Selecciona una palabra y presiona la tecla d para obtener su definición.

180.       No en vano el corazón entusiasta de Piferrer clamaba en favor de este monumento inapreciable. Los vientos de destrucción han procurado ya combatirle, y merced al grito unánime de la opinión pública, ha podido contrarrestarse su terrible poder.

     Convertido el monasterio desde hace años en cuartel, ha quedado el claustro destinado a dependencia del mismo, conservándose por milagro sus riquísimos detalles, gracias en mucha parte a las gruesas capas de cal que cubren sus paredes, columnas y arcos. Formulado por el ramo de Guerra el proyecto de venta de todos los edificios militares de esta ciudad, en los cuales iba comprendido el de San Pablo, con excepción de la iglesia destinada a parroquia, viose con dolor por Barcelona entera amenazada de muerte una de sus más ricas joyas arquitectónicas; y aunándose los esfuerzos de todos, pudo lograrse la Real Orden de 18 de julio de 1879 (Gaceta del 30 de julio) declarando al edificio monumento nacional, y exceptuándolo de la venta, con lo cual queda asegurada su existencia, si ya no la integridad de sus detalles por continuar destinado al impropio uso que hace años se le dio.

Anterior


181.       Traducido al castellano dice así: Debajo de esta tribuna yace el cuerpo del difunto Wifredo Conde hijo de Wifredo también difunto Conde de buena memoria. Perdónelo el Señor Amén. El cual murió a VI de las Kalendas de mayo de la Era CMXIV año XIIIII: Reinando Carlos Rey después de Odón.

     El doctor Jerónimo Pujades, en el capítulo último de la 2.ª parte de su Crónica, nos da una minuciosa relación del hallazgo de esta lápida; y ciertamente merece copiarse ya porque en ella se trata del sepulcro de uno de nuestros Condes, ya porque nos demuestra que también en tiempos del Cronista echábanse a perder preciosas antigüedades por la ignorancia de los que más interés debieran manifestar en su conservación y más instrucción en apreciarlas.

     «Por el mes de enero de mil quinientos noventa y seis los conselleres de esta ciudad mandaron cavar y abrir hondos vallados y zanjas en la calle de San Pablo desde donde se ve la boca de una grande cloaca o albañar que por la dicha calle a lo largo, pasando ante la iglesia del dicho monasterio, llega al muro y se desagua en el foso bajo la torre y puerta llamada de S. Pablo. Fabricóse aquel albañar para recibir y echar fuera del muro las aguas que bajando de la ribera de Prima... Entonces pues, como abriendo el hueco para la cloaca, tirada la línea, diesen con la dicha piedra, no la movieron los obreros de la villa o albañiles; mas descubrieronse ante ella infinitos cadáveres o huesos de hombres muertos, muchos deshechos y esparcidos, otros metidos en ollas, cántaros y vasos de barro, y otros en concertadas y grandes urnas y jarras de tierra, que con los picos y azadones se quebraron en gran parte, dando todo manifiesto indicio de que allí hubo cementerio antes que se redujese y estrechase el barrio en la forma que tiene ahora. Entre las dichas urnas y huesos pasando el nivel de la nueva obra a la raíz de la lápida aquí referida se descubrió una arca combada hecha de barro y vidriado de color verde casi cuadrada o poco más larga que ancha de la manera que en muchos jardines vemos que las tienen algunos naranjos y otras plantas. En el llano del rostro de esta arca había esculpidas ciertas letras o caracteres entrometidas y trabadas unas con otras. Iba mucha gente a ver la fábrica y cenizas de los que allá estaban enterrados, y entre los otros seguí al pueblo, fui a ver lo que sonaba; y hallándome presente cuando el albañil o maestro prefecto de la obra llamado Brufal contaba a Fray Rusiñol prior del convento y otros dos monges de la misma casa que en el dicho puesto se había hallado la arca combada arriba designada, y conjeturando por el lugar, por la forma y letras fuese posible ser del dicho conde, me atreví ante todos a preguntar que era de ella. Respondióme el maestro Brufal lo que me avergüenzo poner en escrito: a saber, que lo había mostrado a alguno de los monges que allí estaban presentes (y callaban de vergüenza), que como no habían sabido leer las letras dieron lugar a que se quebrase el vaso para ver lo que había dentro: donde hallando no más que huesos humanos, sin considerar la joya que tenían entre manos, los habían echado donde los demás del cementerio reposaban, y los pedazos del arca habían ya rebatido en la rebla de las paredes que obraban en el conducto de la cloaca, salvo un pedazo que me mostraron de palmo y medio a lo largo y al respecto un palmo a lo ancho... Después, en el año mil seiscientos diez y ocho, el abad Fray Pedro Sancho no sé con qué zelo de que parecía mal en una calle el sepulcro de tal príncipe, quitó la piedra de su antiguo puesto, y la puso sobre cierto poyo al lado de la puerta de la iglesia, y de traste en traste anda rodando más que una dama de algedrez, de modo que dentro pocos años no se hallará rastro de ella...»

