla. Te aseguro que yo puedo vivir allí sin el menor fantasma de recuerdos, ni sombras de fantasmas. Te aseguro que podría encontrarla a ella misma y   —50→   hablar con ella como si nunca la hubiera conocido. Lipchitz, que es un alma tan buena y un sentimental al viejo estilo, al principio dudaba de esto. Me decía: es imposible que no haya algún recuerdo, algo que los una, algo que han construido juntos, algo que los emocionó, un paisaje, una calle, un teatro, una música, un viaje, una conversación. Yo le decía que nada, absolutamente nada podía darme recuerdos. Le hablé con tales pruebas que al final me dio un beso en la frente y me dijo: «Eres un ser realmente extraordinario.»

Yo le conté que al recibir la carta de diciembre, de Jime, que era una muy bella carta estuve a punto de volver a abrirle mi corazón, pero que una prudencia milagrosa me salvó. El me decía muy admirado: «Cómo puedes tener tanta fe en tu estrella.»

Yo mismo ignoro cómo se hizo tan fácilmente. ¿Fue acaso la ayuda del sentimiento cómico? La Gaby Rivadeneira, que a veces tiene ciertas intuiciones me decía una vez: «Yo nunca he visto un ser más cómico que Jimenita que no sabe lo que quiere y se inventa cosas que no existen, fantasmas absurdos y en el fondo no quiere nada, lo único que le interesa de verdad es su vida tranquila y muy feliz -Y le devoraron los fantasmas- sombras de ratones -Es terriblemente cómico.

(Lo cómico - Pierde la presa por la sombra) Es todo tan ridículo que no cabe tristeza. Yo le decía en una carta que tendría que cometer un crimen atroz, matar al niño, agarrarse a tiros con todo el mundo para que volviese a tomarle en serio. Tomarla en serio para encerrarla en un manicomio.

Lipchitz es muy divertido. Me dice: «Las locuras amorosas son cosas de idiotas, de gente inferior. Dejaste a tu primera mujer e hiciste una tremenda gaffe por enamorarte como los tontos. Yo no niego la plancha. Pero no creo haber estado tan enamorado. Seguramente hubo otras razones y también pesó la caballerosidad. De pronto me grita muy serio: «Ninguna mujer vale que un hombre rompa su hogar por ella. Y mi buena Berta salta y chilla: Y ningún hombre tampoco.»

Luego él me dice: «Es natural que esté furiosa contigo, a las mujeres hay que perdonarles sus pequeñas bromas porque son animalitos y no saben lo que hacen ni lo que quieren.» Yo también lo encuentro natural. Como dice Milton61 lo que le da más odio a Satán es haber perdido el Paraíso por vanidad. Es tener la conciencia de haberlo perdido, de haberse pegado y de saber que todos sus razonamientos para justificarse son falaces y frases huecas para engañarse a sí mismo.

Yo no le tengo ningún odio. Le tengo una piedad infinita y créeme que me irrito contra mí mismo por la facilidad con [que] la he borrado de mis sentimientos.

Si ella no trata de molestarme, puede estar segura de que yo no la molestaré en nada. Que el niño venga a mí y vaya a ella del modo más natural. Y no pasará nada. Yo pienso que ella debería   —51→   aprovechar mi llegada a Chile para ir a Buenos Aires a conocer a sus suegros y a la familia de su marido. De lo contrario todos van a creer que se avergüenza de ellos. Claro que esto es cosa de ella, pero es una buena oportunidad y así no se preocupa del niño que se queda conmigo en Chile y que no creo que a él le interese la familia de su madre. Al fin y al cabo es un viaje corto, un paseo y nada más. Aconséjala bien y dile que no haga tonterías, que no invente dramas -el género no le va y a mí no me interesa que hayan peleas o discusiones tontas.

Y no hablemos más del asunto.

Ahora colorado este cuento ya se ha acabado.

  —52→  

Nueva York 10 septiembre 1945

Querido amigo:

Por fin parece ser que partimos esta noche.

Te ruego si sabes de alguien que me vas a escribir a los diferentes puertos (Estas son cosas que me anuncian) que le digas que no me interesa nada que tenga que ver con Madame Tangó. Que ni por bondad, ni para el bien de todos etc., etc. no me interesa. No me interesa.

Que los que dicen que en el fondo estamos aún enamorados el uno del otro, son unos idiotas y los considero mis enemigos y no amigos. Es la única mujer que me da asco.

Que digan que ella quiso castigarme a mí y sólo castigó al niño, no me da ni frío ni calor.

Y eso del dilema. Ya se lo había escrito yo hace meses en una carta. Veo que están muy bien enterados. Naturalmente y miren qué novedad. Si se casó por amor quiero decir que es una idiota puesto que se enamora de un cretino. Y de mal gusto puesto que es un mamarracho. ¡Qué novedad!

Si se casó sin amor es una infame. Vean que novedad. Están descubriendo el mundo.

Lo único que te digo es que ya está bueno de latas. Yo sé muy bien lo que he hecho y no necesito consejeros ni me arrepiento de nada. Me parece todo muy bien, todo se ha resuelto a las maravillas. Es posible que yo lo haya empujado - me da igual, pues me parece muy bien que se haya casado.

A mí no me interesa como mi compañera sino la heroína, el ángel o la santa. Los seres cómicos, ridículos, una mujercilla como todas las que pasan por la calle no me interesa.

Creo que hablo bien claro. Madame Tangó no me interesa. No me interesa -No me interesa. Y que no me ensucien los oídos con su nombre. Los que sigan en estas boberías no son amigos míos.

Recibe, querido Lucho, un abrazo mío, y otro para Henriette de tu amigo

V. Huidobro

Te ruego decir a Manola que le envié ayer una carta en la cual le digo que mi biblioteca y todos mis papeles y manuscritos le pertenecen a ella si me sucede algo en estos viajes en malos barcos y mediocres aviones.



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ArribaAbajo A Manola García Huidobro

  —55→  

Nueva York 10 sept. 1945

Mi Manola adorada:

Ayer te escribí para decirte que en caso de accidente todos mis libros y mis papeles te pertenecen a ti y que debes ir inmediatamente a la casa y de acuerdo con Lucho tomar el control estricto de todo y no dejar que entren a mi escritorio otras personas. Después, con Lucho y con Anguita que supongo se ha portado bien y fiel a mi amistad, estudien mis manuscritos y publiquen lo que hay de inédito. (Sin prejuicios religiosos).

