Testimonio de Vicente López
Tovar, coronel de guerrilleros
Carro americano en los combates de la
liberación.
Vicente López Tovar tiene 85 años y reside en
Toulouse. Su testimonio fue recogido la tarde del 30 de mayo de 1995 en su
domicilio en dicha ciudad. Su narración ha sido completada con datos
tomados de su autobiografía, a la que él mismo me remitía.
Terminada la Guerra Mundial, el Gobierno francés le nombró
Caballero de la Legión de Honor. Está en posesión de la
Cruz de Guerra con palma y de la Medalla de la Resistencia.
Cuando estalló el movimiento casarista estaba yo comiendo
en casa en Madrid y vinieron a buscarme en coche, «ven corriendo que hay
una sublevación». Venían Tagüeña, Modesto,
Líster, en coche. Me dicen, coge el sombrero y la pistola. Le dije
«hasta pronto» a mi mujer.
Al pasar la línea, allí estaba la CNT que
controlaba,
—44→
la camioneta que teníamos que pertenecía
al Estado Mayor estaba en regla. Llegamos a Elda. Allí me
encontré con el Gobierno, autoridades militares, ministros... Estuvimos
allí un día o día y medio. De allí cogimos el
avión. Había tres Douglas. Uno de ellos fue a África y los
otros dos vinimos aquí a Toulouse, a Francazal. En el avión
venía Negrín y el Gobierno en pleno, jefes militares, Modesto,
Merino. Era el 7 de marzo de 1939. Nadie salió a recibirnos, ni siquiera
nos pidieron la documentación. Yo era entonces comandante jefe de
División. Había mandado dos Divisiones y era fundador de la 53
Brigada Mixta encargada de defender Madrid, y fue la que se sublevó
cuando el golpe de Estado. Fusilaron a Conesa que fue el Comisario.
En Toulouse, Moix, el ministro del difunto Gobierno
Español, me condujo a la casa del Partido Comunista francés, en
la Allée Roosevelt, donde nos recibió el diputado francés
Gabriel Peri, más tarde fusilado por los alemanes.
Los camaradas españoles me indicaron que me presentase al
otro día por la mañana, y me fui a dormir a casa de un camarada
francés. Por la mañana temprano cuando llegué allí,
Peris me comunica que todos habían salido la noche anterior hacia
París. Me envió a casa de unos camaradas para solucionar mi
problema. Fue el camarada Juan Fabre, que vivía en la carretera de
Lavaur, quien me dio hospitalidad. Esta situación duró
algún tiempo hasta que me anunciaron una pensión de mil francos
mensuales de la parte del SERE, una representación republicana que se
formó en París.
Así fue mi salida de España y el comienzo de mi
exilio.
En Toulouse iniciamos el trabajo de contactar con comunistas
españoles para formar grupos. Yo tuve la suerte de encontrar a
José Vallador que fue jefe de Brigada en la 46 División. Era
asturiano y miembro del Partido. Poco a poco empezamos a contactar con los
camaradas que encontrábamos en la calle. Empezamos a reagruparlos y con
la colaboración del Partido Comunista francés podíamos
enviar a algunos a la campaña. Otros que conocían algo de
mecánica los enviamos a la fábrica de aviones Dewuaitine y
Breget. Los camaradas franceses se ocupaban de ellos y les enseñaban el
oficio.
Estábamos asombrados de comprobar que toda la
dirección del Partido, Comité Central y Buró
Político, habían salido de Francia dejando completamente
abandonados a más de 500000 refugiados en los campos de
concentración, y otros que habían podido escaparse las arreglaban
como podían.
Ocupada Francia por los alemanes y vista la extraordinaria
cantidad de refugiados de todas las nacionalidades que llegaban a Toulouse,
decidimos ir a Burdeos, a ver si podíamos embarcar hacia Inglaterra.
Fuimos Vallador, Alberto un asturiano que conocíamos y yo. Aquello era
una verdadera casa de locos. No encontramos medios para ir a Inglaterra.
Sólo las personalidades podían hacerlo, y no todos. Decidimos
volver a Toulouse.
Empezamos a trabajar como leñadores o en lo que fuera,
clandestinamente. Los camaradas franceses nos ayudaron enormemente para sacar a
muchos de los campos de concentración para trabajar como obreros,
haciéndose ellos responsables. Esto nos permitía tener algunos
escondidos. Los que eran propietarios de pequeños bosques nos los
dejaban explotar, por ejemplo en Varilhes (Ariège), el camarada Benazet,
que además tenía un garaje. Había otros también que
sin ser comunistas nos dejaban hacer carbón. Estaban encantados, pues
declaraban tres obreros, y tenían el producto de diez o doce que
teníamos allí escondidos. Todos estábamos convertidos en
leñadores.
Otro francés, Valisou, nos prestó su nombre para
poder comprar los bosques para su explotación, y así nació
la Sociedad Vallador, que fue la base de los auténticos maquis.
Nuestra misión era estar escondidos para que no nos
cogieran los alemanes. Después de un cierto tiempo empezamos a esconder
armas. Estábamos seguros que un día tendríamos que coger
las armas para luchar al lado de los franceses, y al mismo tiempo defender
nuestra vida.
Las operaciones de envergadura comenzaron en el 43, porque en ese
momento ya teníamos armas. En el mes de abril de 1943 ocurrió el
desastre de las Cabannes, cerca de la frontera. Un gran número de
gendarmes se llevaron por sorpresa a 27 camaradas, atados con cuerdas. Estaban
desarmados, alguna pistolilla del 6,35. Esto ocasionó una gran
desbandada.
Prosigo la organización, y junto con Vallador visito los
bosques donde se camuflaban camaradas. Comienzo por Saint Hilaire, cerca de
Carcassone (Aude). El secretario de la alcaldía estaba completamente
ligado con nosotros. Nos facilitaba toda la documentación que nos
hacía falta. Toda esta organización de tajos de trabajo se
debía a Vallador, el cual en ciertos momentos corría gran
peligro, debido al sabotaje que se efectuaba: carbón mojado y con
piedras. Esto fue tan exagerado que los alemanes llegaron a amenazarle de
deportación.
En Saint Girons puse de responsable del Partido a Francisco
Castañeda, que había estado conmigo en el Batallón
Motorizado en Madrid, con la misión principal de establecer contacto con
las minas de Santein, cerca de la frontera y recuperar el máximo de
dinamita.
Un día nos informan que los contrabandistas van a hacer un
pasaje con bastante tabaco desde Andorra. En ese momento el tabaco costaba
caro. Como conocíamos el itinerario preparamos una operación de
recuperación.
—45→
Nos emboscamos y cuando los vimos cargados
como mulos, en un sitio que no les quedaba más remedio que recular,
tiramos algunos disparos con los fusiles. Echaron la carga por tierra, y pies
para qué te quiero. La venta de esta tabaco nos produjo mucho dinero.
Creo que Vallador pagó el chantier de Prayols con este dinero. Este
lugar nos era de gran utilidad pues era uno de nuestros pasajes para ir a
España.
Estando en Prayols se nos presenta un día un joven
voluntario, de 17 años aproximadamente, recomendado por alguien de
confianza. Con el fin de probar su coraje le ordenamos apoderarse de una
bicicleta en Saint Girons. Para nosotros una bicicleta era un arma de guerra
pues no podíamos circular de otra manera. Llegó a Saint Girons y
vio, delante de una barbería, una bicicleta apoyada en la pared. Cogerla
y echar a correr fue instantáneo. Al llegar a Prayols nos dimos cuenta
que ni siquiera la había quitado la placa de
identité. Tuvo suerte que en la
carretera no le pidieron los papeles, porque la bicicleta era de un gendarme
que se estaba afeitando.
Con la dinamita que recuperábamos y algún arma que
caía en nuestras manos, se empezaron operaciones de más
envergadura. La más importante fue la efectuada el 11 de noviembre de
1943 en que se volaron los postes de alta tensión del ferrocarril
Pamiers-Foix. Yo operé en Varilhes con el Asturias, Conejero y
Pichón. El objetivo principal era hacer creer a los alemanes que
éramos muy numerosos, pero la verdad es que éramos muchos menos
de los que algunos declaran. Que se lo pregunten a Linares, a Royo, y al
Sevilla, entre otros.
Vicente López Tovar en su domicilio de
Toulouse.
En uno de los viajes que hice a Toulouse me engancharon en una
rafla en la plaza Wilson. Al bajar del coche policial ante la comisaría
de la calle Remusat me puse a arreglarme un zapato y poco a poco fui reculando
y así pude salvarme. Pienso que el guardia se dio cuenta pero no dijo
nada.
El punto de enlace del Partido se encontraba en Toulouse en casa
de un zapatero llamado Ros, en la calle Matabiau, en pleno centro. Era un
hombre formidable. Su casa servía para todo. Allí se
dormía, se comía, se escondían armas, se recibía la
correspondencia y se celebraban reuniones. Allí vi a Fernández,
el antiguo mulero, como enlace del Partido. Fue un verdadero milagro que
aquello no fuera nunca visitado por la Gestapo. ¡Qué falta de
responsabilidad!
Para unificar diversas zonas de combate fui nombrado responsable
militar de la 5.ª Región MOI (Movimiento Obrero Inmigrado,
organización de resistentes muy activos, articulados en la
organización armada de los FTP). Allí estaban integrados
inmigrados de todas las nacionalidades. Recorrí la Dordogne,
Corrèze, Loire, Haute Vienne, haciendo propaganda, no solo con los
españoles, para que se integraran en la MOI.
En uno de los viajes me dicen que los responsables de la AS
quieren tener una entrevista con Alberto (mi nombre en la clandestinidad), en
Perigueux. Esa organización (la Armée Secrète era un
movimiento formado en su mayoría por militares profesionales) es la que
depende del general De Gaulle. Son los que envían los
parachutages con armas y con dinero.
Yo he sido siempre muy desconfiado, yo creo que por eso estoy todavía
vivo, y les digo que no acepto el sitio indicado por ellos
—46→
para la
entrevista, y les envío un guía para que suban al maquis donde yo
me encuentro. Yo llegaba a un maquis y ponía a los centinelas en los
cuatro puntos cardinales por si las moscas.
Y vinieron los tres señores representantes del general De
Gaulle. A uno de ellos le conocía de verle en el pueblo. Otro se dio a
conocer como el coronel Berger, responsable regional de la AS. Y me dice
¿no me conoces? ¿tú qué has hecho en la guerra de
España? Le interesaba saber quién era yo antes de ir más
adelante, mis campos de batalla y mi grado militar, y si era voluntario de
1936, y quiso saber a qué partido pertenecía. Yo le dije que era
republicano. Al final me dijo que él estuvo como voluntario en la guerra
de España. Era André Malraux. Nos hicimos muy amigos.
Me planteó que por qué me dedicaba a robar
parachutages a fuerzas amigas y
también combatientes. Le dije que amigas eran, pero combatientes no. Le
expuse mi manera de actuar que era la de combatir, y no dejar a los alemanes y
los milicianos pasearse tranquilamente incluso fusilando a aquellos que les
parecía, sin ninguna reacción por parte de aquellos que
tenían las armas escondidas.
Con mi promesa de no tocar más a los
parachutages de los otros, me
prometió algunos
parachutages para los grupos
españoles, cosa que cumplió. Yo le prometí hacer una
limpieza de todos los colaboradores que teníamos fichados, de acuerdo
con los FTPF (Franco Tiradores y Partisanos de Francia), y sobre todo, de
aquellos que cuando las fuerzas alemanas pasaban los recibían en sus
domicilios y les daban toda clase de informaciones.
Me había enterado un día que iban a hacer un
parachutage a ocho o nueve
kilómetros de donde yo estaba. Nos enteramos bien, nos escondimos en las
proximidades y cuando llegaron los aviones, pasó el primer avión
y no descarga, pero luego vuelve otra vez, porque había que encender
unos fuegos, y empiezan a caer los
parachutages,
containers. Y yo les dije, camaradas,
no moverse nadie. Entonces los maquis franceses cogieron los
containers, los metieron en una
camioneta y cuando los franceses ya lo tenían todo en la camioneta,
llegamos nosotros y nos llevamos el
parachutage. Y a eso es a lo que vino
Malraux a decirme por qué roba usted los
parachutages. Digo, coño,
porque no tenemos armas y también las necesitamos nosotros los
españoles.
Los franceses eran menos activos y menos decididos que nosotros.
Nosotros, a los dos días de coger el
parachutages pegamos fuego a una
fábrica que tenían los alemanes.
En la MOI los españoles éramos mayoría. A
mí me hicieron ir un día a Lyon porque era el responsable
español en la dirección de la MOI. Fui a Lyon y allí
había polacos, había rumanos y el único español que
allí había era yo. Me hicieron responsable militar de la MOI de
cinco Departamentos. Como había tantos españoles, con ellos
fundé la 15 División de Guerrilleros Españoles. En la MOI
había comunistas y de todo, pero la mayoría comunistas.
Había un grupo muy importante de anarquistas.
El 19 de octubre de 1944, unos 3000 guerrilleros españoles
integrados en la 204ª División de guerrilleros de las FFI-UNE,
mandados por el coronel López Tovar cruzaron la frontera pirenaica con
el objetivo de ocupar el Valle de Arán y crear una «chispa»
que encendiera el levantamiento contra Franco en diversos puntos de
España. López Tovar en su citada autobiografía asegura que
él se opuso reiteradamente a esta operación por considerarla
descabellada y fantasiosa, si bien reconoce que redactó la Orden General
de Operaciones y la hizo cumplir, pero que al mismo tiempo preparó la
retirada47.
Testimonio de José Alonso
Alcalde, «capitán Robert»
Residente en Montredon-Labessonnié, pueblo próximo a
Toulouse.