     Pero ni en este sitio se hubiera libertado de su entera destrucción, expuesta siempre a las continuas pedradas de los muchachos del barrio y a todo género de insultos, si a propuesta de los ilustrados catedráticos de aquel colegio, los señores Olzinellas, Valdrich y Zafont, no se hubiese colocado en 1815 en la capilla de San Galdrique, y empotrado después en 1830 en el paraje donde hoy se ve, en la pared del crucero, a la derecha del que entra.

Anterior


182.       Aquel sepulcro y otro que había en el claustro fueron trasladados cuando la exclaustración de las órdenes monásticas, al castillo de Belloch en el Vallés, en cuya capilla figuran hoy día.

     Era el primero de Guillermo de Belloch, que murió a 6 de los idus de mayo del año del Señor 1307 y al cual fueron trasladados también los restos de los fundadores del monasterio Guiberto Guitardo y Rotlandis de que se habla, antecesores de aquella noble casa; y el segundo era el de Bertrán de Belloch que falleció a 7 de los idus de abril del año del Señor 1279.

Anterior


183.       Después de los agustinianos, que fueron los primeros que ocuparon esta Casa, entraron en ella los benedictinos, según expresa la inscripción de la fachada, siguiendo gobernada por priores hasta que los observantes de Montserrat se instalaron en ella por octubre de 1578; mas después en 1593 volvieron los monjes claustrales, y San Pablo quedó definitivamente agregado a la abadía de Santa María de la Portella.

Anterior


184.       Dejó un gran renombre el colegio del monasterio de San Pablo del Campo a que se hace referencia, y en el cual explicaron monjes tan eruditos como Valdrich, Olzinellas y el popularísimo abad Zafont.

Anterior


185.       Entonces fue llamado del Horno, por haber existido allí el en que fue arrojado el mártir.

Anterior


186.       Véase el número 14 del Apéndice.

Anterior


187.       En esta capilla, que por suerte se conserva íntegra en medio de las nuevas construcciones que a su alrededor se han levantado, existía desde tiempos antiguos la Compañía y cofradía de correos, que extendía sus trabajos no solamente por todo el Principado, sí que también por Aragón y Valencia. La fundación de la capilla bajo la advocación de Nuestra Señora de la Guía, cuya imagen lleva una estrella en la mano; el haberse edificado junto a la misma un hospital u hospedería; y su situación primitiva extramuros de Barcelona, dan a entender que es uno de los primeros monumentos que recuerdan en Europa una institución tan civilizadora como la de correos.

     Profanada la capilla en el primer tercio de este siglo, fue restaurada con poco acierto en 1860, dejando en su fachada el pintoresco pórtico, donde antiguamente se colocaba el Rector para bendecir con todo ceremonial a los correos que iban a emprender su viaje. Aún se conserva un curiosísimo banco de cedro con el único ejemplar del escudo de la cofradía, representando un correo de a caballo con látigo en la mano, y con una leyenda que dice: BANCH DELS CORREVS DE CAVALL.

     Subsisten asimismo en el desván del templo trozos legibles de una hermosa lápida arrancada del sepulcro de su rector Guillermo Bartomeu, letrado y bachiller en artes, autor del Memoriale Sanctae Mariae Capellae Bernardi Mercutii.

Anterior


188.       Al hablar de los monumentos románicos, debe hacerse mención de la CAPILLA DEL HOSPITAL DE SAN LÁZARO, construcción que si bien en su mayor parte ha quedado desfigurada por obras posteriores, presenta en su planta y en particular en su ábside, oculto entre los patios interiores de las casas, señales evidentes de ser uno de los edificios religiosos más antiguos de Barcelona.

     Está situada en la calle del Carmen, cerca de la plaza del Padró, y su construcción primitiva se remonta cuando menos al siglo XI. En este tiempo el hoy populoso barrio donde está edificada no existía, y era aquello extramuros de la ciudad. Es probable aunque falten noticias ciertas, que la capilla se fundaría bajo la advocación de Santa Margarita, pues que tal nombre tenía cuando se agregó en 1401 por convenio al Hospital de Santa Cruz.

     Anteriormente publicamos un grabado de este edificio representando su ábside y no su puerta como por errata se indica.

Anterior


189.       HYERONIMUS PAULUS, Catalog. Episco.

Anterior