Dile a Miguel que no olvide romper mis testamentos y que no olvide que por el momento, hasta que yo llegue, no debe dar más dinero sino sólo pagar el Colegio del niño, en el Colegio mismo y ojalá con cheque.

Supongo que mi teté preciosa y el niño están muy bien. Dales mis besos y tú recibe uno con el alma entera de tu

Padre.

No te preocupes por mi salud. Estoy mucho mejor. He ganado dos kilos en veinte días. Yo me siento muy bien.

Te mando esta carta a la otra casa a Los Leones por si en Alameda te roban las otras como sucedió una vez.

Ahí va una carta de Lipchitz en que te habla de mi salud y te dice que como mucho. No es tanto, pero me estoy recuperando de tantos meses de hambre-sin hambre.

No es verdad que hablo y discuto mucho. Es falso. Sólo una vez, antenoche. Porque las gentes son duras para comprender. Están todos en el mundo muerto, y no entienden. Hay sólo uno, Marcel Duchamp62, que comprende todo y está de acuerdo conmigo en todo -Es un gran talento.

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Vicente Huidobro, a los cinco años, junto a su madre y su hermana mayor

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Familia Huidobro en un salón de su casa, hacia 1914

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Revista Zig-Zag, 1912

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Familia Lipchitz, Gris y Huidobro en Beulieu-Prés-Loches, París, 1918

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Foto familiar, hacia 1920

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En el matrimonio Huidobro con sus dos hijos,
Manuela y Vicente, a bordo del Infanta Isabel de Borbón
rumbo a Europa, noviembre, 1916

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Vicente Huidobro junto a Juan Larrea

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Fotografía de Vicente Huidobro, por Arp

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Ximena Amunátegui

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Cartel de propaganda electoral del "Candidato de la juventud"

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Vicente Huidobro, como corresponsal de guerra en 1944

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Raquel Señoret



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ArribaAbajoCartas de María Luisa Fernández a Vicente Huidobro

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22 de agosto - 1926. Santiago

Hijo mío:

Te mando por el correo la chaqueta del traje café que se te quedó. Espero verás en esto que tu madre no piensa ni vive sino para ti.

Nada tengo que contarte. Creo que los tuyos están bien: hace días que no los veo, pero, la María me ha contado que la Manolita -nieta- está engordando mucho gracias a los baños de rayos ultra-violeta.

El país se acuesta con un complot y se despierta con que no fue nada... Día llegará en que el guerrillero Alessandri63 se alce con el santo y las limosnas.

Supongo que sabrás Antonio Hunneus64, es el Ministro de Relaciones, lo cual está de acuerdo con la estatura mediocre de los demás compañeros de sombras...

¿Y tú, hijito mío querido? Dime como estás. Estudia algún negocio de envío de mercaderías, esencias, medias, guantes, etc. Creo que te produciría mucho. Esto no está reñido con la literatura, pues te lo colocaría yo en el comercio.

¡Cuídate mucho! Llámame si te hago falta. Ya sabes lo que eres para mí y cómo te acompaño y ruego mucho a la Santísima Virgen que te guarde y de paz.

Quiero que ésta te llegue con la chaqueta ¡Adiós mi hijito querido! Te abraza y te besa con toda el alma tu

Madre

Me dicen que la vida encareció el 30 por ciento pero que tiende a abaratar allá.

Avisa y pide.

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Octubre. 1926. Santiago

Hijito mío:

Ya es tiempo de recibir noticias tuyas ¿por qué no me has escrito? ¿No sabes que yo vivo pendiente de ti? Leyendo cables para penetrar el sentido de cada uno referente a ti -para temblar ante los peligros que te rodean y pedir a Dios te libre de ellos?

Cada día una catástrofe, choques de trenes y cuanta calamidad puede mantenerme en alarma es todo lo que saco en limpio. Compadécete de tu pobre madre y vive normalmente sin exponerte.

En tu casa los niños bien; la Manuelita ha estado enferma de lo que tú puedes suponer. Ya pasó y gracias a Dios comienza a reponerse. Después de la operación me mandó llamar: yo estaba en Santa Rita, antes, y sentí mucho no haberla asistido como en otras ocasiones. Inmediatamente que lo supe me vine y la fui a ver. Le hice venir al médico de las yerbas, que cada día adquiere más fama. Vio también a la Manola y le adivinó su enfermedad a los riñones maravillosamente.

Ella, apenas salga del poder del especialista, Pardo, también se tratará por ese medio.

Está muy linda, según todas las opiniones.

Te mando por este correo todas las yerbas que te recetó a ti Hensi. Prueba, a ver si te alivias del estómago. Los otros médicos no son sino matasanos, y yo quiero verte en mis brazos bueno, ¡hijito de mi alma!

Y ni hablar con Nascimento65, me dijo que a fines de este mes te mandaría mil pesos; que la venta no había sido del todo buena como él creía, pero, que aún no había tanteado el mercado de Buenos Aires y otras naciones. Agregó también que mantenía los tipos para reimprimir en caso de ver que la venta marchaba.

Dime como te has arreglado, dónde vives, qué haces, qué piensas, dímelo todo, como si hablaras contigo mismo.

El Secretario del Nuncio Monseñor Lumandi, leyó tu libro, me dijo, lo encontraba nuevo, lamentando como yo esas manchas inútiles que hieren las ideas religiosas, sin son ni ton.

¡Llegó la Chita! ¡Por el mismo camino que recorrí para entregarte al mar regresó al nido esta hija tan amante! El dolor quedó pegado al paisaje, de modo que tu recuerdo no me dejó gozar plenamente. ¡Está muy destruida! Flaca en los huesos con las «amebas»y los «hongos» atrapados en el trópico. Espero que sabré encontrar el remedio.

  —72→  

¡Cuándo estarás aquí! Vuelve de cuando en cuando la mirada a tu vieja que no sabe más que esperarte.

