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80.       Vicus Ausonae, Vicus Urgelli.

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81.       En el reinado de este príncipe se verificó una nueva organización territorial de los dominios árabes en la península, quedando dividida en cinco regiones o provincias; a saber: Córdoba, Toledo, Mérida, Zaragoza y Narbona. Cataluña, que correspondía a la provincia de Sarkosta, tenía por aquel entonces, como a sus principales ciudades, a Tarkena (Tarragona) Tortoscha (Tortosa) Barschaluna (Barcelona) Djerunda (Gerona) y Lareda ( Lérida), nombres que se leen en las crónicas árabes; en las cuales se dejan de mencionar las antiguas ciudades de Ausa y Egara, prueba evidente de la completa destrucción que sufrieron y del estado de ruina en que se hallaban.

     Esta época marca el apogeo del dominio árabe, y el más alto esplendor de su civilización, pues aquel emir se dedicó especialmente a fomentar las obras públicas y a hacer prosperar las ciencias y las artes.

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82.       La comunicación probada por la historia se realizaba por la vía de Cataluña: además, el ejército árabe derrotado procedía de Barcelona.

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83.       CONDE, segunda parte, cap, 7.

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84.       P. JAIME VILLANUEVA, Viaje literario a las iglesias de España, tomo VIII, pág. 45 y 47. -�Más detenida descripción merece un cod. en 4.� vit. (núm. 62 ) que es del siglo VIII, como además de la escritura lo muestran algunos de sus artículos. Contiene 1.�...: 10 tabla de los años de las eras antiguas y vidas de patriarcas. Entre ellas se halla este curioso artículo: Ab incarnatione autem Dñi. Jhñ. Xpi. usque in presentem primum Quintiliani principis annum, qui est Era LXX quarta, (falta la nota DCC.) sunt anni DCC. XXX. VI.�

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85.       �De aquí se infiere que esta hoja y obrita (y por consiguiente todo lo anterior uniforme en la letra) se escribió el año 736, y que entonces poco más de 20 años de la invasión de los sarracenos, reinaba un príncipe Quintiliano, nombre tan semejante al Quintila o Chintila de los Godos. Mas donde reinaba no es fácil averiguarlo, ni este códice ofrece rastro alguno del lugar donde se escribió. Sólo puedo decir que su carácter gótico cursivo es de la misma índole que el de las escrituras de este país (Cataluña) de fines del siglo VIII, que he visto en la Seo de Urgel. Por otra parte el códice está escrito conocidamente por un monje, cuya ocupación era de esta clase; y aunque no sepamos la existencia del monasterio de Ripoll en el año 736; mas es cierto que había otros en ese tiempo, y no pocos en estas faldas de Pirineos, algunos de los cuales andando el tiempo se incorporaron con este de Ripoll, y de ellos pudo venir aquí el códice con las demás escrituras de sus posesiones, y con otros libros, que aumentasen esta biblioteca. En suma los moros tardaron mucho a dominar estos montes, en los cuales como en Asturias pudieron recogerse algunos cristianos bajo la conducta de ese príncipe Quintiliano o Quintilano.� -Viaje literario, tomo VIII, pág. 48.

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86.       La población de la Septimania se componía entonces de los primitivos indígenas o Galos, Romanos y Godos, así como la de Provenza de Galos, Griegos y Romanos. Como porciones de las más civilizadas del Imperio, entrambas miraron al principio el dominio semi-bárbaro de Carlos Martel con el mismo pavor y aversión que les había inspirado a los galo-greco-romanos el de los visigodos, y por mucho tiempo prefirieron el gobierno suave de los sarracenos a la ferocidad de los francos. A esto debieron los árabes el mantenerse en pocos puntos de la Septimania y en su cabeza Narbona, cuando ya no recibían ningún socorro de Córdoba.

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87.       Contemporáneamente al primer sitio de Narbona por este caudillo, es decir por 737, fijan nuestros cronistas la fabulosa entrada de Otger Catalón y de sus nueve compañeros. Pero no es este el lugar de examinar esta falsa tradición: ni es en nosotros falta de respeto, pues harto sabemos el que a todo lo de aquella época memorable es debido, y si Dios nos concede fuerzas y espacio, tal vez algún día y en otro libro procuraremos expresar una pequeña parte de la poesía que ella encierraa.

a     Su prematura muerte no permitió a Piferrer realizar el plan que se proponía. Basta, no obstante, esta nota para acreditar su certeza crítica, pues los estudios posteriores han confirmado la opinión de falsa que se atribuye a la entrada de Otger Catalón y los nueve Barones de la Fama.

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88.       Historia general del Languedoc, tom. 1, lib. VIII, pág. 412.

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89.       Annales Francorum Metenses. -Véase el Apéndice número 6, letra A, en el cual presentamos reunidos todos los textos de las crónicas francas que son el fundamento de esta porción de nuestra historia.

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