140. La muerte de estos prelados, la de alguno de los cuales no está bien comprobada, así como la del conde Armengol, fue en la batalla de Guadiario, dada después de la de Acbatalbacar, en que los de Mahomed y los catalanes tuvieron que retirarse a Córdoba en derrota.
141. En los últimos años de este conde se repararon los muros de Barcelona, tal vez los mismos de la acrópolis romana; existiendo fuera de ella diversos arrabales con edificios de importancia.
142. El Sr. D. Próspero de Bofarull ha vindicado completamente la fama de este conde, comprobando su rectitud y su consejo con la abundancia de datos auténticos que dan tanto valor a su obra de los Condes de Barcelona Vindicados.
143. Véase el número 11 del Apéndice.
144. Conde, Parte 3.� cap. 6.
145. BOFARULL: Condes Vindicados, Tomo II, página 114.
146. En esta comarca existe un pequeño lago que aún conserva el nombre de Gorch del Comte o de Perxa-Astor, cuyos nombres aluden, según la tradición, a tan trágico suceso.
147. Nótase en algunas de las fechas una divergencia con las fijadas por otros autores, divergencia proveniente de las varias cuentas que se usaron en Cataluña hasta el reinado de D. Pedro IV el Ceremonioso, quien en 16 de diciembre del año de la Natividad del Señor 1350, mandó que en adelante se adoptase la cuenta años de la Natividad, dejándose la de la Encarnación; así como que el uso de las calendas, nonas e idus se sustituyese por los nombres de la localidad, del día y del mes.
La cuenta por años de la Encarnación, así como la del reinado de los Reyes de Francia, se usaban generalmente en lo antiguo, habiéndose adoptado aquella de un modo oficial en un concilio celebrado en Tarragona en 1180. Los años de la Encarnación empezaban nueve meses antes que los de la Natividad, contándose desde 25 de marzo a 25 de diciembre; de manera que los meses de enero, febrero y marzo eran comunes a ambas cuentas, pero en los restantes meses las fechas de la Natividad aumentan en un año a las de la Encarnación.
Piferrer parece adoptó los años de la Natividad, como se observa comparando el texto con el de otras obras de historia catalana.
148. El Poema del Cid apunta el origen de la enemistad que medió entre Rodrigo y el conde Berenguer, con aquellos dos versos puestos en boca de éste al emprender la guerra contra el castellano:
�Dentro en mi Cort tuerto me tobo grant,
�Firióm' el sobrino, e non l' enmendó más.�
Véase el número 12 del Apéndice.
149. No es rigurosamente histórica esta derrota.