¿Has visto a la Blanca? ¡A quién has visto, quién te cuida, niño regalón empeñado en hacer temblar el corazón de tu madre!

Ayer vinieron tus hijos. ¡Cacó! Esa Cacó enloquecedora que sin pretenderlo va despertando entusiasmos. ¡Cómo la besé a nombre tuyo y hablándole de su palacio! «Me escribió, me dijo, pero, me dice que no puede escribirme más», y encogió su hombro de ese modo suyo inimitable... Le expliqué el significado que no le podías escribir más porque te daba mucha pena tenerla lejos y no poder abrazar a su Cacó. Quedó muy satisfecha. «Yo también le escribí a él».

¡Hijito mío, Cuídate mucho! que no te falte nada... piensa en mí que vivo abrazada a ti.

Saluda a todos los que sean buenos contigo de mis conocidos, y para ti el amor de tu

Madre

El día 4 del presente te mandé por cable al Anglo 2.000 francos. Eso nada tiene que ver con lo que te mandó papá.

  —73→  

3 de noviembre - 1926

Hijito mío:

¿Cómo puede ser que desviviéndome yo porque no te falte nada, todo salga mal? Ya habrás recibido el dinero que te envié por cable: 2.000 francos y los otros 3. restantes que pediste por cable.

Al primer envío que fue espontáneo lo acompañé con un cable en que te anunciaba los 2.000. El corazón me decía que necesitabas dinero y no pude resistir, de modo que me quedé contenta pensando que aquella remesa te produciría bienestar.

Mucho me apena tu inquietud, comprendo el estado nervioso en que te encuentras y espero en Dios la mejoría. ¡Hay tan pocas criaturas que merezcan ese sentimiento tan fino y hondo que tú eres capaz de dar! ¡Pobrecito mío! ¡Cómo nos parecemos en el modo de dar a chorros. Querría traspasarte mi vieja experiencia para que comprendieras el disparate que hacemos al desgarrarnos el alma por un ser de carne y hueso... mediocre, ante la calidad espiritual de lo que somos capaces de dar! ¡Beso tus penas, hijo de mi alma! No te desesperes. Esta vida apenas nos da la ilusión de la felicidad. Por mí que tanto he soñado, puedo decirte, que lo único verdadero, lo único que nos arranca una sonrisa refrescante, es la vida tranquila de hogar, vivir y formar y dar felicidad a los que amamos al grupo delicioso de los hijos, a los amigos.

Hay temples de alma, demasiado refinados para que en este mundo de miserias podamos encontrar lo que aspiramos. ¡Tú eres quinta esencia de tantas virtudes incomprendidas! De esos entusiasmos que el mundo llama locura, pero que a su madurez, son el eco de algo que refleja a Dios. ¡Tú quieres justicia, tú quieres que todos sean como tú! Mussolini66 comenzó su carrera siendo anarquista, porque allí creía ver una compensación a las iniquidades; pero, vio que en el anarquismo no había sinceridad, que eran maquinaciones de seres rebeldes que sólo aspiraban a surgir a caballo en las multitudes. Y entonces su genio, buscó la verdad, el orden: se enrieló. ¡Así serás tú, mi chiquillo adorado! Mi talento ofuscado con los cascabeles de la mascarada, no ha podido aún sentir la voz de tu Señor. Pero, sólo Él, y en Él podrás encontrar lo que buscas y saciarte de justicia y de verdad.

¡Pobrecito mío! ¡Cómo te beso a cada instante! ¡Cómo querría estar cerca de ti! Llámame si me necesitas. Ya sabes que soy tu madre y en esa sola palabra se encierra todo el misterio de amor, de la comprensión y del padecer.

  —74→  

Manuelita ha estado muy delicada. Parece irse reponiendo, pero, muy lentamente. Cada vez que se te nombra, se le llenan de lágrimas sus ojos espléndidos.

Tu Cacó, me estremece. Entra a tu dormitorio y se pone a hacer pucheros. ¡Qué niñita intuitiva esa! Tan solo Cacó, vale una vida de sacrificio ¿y los demás?

Luego te mandaré retratos. Vicentito67: me sirvió de paje en los Juegos Florales, vestido estilo Felipe II. Fue elegida reina Estercita Polar García Huidobro. Era un rayito de sol con su cabecita de oro y su modestia y su distinción de raza.

Espero tus cartas con ansiedad, hijito de mi alma. Aunque sea un cupido envíamelo, lo recibiré con entusiasmo y corresponderé con muchos besos.

Tu madre, ha estado entregada a las masas hablando en asambleas, escribiendo y recibiendo el homenaje de las multitudes que tanto halagan a los que se estiman en aplausos y prescinden de su propia estimación.

El país está tranquilo. Emiliano sabe serlo. Tu primo de instrucción es un Ministro de lujo, según la opinión de los sabios: silenciosamente realiza la obra restauradora que resucitará a Chile después de la pasada del titiritero Alessandri.

Es necesario prepararte los caminos para el momento de tu evolución. Pon en equilibrio tus facultades y serás lo que debes ser en tu país. En vez de pensar en ser rey de los hotentotes, resuélvete a ser dictador en Chile. Aquí lo único que se necesita es eso: un facedor de nación civilizada.

En vez de posar para una película, más vale vivirla, siendo gloria de alguna parte.

Hoy te mando, tres mil francos, porque me da la gana. Ponte contento ríete y corresponde el amor de tu madre que sólo piensa en verte y en no soltarte más de su apretado abrazo.

  —75→  

6 diciembre - 1926

¡Hijito mío!

Tu carta la he besado ¡la deseaba tanto!

En cambio, las mías te sobran ¿verdad?

¿A qué viene el picotón ese de que yo hablo sobre la enfermedad de Manuelita? ¿Acaso no sabes que soy discreta, que tengo entendimiento, y que todo lo que te concierne lo anticipa mi adivinación? Ella misma, tu mujercita lo ha ocultado, pero médicos, comadres y comadronas se encargan de expandir en secreto el cuentecito. Sin embargo, nadie lo sabe ni lo comenta, a pesar de saberlo tu señora suegra. Cuando me han interrogado sobre el punto he dicho que se trata de una antigua dolencia que deberá operarse, aún, ¿estás satisfecho?