En España yo pertenecía a la 142 Brigada Mixta de la
32 División. En los combates de Cataluña tuvimos que replegarnos,
vencidos, como las demás unidades. Yo era sargento de operaciones en el
Estado Mayor de la Brigada. La retirada la sufrimos como la mayor parte de las
unidades y atravesamos la frontera francesa el 13 de febrero de 1939 por el
pueblo de Prats de Molló.
Permanecimos unos días en el monte aquel, al raso, bajo la
nieve, durmiendo en ramas de árbol que habíamos arrancado, mucho
castaño, quemándolas para hacer fuego. A los ocho días
vinieron a buscarnos y nos llevaron al campo de concentración de
Septfonds, cerca de Montauban. En ese campo yo permanecí unos dos meses,
al cabo de los cuales, una mañana, me despertaron los soldados
diciéndonos que saliéramos los cuatro primeros de cada barraca. A
mí me tocó. Y nos llevaron cerca de la frontera belga, a Montmedy
(La Meuse) donde nos emplearon en hacer trincheras para enterrar cables
telefónicos. A cada uno de nosotros nos asignaron, yo hablo de mi
compañía, dos metros de largo, dos metros de profundo y 60
centímetros de ancho. Eso teníamos que hacer por día cada
hombre. Inútil decir que muchos de nosotros que no habíamos
trabajado en la vida manualmente teníamos las manos ensangrentadas. Pero
la solidaridad de los otros nos ayudaba a terminar nuestra tarea. Esto
sería por mayo y junio del 39.
—47→
José Alonso Alcalde.
Después nos llevaron a otro pueblo cerca de Montmedy.
Vivíamos en una finca abandonada. Dormíamos en la cuadra y los
pesebres nos servían de estantería para poner las maletas. Sin
luz, nos alumbrábamos con velas. Pasábamos hambre. Nos daban de
comer, pero era justo. De allí salíamos todos los días a
hacer carreteras a través de bosques, por las cuales facilitamos el paso
de los alemanes después.
A los dos o tres meses nos enviaron al Departamento de Les
Ardennes, cerca de Charleville. Y, allí, nos llevaban todas las
mañanas a descargar vagones de material a la estación de
Sedán. Una mañana nos dijeron hoy no salimos. No sabíamos
por qué. Sabíamos que la guerra estaba inminente.
Estábamos sentados en la carretera delante de la casa en que nos
alojábamos y pasó un coche que distribuía un
periódico que se llamaba
Paris soir y que daba la noticia de la
entrada de los alemanes en Bélgica.
Entonces fue la gran desbandada. El capitán nos quiso
controlar a todos, porque, claro, teníamos miedo de los alemanes.
Reunió a la mayor parte de la compañía y nos puso en
marcha. Yo, con otros dos camaradas, abandonamos la compañía
durante el trayecto. Encontramos bicicletas abandonadas. Porque había de
todo: coches, carros. Era como la desbandada de nuestro país,
vivíamos una desbandada semejante. Y en el Departamento del Aude nos
detuvieron los gendarmes y nos pidieron papeles. Como documentos de identidad
teníamos las cartas que recibíamos de España con la
dirección de la compañía. Nos dijeron que nuestra
compañía estaba más atrás en un pueblo que se llama
Curtisol, en La Marne. Tuvimos que ir allí. Y de allí, con la
compañía, nos llevaron al campo de Argelès-sur-Mer. Nos
llevaron allí con objeto de reorganizar la compañía porque
faltaba gente. Porque hubo casos de que los Aliados habían encontrado a
españoles desperdigados como nosotros y los habían tomado como
alemanes parachutados y disfrazados, y lo pasaron mal.
Después del armisticio, nos llevaron al Departamento de
Loire, a Roanne. Allí había un arsenal y teníamos que
destrozar los cañones con sopletes, hacerles agujeros y embarcarlos en
vagones para llevarlos a Alemania donde los fundían y hacían
otros nuevos. Allí estuvimos hasta finales del 41 en que los alemanes
vinieron a hacernos unos exámenes para llevarnos a trabajar a la base
submarina de Burdeos. Yo fui seleccionado.
De la base submarina de Burdeos me evadí con un camarada
madrileño, Chamorro, y un catalán. Volví a la
compañía, que me envió a trabajar como campesino a una
finca. En esa finca entré en contacto con gente del Partido Comunista
francés. Ellos me daban pasquines para distribuirlos.
Y un día me pillaron con los pasquines y me interrogaron
que quién me los había dado. Yo decía que los ingleses
habían pasado tirando, y ellos me decían que no, que los ingleses
no hacían pasquines así, que los hacían con banderitas,
muy adornados. Me llevaron a la cárcel de Saint Paul en Lyon, y como
estaba llena me llevaron a 11 kms, al fuerte de Chapolí, en Saint Genis
les Olliers.
—48→
Españoles integrados en una
compañía de trabajadores reparando vías de ferrocarril en
Saint Cyprien.
En ese fuerte me metieron en los sótanos y allí yo
viví una de las aventuras más felices de mi vida. Porque no hice
más que llegar y me cortaron el pelo al cero. El peluquero era un
español. En ese fuerte había un mando alemán, un coronel
francés que mandaba todas las Compañías de Trabajadores,
como de la que formaba yo parte, de la Región de Lyon. Y me metieron en
el sótano en que tenían el carbón. Dos veces durante la
semana vino a interrogarme el comisario con otro policía. Querían
saber quién me había dado esos pasquines. Yo les decía que
me los había encontrado por el suelo creyendo que los Aliados los
habían tirado. No me torturaron, me pegaron dos o tres bofetadas nada
más. Me metieron después en una celda en que estábamos 17.
Había judíos polacos, judíos luxemburgueses, dos armenios
y un camarada de nuestra compañía que estaba allí
también.
Y vino el barbero a afeitar a la gente, el español. Y me
dice a mí, yo a ti te conozco, pero de dónde eres, pero si somos
de la familia, somos de casa. Este era un lenguaje que empleaba el Partido
Comunista español. Yo me decía, en buenas manos he caído,
le decía, pues chico yo no tengo familia aquí y tal y qué
sé yo. Y no le hice caso. Y saliendo a trabajar al patio, estando en el
pasillo formados, viene otro español que me dice, no tengas miedo que
aquí hay gente de casa. Digo, vaya, otro. Salimos al patio, yo estaba
serrando leña con un luxemburgués y viene el jefe alemán y
me llama. Me cuadro ante él, como era la costumbre, y me dice, ven
conmigo, vas a ir a trabajar a intendencia, vas a ir con Márquez, porque
tú conoces a Márquez. Digo, sí... Yo estaba un poco
mosqueado. Y de qué le conoces. De cuando pasamos la frontera, si es que
es el mismo, digo yo. Mira, él es el jefe de la intendencia, aquí
hace lo que quiere y si dice que te puedes comer todo, te lo comes, y si dice
no tocar nada, no toques nada.
Y entro y me dice, coño, Alonso, y me abraza. El
alemán dice, aquí tienes a tu amigo, y se marcha. El que me han
presentado como Márquez me dice, bueno, y qué tal por ahí
fuera la familia. Yo digo, me estás tocando ya..., si yo no tengo por
aquí familia. Se echó a reír y me dice, tú conoces
a Cristóbal que es zapatero. Digo, no, yo conozco a un Cristóbal
zapatero que era de la edad de mi padre, que estaba en la misma
compañía que yo, pero que había desaparecido de la
compañía no sé por qué.
Se fue a buscar a Cristóbal. Cuando me vio el viejo me
abrazó. Y me explicó: en el mando de todas esas
compañías, el secretario del coronel, el jefe de la intendencia,
el barbero, los cocineros, eran todos comunistas, era el Estado Mayor del
Partido Comunista infiltrado ahí dentro. Y, claro, había llegado
el secretario del comandante por la tarde y les había dicho, ha llegado
aquí un camarada que seguramente va a pasarlo muy mal porque le han
cogido con pasquines del Partido francés, un tal Alonso, de tal grupo. Y
les dijo, hay que sacarlo de aquí. La cosa vino por ahí.
Entonces, yo estaba en intendencia, y cuando me iba por las tardes
a dormir me llevaba los bolsos llenos para llevarles un poco a los otros del
Partido. Yo estuve allí tres semanas, no llegó.
Una noche empezamos a oír camiones que llegaban, que
llegaban, que llegaban, y a las 9 de la mañana viene Márquez, el
de intendencia, y el barbero, vente enseguida, con un teniente francés
que se llamaba Rovin, me dan mi ropa y me dicen, tienes que marcharte, porque
esos camiones venían de hacer una rafea en Lyon, de judíos, y
venían a completar el cargamento con todos los que estábamos
allí para ir para Alemania, a los campos. Y estos camaradas me hicieron
salir del fuerte. No me encontraron una boina, que tenía el pelo al
cero. Y el teniente francés, ese Rovin, me dio 100 francos que en
aquella época era una fortuna,
—49→
toma, ten cuidado, y que la
próxima vez no te enganchen.
De mis años de militancia en el Partido, que yo dejé
la militancia en el 46, tengo este recuerdo muy satisfactorio, porque yo no
confundo tampoco la base de un partido, sea el que sea, con la
dirección.
Volví a la compañía, porque el teniente
francés me dio una nota como que estaba liberado del fuerte. Y la
compañía me envía a Saint-Étienne, a una
fábrica de productos químicos donde trabajaba mi padre. En esta
fábrica el Partido estaba bien organizado. Hacíamos sabotajes. Se
ponía ácido nítrico, del cual llevo aquí las
señales, saboteábamos las cubas antes de que se marcharan para
que durante el trayecto a Alemania se perdiera todo. Y luego, en
Saint-Étienne participé en misiones más importantes que no
puedo relatar.
-¿Cincuenta años después...?
Eran atentados directos contra oficiales alemanes y esto lo
hacíamos por grupos. Yo tenía la misión de informarme de
las horas, de trayectos de aquí y de allá, esa era una parte de
mi misión. Y en ese grupo mixto, de polacos, españoles y
franceses, un domingo estando yo en Saint-Ètienne, un chico de 18
años que vivía con su tío, amenazó con la pistola a
su tío. El tío logró calmarle, y cuando logró
calmarle se fue a denunciarle a la policía. Le detuvieron y el chico
habló. Pero eso yo lo supe después. Nos detuvieron a la mitad del
grupo. A mí, un domingo por la mañana cuando iba a coger mi turno
a la fábrica. Me estaban esperando a la puerta. Esto fue en octubre del
año 43.
Había un autobús que bajaba a Saint-Ètienne y
me llevaron esposado en él. Iba lleno de gente que bajaba al mercado, al
colegio. Marchaban entonces con carbón los autobuses. Desde Roche la
Mollière, la fábrica donde yo estaba, a Saint-Ètienne hay
6 kms y a cada parada la gente subía. Yo les pasaba los cestos y daba un
puñetazo en la puerta desde dentro para que el autobús siguiera.
Al llegar a Cote Chaude, que es una cuesta, les pasé las cestas a unas
señoras que iban al mercado y en un momento determinado tiré la
portilla de fuelle y me quedé fuera y eché a correr. Oía
que decían, pare, pare. Pero escapé.
Me fui al barrio polaco, que era un barrio que entraba usted en el
número 5 y sortía en el 304. Se comunicaban todas las casas como
en el viejo puerto de Marsella. Allí había polacos amigos
nuestros y les expliqué lo que me había pasado. Me camuflaron,
entraron en contacto con los responsables de nuestro partido.
Y a los diez días me llamó el responsable del
partido y me presentó a un chico vasco, que venía a ver a su
esposa que la tenía allí pero él estaba en el
Ariège como cocinero en un tajo de leñadores, también del
partido. Y me bajé con él al Ariège con la Brigada de
guerrilleros del Ariège.
Llego a esa Brigada, yo bien vestido, veo a un grupo de seis
hombres como pordioseros en una casa derrumbada y pasa un día, y pasan
dos, tres, cuatro... Esto era la 3.ª Brigada. Estaba el jefe de la Brigada
que se llamaba Mateo, el jefe de Estado Mayor, que se llamaba Conejero, el
comisario político, un asturiano que valía más que todos
los mandos que hemos tenido en Francia, «Pichón», Ramos que
se encuentra en Toulouse y un tal Miguel. Y otro que llamábamos
«el Canalla», nunca supe su nombre. Se encontraba también el
jefe de la División que era Acebedo, que fue después jefe de
Estado Mayor de la Agrupación de guerrilleros, un gallego, con su
comisario político de División, Moreno, que se encontraba de
paso.
Y me llaman aparte. Me veían todas las mañanas ir a
lavarme a un riachuelo que pasaba por allí cerca. Y decían los
otros, este se cree que viene aquí de vacaciones. Entonces, me llaman
ese día aparte y me dicen, camarada, aquí has venido a una
Brigada de guerrilleros, pero con una seriedad y una cosa, como ya puedes ver
nos jugamos la vida con una pistola, por el día hacemos leña y
carbón y por la noche vamos a tirar algún transformador o alguna
columna, sabotajes, así que si te conviene te quedas con nosotros y si
no, te ponemos a disposición del partido. Ponerme a disposición
del partido representaba enviarme a un tajo simplemente a hacer leña. Yo
les dije, bueno, me enviáis a disposición del partido. Y me dice,
claro, ya dice «Pichón» que no todo el mundo vale para
jugarse la vida con una pistola. Dije, ahora has hablado como un hombre, pero
aquí es que no se puede jugar uno la vida con una pistola porque es que
no tenéis más que una para seis.
Ese mismo día, por la tarde, llega un chico de un pueblo
que se llama Lavelanet, que dice que había un golpe terrible a dar en la
Perception (un anexo de Hacienda donde se pagaban las pensiones). Hablaba de un
millón. Yo les escucho. No sabían qué hacer. Yo les dije:
¿Cuántos habitantes tiene Lavelanet? 7000 habitantes. Digo,
entonces no hay comisaría de policía, no hay más que una
gendarmería. ¿Cómo lo sabes tú? Por mis
atribuciones antes de venir aquí. Les dije: si me dais un arma y quien
me acompañe, antes de irme a disposición del partido, voy a
buscar esos cuartos, hombre.
