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1

«La Universidad de México y los escritores españoles transterrados», en J. L. Abellán y A. Monclús, El pensamiento español contemporáneo y la idea de América. El pensamiento en el exilio, Anthropos, Barcelona, 1989, p. 256.

 

2

No resulta posible, en un estudio como éste, realizar un comentario exhaustivo sobre toda la bibliografía crítica del exilio en México. Nuestros juicios, no obstante, se van presentando en el corpus de este trabajo; al final, en la bibliografía, ofrecemos una relación de las que consideramos obras fundamentales para el estudio del destierro de 1939 en México.

 

3

Comentaba Andrés Iduarte en «Hispanofobia e hispanoamericanofobia»: «Y otro paso decisivo, sobre el que no se ha hablado bastante, cuya gloria corresponde entera al Gobierno mexicano que la llevó a cabo, es la aceptación de los españoles refugiados en México, de cuyas magníficas consecuencias históricas aun no puede hablarse, pero que quedará ya definitivamente como horno en que se cuece la personalidad armónica de América. Armonía llevarán también los españoles a España, o la mandarán en sus libros, a pesar de todas las desavenencias y los roces que naturalmente han conocido y conocen...» (El Nacional, México, 12 octubre 1942, cit. en Pláticas hispanoamericanas, México, 1951, p. 49).

 

4

José Portolés, Medio siglo de filología hispánica, Cátedra, Madrid, 1986, p. 21.

 

5

Manuel Durán, Antología de la revista Contemporáneos, FCE, México, 1973, p. 11.

 

6

J.C. Mainer, «Notas sobre la lectura obrera en España (1890-1930)», Teoría y práctica del movimiento obrero en España, 1900-1936, Valencia, 1977, p. 180, y Cristopher H. Cobb, La cultura y el pueblo. España, 1930-1939, Laia, Barcelona, 1980, p. 14. En las páginas 9 a 15 de este estudio, Cobb repasa los distintos sentidos otorgados al término «cultura» en los años treinta.

 

7

Se editó entre el 15 de agosto de 1939 y el 17 de agosto de 1940; tenía periodicidad semanal y lo dirigió Paulino Masip.

 

8

Como veremos más adelante, España Peregrina no limitó su difusión exclusivamente a México, sino que proyectaba extenderse por toda América Latina y llegar también a España. Ilustran esta cuestión, las cartas dirigidas a la revista que procedían de países como Uruguay o Colombia (8-9, pp. 116-118) y la nota de la revista madrileña Tajo escrita por Gonzalo Torrente Ballester (3-agosto-1940) (7, p. 29).

 

9

A estas, podríamos añadir todas aquellas publicaciones del Frente Popular que poseen una «orientación tolerante» y un «sentido común dominante» en cuanto pretendían «estimular un criterio de claridad y libertad» (M. Aznar Soler, op. cit.).

 

10

Evelyne López Campillo, La Revista de Occidente y la formación de minorías (1923-1936), Taurus, Madrid, 1972, p. 69.

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