Convéncete que tu madre es tu mejor amiga y la única que te comprende en este mundo, porque, ha sentido limpiamente la vida, a través del barro de que fuimos formados.

¡Pobre mi hijo! ¿Sientes como te acaricio tu cabeza y beso tus ojos?

Ayer me encontré con Delia Matte68 y tuve noticias tuyas enviadas por Josefina Martínez ¡Cómo te quiere esa amiga raza inteligente y de corazón? Le dice que se muere por ti, que el día que no te ve, sufre, porque eres el alma más interesante que ha conocido, que tu talento supera cuanto se diga, que tienes un gran corazón; que eres tan bueno! que todo el mal que se pueda decir de ti, es sólo falta de comprensión o que tú te empeñas en no abrirte a los demás y asustarlos con alguna idea nueva, como se trata a los inferiores.

Todo eso lo dice celebrándote y poniéndote por sobre las mentalidades chilenas. Conquístatela bien, es persona que quiere para toda la vida, y, no me dirás que no sea inteligente, a no ser que aprecies el talento en belleza.

Me extraña lo que me dices que una carta no más has recibido de tu casa: me consta que te ha escrito y contestado. Siempre que le pido tus noticias me dice no haber recibido carta tuya lo cual la hace sufrir. Yo tengo el sistema de no decir nunca que me escribes. Ya comprendes mi intención de no agrandar situaciones molestas. Escríbele, una palabra tuya va a secar muchas lágrimas.

Aquí están todos tus hijitos: es domingo, Vicentito y Marie Louise69, han salido lucidísimos en sus exámenes, y, ambos pasarán de curso, gracias a la dedicación de esa gran mujer que vive para ellos.

  —76→  

Quise llevarla hoy a la Bárcena que da «Tu eres la paz» pero me mandó decir que tenía un ojo sumamente hinchado. Creo que sera necesario operárselo; es lo mismo que tuvo en París. Está cada día más interesante, más princesa.

¿Y tú, mi chiquillo adorado? ¡Cuánto me tranquiliza saberte en curación! Pensando en tu soledad te mandé las yerbas, con explicación detallada y también porque cada día odio más a los mata-sanos.

Qué raro me parece lo que me cuentas de Blanca Blest. Sólo una carta he recibido de ella, en la que me dice, no te ha visto, y, que se va a Suiza. Pero, Enrique Larraín, me impuso de que había desistido y se entregaba al automovilismo. Pensando en ti me alegré, tal vez te serviría de distracción y compañía. Trátala como un buen diplomático aprovechando lo que en ella hay de agradable y bueno. En Chile no tiene relaciones íntimas, la tía Luz murió, de modo que sus noticias no tendrían medio para expandirse.

Me dicen que tu tía Mercedes se embarca en estos días. Ésa si que puede hacer daño, tiene veneno y necesidad de echarlo fuera...

Visita a Rosa Echeñique de Márquez de la Plata. Está en París y me quiere. Acaba de mandárseme ofrecer para la tramitación del marquesado. Yo creo que es la única persona que conoce bien los caminos.

Creo, que no está muy bien con la famosa Mercedes, porque su único hijo, acaba de llegar aquí, lo cual es inexplicable, siendo que ella parece estar bastante enferma y sometida a tratamiento en París.

Eres tan inteligente, que bien puedes sacar adelante nuestro asunto que sólo requiere astucia y buen gobierno.

Durante las vacaciones si el dinero que yo te mando se atrasa, no sufras, hijito mío, ni te pongas nervioso, que ya llegará, si no por cable por carta. Mándame avisar la fecha de tu regreso, para que no se extravíe el dinero.

Nascimento me preguntó la dirección de tu casa para hacerte un envío de plata. Esta vez me dijo que tu libro parecía ir agradando, que aún no se explotaba [en] el extranjero, que tal vez tendría más aceptación en la Argentina.

Te mando esa idiotez que salió en Sucesos. Sé que no causará disgusto sino que te reirás de Misael.

Tu Papá corresponde tus cariños como también cada hermano, muy especialmente Chita.

Manuel Rivas70, creo que gobernará, manteniendo al pobre Emiliano, como biombo de su inteligente dictadura que yo tanto he deseado. Chile, no tiene más remedio que dictadura y nadie   —77→   más capaz que Rivas Vicuña, ni más a propósito para el papel de momia egipcia que el nombre Pérez. Lo dejará en su sitio como los muebles de la Moneda y se sentará en ellos para legislar con la cabeza...

¡A lo que se llega en la fabricación de Pachecos... No es culpa nuestra! ¿Verdad mi hijito?

El problema del Norte cuya última fórmula habrás leído quedará en el tintero aceptando y obstruyendo a fin de que la milicia tenga razón de ser y no objeto de burla que haya más almirantes que buques de guerra, más generales que cabos. Los señores milicos no soltarán el bocado de jubilaciones ni de esos sueldos que significan la sangría de Chile... en medio de los fulgores del patriotismo de trueno.

Encontrarás a tu regreso menos ideales pero estómagos nutridos. Más vida práctica y arriba uno que piensa.

El día primero del año, seré yo quien te bese primero, quien te bendiga y pida a la Santísima Virgen te guarde en su corazón. Piensa tú también que nunca estarás solo, que tus chicos besarán tu retrato que yo les presentaré porque vives aquí en el alma de la familia con el mismo vigor con que vives en tu Madre que te adora.

  —78→  

¿Dónde estás? Me faltó la luz, me faltó la vida. No soy más que un despojo, una arruga donde las lágrimas se han cuajado. Un corazón donde no hay más que una imagen, un alma con un solo pensamiento, sin más allá en este mundo.

No sé qué hacer de mí sin ti. Te busco en mi desvarío para darte el beso del día de tu Santo ¿Dónde estás Vicente?

Me dicen te han visto bailando en los cabaret pero yo te llevo en mi ser como a un niño triste que necesita del amor de su madre. Te veo por todas partes, donde yo estoy.

Háblame Vicente, no me dejes morir de desesperación tú que sabes eres mi vida. ¿Qué te he hecho para que me borres de la tuya?