Al día siguiente, a las 6 de la mañana, nos
despiertan a todos y me dicen, como ayer te propusiste, camarada, si quieres te
damos un arma, tenemos también dos granadas y tal. Me dan la pistola y
vienen conmigo Ramos y «el Canalla». Pero «el Canalla»
no sabía montar en bicicleta y tuvimos que andar una hora por el camino
de tierra enseñándole. Hacía falta tener agallas para
lanzarse a una aventura así.
Llegamos allí y estaba lleno de bicicletas delante de la
puerta. Eran de la gente que iba a recoger sus pensiones. Dije, bueno, vamos a
dar una vuelta por ahí.
—50→
Volvemos y lo mismo. Y entonces les dije, hay que esperar a
mediodía, cuando se vayan a comer. Y así lo fue. Nos llevamos
335000 francos.
Había un señor y dos empleadas. Dijimos: manos
arriba, no se muevan que no pasará nada. Venimos a buscar el dinero, no
venimos como atracadores, somos de la Resistencia, nos hace falta para comer y
vestirnos y para ayudar a los amigos encerrados en el campo de Vernet,
así que por favor no se muevan. Abre el cofre, yo tenía una
mochila, la llenamos. Yo tenía la pistola, Ramos la granada, que no
hacía más que pasarla de una mano a la otra para que se la
vieran.
Y hay una escena bonita, y es que había una puerta que
comunicaba con un despacho y esa puerta, lo supimos después, daba a la
vivienda del señor. Y llega una criada, abre la puerta y dice,
señor, ya está la comida hecha, y cuando nos vio la pistola,
levantó las manos y se quedó..., tenía una cucharilla de
café en la mano... Ese detalle se me quedó grabado. Dije, pase,
que no le va a ocurrir nada. Y dije: le voy a hacer confianza, no le corto el
teléfono, pero hasta las dos de la tarde no telefonee usted, porque si
telefonea, una noche de estas a lo mejor su casa va a volar, por eso le
advierto.
Mandamos a «el Canalla» delante con su bicicleta, y ve
venir a dos gendarmes que iban a comer seguramente, y da cuatro o cinco vueltas
así con la bicicleta aquella, la gente mirándole y
riéndose, pero se pudo enderezar. Llegamos al maquis, estaban inquietos.
Era la primera vez que se hacía una cosa así.
Acebedo viene y dice: a ver. Yo, antes de abrir el macuto digo: un
momento, os quiero decir a todos los que estáis aquí que en esta
peluquería me ondulo el pelo yo. El que quiera tenerlo bonito como yo,
la próxima vez que venga conmigo. Hombre, no hay que ser tan
irónico. Esto fue
l'entrée en matière,
como dicen en francés, con la 3.ª Brigada.
Y a los pocos días, di otro golpe a un coche de correos,
pero allí había 26000 francos solamente.
Y el jefe de Estado Mayor, Conejero, nos dijo un día: bajo
a Varilhes, voy a llevar ropa a lavar en casa de una familia, que se llamaba
Blanco. Y no lo volvimos a ver más. Y resulta que nos enteramos
más tarde de que le habían detenido y fue deportado a Alemania.
Pero le detuvieron porque había ido a ver un partido de fútbol.
Me ofrecieron a mí si quería coger el Estado Mayor de la Brigada,
dije que sí con la condición de que me dieran un poco carta
blanca. Me dijeron que sí.
El jefe de la Brigada, que era Mateo, un chico muy majo que estaba
tuberculoso y cardíaco, el pobrecillo. Era un hermano para mí.
Él me dijo, tú vas a llevar la Brigada porque yo, mira como
estoy, y lo que hagas estará bien hecho. Por eso hoy día se habla
de mí y no se habla del jefe de la Brigada.
Yo era un extranjero para ellos. Porque yo venía del centro
de Francia y ellos no habían salido del Departamento de Ariège.
Yo no hice parte de sus camarillas. Y a pesar de los éxitos, que esa
Brigada llegó a tener 350 hombres efectivos en 3 Batallones, pues a
pesar de todo, nunca fui una persona muy grata para ellos. Sólo era
grato cuando venían a buscar dinero los grandes del Estado Mayor de la
agrupación o bien, después de la liberación, cuando
tuvieron necesidad de mí para hacer gestiones ante las autoridades
francesas.
Yo me hice cargo de esa Brigada con la que controlábamos
los nudos importantes de carreteras del Departamento. Atacamos una Escuela de
Gendarmería que había en Pamiers, una fábrica de Altos
Hornos que aún existe, transformadores, máquinas de caminos de
hierro. En Tarascon-sur-Arièges yendo a Andorra hay una fábrica
de aluminio, hay un conducto de agua que baja de una montaña, y fuimos a
sabotear las tuberías.
Por mediación de una maestra de un pueblo, que estaba en
relación con nosotros y que hacía pasos, ésta me hizo
conocer a otra maestra de un pueblo próximo que estaba casada con un
armero de la Escuela de Gendarmería, y éste nos reparaba armas si
estaban deterioradas y demás. Una tarde esta maestra me hace saber que
este armero que se llamaba Araguy quería verme urgentemente en su casa a
las 8 de la noche. Y me desplacé. Había otro señor con
él, que yo no conocía, que era el jefe de los
parachutages del Ariège. Y
había ocurrido un caso, es que había un grupo de civiles que
habían recibido un
parachutage o dos, pero como no
tenían maquis, camuflaban los
containers en el bosque, cogían
lo que a ellos les interesara y dejaban escondido el resto. Y una tarde, un
jueves, que entonces eran los jueves cuando los chicos no tenían
escuela, los chavales jugando descubrieron un
container y andaban jugando con
pistolas. Y, claro, el hombre éste, asustado, fue a ver al armero para
ver si conocía un maquis competente, y le puso en contacto con nosotros,
los españoles.
Este señor nos facilitó a partir de ese momento, a
los españoles, dos o tres
parachutages antes de la
liberación, con lo que pudimos armar bien a nuestros batallones. Esto
nos ocasionó mucha tirantez con los maquis franceses.
Un mes antes de la liberación, nos habían enviado un
nuevo jefe de Brigada, porque a Mateo como estaba tan enfermo le enviamos por
mediación de familias francesas a una finca a reposar. El nuevo jefe de
Brigada venía de Marsella y no conocía los bosques ni nada. Se
llamaba Arroyo. Y nos señalan un
parachutage. Yo le digo a Arroyo:
bueno, tú sabes que tengo que irme a Saverdun que tengo una
reunión. Me dice: sí, tú vete a la reunión, que
nosotros cogeremos el
parachutage. Y cuando regresé a
las cinco de la mañana, le pregunto,
—51→
Arroyo, qué tal
el
parachutage. Me dice, bien, ha habido
carne. Y al decirme, ha habido carne, yo digo alarmado, qué ha pasado,
cómo ha sido eso. Dice, no, no te alarmes, nos han enviado gente, una
misión interaliada, les tenemos en una finca, pero vienen a tomar
contacto contigo, con el capitán Robert. Entonces no teníamos
grados, éramos jefe de Estado Mayor o jefe de la Brigada, pero sin
grados. Y es que el jefe de los
parachutage había dado mi
nombre a Londres y a Argel, el maquis del capitán Robert, me
había dado un título sin saber lo que era en realidad. Entonces
cogimos un coche, porque ya teníamos coches y teníamos camiones,
y nos fuimos a buscarles.
Y allí ya vi una decepción en el general Bigear
éste. Me presentan y yo iba, fíjese usted, 25 años, con
pelo teñido de rubio porque me habían detenido una vez en Foix, y
con pantalón corto y la pistola-metralleta, y me presento. Me da la mano
y me miró y yo vi en su mirada la decepción porque yo creo que se
representaba al capitán Robert como un francés con el pelo ya
canoso y se encontró con un chaval de 25 años que era considerado
por ellos el jefe de los guerrilleros. Me dieron la mano. Había un Mayor
inglés, un teniente canadiense, un alférez francés y un
sargento radio, español, Cánovas. Les llevamos al maquis. Vieron
la organización nuestra, los Batallones, les saludaron firmes, aquello
les hizo una impresión muy buena, y, sí, él habla muy bien
de nosotros, inclusive hoy, ¿verdad? y entonces, como estaban en
comunicación con Londres, por radio, pues conocían los planes de
liberación. Y nos informan: el día 18 de agosto, los franceses
habían ocupado Lavelanet, Pamiers y Varilhes. Y nos dicen que el
día 19 hay que liberar Foix.
El Batallón Guernica desfila ante el
Gran Teatro de Burdeos, después de los combates de la
Pointe-de-Grave.
Y nos preparamos para liberar Foix el 19 a las 5 de la tarde. Hago
los partes para los tres Batallones, envío un enlace, que el enlace que
fue a Saint Girons anduvo por lo menos 10 o 11 horas, el pobrecillo, para
llegar a su sitio, con el objetivo de que cortaran la carretera de Saint
Girons, la carretera de Ax-les-Thermes, el Segundo Batallón venía
a cortar la carretera de Andorra que es la Nacional 20, y el Primero
venía con nosotros, con el Estado Mayor y la Misión Interaliada.
Les llevamos ante las puertas, y el Tercer Batallón se encontraba ya en
el fregado con una columna alemana que venía de los Bajos Pirineos. El
24 Batallón tenía problemas con los camiones porque con ese
carbón de la época y tal, tampoco llegó. Y entonces
atacamos solamente con el primero. La gente atravesó el río a
nado
en aval y
en amont y abrimos una ametralladora
en la montaña que domina Foix, porque en el puente había
alemanes, para barrer el puente y pasar por allí, y nos infiltramos en
la ciudad, y calle por calle, hasta el Liceo. Nos batimos, tuvimos dos bajas, y
a las nueve de la noche los alemanes presentaban ya bandera blanca y se
rendían. Fue liberada Foix solamente por los españoles de la
3.ª Brigada, el primer Batallón, y el segundo Batallón que
llegó a las 7 de la tarde, que ya estábamos en pleno combate.
Al día siguiente nos instalamos en el mismo Liceo donde
tenían los alemanes el Estado Mayor. Y recibo un golpe de
teléfono diciendo que hay una columna alemana que viene de la frontera
española, que viene hacia
—52→
Foix por una carretera paralela a
la nacional. Envío enseguida gente para allá y los tienden una
emboscada en el pueblo de Prayols, que es pueblo donde tenemos el monumento.
Allí se batieron y se rindieron. Había de 90 a 100 alemanes.
Esto fue el día 20. Y el día 21 y 22 de agosto de
1944 hubo otra batalla entre Saint Girons y Foix, a mitad de camino.
Allí cogimos prisioneros entre 1300 y 1400, entre alemanes y mongoles.
Nosotros éramos 350 de nuestra brigada, más una centena de
franceses, entre diferentes maquis, y gente que se incorporó para
ayudar. Pongamos que en conjunto éramos unos quinientos. Pero como
estábamos desperdigados, como es papel de una guerrilla, ellos se
creyeron que éramos mucho más numerosos. Cuando sacaron bandera
blanca para parlamentar, el general Bigeard y el inglés que iban con
uniformes, les dijeron: somos tropas parachutadas, están ustedes
cercados por todas partes. Entonces el general alemán se rindió,
pero después de dos días de combate en los que progresaron un
kilómetro y medio o dos, no pudieron más.
Les llevamos a Foix, naturalmente, y fueron a ocupar las plazas
que habían quedado vacías en el campo de Vernet. Y le diré
que en la batalla de Prayols había con los alemanes cuatro o cinco
españoles de la División Azul.
Testimonio de Pascual Sangüesa,
residente en Burdeos
El Batallón Guernica desfila por las
calles de Burdeos.
Refugiado español que actualmente sigue residiendo en
Burdeos.
La ciudad de Burdeos, donde residían infinidad de
españoles, emigrados y refugiados de la guerra civil, fue liberada en
domingo, si mal no recuerdo y la memoria no me desdice, para ser más
preciso el día 28 de agosto de 1944. Señalaré de pasada
que tan solo fue una la víctima causada por la huida de las tropas
alemanas que, como último reducto y para cubrir así su retirada
hacia el norte, pusieron un pequeño cañón en la entrada
del «Puente de piedra» bombardeando así una de las
principales arterias de esta ciudad, donde más se congregaban los
españoles, que llevaba, y lleva en la actualidad, el nombre de
Víctor Hugo. Muchos desperfectos dejaron en algunas fachadas y balcones.
Uno de ellos sirvió de local a nuestras Organizaciones durante infinidad
de años.
Tengo que poner de relieve y hacer resaltar la sola víctima
señalada más arriba, era la de un español, y requiere
nuestro más fervoroso saludo y recuerdo, Pablo Sánchez, que quiso
arrebatar a pecho descubierto, con una pistola del 6,35 en la mano el
cañón a los dos alemanes que, antes de llegar a ellos, le
asesinaron fríamente.
En el lugar de su muerte existe una placa mural, apadrinada por lo
que en aquellos entonces se denominaba Junta Española de
Liberación, entidad que estaba presidida por un compañero del
PSOE, integrándola también, además de nosotros, los
Partidos Republicanos, el POUM y los Sindicatos CNT y UGT. No se encontraba
presente el Partido Comunista a quien se invitó como a las otras
Organizaciones, su puesto se quedó vacante, sólo asistieron a la
reunión de constitución. Más tarde resucitaron lo que les
dio por llamar la Unión Nacional en la que integraron a cuatro o cinco
ex compañeros del PSOE, por lo que decían que todo el PSOE se
encontraba en Unión Nacional, al igual que la histórica UGT.
