La Nación Española.
Discursos, (con prólogo de Calixto Oyuela). (Imprenta de El Correo Español, Buenos Aires, 1900, pág. 10).
Id. Id., págs. 27 y 28.
Discursos Completos, prólogo en verso de Eduardo Marquina. (Ed. definitiva de Sopena, Buenos Aires, 1940, pág. 17).
He aquí el sugestivo párrafo final, lleno de fervor argentino, de la carta de Casado al Gral. Roca, dándole cuenta de la recepción a D'Amicis: «Lo imprevisto de su llegada me ha impedido recibirlo como él merece y yo hubiera querido; pero su amabilidad es tanta, que disculpa la deficiencia, y la vista de esta colonia le hace formar justa idea del adelanto del país, lo que no creo nos sea indiferente por la fama mundial de tan reputado publicista...» (Apud Héctor M. Lagos, op. cit. cap. IV, pág. 106). (El subrayado es nuestro).
Vide Bosch, Historia del Teatro en Buenos Aires, cap. XXVIII, pág. 322). (Edic. Establ. Tipográfico «El Comercio», Buenos Aires, 1910).
Vid. Boletín de Estudios de Teatro (Instituto Nacional de Estudios de Teatro, Nos. 29 y 30; abril-septiembre de 1950, págs. 87 a 95).
Venía ya de España con un hijo, Ramón, de su matrimonio con Juanito Berenguer, a la sazón apuntador de la compañía y, muy pronto, empresario de la misma. Ramón llegó a ser actor de regular prestigio en la zarzuela llamada «grande» e importante funcionario de correos donde se jubiló. En Buenos Aires nacieron: Pedro, María, Juan -mi padre- Ricardo y Rita. Sólo viven los dos últimos.
Apud A. Taullard, Historia de nuestros viejos teatros, (Imprenta López, Buenos Aires, 1932, pág. 221).
La primera de Coronado: La rosa blanca fue estrenada en el Teatro de la Ópera (16 de junio de 1877) por otra compañía española: la de Hernán Cortés, de escasa resonancia como actor entre nosotros.