Escríbeme, si no quieres que nadie sepa de ti, te juro por Dios que no lo sabrá nadie. Ponme el sobre con letra de máquina o como quieras, pero, sal de este silencio que para mí es la muerte.

Sí, hijito de mi alma créelo, no tengo valor para afrontar la vida sin ti.

Piensa que por encima de todo soy tu

Madre

Le escribo a New York. Alguna recibirás

5 de abril de 1927

  —79→  

11 de agosto de 1928 París Hotel Buckingham

Rue de Mathurins 43-45

Hijo mío:

Esta carta va por conducto de nuestro querido Yoaco71, pues quiero ignorar tu paradero hasta el momento que te convenzas que no he venido a formar parte del grupo Amunátegui, sino sólo y exclusivamente a verte a ti, a hacerte posible la vida y a ponerme por delante en caso de cualquier atropello.

Yoaco, me dice que no estás decidido a venir por causa del espionaje con que te persiguen. ¿Y si fuera a verte? ¿No crees tú que ellos me hacen seguir y caerán en tu pista? Si no fuere por eso me habría lanzado ya a calmar mi hambre de abrazarte, chiquillo mío adorado.

Eres tú quien debe resolver este asunto que desde Chile me parecía tan fácil.

La cuestión dinero no la tomes en cuenta, ¡pídeme lo que necesites y por de pronto sabes debes contar seguramente con 3 mil francos mensuales, que aun cuando no hayan llegado yo te los serviré! Ya escribí a tu papá preguntándole la causa del atraso.

Me vine a este hotelito central pero muy pequeño, pensando estar más cómoda para verte y tomar pieza para ti. Mi viaje no responde sino a la inquietud por ti: bien sabes que no reparo en sacrificios y que no me pesan los años tratándose de ti.

No sé quién ha informado a los Amunátegui de mi llegada. Varios chilenos la conocen a punto fijo a pesar de que no veo sino García Huidobro que te quieren y además ignoran cuánto se refiere a nuestros asuntos, yo ni siquiera llevo mi nombre como en todos los viajes anteriores, soy la marquesa de Casa Real.

¡Ay, si tú supieras cuanto deseo verte! mi niño mío, adorado, pero te ruego no hagas ninguna imprudencia, ni te muevas de allá si aquel clima sienta bien a tu salud, y si el trabajo en que estás te distrae. Piensa, eso sí de que modo puedo verte con plena tranquilidad por parte tuya, yo esperaré con paciencia.

Pídeme, lo que necesites, pues, ignoro tus necesidades del momento y no quiero carezcas de nada.

Y hasta luego, mi Vicentito adorado; recibe el alma de tu

Madre

  —80→  

25 de agosto - 1928 - París

Hijito mío:

Apenas pude fui a rue de Vanean 70; el departamento estaba libre, la conserje es una sierpe antipática, hostil a la humanidad como todo el inmundo rotaje francés que se cree por encima de la civilización y que no pasan de ser unos alzados hediondos a pezuña amarilla.

Vamos al caso. Las condiciones son: 1000 francos mensuales, 150 francos a la institutriz de limpieza, 7 por ciento mensual a la sierpe esa, fuera de los 200 francos voluntarios que tú ofreces para que te espere, y que ella cree obligación tuya dárselos a pesar de que terminantemente no se compromete a guardártelos ni una hora: ella no espera, pero recibe. Desde el primero de noviembre hay que agregar 120 francos más por calefacción, de cuenta tuya, gas y electricidad.

Quedé de contestarle el lunes, pero ella no se compromete a nada.

¿Cómo estás, niño mío adorado?

Quiero que ésta salga pronto y por eso concluyo con un beso, beso mío de Madre que se muere por su hijo tan -tan, tan.

  —81→  

29 de agosto - 1928-París

Hijo mío:

Cada carta tuya me trae una oleada de satisfacción: tu triunfo será mi triunfo.

Tu antepasado el Cid, lamentará no poder abrazar al que lo inmortalizó de los de su sangre.

Batallador por batallador: el de la espada y de las conquistas de la tierra, con el de la idea que se eterniza.

Ambos se saludarán al margen del tiempo: el abuelo de las barbas blancas, con mi pelado.

Querría leer antes que nadie al nieto de mi espíritu, ser yo la primera en gozar de las melodías de tu poema, como era yo la primera que besaba la frentecita de tus hijos al nacer.

¡Hay que sufrir; me dormiré como en una almohada de nubes en la blandura, en los repiques triunfales del comentario que me acariciará el alma y me invitarán a rezar por ti, por ti niño mío adorado!

Dios te ha puesto en el camino a ese distinguido sacerdote, inteligente y sabio, que pondrá semilla de verdad en tu mente y hará revivir tantas bellezas dormidas.

¡Qué ganas de conocerlo! Tengo nostalgia del sacerdote sabio en mi hogar, del que conoce la misericordia infinita y la transmite dulcemente: «Mi yugo es suave y mi carga ligera».

No trabajes demasiado, no te excedas, pues entonces perderías lo ganado materialmente.

Que Dios y la Santísima Virgen te guarden,

Te abraza y besa con toda el alma tu

Madre

  —82→  

Espero recibirías mi carta sobre la rue de Vanean, la sierpe de la conserje no espera ni un solo minuto, exige el 7 por ciento mensual y cuenta con los 200 francos bobilis-bobilis. Además 150 francos nettoyage 120 fr. calefacción.

Decide luego, en el departamento de Yoaco hay desde 900 fr. y muy buenos, no te apures, ni te inquietes.

Me muero de sueño.

Adiós mi chiquillo mío, mío, mío...

Diciembre - 1928. Santiago-Chile

Es en espera de su Papá que Cacó abraza a su mamita. Sintiendo en su alma receptora toda la tristeza del abandono del cual, ella, no tiene culpa.

Te besa tu madre que te espera siempre, que te quiere dolorosamente, que si tardas en venir encontrarás la señal de su cuerpo en la cama y la de su alma en cada descendiente, porque todos han aprendido a querer talquinamente es decir catastróficamente.

Y si no fuera por eso ¿Qué sería de ti?

Ismael no me ha dado la respuesta de José Antonio Primo de Rivera72 sobre el marquesado.