Bordeaux nunca ha conocido una manifestación
—53→
de duelo como la que se hizo para acompañar a aquel español a su
última morada. Se cuenta, yo estaba presente representando a las
Juventudes, que participaban más de cien mil personas. Tengo que decir
como ejemplo que el cementerio donde se trasladaron sus restos dista del punto
de partida unos seis kilómetros. Cuando el cadáver llegaba a la
puerta del cementerio con la primera fila de acompañantes, las
últimas personas salían del punto de partida.
Los franceses al hacer la historia de la liberación de
Burdeos no hacen alusión, ni siquiera una sola vez, al caso Pablo
Sánchez.
Siete días después, el 3 de septiembre de 1944, se
reorganizaba el PSOE en el local del Partido Socialista francés,
instalado en la calle Ares, en el que hay una placa también haciendo
saber que durante la ocupación se reunía allí el grupo de
Resistencia «Francia Norte» compuesto en su mayoría por
compañeros franceses de gran relieve. Quisiera señalar los
nombres de quienes llevaron a bien tan ingrata tarea, aunque hay que tener muy
en cuenta que la mayoría de aquellos excelentes compañeros han
desaparecido: Alonso, Pantaleón León, Dámaso Solana,
Calvo, Virgilio Pierna, Lorenzo López Melero, Buitrago, Tamayo, Rubio,
Ángel Jiménez, José Campos, López Líndez,
Marcial Gutiérrez, Paulino Barrabés «padre» Cecilio
Sangüesa, González Solana, etc., etc. (...)
Aunque Bordeaux estaba liberada, no por eso la guerra había
concluido. A unos pocos kilómetros del centro de la ciudad, dos
Divisiones alemanas se resistieron durante más de cuatro meses, las
detonaciones y sobre todo los bombardeos se oían desde algunos barrios,
lo que causaba lo que se denominaban «bulos» sobre las ofensivas
que los nazis querían efectuar puesto que se encontraban en un nido sin
salida, denominado «La Pointe de Grave».
Las batallas finales fueron feroces, en ellas participaron
heroicamente dos Batallones españoles al mando de un polaco, el general
«Chusco», el «Batallón Libertad», compuesto en
su mayoría por compañeros de la CNT y algunos compañeros
socialistas. Lo mismo tengo que decir del «Batallón
Vasco»48, compuesto por
nacionalistas del PNV y numerosos socialistas de Euzkadi. El general que
mandaba las fuerzas alemanas se rindió a los Batallones español y
vasco. Ni que decir tiene que en estas batallas fueron muchos los
compañeros y compatriotas que dejaron sus vidas en aras de la
libertad.
Más tarde, en una gran manifestación que se
celebró en Bordeaux, el general De Gaulle en persona saludó en
presencia de las autoridades de esta ciudad, a los valientes representantes
nuestros, al igual que a las banderas que ondeaban en la plaza de Quinconces,
la republicana y la vasca, a quienes les puso la correspondiente
condecoración. (...)
Testimonio de Luis Menéndez
Viña, guerrillero residente en Toulouse
En julio del 39 vinieron al campo de Argelès a pedir
asturianos para ir a trabajar a una mina al lado de la Línea Maginot.
Fuimos 40. Llegamos allí y no había compañía de
Trabajo. Yo había estado unos meses en París y chapurreaba el
francés. Vino un gendarme para que yo tradujera lo siguiente. Dijo:
aquí no estáis vigilados porque la Compañía de
Trabajo está lejos de aquí. Vais a estar muy bien. Vais a
trabajar en la mina, pero acordaros de lo que os digo: no tendréis
más derecho que a comer, trabajar, dormir y cagar. Cuando ustedes salgan
de la mina vendrán directamente a la hostelería.
La única salida que teníamos era los domingos que
dábamos una vuelta por el pueblo. Pero muy poca cosa, porque allí
no había llegado la emigración española y nos
extrañaban. La gente del pueblo nos llamaban «rojos».
Tenían la obsesión de «los rojos». Incluso el mismo
cura que vino a vernos un día preguntó a un chico español
que cuántos curas había matado él. Esa era la mentalidad
de entonces hacia nosotros. No éramos muy estimados por aquella
gente.
Empezada la guerra, vino la desbandada. Yo, con un grupo de
asturianos, llegamos a Epinal. Allí decidimos ir a Burdeos.
¿Qué problemas teníamos nosotros? A España no
podíamos ir. Y había que escapar lo más lejos posible de
los alemanes. Viniendo de la frontera alemana yo llego aquí a Toulouse
en noviembre o diciembre de 1939. Y me detienen por falta de
documentación y me llevan al campo de Argelès otra vez. Ya era un
campo más sofisticado, ya había retretes. La primera vez que
estuve allí, no había, íbamos a hacer del cuerpo al lado
del mar. Había más organización, más gendarmes,
más senegaleses. Y allí se forman las Compañías de
Trabajo para el Mediodía de Francia que no estaba ocupado. Yo fui con un
grupo al Ariège, a Auzat.
Estando en Auzat llegó, en el 41, procedente de Montauban,
un paisano nuestro que se llamaba Álvarez, de nombre simbólico
«Pichón»; un tal Ríos, que no se llamaba Ríos,
y Antonio Molina. Vienen a hacer los primeros contactos para formar grupos, que
entonces se llamaban compañías especiales. Esto fue a principios
del 41.
Y ya se fueron constituyendo grupos cuasi militarizados. El
único inconveniente es que los mandos estaban siendo ocupados por
quienes estaban entonces preparando el famoso organismo «Reconquista de
España»; que más tarde sería la UNE (Unión
Nacional Española) que debía haberse llamado UNCE (Unión
—54→
Nacional de Comunistas Españoles) porque eran ellos los
fundamentales. De todas formas hay que rendirles el honor de reconocer que
fueron los únicos en aquella época que han hecho algo para
movilizar a la gente. En nuestros medios confederales no sólo no
había coordinación sino que había mucha gente que no
estaba de acuerdo con el hecho de que había que estar tratando con
comunistas. Allí, los comunistas que había a mí no me
estorbaban porque me dieron bastante facilidad para mandar algo, pero bajo el
mando de otro grupo.
Luis Menéndez.
Ríos fue el que más tarde organizó el 14
Cuerpo de Ejército Guerrillero. A este le mataron los alemanes en un
pueblo, al lado de Varilbes, en el Ariège. Sánchez, el zapatero,
Antonio Molina, Facundo Famada, encontramos a esta gente más tarde en
deportados o en matados por los alemanes. Y a Avila.
Se formó un Batallón especial, -bueno, un
Batallón estaba compuesto de no más de 600 hombres en aquella
época- que más tarde va a ser la 3.ª Brigada de Guerrilleros
que mandó «Robert»Alonso en el 43.
Una Brigada estaba compuesta de 3 Batallones, pero cada
Batallón tendría 50 o 60 personas, las cosas como son. O sea que
no había miles y miles de gente porque no había manera tampoco ni
confianza para formarlos. La prueba es que nosotros fuimos casi todos detenidos
porque uno o una nos vendió, si no los alemanes no nos enganchan.
Estábamos estructurados. Y allí el que mandaba el Batallón
era Antonio Molina que venía del Aude. Era un miembro influyente del
Partido Comunista y, ¿cómo se dice?
illettré, analfabeto, pero era
hombre de confianza de Ríos y de «Pichón» y de
Zapatero. Eran ellos los que tenían copado todo. Cuando venían
del Aude, allí tenían el grupo fabricando carbón de
leña para los coches, y allí ya tenían grupos pero que no
eran de ejecución, eran grupos políticos. La verdadera
ejecución estuvo con nosotros que empezamos a recuperar dinamita de las
canteras y participamos en sabotajes: pilonas eléctricas, en
líneas de hierro,
chemins de fer, las conductas de agua.
En una de ellas se produjeron 140 detenciones.
La confianza con los franceses de la Resistencia vino más
tarde, cuando Alonso ya empieza a instalarse en pueblos y vinieron a verle los
francotiradores comunistas, pero ya en el 43. Durante el 41 y el 42 la
única resistencia que había estaba compuesta por
españoles. Esto es lo que tenía extrañados a los alemanes.
El alemán que nos detuvo dijo: estos chicos no saben hablar
francés. A mí no, pero a Famada le dijeron: no teníais que
haber hecho nada, porque nosotros contra vosotros no tenemos nada, es Franco el
que tiene que ver con vosotros. Pero Famada terminó en Buchenwald.
Diego Chacón, un chico de Granada, y un tal
Sebastián Martínez, éramos en total cinco o seis,
preparamos con dinamita para volar tubos de agua, enormes tubos de dos metros
de diámetro que hacían marchar una central eléctrica de
una fábrica de aluminio, el aluminio necesita mucha electricidad para
fundir. Este era el sentido de lo que nos ocupábamos, sabotajes.
Pero mucho del material que recuperábamos, sobre todo la
dinamita, iba a parar a otros maquis.
—55→
Dinamita teníamos la que nos daba la gana. La
sacábamos de los pantanos en construcción. Los mineros
allí eran casi todos asturianos. Iban a tirar dinamita a las cuatro de
la mañana y volvían con 500 gramos que no explotaban y que
metían en un macuto. Los otros grupos guerrilleros venían en
bicicleta a recoger la dinamita.
Los franceses sabían que hacíamos algo, pero les
daba mucho miedo protegernos. Si había que decir la verdad, poca
confianza teníamos con la acción francesa. Alguna confianza vino,
como éramos jóvenes, con algún amigo francés,
cuando íbamos a charlas, entonces no había bailes ni había
nada, o cuando discutíamos en el trabajo y te preguntaban qué
hacías en España, cómo vivías. Ahí ya se
hacía amistad y les contábamos algo. Y estos podían
servir, pero para poca cosa. Excepto, por ejemplo, con el hijo del Alcalde que
como éramos amigos íntimos y tenían una camioneta, pues yo
para ir a Tarascón no tenía problema.
Teníamos entonces no un carnet de identidad, un
reçupissé
(salvoconducto). Con aquellos salvoconductos no podías trasladarte a
otro Departamento. Pero nosotros, en bicicleta o como podían,
venían del otro Departamento, de la parte del Aude, venían de
Toulouse, pero de una forma clandestina. Yo conseguía un salvoconducto
firmado por el Alcalde porque era amigo de su hijo.
En el 42, ya llegó Oria. Este fue jefe de la 3.ª
Brigada, formada por tres Batallones, uno que estaba en el centro del
Departamento, otro que estaba al este y el otro, al oeste, para marcar todo el
Departamento con el objeto de, un día u otro, atacar si era necesario,
si los alemanes llegaban. Eso ocurrió más tarde, ya eso yo no lo
vi, pero sin ningún francés todavía. Todavía no
había ningún francés, excepto un garajista de Varilhes, un
cartero de Varilhes y un profesor de Liceo de Foix, primeros contactos que
tuvimos con franceses. Más tarde varios franceses nos buscaron para
hacer pasajes a Andorra. Y en este famoso Batallón se formó un
grupo de gente para ayudar a pasar a Andorra. Ese grupo lo mandaba un tal
Cuenca, del Partido Socialista. Él no quiso venir con nosotros porque
tenía, desde España ya, un aborrecimiento de los comunistas,
porque había sufrido bastante con ellos, con los de El Campesino, era
una alergia lo que tenía con ellos. Se llamaba Álvarez Cuenca,
que era de Cuenca el chaval; pero su nombre verdadero era Álvarez.
Y este fue el primero que me vino a ver a mí con ese
profesor de Foix. Me explicaron que teníamos que estar en contacto con
los franceses y me dieron
rendez-vous en el hotel Saint Vincent,
que existe todavía, en Foix. Yo les he dicho la verdad, que
teníamos mucho miedo porque estábamos hartos ya de ser tratados
de rojos y de criminales y de ser tratados como gente que juegan en el equipo
de reserva, en el trabajo, en la habitación, en todos los aspectos.
Quieras que no, mentalmente éramos unos minusválidos de la
población francesa. Después de la liberación se dieron
cuenta con quien trataban, pero entonces no. Y tampoco nosotros les
teníamos mucha confianza.
Gendarme, jefe del grupo, con oficiales y
soldados republicanos españoles en el campo de concentración de
Argelès-sur-mer en agosto de 1939.
Yo me marché del Batallón por culpa de Molina,
porque no me gustaba estar mandado por un burro, las cosas como son. Y ya
entré en contacto con Álvarez y con Combat. Esto ocurre en junio,
julio, agosto del 42. Encuentro a Molina y tres mandos más de
guerrilleros en Andorra donde ya había un puesto de
commandement, pero organizado por el
Partido Comunista español en la Massat, era ya el tentáculo. Y yo
le he dicho a Molina aquel día: ¿quién tiene los
documentos? Hacían reuniones y todo. Dice: no, están en un sitio
seguro. Pero yo los he visto después en poder del juez, no estaban en
sitio seguro. Y es que allí entraron ya en el grupo una familia de
españoles, pero que estaban en Francia desde antes de la guerra,
«españoles blancos» se llamaban, y otra familia de
franceses.
Luis Menéndez,
guerrillero.
—56→
A últimos del año, antes que a mí, detuvieron
a Hubert, a Manolo, que era un jefe de la 18 Brigada de la División
Durruti, la 26 División. Al mismo tiempo detuvieron a 7 u 8 más.
No lo dimos importancia porque a Hubert le cogieron viniendo de Andorra y a lo
mejor se creían que venía haciendo contrabando. A mí me
detuvieron durmiendo. Me despertaron dos policías alemanes
acompañados de dos gendarmes, en Olbier. Era diciembre del 42.
De allí me mandaron al lado de Tarascón, al cuartel
de los alemanes en Ornolac, y de allí me llevaron a la cárcel de
Foix. Allí me encontré con todo el mundo del Batallón.
