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760.      Hasta 1531 no se definió en la chancillería de Valladolid el pleito seguido entre el conde de Chinchón y la ciudad y su comarca sobre la indemnización de los daños que se irrogaron en su casa de la puerta de San Juan y en las referidas fortalezas, quedando condenada Segovia al pago de cerca de diez millones; y el reparto de dicha suma entre los vecinos distribuidos por parroquias y los descargos por ellos alegados forman en el archivo municipal un grueso volumen muy importante para el estudio de aquel período histórico. Del Espinar se cuenta que se llevaron los insurrectos muchas mujeres, �cuyos padres y maridos siguiéndoles, escribe Colmenares, enviaron a decirles, que si pasaban de un puesto que señalaron, se quedasen con ellas para siempre.�

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761.      Sobre los últimos momentos de los tres caudillos comuneros véase el tomo de Valladolid, capítulo de Villalar.

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762.      En el año acertó Colmenares mejor que el canónigo fabriquero Juan Rodríguez, quien en su memoria publicada en los apéndices de Llaguno refiere al 1522 dicha ceremonia; pues a más de otras pruebas que convencen la equivocación de éste si bien contemporáneo, el caer en jueves el 8 de junio, que ambos convienen en fijar, se verificó en 1525 y no en 1522.

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763.      Ingenioso es el sistema de tasaciones que para la compra de dichas casas prescribió una real cédula de 18 de agosto de 1523, mandando nombrar seis oficiales que de dos en dos fijasen el valor de ellas, y del tercio de cada una de estas tres tasas formar la cantidad indemnizable. Mucho importó además la redención de los censos que prestaban dichas fincas a los conventos de San Antonio, de San Vicente, de la Merced, y a varias parroquias.

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764.      La de Segovia tiene treinta y tres pies de hueco por lado y la de Toledo sólo veintidós, según afirma el canónigo Juan Rodríguez, en tiempo del cual también excedía aquella en altura a la de Sevilla, antes que en 1568 añadiera cien pies a ésta Fernán Ruíz y fuese la primera rebajada en veintidós pies con motivo del estrago de 1614. En la actualidad se asegura que la de Segovia tiene trescientos y treinta pies de elevación.

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765.      Todas estas noticias y aun las palabras lineadas, son de la expresada memoria escrita en 1562 por el fabriquero Juan Rodríguez.

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766.      En el libro de la fábrica de 1536, constan los nombres de Vázquez y Martínez y sus salarios; García de Cubillas, como maestro de la obra, no tenía sino diez mil maravedís. En el 1538 aparece Rodrigo Gil firmando las cuentas semanales con Alonso Martínez, lo cual si está muy lejos de acreditar que sentase la primera piedra del templo como supone equivocadamente su epitafio, prueba que trabajaba en la obra mucho antes de ser nombrado maestro en ella en 1561. De la de Salamanca lo era desde 1537.

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767.      Contrató la empresa en 3 de junio de 1524 por cuatro mil ducados de oro, y por añadir al claustro una vara más de altura y mudar la portada y otros aumentos, se le dobló casi en 1530 dicha cantidad.

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768.      Hallamos en el libro de fábrica de 1549 la siguiente partida: �XII día de agosto pagué a Pierres de Chiberri maestro de hacer vidrieras por libramiento del Sr. canónigo. Juan Rodríguez 56,560 maravedís 34,960 del texer de las redes de siete ventanas grandes con sus colaterales que son veinte y un marcos, y diez marcos de las ventanas de las capillas baxas, que todas tienen MCCCCXCVI palmos que a diez mrs. el palmo montan los dichos 34,960 mrs.; y mas 19,125 mrs. de CCCLXXII palmos de vidrio de las ventanas de las dichas capillas hornecinas a real y medio el palmo; mas 2476 mrs. de cierto vidrio que se quedó por medir por estar en las claraboyas. Que monta todos los dichos 56,560 reales.� Colmenares dice que se pusieron en 1544 dichas vidrieras del cuerpo de la iglesia que son sesenta y dos, y añade su anotador que unas se hicieron en Flandes, otras en Segovia y algunas en Medina del Campo.

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769.      �Pagué a Bartolomé Fernández entallador, dice el libro de cuentas de 1558, y a su yerno Lucas de La Sen vecinos de Segovia 130 ducados del pasar de las sillas de la iglesia vieja al coro nuevo. -Al mismo 16 reales por quitar los retablos de la iglesia vieja y ponerlos en la nueva. -Item a Gerónimo de Emberes y Nicolás Gil entalladores; 51,750 mrs. de ocho sillas que hicieron las quatro altas y las quatro baxas.�

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