Si pide caro pídele plazo.

Te vuelve a besar tu

Madre

  —83→  

25 de enero - 1929. Llolleo.

Hijo de mi alma:

¿Por qué este silencio tan prolongado? ¿No has recibido mis cartas? O es que yo ya no existo para ti.

Hijo de mis penas, hijo de tantas lágrimas, único en ese género ¿Qué es preciso para volverte a mi?

Por lo menos infórmame de tu vida, de tu salud, de todo lo que no tenga importancia para ti y que es para mí la vida. No pasa un instante sin que mi pensamiento no te bese, sin que vaya hacia ti enferma de inquietud.

En el momento en que te escribo, me siento en un estado de malestar que podría llamarse enfermedad, si no fuera que ya es para mí habitual esta desesperación provocada por tu separación. Es la carne que grita por su carne, es el alma que va en pos de la tuya, tan rebelde, tan lejana.

En mi anterior te hablaba de lo que te interesa: marquesado de Casa Real. Nadie me ha dicho sobre ello la última palabra, es decir el honorario que cobraría José Antonio Primo de R., y la forma de pago, de modo que no sea cargoso para tu papá, que está bien dispuesto, pero, que no quiere ser mira de agentes españoles. Tú puedes muy bien tratar el asunto sin que intervenga Ismael que a pesar de su bondad no es lumbrera.

Cuánto siento la venida de Yoaco a La Paz y aunque haya sido obra mía enriélalo en el escalafón diplomático, me duele alejarlo de tu lado, donde te era útil y me daba noticias tuyas tan necesarias a mi tranquilidad.

Deseo saber si en el Banco Anglo te sirven el dinero que mensualmente te he enviado, sin dificultad.

Ahora no sé dónde dirigirte mis cartas que antes iban al departamento de Yoaco. Esta va al Banco, dime si está bien así.

En la última iba carta de Marie Louise y de Cacó ¿Las recibiste? Te mando un libro sobre Charlot73 que encontré en donde Salvat ¿Es ese el que tú deseas?

Tus hijos están en Apoquindo, hace más de un mes que no los veo. ¡Qué crueldad! Están adorables. Marie Louise sacó ocho primeros premios, Cacó cuatro y Vicentito también a pesar de que ha heredado tu pereza, pero también tu inteligencia.

  —84→  

Escríbeme, escríbeme cuando no tengas qué hacer, cuando quieras dar felicidad a alguien y vente a mis brazos que ya están cansados de extenderse hacia ti. ¡Que la Santísima Virgen te guarde!

Te besa con toda el alma tu

Madre

Ríos Gallardo74 hace muy buenos recuerdos tuyos. Le hablé de Acario Cotapos75 y me mostró un libro en que lo tenía apuntado para algún puesto. Yo le dije que Chile era conocido en Europa por él -Cotapos- por tu talento y por la distinción de Yoaco.

  —85→  

8 de febrero -1929- Llolleo.

Señor Vicente García Huidobro y F.

¡Hijo mío, mío!

¿Cómo puedes quejarte de mí que no he cesado de escribirte porque es una de esas necesidades de las cuales no puedo prescindir? Es mi único desahogo.

Las dos últimas fueron dirigidas, la primera al departamento de Yoaco, rue de Laos 7. En esa iba una preciosa cartita de Marie Louise, original de ella, con todo su corazoncito, tan tierna, como que no piensa sino en su palacio, y otra cartita de Cacó en que ella dictaba y yo le llevaba la manito, porque todavía no sabe escribir solita, a pesar de que sacó cuatro premios, dos primeros. Marie Louise, fue la más premiada de su clase; tuvo ocho primeros premios. Vicentito también salió honrosamente.

Mi segunda carta la dirigí al Banco Anglo. Esa no puede haberse perdido, temo que la otra llegara cuando Yoaco había partido; lo sentiría mucho. Búscala.

Hace pocos días te escribí otra con la dirección al Banco, preocupada por tu silencio que sabes bien me hace sufrir extraordinariamente.

En todas te hablo de Casa-Real. Por este mismo correo mando a Ismael el dinero que pide para empezar el pleito. Espero que esta vez, Dios, nos hará justicia. Hubiera preferido fueras tú quien manejara el asunto, pero como no has contestado, no hemos querido atrasar este odioso pasatiempo.

¿Y tú, mi niño adorado qué haces, qué piensas? ¿Cuándo te veré? Tu sitio está lleno de lágrimas, pero también de esperanzas.

Tus chicos veranean en Apoquindo. Sé de ellos casi todo los días: así lo tengo ordenado a María Delgado que llamé por teléfono y me de cuenta. Están todos buenos, gracias a la Santísima Virgen, a quien se los tengo entregados. Creo no les darán permiso para venir. De todos modos he pedido a tu papá intente traerme alguno en la próxima semana. Ver cómo gozan los otros nietos, cómo se ríen -a cuenta de los que tendrán que llorar- y no poder darles esta felicidad a los otros. A ese Vicentito que es inseparable de Rafaelito Irarrázaval la pareja de bandidos más encantadores incansables en urdir travesuras. Y Marie Louise siempre entre sus primos Vicentito y Adolfito y Lolita en un permanente idilio. Vicentito es todo un músico y se sienta al piano a improvisar rodeado   —86→   de ese auditorio que lo escucha estático. El prescinde de su público y parece transfigurarse, otras veces, reclina su cabeza sobre la rodilla de Marie Louise, y ella le cuenta cosas divinas y admirables mientras pasea sus deditos por el pelo de Vicentito, y así pasan las horas que yo quisiera que no corrieran, que nunca supieran de la vida, sino la parte celeste.

¿Y mi Cacó maravillosa? ¡Hecha de versos y de nubes, tan linda, tan perfecta!

¿Qué irá a ser de estos niños? ¿Alcanzaré a verlos felices, conscientemente? ¡Pobrecitos!

Recibí una interesante carta de Yoaco, va muy apenado a ocupar ese gran puesto de Primer Secretario y Encargado de Negocios en Bolivia, sufrí con su salida de París, pensando te haría falta su cariño tan leal, pero, Conrado no me dio a escoger sino, que me prometió nombrarle en primera ocasión. Yo hubiera querido lo nombraran Consejero de la Legación allá. Creo que luego lo ascenderán, por lo menos, no perderé oportunidad de pedirlo.