Allí permanecí un mes y medio, y me sacaron porque el
greffier no nos pudo probar nada. A
mí, a un rumano que estaba con el nombre de González pero que no
era su verdadero nombre, que venía de las brigadas internacionales, a
Chacón, a diez o doce, como no pudieron encontrar nada, no nos pasaron
al tribunal, nos mandaron directamente al campo de Vernet.
Los alemanes tenían la lista completa de todo. A mí
me dijeron: y usted siendo anarquista, ¿cómo se entiende con los
comunistas? Bueno, ese era otro problema. La verdad era que los chavales que
estaban conmigo trabajando eran todos comunistas. Los socialistas que eran
amigos míos, y los anarquistas, estaban, como Cuenca, en Foix. Pero
donde estaba yo eran todos comunistas. Los mejor organizados eran los
comunistas. Ahora, eran la gente más fácil a manipular
también. Los anarquistas y los socialistas éramos más
difíciles de manipular.
Testimonio de Óscar
Martínez Manchón, miembro de la Resistencia y, más tarde,
enrolado en el Ejército francés como paracaidista
Óscar
Martínez.
Actualmente residente en Toulouse.
Salí de Irún en el año 1936, porque entonces
la tuvimos que evacuar. Estuvimos dos meses en Burdeos. Después
regresamos a Barcelona. Allí pasamos toda la guerra y el 2 de febrero de
1939, después de haber pasado en un tren, en vagones de bestias, que nos
bombardeaban las pavas italianas, pasamos la frontera por Puigcerdà.
Fuimos a dar a Èpernon, en el Eure-et-Loir, a 60
kilómetros de París, porque en Chartres, que es la capital de
Eure-et-Loir, hicieron un campo de concentración. Pero nosotros, 37
personas, tuvimos la virtud de que nos cogieran y nos llevaran a un pueblo de
2000 habitantes, a Èpernon. Y allí, una cosa curiosa, al
contrario que todos los demás españoles que han sufrido los
campos de concentración, nosotros tuvimos la gracia o lo que sea, de
haber sido bien tratados.
Para explicarlo bien: el presidente de la acogida a los
españoles era doctor, y era Cruz de Fuego, que entonces eran los
máximos extremistas de derechas, que eran un poco proalemanes pero que
cuando los alemanes invadieron Francia eran nacionalistas por encima de todo. Y
el secretario era el cura. El resto del comité eran los profesores y la
directora de la Escuela laica de Èpernon. Nosotros éramos los que
hacíamos la comida para los niños y de ello comíamos con
los cuadros, de modo que estuvimos perfectamente bien cuidados, a pesar de que
una parte de las mujeres dormían en el convento de monjas, y nosotros,
en la iglesia, con el cura. Pero nunca nos obligaron a ir a misa ni nada. Y se
portaron, tanto el alcalde que era Cruz de Fuego, como los demás,
—57→
enormemente bien con nosotros.
Salimos de ahí cuando los alemanes ya estaban avanzando por
Francia y fuimos a dar a Bayona donde estuvimos dos años. Mi padre
quedó en la zona libre y nosotros estábamos en la zona ocupada,
por lo que estuvimos separados. Luego me vine para Toulouse para tratar de ir a
la Escuela de Música, pero no pude hacerlo porque los españoles
en aquellos momentos teníamos que trabajar obligatoriamente,
estábamos en Compañías de Trabajo.
El día que comenzó la guerra mundial yo estaba en
Bayona. Recuerdo muy bien, luego, el derrumbe de la Armada francesa, que no
resistieron nada. Confiaban en la línea Maginot pero los alemanes
pasaron por Bélgica y enseguida invadieron Francia. Llegaron enseguida a
Bayona y a Hendaya y por allí establecieron la división entre
zona libre y zona ocupada.
Nosotros estuvimos dos años en Bayona en casa de una
tía que estaba casada con un francés. Yo estuve trabajando en una
serrería. Luego nos pudimos ir a la zona dicha libre, y allí es
donde ya pude estar con mis padres. Nos reunimos todos en el Averon, a fines
del 42. Dos meses después me vine a Toulouse con el pretexto de que
quería hacer estudios de música. En ese momento me cogieron para
una Compañía de Trabajo. Y tuve la suerte de poderme quedar en
Toulouse trabajando en hacer el camuflaje para el campo de aviación.
Fue entonces cuando entré en la Resistencia. Vino a
encontrarnos Jaime, un catalán que era del POUM. Cuando se enteró
de que yo era un refugiado español vino a hablarme y yo seguí la
línea.
Entre los hechos que pudimos hacer estuvo que una vez entre los
junquers que iban a Italia a bombardear nos encargamos de poner una bomba con
su reloj para que explotase cuando estaban en el aire.
Al principio estábamos en las FTP, que era un maquis
dominado por los comunistas. Pero entonces los socialistas y los comunistas
íbamos juntos en ese aspecto.
Óscar Martínez (con gafas) en el
Ejército francés hacia Alsacia en 1945.
Nos pasó un caso. Había un aviador alemán que
estaba en la Oficina Mayor del campo de aviación y era el que daba los
informes de cuándo tenían que subir los aviones y todas esas
cosas. Ese alemán, que fue una de las muchas cosas extrañas,
decía que había sido comunista, trostkista, en Alemania. Y nos
pasaba informaciones. Y resulta que un día nos propusieron colocar una
de esas bombas de relojería en el avión de uno que era un
canalla, según decían los responsables. Entre nosotros
había comunistas y pasó una cosa. Resultó que en vez de
poner la bomba en el avión que nos habían indicado, la pusieron
en el de ese alemán, único que estaba con nosotros y nos
facilitaba las informaciones. Cuando regresaron los aviones, llegaron los de
todos menos el de él. Y yo comprendí, porque había
oído decir a ese comunista que le odiaba porque decía que era
trostkista. Y le dije, oye, qué has hecho, en qué avión
has puesto la bomba, y me dijo, joder, después de todo es un
alemán, y cincuenta mil pretextos. Ahí es donde yo empecé
a no querer nada con los comunistas.
Óscar Martínez con dos rusos ex
combatientes de los alemanes.
Luego, a mí me ocurrió lo siguiente en un bombardeo
en Toulouse un domingo. Un tren con carga de B1, los célebres cohetes,
llegó un sábado y creíamos que se iba a descargar el
domingo. Pero aceleraron la cosa y descargaron el tren el sábado. Estaba
previsto que vendrían los aviones americanos a bombardear el tren, un
tren que ya estaba vacío. Nos cogieron al equipo nuestro de camuflaje y
nos dijeron: mañana tenéis que trabajar, y
—58→
nos
dieron unas bombas, unos artefactos con su imán y demás, para
ponerlos en los depósitos de modo que cuando vinieran los aviones, como
los B1 ya no estaban en el tren, hacer ver que había sido el bombardeo
el que les había alcanzado. Esto sería a finales del 44. Fue el
único domingo en que hubo bombardeo en Toulouse.
Pusimos todo como nos habían dicho y llega la hora del
bombardeo y que los aviones no llegan. Menudo conflicto. Nos jugábamos
la vida por sabotaje. Estábamos ya decididos a desmontar todo, y cuando
estamos en mitad de la pista aparecieron los aviones, y corriendo a todo correr
llegamos a meternos debajo de un pequeño túnel donde estaba el
tren. Empezaron a llover bombas y no nos pasó nada.
Cuando terminó la alerta y fuimos a cambiarnos de ropa,
había caído una de las bombas en el vestuario y ya no quedaba
nada. Tuvimos que ir con lo que teníamos encima, llenos de pintura. Uno
de los responsables de la Resistencia me dijo: qué hacías
allí, en la pista. Le expliqué y me dijo: vete a casa, coge la
maleta y vete enseguida porque os han visto en la pista. Y me fui a
Toulouse.
Luego estuve en el maquis del Bousquet d'Orbe en el célebre
Puente del Gard.
Grupo de españoles refugiados en
Èpernon (Eure-et-Loir).
Cuando ya estaban siendo desalojados los alemanes volví a
Toulouse y estuve con el FTP, el maquis comunista. Ahí me pasó
también un caso: Estábamos en el Saint Marcet y éramos
nosotros los que custodiábamos los depósitos de gasolina, porque
estaba racionada y decían que la robaban los fascistas españoles
que pasaban de España de acuerdo con los fascistas franceses. Y un
día cogieron a un chaval, a un joven soldado español que se
había pasado con armas y todo hacia nosotros. Era ya al final de la
guerra mundial, en el 45. Cogieron el pretexto de que era un fascista y le
dieron una paliza que le dejaron casi muerto. Decían que era un
fascista, como le habían -cogido con las armas y todo. Yo en parte me lo
creía. Fui a verlo a la enfermería y cuando le dije que era
español, me abrazó y me dijo, me he pasado con las armas y todo y
mira cómo me han dejado. Yo en parte le creía y en parte no. Le
cuidé, le di de comer, que la comida escaseaba. Yo me decía,
aunque fuera un fascista, es cosa de humanidad el cuidarle. Y dos o tres
días después sorprendimos una pequeña camioneta con los
faros apagados en la gasolinera, robando gasolina. Les eché el alto por
impresionar porque no tenía armas y era el teniente de mi
compañía, los que habían detenido al chico. Me
cabreé. Se disculpaban diciendo que la gasolina era para el partido. Al
chico le habían cogido para justificar el robo de la gasolina. Le
soltaron y le pusimos en contacto con las organizaciones clandestinas. El
muchacho se fue hacia Pau.
José Caballero en Annecy (Alta
Saboya).
Y de ahí ya me incorporé en la Armada francesa, en
los paracaidistas. Con las fuerzas francesas llegué a Estrasburgo
recién liberada, para pasar a Mersteschen, por donde los Aliados
cruzaron el Rhin, al lado de Espair, y allí estuve ocho meses ocupando
Alemania ya terminada la guerra. Éramos las primeras fuerzas francesas
que ocupábamos Alemania.
El alcalde de Mersteschen, alemán, era uno que le acababan
de liberar de un campo de concentración, que le faltaba un brazo y era
socialista, del SPD. Y ahí entré en contacto con los socialistas
alemanes. Yo había heredado la ideología socialista de mi padre
que participó en la Revolución de
—59→
Asturias del 34
por lo que estuvo detenido. Terminada la guerra yo volví a formar parte
de las juventudes Socialistas y del Partido Socialista francés, ya que
militó en los dos.
Quiero añadirte que a Èpernon, donde los
españoles fuimos tratados muy bien, volví al terminar la guerra y
me trataron como a un héroe, con el nombre de Francia en mi hombro.
Testimonio de José Caballero,
guerrillero en la Alta Saboya
Grupo de guerrilleros españoles en
Annecy (Alta Saboya). Entre ellos, José Caballero.
Actualmente reside en Annecy.
Yo era teniente del Ejército de la República y fui
herido tres veces, en Teruel, en el Ebro y en Segre. Pasé la frontera el
9 de febrero de 1939 por la Junquera. Tenía entonces 21 años. Fui
internado en el campo de Saint Cyprien. Nos daban cada día un pan para
25 y una lata de sardinas para 10. Estábamos guardados por los
senegaleses a caballo. Más tarde crearon Compañías de
Trabajadores, mano de obra barata, para hacer carreteras, limpiar bosques,
etc.
Yo me incorporé a la Resistencia a últimos del 42 en
Doussard, cerca de Annecy. Porque los alemanes nos querían llevar a
trabajar a Alemania y dijimos, antes que irnos a trabajar a Alemania preferimos
coger de nuevo las armas para luchar contra ellos. Nosotros habíamos
perdido una batalla pero queríamos continuar la guerra. Puede usted
creerme que yo empecé la guerra el 18 de julio de 1936 y terminé
en marzo de 1945 en Toulouse.
Los maquis hacíamos sabotajes a los camiones alemanes,
hemos volado algunos puentes y cosas de ese tipo.
En febrero de 1944 yo fui uno de los 56 españoles que
estuvimos en el Plateau de Glières. Los dirigentes de la Resistencia nos
convocaron a todos los maquis en una montaña que llaman el Plateau de
Glières. Este llamamiento lo hacían los franceses para hacer ver
al mundo entero que había una cabeza de puente aquí, para que nos
metieran armamento. Fue una concentración temeraria de guerrilleros.
Éramos chicos muy jóvenes y los franceses de la Resistencia
también eran muy jóvenes. Era un equívoco porque la
guerrilla es otra cosa, es dar un golpe y desaparecer. Hasta el 27 de marzo
estuvimos en esa montaña, con dos metros de nieve. Al cabo del tiempo
nos atacaron, alemanes, milicianos, guardia móvil, artillería,
aviación, y nosotros allí metidos, sin comer ni nada, no
podíamos hacer nada. Llevábamos ya ocho días que no
teníamos casi nada. La aviación alemana rompió todos los
chalets, lo rompieron todo. Y el capitán de mi compañía
ordenó la retirada y cada uno fue a salvarse como pudo.
Testimonio de Roberto García,
guerrillero
Asturiano de Gijón, reside actualmente en Marignier (Alta
Saboya).
Cuando yo pasé la frontera por la Junquera en febrero del
39, tenía 15 años. Yo tenía un ideal como una casa de
grande. Tenía el carnet de las Juventudes Socialistas Unificadas.
Detenían a todos los españoles que consideraban comunistas, que
no era verdad porque había también socialistas y anarquistas. A
mí me
—60→
encerraron en el castillo de Collioure. Yo estaba
cerca de Machado, que no lo vi, por desgracia, el más grande poeta que
ha tenido España.
Roberto García, guerrillero
español ante el monumento a los españoles en Annecy (Alta
Saboya).
