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11

Este personaje, que, no olvidemos, había formado parte de la embajada española enviada al Concilio de Basilea, ejerció de gobernador de Castel Sant'Angelo, donde pudo conocer a numerosos humanistas; murió en Roma en 1470 (véanse Richard H. Trame, Rodrigo Sánchez de Arévalo, 1404-1470: Spanish Diplomat and Champion of the Papacy, Washington, The Catholic University of America, 1958, y José María Laboa, Rodrigo Sánchez de Arévalo, Alcaide de Sant'Angelo, Madrid, FUE, 1973). Su Historia Hispánica, cuya versión latina se imprimió el mismo año de su muerte, se tradujo al italiano y mereció el honor de formar parte de la biblioteca del Magnánimo (hoy códice 411 de la Biblioteca Universitaria de Valencia, BUV), que hubo de deleitarse con su elogio de España, que pasaba por encima de los prejuicios de ilustres italianos como Bruni. En su labor de historiógrafo, Sánchez de Arévalo se acercaba a los modos de los humanistas, según señala con tino Robert B. Tate en «Rodrigo Sánchez de Arévalo (1404-1470) and his Compendiosa Historia Hispánica», Nottingham Medieval Studies, 4 (1960), págs. 58-80, recogido en español en Ensayos sobre la historiografía peninsular del siglo XIV (Madrid, Gredos, 1970), págs. 74-104 [83-84].

 

12

Véanse las referencias bibliográficas correspondientes a Mundó y otras que traeré más adelante.

 

13

Atiéndase al Epistolarium Francesci Philelphi, París, 1513. Íñigo Dávalos fue uno de los nobles más protegidos por Alfonso V el Magnánimo, según consta por varias noticias.

 

14

Cito este último personaje aunque no sabemos nada de él porque parece sirvió de puente entre ese humanista italiano y España. Barzizza, al servicio de los Visconti y de los Sforza en Milán, fue un temprano visitante de España, según recuerdan Remigio Sabbadini, «Notizie sulla vita e gli scritti di alcuni dotti umanisti del secolo XV raccolte da codici italiani», Giornale storico della letteratura italiana, 6 (1885), págs. 163-176, y Giacinto Romano, «Guiniforte Barzizza all'impresa di Gerba del 1432 e un poemetto inedito di Antonio Canobio sullo stesso avvenimento», Archivio Storico Siciliano, 17 (1892), págs. 1-27.

 

15

Consta en las Poggi Epistolae. Vespasiano da Bisticci atiende a su figura en una breve biografia, op. cit., vol. I, pág. 187.

 

16

Adolfo Bonilla y San Martín, Fernando de Córdoba (¿1425-1486?) y los orígenes del Renacimiento filosófico en España (episodio de la historia de la lógica), Madrid, Real Academia de la Historia, 1911. Sobre él volveremos en varias ocasiones más adelante.

 

17

Para la presencia de Carvajal y Serra, véase José Rius Serra, «Catalanes y aragoneses en la corte de Calixto III», Analecta Sacra Tarraconensia, 3 (1927), págs. 193-330; en su lista, donde no abundan los literatos, destaca Joan Margarit (ca. 1421-1484), el futuro Obispo de Gerona. Sobre la figura de Lucena volveré después.

 

18

El paradero actual del manuscrito se desconoce (Schifi, op. cit., págs. 112-118). Don Carlos indica que ha llevado a cabo la traducción «de toscano en nuestro romance» para espantar males y olvidarse de su perdida libertad: «por dar alguna folgança a my iymaginaçión, que balançea en el peso del pensar en mis contrarios acaesçimientos», Schiff, ibid., pág. 117.

 

19

El texto de Decembrio («P. Candidi Eulogium in Enichum Hispanum, cognomine Lupum») es recogido, junto a otro de Tomasso da Rieti («Epitaphium Enici Lupi per Thomam Reatinum»), por Mario Schiff, op. cit., págs. 468-469. Para la figura de este último y su paso por nuestras tierras, véase Achille Beltrami, «Tommaso da Rieti in Ispagna», Giornale Storico della Letteratura Italiana, 49 (1907), págs. 349-357, que revisaremos después. Las muestras de la relación del primer humanista con el Marqués las venimos viendo desde atrás.

 

20

Sobre la presencia de Decembrio en la Península, además de los trabajos citados en la nota 17, véanse Pedro M. Cátedra, «Sobre la biblioteca del Marqués de Santillana: la Ilíada y Pier Candido Decembrio», Hispanic Review, 51 (1983), págs. 23-28, que identifica cuáles son los compañeros de viaje del ms. Add. 21245 de la British Library: los libros I y III de la Peregrina historia y el libro I del Grammaticon, compuestos por Decembrio; Guillermo Serés, «Pedro González de Mendoza y la Grande "Iliada" de Homero», Boletín de la Biblioteca Menéndez Pelayo, 65 (1989), págs. 5-54; Pilar Saquero y Tomás González Rolán, «Sobre la presencia en España de la versión latina de la Iliada de Pier Candido Decembrio. Edición de la Vita Homeri y de su traducción castellana», Cuadernos de Filología Clásica, 21 (1988), págs. 319-344. Además, en España circulaban versiones de clásicos vertidos por Decembrio al italiano y, desde ahí, al castellano: la Apolocyntosis de Séneca, los Comentarios de César y la Primera guerra púnica de Polibio (con traducción castellana en ms. 8822 BNM y en un códice de la Biblioteca Universitaria de Oviedo). En el resumen citado de Angela Molí (que trabajaba conmigo en una tesis titulada «Pier Candido Decembrio y España», que leerá ahora en la Universidad de California, Berkeley, bajo la dirección de mi buen amigo Charles B. Faulhaber), se recogen otras labores de Decembrio: su traducción del Bellorum civilium liber de Apiano, los libros XVI-XX de la Historia de Diodoro de Sicilia o el Romanae historiae brevis epitoma, que fue enviando a Alfonso V y no se conocieron en Castilla hasta fines del siglo XV o comienzos del siglo XVI (hay copia del último en la Biblioteca de la Universidad Complutense [BUC] junto a su versión del Lysis de Platón). Entre otras obras, destaca parte de su epistolario, conservado en la Biblioteca Colombina de Sevilla y en la de Santa Cruz de Valladolid. Tampoco cabe olvidar la presencia de muchas otras versiones latinas de textos griegos, como el Platón del ms. 66 BUS, que pudo pertenecer a Alfonso de Cartagena. En general, y desde ahora, remito al Iter Italicum de Kristeller.