Como te digo en mis otras, también hablé al ministro de Acarios Cotapos. Sé que lo tiene en lista y según me dijo sería estricta la máquina del escalafón, además yo no sé qué es lo que solicita Cotapos, pregúntale por si se ofrece hacer algo por él.

¡Saberte enfermo y no tenerte conmigo! ¡Qué crueldad tan grande! Cuídate mucho, hijito mío. Los cables hablan de la epidemia de gripe que se extiende en Europa. Ya te imaginarás lo que rezo por que el Señor te libre de todo mal grave y te devuelva a mí.

Todos te recuerdan con el cariño de siempre, todos quieren verme contenta estos últimos años de vida y saben que sin ti, ¡eso es imposible! Tu papá te quiere mucho y se entristece cuando se te nombra, y todas estas penas en tus manos está convertirlas en canto.

Adiós, mi hijito mío de mi alma. Te abrazo con toda el alma con un formidable abrazo tu

Madre

¿Y el Cid? Te mandé un libro sobre Chaplin que creí te interesaría.

Te besa tu vieja

  —87→  

30 de abril - 1929. Santiago de Chile

Señor

Vicente García Huidobro y F.

Hijo mío de mi alma

Tanto que te tardas en escribirme, no sabes que me hace daño tu silencio, ¿no sabes que el amor necesita comunicación permanente para poder soportar la ausencia? Tal vez para comprenderlo tendrías que haber querido a tus hijos por sobre todas las cosas y a tu madre después.

Pero creo que se puede suplir la experiencia con la creencia y ya que te lo digo con toda mi alma lo mucho que sufro por ti, procuro aliviarme.

¿Cuándo te veré? ¿Qué te dicta tu corazón? No pienses en este hogar vacío de tu cariño y dirección donde se te espera porque se te quiere. Si vieras a la Manola como está de linda y distinguida, todo el mundo la admira, porque además de su belleza tiene tanta personalidad, es tan ella; no se parece a nadie ni es de las que imita los modos de caminar, los zarandeos chiniescos de la manada humana ¡ni se pinta, ni se ha cortado el pelo! es ella, es mi, tú Manola, princesa triste, desdeñosa, intangible para el vulgo discípulo de Hollywood, que son las muchachas de hoy en el mundo entero. Que la Santísima Virgen me la guarde ¿Qué pasará por esa almita reservada al ver su hogar deshecho?.

Te mando ese retratito de mi Cacó encantadora a fin de que no carezcas de su presencia lejana, ¡qué absurdo!

Cada vez que venga procuraré retratarla y te mandaré su preciosa imagen. Está tan linda, tan regalona, tan transparente, tan deliciosa como no hay otra en el mundo.

Vienen nada más que los domingo y yo les consagro todo ese día: me vengo de Santa Rita el sábado y me vuelvo el martes, los saco a pasear y el resto del tiempo los veo jugar como loquitos.

Han inventado un juego: tu Vicentito y Rafaelito, son detectives que buscan una caja donde se guarda el secreto de un tesoro. Marie Louise, Vicentito, Adolfito, Lolita y Cacó poseen el secreto, entonces procuran no ser pillados con una astucia admirable.

El domingo pasado cayó prisionera, Marie Louise y era un espectáculo digno de verse cómo se defendía con las manos con los pies con la cabeza. La amarraron, le hicieron todo lo   —88→   posible por hacerla hablar, todo fue inútil, «No lo sabrán -decía- tortúrenme no más, se quedarán con las ganas».

Te aseguro que es sorprendente la bravura de estos niños ¡Qué temple de alma tienen!

¡Cuándo estarás con ellos!

No sé por qué te alarma el asunto Casa-Real, Primo de Rivera no caerá, si cae se hunde la monarquía y eso lo sabe el Rey. Aún cuando se retirara: tiene tiempo sobrado José Antonio para llevar adelante el asunto, y nunca necesitarán, ellos más de quedar bien colocados, que en el momento de retirarse del poder.

No participo de tus temores, creo al contrario, que nos favorece el momento de crisis del Marqués de Estella. Él pensaba venir a colocar a sus hijos en América para que trabajaran, ¿qué mejor manera de acreditarlos que proporcionarles la ocasión de triunfar sobre Cesorio Gallardo, que ésta?

Y por encima de todo está la justicia de Dios, Él nos devolverá lo que nos pertenece.

Espero habrás recibido los papeles con apuntes de familia que te mandé con el objeto de que los hicieras ver a José Antonio.

¿Por qué insistes en creer que muestro tus cartas a C.? Nunca ha leído ninguna, te he dicho y repetido no tienes nada que temer de mí, si alguna vez repito algo es pensando así te conviene y nada más.

Yoaco pasó una buena temporada aquí. Ayer se fue, sin despedirse sino por un telegrama desde Paso Hundido, camino de Bolivia, no quería entristecer a su madre ni a mí, se va contento ¡el presidente lo trató con extrema deferencia! Otro tanto Ríos Gallardo, creo que su carrera diplomática está asegurada y que no será larga su estada en La Paz. Es tan caballero, juicioso e inteligente, que se merece su situación. Te quiere mucho lo cual me lo hace más querido.

Mandé tu carta a Ángel76. Él no viene a casa y yo tengo que volver a Santa Rita porque estoy estableciendo un dispensario para los pobres y otras obras en la Escuela.

La cuestión de Tacna y Arica está arreglada, manda felicitación a Conrado, te conviene tenerlo grato, te quiere y es todo poderoso. Si tú te empeñas por Cotapos te aseguro que te oirá. Eso sí que mostrará tu carta a medio mundo lo cual es signo de tu importancia.

Adiós hijo de mi alma. Te abraza, te besa con toda el alma tu

Madre que te adora

  —89→  

5 de junio - 1929. Santiago.

Señor

Vicente García Huidobro y F.

Hijito mío:

Te contesto por aéreo para recomendarte lo que has de hacer para evitar la repetición de los cálculos renales, y que los matasanos echan en saco roto.