Estando trabajando como leñador en las montañas
cerca de Foix, me incorporé a la Resistencia. Cuando bajábamos a
dar algún golpe a los alemanes, los demás leñadores y
carboneros nos protegían y corrían tanto o más riesgo que
nosotros. Nos cobijaban, nos daban de comer. Cuando había que hacer
saltar un tren poníamos la carga debajo del raíl, entre las dos
juntas del raíl poníamos dos chapas a una pila y la pila a los
detonadores eléctricos y cuando el tren pasaba, pegaba y saltaba. Y las
pilonas (torres eléctricas) eran la cosa más fácil, para
hacerlas saltar no había que ser especialista.
En Prades, el 30 de julio de 1944, atacamos el cuartel general de
la Gestapo, la villa Margarita, que habían jodido a varios
españoles. A un capitán nuestro lo habían abierto de
arriba abajo, vivo. Allí no hubo perdón. No quedó uno, ni
secretaria ni maría santísima. Nosotros tuvimos dos muertos. De
ellos no quedó ni uno. Era el año 1944. Yo, después, he
pensado, bueno, sobre todo aquello, pero cuando está uno allí,
que ha visto tantas cosas malas, pues, mira, así fue.
Reproducción de una de las
páginas del expediente sobre los servicios prestados por Roberto
García en la Resistencia.
Los españoles hemos combatido por toda Francia, aunque
especialmente en el sur. Pero podemos asegurar que la mayor parte de Francia
está regada con sangre española.
—61→
Capítulo V
Reconocimientos y olvidos
—[62]→
—63→
Liberados los últimos reductos de resistencia alemana en
Francia -los enclaves del Atlántico: Lorient, Saint Nazaire, La
Rochelle, Royan y Verdon-Pointe-de-Grave, en cuya liberación
participaron 6000 españoles, entre ellos los Batallones
Guernica y
Libertad que combatieron en
Pointe-de-Grave49- y concluida la guerra
mundial, no faltaron algunos actos públicos de reconocimiento y homenaje
a los republicanos españoles que tanto habían luchado por la
liberación de Francia.
Ya el 21 de diciembre de 1944, en la Cúpula de los
Inválidos, ante la guarnición de París, el general
Cailliere impuso la Cruz de la Legión de Honor a seis republicanos
españoles del maquis por su intervención en la liberación
de Lyon donde fueron los primeros que penetraron.
El 21 de abril de 1945, en Cognac, en el desfile ante el general De
Gaulle de las fuerzas que habían liberado la Gironda participaron los
dos Batallones españoles, el
Guernica y el
Libertad, con la bandera vasca y la bandera
republicana española en cabeza. En ese acto, De Gaulle condecoró
a los oficiales y soldados que más se habían distinguido en el
combate. Entregó once medallas de la Cruz de Guerra a otros tantos
combatientes españoles.
En Toulouse, el 14 de julio de 1946, el general Bergeron, jefe de la
XVII Región Militar francesa, condecoró con la Cruz de Guerra a
los guerrilleros españoles: coronel Redondo, teniente coronel Bermejo,
comandante Amadeo López, comandante Manuel López, comandante
Antonio Molina y al teniente Aguado.
En la propia Toulouse, el general De Gaulle al pasar revista a los
guerrilleros en una de sus visitas al suroeste de Francia, les había
dicho: «Guerrillero espagnols, en vous, je salue vos
braves compatriotes pour votre courage, pour le sang que vous avez versé
pour la liberté de la France. A cause de vos suffrances vous êtes
des héros Franco-Espagnols».
En marzo de 1947 se celebró en el Velódromo de
Invierno en París una gran ceremonia de homenaje a los héroes del
maquis. Fueron condecorados indistintamente franceses y españoles, entre
ellos Cristino García, a título póstumo. Los guerrilleros
españoles presentes en el acto escucharon emocionados a Yves Montand
interpretando el himno de los guerrilleros
«Ami, entends-tu le vol lourd
des corbeaux sur la plaine?...»
(«Amigo, ¿oyes el vuelo pesado
de los cuervos sobre la llanura?
Amigo, ¿oyes el grito sordo
del país que encadenan? ¡Eh! partidarios, obreros,
campesinos,
¡esta noche el enemigo sabrá el precio de la sangre
y
de las lágrimas!
¡Subid de la mina, descended de la colina,
camaradas!
Sacad de entre la paja los fusiles, la metralla,
las granadas.
¡Eh! Francotiradores,
a tiros y a cuchillo,
¡Tirad deprisa!
¡Eh! Saboteador, cuidado con tu fardo,
¡dinamita!
Somos nosotros quienes limamos
los barrotes de las prisiones
de nuestros hermanos.
El odio nos persigue
y el hambre nos empuja, ¡la miseria!
Hay países
donde la gente en el lecho
sueña.
—64→
Aquí,
ves tú,
nosotros marchamos, nosotros matamos,
nosotros morimos.
Aquí, cada cual sabe
lo que quiere,
o qué hace,
cuando pasa.
Amigo, si caes,
un amigo sale de la sombra,
y ocupa tu puesto.
Mañana, sangre negra
se secará a pleno sol
sobre nuestros caminos...
¡Silbad, compañeros,
en la noche!
¡La libertad nos escucha!»)
En el cementerio de Père Lachaise, en París, se
levantó un gran monumento dedicado «à la
mémoire de tous les Espagnols morts pour la France en
1939-1945».
Pero estos y otros actos de reconocimiento y de fraternidad con los
españoles que generosamente habían regado con su sangre el
territorio francés, pronto se desvanecieron. Los españoles que
con las armas en la mano ayudaron a liberar París pensando en Madrid y
que tan eficazmente ayudaron a liberar Francia pensando en la liberación
de España, quedarían de nuevo dolorosamente decepcionados.
Francia olvidó demasiado pronto a sus compañeros de
armas. Durante 1945 y primeros meses de 1946, Francia parece decidida a exigir
la retirada de Franco. Fueron los titubeos de los ingleses y de los americanos
los que facilitaron el mantenimiento de Franco. Francia terminaría
plegándose a ese punto de vista. El año 1947, una circular del
Ministro del Interior francés, de 4 de diciembre, recordaba que los
extranjeros estaban sometidos al derecho de reserva y que no se podía
tolerar su intrusión en la vida política francesa. «Los
súbditos extranjeros de la jurisdicción francesa participan con
frecuencia en manifestaciones públicas y no demuestran, en su
transcurso, la reserva y la neutralidad que deberían observar en un
país que no es el suyo», escribía el ministro. «En el
difícil periodo que atravesamos, estoy decidido a no tolerar cualquier
intrusión (...) que se me señale. Se procederá a la
expulsión inmediata de los extranjeros que, en el futuro,
contraríen de esta manera las leyes elementales de la
hospitalidad».
La autora francesa Marie-Claude Rafaneau-Boj al comentar esta
circular del ministro francés del Interior escribe50: «¡Qué cinismo! Apenas dos
años antes, los detentores de este nuevo poder eran menos mezquinos.
¡No protestaban entonces contra la injerencia de los extranjeros en la
vida política interior francesa! ¡No cabe duda de que la sangre se
seca rápidamente al entrar en la historia!».
El 12 de diciembre de 1946 España quedaba fuera de las
Naciones Unidas. Pero esta condena del franquismo no era una medida que
afectara a la permanencia del Régimen franquista hacia el que pronto
aparecieron signos de complacencia.
Sonrisas a Franco
En el verano de 1964, veinte años después de la
liberación de París, Rodolfo Llopis escribía en
El Socialista un largo artículo
titulado «Los republicanos españoles en la liberación de
Francia: los olvidados», en el que recordaba los principales episodios de
la Resistencia en que los españoles habían intervenido. En dicho
artículo decía Llopis: «Se conmemora siempre la
liberación de París y el Día de la Victoria. Y es justo.
Pero los españoles que contribuyeron a ella ya no están
presentes. Ya no se piensa en ellos. Se les ha olvidado. Los que no cayeron en
los combates se han convertido en simples refugiados políticos. Por el
contrario, en la tribuna oficial se podrá descubrir, tal vez, en este
aniversario de la Victoria contra el nazi fascismo, al representante del
general Franco, el protegido de Hitler y Mussolini. Cuánto han cambiado
los tiempos. Y los hombres también. Pero los combatientes de ayer y
exiliados de hoy, ellos, no han cambiado. Ellos siguen siendo fieles a su
ideal. Continúan pensando en Madrid, en España, en la
liberación del pueblo español. Como el primer día. Y a
pesar de decepciones dolorosas. Es preciso recordarlo ahora que las sonrisas
del poder gaulista a Franco producen náuseas». La inicial actitud
de rechazo y desprecio por parte de De Gaulle hacia Franco, había dado
paso a una actitud más suavizada y de progresivo entendimiento.
Con el paso del tiempo la eficaz participación
española en las luchas de liberación contra Hitler tendía
a difuminarse, a olvidarse. Antonio Vilanova, en su citada obra publicada en
1969, escribía «Han pasado más de veinte años de los
hechos relatados. He buscado afanosamente por todo el mundo libros donde se
relaten como fuente para la historia los hechos de estos hombres. En
francés, en alemán, en ruso, en castellano, en inglés...
nada he encontrado.
En cambio, son innumerables los relatos de combates y de acciones
heroicas en los que se atribuyen a hombres de otras nacionalidades la
actuación de los españoles.
—65→
Sobre lo que hicieron y cómo lo hicieron y a costa de
qué titánicos esfuerzos, de qué dedicación, de
qué entrega total a la causa universal de la Libertad, pesa un silencio
absoluto.
Son los Grandes Olvidados de la historia».
El actual senador socialista por Málaga, Antonio
García Duarte, ha contado en la prensa española51 su decepción al
comprobar, en una visita a los Inválidos, en París, donde se
encuentra el Museo Militar de Francia, la ausencia de la más
mínima referencia a la participación de los españoles
durante la Segunda Guerra Mundial. «A medida que recorría salas y
pasillos observando objetos, grabados, dibujos, mapas, etc., aumentaba mi
interés por encontrar alguna referencia o alusión siquiera a la
importante contribución de combatientes españoles en las
guerrillas y en los ejércitos durante la liberación de Francia.
Inútil búsqueda. Sí, había placas evocando la
colaboración de voluntarios polacos, holandeses, marroquíes...,
pero nada que recordara la de los republicanos españoles que lucharon y
murieron por Francia y por la libertad. Lleno de amargura y de
indignación lancé algún dicterio que alertó a los
visitantes. Se daba además la coincidencia de celebrarse en esos
días el aniversario de la liberación de París, que tuvo
lugar el 24 de agosto de 1944. Naturalmente, la presencia del general Leclerc y
de su división junto con las acciones de la Resistencia que derrotaron a
los alemanes en la capital ocupaban lugar destacado. Nada más justo.
Pero, ¿por qué el silencio y la ocultación de la gesta de
tantos y tantos españoles? Estos son los olvidados».
En la propia España el desconocimiento de las odiseas que
esta crónica narra es mayúsculo. Aunque se trata de uno de los
capítulos más dramáticos, y a la vez ejemplar, de la
historia contemporánea de nuestro país. Hasta la muerte del
dictador en noviembre de 1975, ese desconocimiento era explicable porque la
historia de esas decenas de miles de españoles que habían luchado
por la libertad y la democracia en suelo europeo, estaba proscrita. Pero la
permanencia de ese desconocimiento años después, carece de
justificación.
En abril de 1982 fue inaugurada en
Soulac-sur-Mer el memorial de Medoc. En la foto, miembros del Batallón
Guernica con Jesús María de Leizaola y Joseba Elósegui
ante el memorial.
Los españoles de la diáspora, supervivientes de
aquellos acontecimientos, han sido parcos al relatar sus peripecias. Han dejado
algunos testimonios escritos, no demasiados, de gran valor. Algunos de ellos
son citados en esta crónica. Entre los más significativos destaca
el testimonio de la dirigente libertaria Federica Montseny quien
refiriéndose a la actuación de los españoles en la
liberación de Francia dejó escrito52: «No
pretendemos pasar factura por todo lo hecho, eternos Quijotes, constantes
caballeros de todos los ideales, combatientes de todas las contiendas, hay en
nosotros demasiado orgullo y demasiada conciencia de nuestra grandeza para
pensar en cobrar lo que no tiene precio».
—66→
Cincuenta años
después
Al cumplirse en este año 1995 el 50 aniversario del final
de la Segunda Guerra Mundial, el desinterés y el olvido de la importante
participación española en los combates por la liberación
de Francia han empezado a ser rectificados. La España democrática
tenía una deuda con esos miles de españoles: la de reconocer
públicamente su sacrificio, su valor y el haber escrito algunas de las
páginas más honrosas de nuestra historia contemporánea,
sufriendo persecuciones y torturas -un gran número de ellos murieron
asesinados- por defender las causas más justas que quepa imaginar: la
libertad, la justicia, la fraternidad.
Felipe González junto a dos antiguos
guerrilleros españoles deposita una ofrenda floral ante el
monumento.
El 21 de octubre de 1994, el presidente del Gobierno
español, Felipe González, y el presidente de la República
francesa, François Mitterrand, acudían a Prayols donde ante el
monumento levantado «a los guerrilleros españoles muertos por
Francia y por la libertad (1940-1945)» ambos dirigentes políticos
depositaron sendas coronas de flores. «Quiero expresar -dijo Mitterrand-
el agradecimiento de Francia a los combatientes de la República que
fueron los primeros en Europa en empuñar las armas contra el
fascismo». Felipe González dijo en su alocución:
«Ante el recuerdo de tantos españoles que dieron su vida por la
libertad, afirmamos que no queremos nunca más una España
enfrentada y dividida; no queremos nunca más una Europa desgarrada y
ensombrecida». Y continuó: «No podemos permitirnos ninguna
debilidad ante quienes pretenden hacer de la raza, de la ideología o de
la discriminación social una forma de dominación».
Felipe González y François
Mitterand en el monumento a los guerrilleros en Prayols.
El 4 de abril de 1995, el Congreso de los Diputados
español, sede de la soberanía nacional, consumaba esta
reconciliación con el pasado en una sesión plenaria en que
debatió y aprobó por unanimidad, a iniciativa del Grupo
Parlamentario Socialista, la propuesta de organizar actos de homenaje a los
españoles que participaron en la Segunda Guerra Mundial.
«En esta lucha -decía la exposición de motivos
de la proposición no de ley- dejaron la vida millones de europeos, entre
ellos decenas de miles de jóvenes españoles republicanos que tras
salir como exiliados de España en la primavera del 39, murieron en la
Resistencia, en los campos de batalla o en los campos de
concentración.
Numerosas fechas y lugares en toda Europa recuerdan en
pequeños cementerios, monumentos o simples lápidas, esta generosa
aportación española
—67→
a la liberación de
Europa. Pero muchas otras gestas han quedado sólo en la memoria de los
supervivientes y en la transmisión oral que ellos nos brindan.
El medio siglo del fin de aquella tragedia es la ocasión de
enseñar a las nuevas generaciones los horrores del fascismo y de la
guerra, y también la oportunidad de rescatar del olvido aquellos a
quienes debemos la libertad y el bienestar de Europa.
Numerosos Gobiernos y organizaciones se prestan en Europa a
celebrar el cincuentenario de los diversos hechos que jalonaron el año
1945, desde la liberación de los campos de concentración y de
exterminio a principios del año hasta el fin de la guerra, el 8 de mayo
de 1945.
España no tuvo la oportunidad de librarse, al final de la
Segunda Guerra Mundial, de la dictadura nacida de la guerra civil e inspirada
por las mismas ideas totalitarias y los españoles no pudimos disfrutar
de la libertad y la democracia hasta bien entrados los setenta.
A la España de hoy se le presenta la ocasión de
rendir tributo a aquellas decenas de miles de españoles, en gran parte
anónimos, que dieron su vida por la libertad de Europa.
Por todo ello se propone la siguiente Proposición no de
ley: "El Congreso de los Diputados insta al Gobierno para que cree una
Comisión que organice los actos de homenaje a los españoles que
dieron su vida por la liberación de Europa en la Segunda Guerra
Mundial"».
Pleno del Congreso de los Diputados presidido
por Félix Pons.
La propuesta fue expresamente defendida y apoyada por los
representantes de todas las fuerzas políticas presentes en la
Cámara. Las intervenciones de sus portavoces fueron bien significativas.
El diputado socialista Luis Yáñez-Barnuevo, dijo, entre otras
cosas53:
Cuando alguien pregunta qué papel jugó España
en la Segunda Guerra Mundial, generalmente se le contesta que España no
participó en la misma o que fue no beligerante y cercana al
régimen nazi-fascista, o si el que contesta es un simpatizante del
franquismo dirá, incluso, que fue neutral gracias a la habilidad del
Caudillo. Pero eso es sólo parcialmente verdad o, para decirlo mejor, es
en parte mentira, entre otras razones porque decenas de miles de
españoles republicanos participaron junto a los aliados y miles de ellos
dieron su vida por la liberación de Europa y creyeron que con su
sacrificio liberaban también a España.
Hoy mismo se cumplen 50 años de la liberación de
Baviera, en la que participaron -y eso se conoce muy poco en nuestro
país- miles de españoles que formaban parte de la División
Leclerc, que días antes habían liberado Alsacia y meses antes
París, que habían desembarcado con los aliados en
Normandía, y aun antes habían luchado también en el norte
de África, en el Chad, en Gabón y en Oriente Medio.
Precisamente el sentido de esta Proposición no de ley es
recuperar de la ignorancia y del olvido la contribución de
España, junto a los aliados, en la Segunda Guerra Mundial, porque
España estaba en cada uno de las decenas de miles de jóvenes
españoles que lucharon contra el totalitarismo nazi fascista, de 1939 a
1945, muchos de los cuales perecieron en los campos de exterminio y de
concentración nazis.
El primer reconocimiento oficial que España ha hecho a
estos españoles en medio siglo fue realizado hace pocos meses por el
Presidente del Gobierno español, Felipe González, y el presidente
Mitterrand, en Foix, en el mediodía francés. De la misma manera
que De Gaulle salvó el honor de su país, tras el humillante
armisticio de Pétain, estos republicanos españoles salvaron la
imagen de nuestro país, empañada por el desprestigiado
régimen franquista.
Luis Yáñez concluyó reclamando «para
los deportados españoles en campos de concentración que
aún viven, que no llegan en total a doscientos, el mismo
—68→
rango indemnizatorio que el Gobierno alemán acordó, mediante
convenios internacionales, con los gobiernos que tuvieron nacionales en dichos
campos, conforme a las Leyes de la República Federal de Alemania de 1956
a 1965. Lógicamente en aquella época el Gobierno de Franco no
reclamó para los republicanos españoles lo que era un
derecho».
En representación de Izquierda Unida, el diputado comunista
Antonio Romero afirmó que «es un orgullo para los
demócratas que decenas de miles de nuestros compatriotas estuvieran en
primera fila en la lucha contra Hitler, en la lucha contra Mussolini, en la
lucha contra lo que significaba el totalitarismo -y el aplastamiento de los
derechos de los pueblos de Europa». Subrayó seguidamente la
participación de españoles también en el frente oriental:
«La escolta aérea de Stalin -dijo- estaba formada por pilotos de
la Fuerza Aérea de la República Española, pilotos de caza
y de bombardeo de la Fuerza Aérea Española participaban en las
Fuerzas Aéreas Soviéticas, especialistas guerrilleros operaban en
la retaguardia de Alemania; Rubén Ruiz Ibárruri, hijo de
Pasionaria, teniente de ametralladoras, murió en Stalingrado y fue
declarado héroe de la Unión Soviética y
próximamente, cuando se van a conmemorar en un encuentro con el
Presidente de los Estados Unidos en Moscú estos hechos, siguen siendo
héroes libertadores de Rusia y de todas las repúblicas que
conformaban la Unión Soviética las gentes que dieron su vida
contra la ocupación nazi. El puente final que se tendió para el
asalto al Reichstag en Berlín lo hizo el capitán Alberdi, el 30
de abril de 1945. Alemania se rindió al día siguiente, primero de
mayo de 1945».
De derecha a izquierda: Alonso, José
García, Luis Menéndez y Mariano, antiguos guerrilleros
españoles posan con el corresponsal de TVE, Luis de Benito, en junio de
1994, en la Avda. des Guerrilleros en Prayols.
El diputado Cortés Muñoz, en representación
del Partido Popular afirmó: «Nosotros ahora, como
españoles, estamos orgullosos de lo que ellos hicieron; estamos
orgullosos de ustedes, que hoy están aquí (en la tribuna
había una delegación de los supervivientes de Mauthausen), pero
al mismo tiempo debemos ser muy conscientes, debemos tener absolutamente claro
que aunque la historia haya sido cicatera en el reconocimiento de lo que
aquellos españoles hicieron, una parte sustancial, una parte fundamental
de lo que se dio en llamar y en conocer como Resistencia, se debe al
mérito de miles de compatriotas nuestros, españoles. Muchos de
aquellos hombres murieron entonces, otros lo han hecho en el devenir de estos
ya largos 50 años; pero afortunadamente,
—69→
otros muchos viven
todavía, y es no sólo merecido, sino absoluta e inobjetablemente
justo darles el homenaje que merecen.
El Grupo Parlamentario Popular va a votar de forma afirmativa esta
proposición no de ley, y lo va a hacer porque coincidimos plenamente con
el espíritu y con el fondo de la cuestión que aquí se
plantea».
En nombre del Grupo Vasco habló el diputado Albistur
Marín. Recordó a «los innumerables exiliados vascos que
tomaron esta vía y se unieron a las fuerzas que combatían al
entonces Ejército nazi, consiguiendo también entrar los primeros
en París, en uno de los signos importantes de la pacificación y
liberación de Europa».
La posición del Grupo Parlamentario Catalán
(Convergencia i Unió) la fijó el diputado Carrera i Comes que se
sumó a la petición de que el Gobierno español reclame del
Gobierno alemán las indemnizaciones a que tienen derecho las personas
que estuvieron internadas en los campos de concentración alemanes.
Monumento en el cementerio de
Fuencarral
El 20 de mayo de 1995, el ministro de Defensa Julián
García Vargas en representación del Gobierno español
inauguraba en Madrid, en el cementerio de Fuencarral, un monumento
conmemorativo dedicado a los españoles que combatieron durante la
Segunda Guerra Mundial. En el acto estuvo presente el jefe del Estado Mayor de
la Defensa, general José Rodrigo, agregados militares de varios
países europeos, el eurodiputado y ex presidente del Parlamento Europeo,
Enrique Barón, y representantes de varias asociaciones de ex
combatientes de la Segunda Guerra Mundial y de la guerra de España.
El Ministro de Defensa Julián
García Vargas en la inauguración del Monumento a los
españoles que combatieron por la libertad de Europa, en el
madrileño cementerio de Fuencarral.
El ministro de Defensa dijo en su breve discurso: «Si la
grandeza de los pueblos se mide por su sentido de la historia, la grandeza de
una generación se mide por el respeto a las que le han precedido. Para
mi generación, la de nuestros padres fue trágica y dolorosa.
Así lo escuchamos en sus relatos, en sus conversaciones, casi siempre
contenidas por el deseo de que nosotros, sus hijos, no viviéramos una
experiencia semejante. Nosotros aún conservamos una memoria aprendida de
la intolerancia, el odio, la violencia que destruyó países y
humilló a las personas en toda Europa en la primera mitad de este siglo.
Esta memoria debemos transmitirla a los jóvenes de hoy, con la
objetividad de la distancia en el tiempo. Hay que enseñarles a no
olvidar, para que aprendan de los errores y las tragedias del
pasado».
El Ministro de Defensa concluyó recordando que
España no participó oficialmente en la Segunda Guerra Mundial
pero que miles de españoles lucharon en ella por la causa Aliada, en la
Resistencia o en los Ejércitos regulares. «El monumento que hoy
inauguramos -dijo- quiere recordar esa gesta. A todos esos españoles les
homenajeamos con respeto y agradecimiento. Ellos contribuyeron a la victoria
aliada que hizo posible esta Europa democrática, unida, próspera
que disfrutamos. La Unión Europea que estamos construyendo tiene su
germen en esa gran victoria».
El escritor Francisco Ayala y varios
representantes de asociaciones de ex combatientes de la Segunda Guerra Mundial,
junto al monumento en el cementerio de Fuencarral.
El monumento, obra del escultor Enrique Rocabert, es una base de
granito gris con un muro perpendicular en granito pulido negro en el que va
grabada la leyenda: «En memoria de los españoles que combatieron
por la libertad de Europa 1939-1945».
—[70]→
—71→
Cronología 1939-1945
—[72]→
—73→
1939
26 de enero. Las tropas de Franco entran en
Barcelona. Se inicia un éxodo masivo hacia la frontera francesa que los
refugiados empiezan a cruzar los días siguientes.
30 de enero. El ministro del interior
francés, Albert Sarraut, visita los Pirineos orientales donde se agolpa
una muchedumbre de refugiados españoles. El único campo de
refugiados previsto, el de Argelès, es totalmente insuficiente. En pocos
días improvisan los campos de Saint-Cyprien, Le Barcarés, y
otros, todos ellos en condiciones deplorables. Llegó a haber 2000 campos
distribuidos por toda Francia.
4 de febrero. Gerona se rinde a los
nacionales. Continúa el éxodo de refugiados hacia Francia.
10 de febrero. Fin de la resistencia
republicana en Cataluña. El número de los refugiados republicanos
en Francia alcanza el medio millón de personas. En los últimos
quince días han cruzado la frontera francesa más de 400000
personas.
22 de febrero. Muere Antonio Machado en
Collioure.
27 de febrero. Dimite el presidente de la
República, Manuel Azaña.
19 de marzo. La denominada junta de Defensa
(Casado, Besteiro, Mera, etc.) dirige una propuesta de paz al Gobierno de
Burgos.
28 de marzo. Las tropas nacionales entran en
Madrid.
1 de abril. El cuartel general de Franco emite
el último parte dando por terminada la guerra.
Creación del SERE, dirigido por Pablo de
Azcárate.
12 de abril. Un decreto-ley del Gobierno
francés dispone la constitución de «unidades de
prestatarios extranjeros» o CTE, con el propósito de convertir a
los refugiados en mano de obra empleada con fines militares (política de
rearme) o económicos.
Agosto. La masa de refugiados españoles
en Francia desciende. A partir del mes de mayo se han venido produciendo
repatriaciones masivas. Por otra parte, han emigrado a hispanoamérica en
torno a 20000 personas.
27 de agosto. Firma del pacto de no
agresión germano-soviético. Las cláusulas secretas
contemplan la partición de Polonia.
1 de septiembre. Alemania invade Polonia. El
día 3 Francia e Inglaterra declaran la guerra a Alemania. Empieza la
Segunda Guerra Mundial.
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Rápida destrucción del
Ejército polaco. Varsovia resiste hasta el 29 de septiembre.
10 de septiembre. Envío de la Fuerza
expedicionaria británica a Francia.
17 de septiembre. Invasión de Polonia
oriental por el Ejército rojo. Lituania, Estonia y Letonia se convierten
en zona de influencia de la URSS.
30 de noviembre. Ataque soviético a
Finlandia, a consecuencias del cual la URSS queda excluida de la Sociedad de
Naciones (el 14 de diciembre). Tropas anglo francesas desembarcan en Noruega
para apoyar a Finlandia. En la Brigada francesa de alta montaña que
interviene hay 500 españoles. La URSS suspende la ofensiva.