Tú sabes he tenido dos ataques semejantes. El tratamiento médico no me hizo ningún buen efecto, pero el estudio de mí misma me enseñó que el único medio de evitar ese horrible mal es: dormir todas las noches con una bolsa de agua caliente aplicada al costado sobre el dolor.

Para mí es matemático: el día que me descuido siento dolor. Ponte en la cintura, firme, una faja tejida de lana. Ten seguridad te evitarás esos dolores intolerables. ¡Pobrecito mío adorado!

Yo sabía que algo te pasaba porque lo sentía en mi angustia que jamás falla, y pensar que no te tengo a mi lado, ¡qué crueldad tan espantosa!

Di a Larrea que lo quiero mucho, que le mando un abrazo y mis agradecimientos con toda el alma.

El día 12 del presente se va a Europa, nuestra María Cristina. Te adora, irá a verte y hacerte muchos cariños por mí. Va resuelta a no perder momento de estar contigo ¡Cuánto la quiero por lo que te quiere! ¡Qué alma tiene y qué charme!

No sé a qué hotel irá, pero yo le di tu dirección, atiéndele mucho a nombre mío.

Espero a la fecha habrás recibido la carta con los datos sobre García Huidobro y Fernández que te mandé, sobre el asunto Casa-Real nada sé. Le mandé la primera remesa de pesetas a Ismael (5.000) que fue lo que pidió, pero creo que se está chiflando, pues no sé que espera para comenzar.

Si yo tuviera la dirección de José Antonio Primo de Rivera, le escribiría. ¿Por qué no lo haces tú directamente? ¡Quién mejor lo podría hacer!

Tus hijitos están bien, por milagro de Dios, habiendo escapado de la epidemia de escarlatina a pesar de ir al colegio. Cacó, no permite le digan sino Carmen, cada uno te besa, y tu papá, hermanos y sobrinos.

  —90→  

¡Cómo me duele tu dolor hijito de mi alma! Todos los minutos de mi vida estoy junto a ti y sin embargo tan lejos. ¿Hasta cuándo?

Que la Santísima Virgen te guarde, que te devuelva a mis brazos y a mis besos que caen en ese pavoroso vacío entre el mar y el cielo.

¡Que fríos te llegarán, y salen de mi corazón quemándome los labios! ¡Hay! ¡Cómo te beso todos los días! Qué desesperación no tenerte aquí, cuando eres mío, mío.

Adiós mi chiquillo y adorado, cuídate y si te falta algo avísame

Te besa tu

Madre con desesperación, pero, con esperanza.

Mi carta perdió el avión del 5. De tanto pensar en ti, mi niño adorado, se me ocurre te pongas en curación con el sistema Asuero. Creo que sería algo maravilloso para tus nervios y tu cerebro tan trabajado. Demás está decirte que los gastos de tu curación correrían de mi cuenta. ¡Hazlo por mí! Te besa tu

Madre

Creo que también a tu papá lo sanaría de la sordera, averigua.

  —91→  

Señor Vicente Huidobro - 1929 - agosto.

Hijo de mi alma:

Espero hayas recibido dos mil francos que te mandé por cable para atender a tu medicación.

Por mis cartas podrás comprobar que nada puede sucederte sin que yo lo sienta en mi corazón de un modo maternal. Tus dolores me duelen más a mí que a ti ¡hijo mío!

Cacó estuvo hoy con sus ojitos maravillosos clavados en el tabernáculo implorando a nuestro Dios y Señor que te sanara. ¡Pobre angelito mío, único en el mundo!

Y pensar que a un ser tan perfecto lo tengas abandonado, por quien nada merece que no sea carne, carne y materia.

¿Qué esperas para reaccionar hijo de mi alma? Acaso piensas que está en tu mano rehacer tu hogar en el momento que te de la gana.

Yo cada día lo veo más difícil.

Pienso en los elementos que se atraviesan en la vida, en toda esa palomilla infecta que se alimenta de rencores, chismes y que se gloria en ahondar los abismos. Tu mujer, mujer perfecta que te ha querido como nadie te puede querer, tiene derecho a la vida, a esa vida que ella te entregó pura y confiada. Ella jamás te ha restado un átomo de amor. Tú fuiste su ilusión, su primero y último amor, de ese amor que sólo pueden dar las que se entregan al elegido completamente limpias. ¡De esas que solamente pueden ser madres de hijos legítimos... de los que heredan el alma, el ingenio, el gesto característico de su raza aprendido en la maravillosa intimidad bendecida por el Señor Jesús, Señor de la dulzura, del perdón, del amor! Del que creó el hogar con su lumbre milagrosa evocadora del pudor de nuestras abuelas, del verdadero olor a santidad, que aspiramos en toda una vida.

Tus hijos pueden decir: «Mi madre es santa», «mi madre es extraordinariamente inteligente: todo el mundo la admiró, pero ella sólo se vanagloria de una sola admiración; la de su hombre, la del elegido de su corazón».

Hijo de mi alma piensa [daño en el original]

En tu alma buena, en tu paternidad [daño en el original] intensa, no puede morir, lo [daño en el original] mortal; tu madre, tus hijos y tu noble santo amor.

Te besa tu Madre que te adora.

  —92→  

Octubre - 1929. Santiago.

Hijo mío:

Pensando que mi anterior te afligirá y como no puedo sufrir que sufras, te diré que Manuelita, tu mujer, está un poco mejor desde ayer, que pudo soportar algunas horas en pie. Hoy estuve con ella, la encontré de mejor semblante, menos pálida y también se pudo vestir y fue por sus pies al dormitorio de Marie Louise que estaba algo resfriada.

Espero en Dios, que la fuerza de nuestro cariño contribuya a sostenerla ¡pobre ángel!

Nada nuevo tengo que decirte, ojalá te llegue la presente junto con la que te mandé desde Santa Rita, alarmada y con muy poca esperanza. Hoy me siento más confiada en que la Santísima Virgen escuche mi oración y sane ese cuerpo y tu alma tan querida.

Escribí a Ismael apurando el asunto del marquesado. No depende sino de él que se dé principio al pleito. Has por tu parte lo posible.

Cuídate mucho, Piensa en tu madre que te adora.

  —93→  
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