1940
1 de marzo. Companys organiza en Francia un
Consejo Nacional de Catalunya.
22 de marzo. Dimite Daladier. Reynaud preside
el nuevo gobierno francés.
7 de abril. Italia ocupa Albania.
9 de abril. Alemania ocupa Dinamarca con
vistas a la guerra naval contra Inglaterra.
15 de mayo. Alemania ocupa Holanda.
26 de mayo. Empieza la evacuación de
Dunquerque.
27 de mayo. Un colectivo de españoles
integrado en la Brigada francesa de Alta Montaña desplazada a Noruega
participa en la batalla de Narvik (Noruega). Conquistada la ciudad por los
aliados, será perdida días después ante la contraofensiva
alemana.
Capitulación de Bélgica.
5 a 9 de junio. Las líneas de defensa
francesa se hunden ante la ofensiva alemana. Varios miles de españoles
encuadrados en el Ejército francés son hechos prisioneros y
deportados a Mauthausen. La población civil francesa huye a pie, por
ferrocarril o en coches hacia el sur o hacia Bretaña. La aviación
alemana bombardea los convoyes de refugiados.
10 de junio. Italia entra en la guerra.
13 de junio. España pasa de la
«neutralidad» a la «no beligerancia».
14 de junio. Los alemanes entran en
París. Franco ocupa Tanger.
17 de junio. El mariscal Pétain,
vencedor de Verdún, forma gobierno en la zona no ocupada por los
alemanes.
En esta fecha dos oficiales alemanes pidieron al prefecto de
Eure-et-Loir, Jean Moulin, que firmase un texto atribuyendo actos sangrientos a
tiradores senegaleses. Al negarse fue detenido y torturado. Temiendo ceder ante
sus torturadores, una noche se hizo un corte en el cuello. Los alemanes lo
descubrieron, le hospitalizaron y no pudieron impedir que la población
conociera la actitud heroica de su prefecto, futuro dirigente de la
Resistencia.
18 de junio. Desde Londres el general De
Gaulle hace un llamamiento a los franceses para que continúe la
resistencia, «Porque Francia no está sola. No está sola. No
está sola. Tiene un vasto imperio tras ella. Puede hacer bloque con el
imperio británico que domina el mar y continúa la lucha. Francia
puede, como Inglaterra, utilizar sin límites la inmensa industria de
Estados Unidos. Esta guerra no se limita al territorio desafortunado de nuestro
país. Esta guerra no ha quedado decidida por la batalla de Francia. Esta
guerra es una guerra mundial (...) Pase lo que pase, la
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llama de
la resistencia francesa no debe apagarse y no se apagará». De
Gaulle forma en Londres un «Comité Nacional Provisional de
Franceses Libres».
Simultáneamente se crean movimientos clandestinos de
resistencia antinazi en las zonas ocupadas.
29 de junio. El mariscal Pétain firma
el armisticio con Alemania en Compiegne. Francia queda dividida en una zona
ocupada y otra no ocupada.
10 de julio. En Vichy, la Asamblea Nacional,
pese a la oposición de 80 parlamentarios, confiere plenos poderes a
Pétain. Desaparece la Tercera República. Pétain,
convertido en jefe del Estado francés, deviene dictador.
Comienza la batalla de Inglaterra.
11 de julio. Irujo crea en Londres el Consejo
Nacional Vasco.
27 de julio. Las autoridades alemanas de
ocupación entregan a Julián Zugazagoitia, Lluis Companys y Cruz
Salido a la policía franquista. Los tres serían fusilados tras un
consejo de guerra sumarísimo.
31 de julio. Constitución de la JARE
(Junta de Ayuda a los Republicanos Españoles).
20 de agosto. Desmantelada una red de
evasión e información del PNV.
23 de agosto. Acuerdo entre los gobiernos
mexicano y francés para acoger a refugiados españoles en
México.
24 de agosto. Varios centenares de
españoles agrupados en Angulema son deportados a Mauthausen.
27 de septiembre. Ley de Vichy sobre trabajo
obligatorio de los refugiados: permite reclutar a la fuerza a todo extranjero
entre 18 y 55 años en los GTE.
3 de octubre. Vichy promulga un Estatuto de
los judíos por el que quedan excluidos de la función
pública.
17 de octubre. Serrano Suñer es
designado ministro de Asuntos Exteriores.
23 de octubre. Encuentro entre Franco y Hitler
en Hendaya con el fin de encontrar una solución a las diferencias sobre
las condiciones y exigencias para que España entrara en la guerra.
Franco pedía Gibraltar y la cesión del Marruecos francés.
Hitler pretendía una isla Canaria, bases navales en Marruecos y la
entrega de las colonias ecuatoriales. No se pusieron de acuerdo. No obstante,
Franco aceptó firmar un protocolo secreto por el que se
comprometía a entrar en la guerra en fecha de su elección
garantizando Hitler futuras compensaciones territoriales en África.
28 de octubre. Italia invade Grecia.
1 de noviembre. Creación del gueto de
Varsovia.
3 de noviembre. Manuel Azaña muere en
Montauban (Francia).
11 de noviembre. En esta fecha, aniversario de
la victoria sobre Alemania en 1919, tiene lugar una importante
manifestación de estudiantes en el Arco del Triunfo en París
duramente reprimida por los alemanes.
13 de diciembre. Destitución de Pierre
Laval.
1941
12 de febrero. Franco se entrevista con
Mussolini en Bordighera.
14 de febrero. Franco se entrevista con
Pétain en Montpellier.
7 de marzo. Tropas británicas
desembarcan en Grecia.
—76→
Mayo. El Partido Comunista Francés crea
el Frente Nacional de lucha por la Independencia de Francia.
26 de mayo. Comienza una huelga en las minas
del Pas de Calais.
11 de junio. Los italianos ocupan Grecia.
22 de junio. La Wermacht inicia la ofensiva
contra la URSS.
27 de junio. Llamamiento para el alistamiento
en la División Azul de voluntarios españoles contra Rusia.
Julio. El gobierno de Vichy crea la
Legión de Voluntarios Franceses contra el bolchevismo (LVF) que
combatió bajo uniforme alemán en los frentes del Este.
15 de septiembre. Hitler ordena a sus
submarinos que operen en el Mediterráneo.
18 de noviembre. Ofensiva británica en
el norte de África.
25 de noviembre. Ataque alemán contra
Moscú.
8 de diciembre. Los Estados Unidos entran en
la guerra.
Diciembre-enero de 1942. Contraofensiva rusa
en Moscú.
1942
Enero. Jean Moulin que se había
exiliado en Londres en septiembre de 1941, es lanzado en paracaídas
sobre territorio francés. Como delegado del General De Gaulle, lleva la
misión de coordinar los esfuerzos de los diversos movimientos de
Resistencia.
28 de marzo. Miguel Hernández muere en
la prisión de Alicante.
18 de abril. Laval es nombrado jefe de
Gobierno.
25 de junio. Eisenhower es nombrado Comandante
en jefe de las fuerzas aliadas en Europa.
16-17 de julio. Redada del Velódromo de
Invierno.
22 de julio. Primeras deportaciones del gueto
de Varsovia a los campos de exterminio.
Se abre el campo de Treblinka.
6 de noviembre. Las fuerzas aliadas comienzan
los desembarcos previstos en Casablanca, Orán y Argel. Este hecho
frustra las veleidades intervencionistas de Franco.
7 de noviembre. Se funda la Unión
Nacional Española (UNE) de inspiración comunista que
alcanzará un notable dinamismo en los años finales de la guerra
mundial.
11 de noviembre. Hitler da orden de invadir la
zona no ocupada de Francia. Queda disuelto el Ejército francés.
Las autoridades de Vichy se convierten en meros satélites del Reich.
23 de noviembre. El 6.º Ejército
alemán cercado en Stalingrado.
Diciembre. Refugiados españoles se
incorporan al maquis en la Alta Saboya.
Richard Andrés y Miguel Vera son sus figuras claves.
1943
Enero. Creación de la Milicia Francesa
por el régimen de Vichy, encargada de luchar contra la Resistencia.
2 febrero. Victoria rusa en Stalingrado donde
cambia el signo de la guerra.
16 de febrero. Comienza a aplicarse la Ley que
instaura el Servicio de Trabajo Obligatorio (STO).
Marzo. Jean Moulin consigue la
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unificación de la Resistencia creando el MUR (Movimiento Unido de la
Resistencia) que funde a los tres grandes movimientos: France Tireur, Combat y
Liberación.
3 de marzo. Una representación de la
Francia Libre se instala en Madrid. 13 de mayo. Fuerzas británicas,
norteamericanas y francesas, bajo el mando de
sir Harold Alexander concluyen la
campaña de Túnez con la aniquilación de los
ejércitos italo-alemanes de África.
27 de mayo. Se celebra en Lyon la primera
reunión plenaria del Consejo Nacional de la Resistencia (CNR) presidido
por Jean Moulin.
21 de junio. La Resistencia francesa sufre un
duro golpe: Jean Moulin, el mítico unificador de la Resistencia francesa
es entregado pérfidamente a la policía alemana en Caliure.
Terriblemente torturado, murió en el tren que le conducía a
Alemania. Georges Bidault le sustituye al frente del CNR.
10 de julio. Desembarco aliado en Sicilia. En
septiembre desembarcarán en Calabria consiguiendo la capitulación
sin condiciones de Italia.
25 de julio. Sesión del Gran Consejo
Fascista tras la que cae Mussolini.
3 de septiembre. Italia formula una
petición de armisticio que se publicará el día 8.
3 de noviembre. De Gaulle convoca la
reunión inaugural de la Asamblea consultiva de la Resistencia.
12 de noviembre. España anuncia la
retirada de la División Azul.
1944
30 de enero. Unos 500 maquis de la Alta Saboya
se concentran en la meseta de Glières. Entre ellos hay españoles.
Situada a 1500 metros de altitud y rodeada de montañas, durante algunas
semanas viven la ilusión de ser una zona liberada. Reciben armamento que
los Aliados les lanzan en paracaídas. Pero cercados por la Whermacht y
la Milicia y tras una encarnizada batalla (13 al 27 de marzo) este intento de
convertir el maquis en «reductos liberados» termina en un
trágico fracaso. Pocos guerrilleros escapan con vida.
1 de febrero. A partir de esta fecha Fuerzas
Francesas del Interior (FFI) congregan a todos los grupos armados de la
Resistencia clandestina.
24 de marzo. Churchill se pronuncia en
términos favorables a Franco.
Mayo. Franco suspende las exportaciones de
wolframio a Alemania, clausura el consulado nazi en Tanger y promete acabar con
las facilidades logísticas de los servicios secretos germanos.
3 de junio. De Gaulle transforma el
Comité Francés de Liberación Nacional en Gobierno
Provisional de la República Francesa.
5 de junio. Las tropas americanas entran en
Roma.
6 de junio. Al amanecer, un gran
ejército angloamericano (Más de 5000 barcos, 150000 hombres el
primer día) desembarca a lo largo de 100 kilómetros de la costa
de Normandía. Once días más tarde, el 17 de junio,
habían desembarca do desde las bases de Inglaterra más de 500000
soldados y casi 90000 vehículos (tanques, camiones,
jeeps...) La liberación de
Francia ha comenzado.
La Segunda División Panzer SS acantonada en la
región de Toulouse recibe órdenes de dirigirse a
Normandía. Los servicios de información de los guerrilleros de
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la región -entre los que se encuentran numerosos
españoles- uno de cuyos jefes es André Malraux previenen por
radio a Londres de los movimientos de la División que será
gravemente dañada por los ataques de la RAF. La Segunda División
Panzer sólo logra llegar al frente el 23 de junio tras haber sufrido
graves pérdidas.
15 de agosto. Desembarco aliado en Provenza
muy apoyado por la guerrilla.
20 de agosto. Liberación de
Toulouse.
21 de agosto. En Toulouse, la UNE llama a la
insurrección para «acabar con Franco y la Falange». En las
semanas siguientes trata de concentrar en los Pirineos las unidades de
guerrilleros venidas de toda Francia, a pesar de la oposición del mando
militar francés. El 19 de octubre, los jefes de los Guerrilleros
Españoles dieron la señal de invasión del Valle de
Arán que terminaría en fracaso.
24 de agosto. Las tropas del general Leclerc
entran en París. La radio transmite: «Tanques de la
División Leclerlc han entrado en la plaza del Ayuntamiento. Estos
tanques van servidos por españoles». Eran las 9,15 de la
noche.
1945
10 de enero. En México, las Cortes en
el exilio celebran su primera sesión.
26 de enero. Los soviéticos liberan
Auschwitz.
Abril. Francia concede oficialmente a los
republicanos españoles de su territorio el estatuto de refugiados.
11 de abril. Es liberado el campo de
Buchenwald por una columna americana mandada por Patton.
28 de abril. Mussolini y su compañera
Clara Petacci son ejecutados por guerrilleros italianos.
29 de abril. El Séptimo Ejército
americano libera el campo de Dachau.
30 de abril. Hitler y Eva Braun, con quien se
ha casado dos días antes, se suicidan en Berlín.
1 de mayo. Congreso de la CNT en el Palacio de
la Química de París.
2 de mayo. Los rusos toman Berlín.
3 de mayo. Pierre Laval y Abel Bounard se
refugian en la España de Franco.
7 de mayo. Es liberado el campo de Mauthausen
por tropas norteamericanas.
8 de mayo. Capitulación alemana. Son
liberados los puertos todavía ocupados por los alemanes como Royan, La
Rochelle, Lorient y Saint Nazaire. La Segunda Guerra Mundial ha terminado en
Europa.
9 de mayo. En Toulouse, cuatro días
después de su liberación, se convoca por radio el primer Congreso
del PSOE en el exilio que se celebrará un mes después. Es el
decimocuarto Congreso en la historia del PSOE y el primero celebrado desde
1932.