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151

A. Souto Alabarce, loc. cit., p. 368.

 

152

Paulino Masip, op. cit., p. 45.

 

153

El exilio republicano en México. Las revistas literarias (1939-1971), op. cit., pp. 190-193.

 

154

Vid. la nota inserta en el 7, p. 35 y «España Peregrina a todos sus lectores», 8-9, pp. 113-115.

 

155

«...Un gobierno liberal, inspirado por las mejores intenciones, acosado y debilitado, como es sabido, por los extremistas de izquierda... Por la fuerza de las cosas, el antiguo gobierno liberal fue casi inmediatamente substituido por el de FRENTE POPULAR, cuyo fin esencial era la resistencia indomable de todos los elementos patriotas opuestos a la sublevación de Franco. A causa de esta diversión hacia la izquierda el poder perdió algunos de sus más destacados ideólogos liberales, Unamuno y Madariaga en primer término. A pesar de todo, los dirigentes de España republicana continuaron su lucha heroica, a veces épica, contra la invasión» -el subrayado es nuestro.

 

156

Máximo Muñoz relata en «Grandeza y tragedia de la emigración republicana española», conferencia dada en el Ateneo Español de México, (1955) cómo Prieto, a través del JARE, prometió, en una carta distribuida por los campos de concentración franceses, invertir todos sus recursos en trasladar a México a todos los refugiados de Francia y África, pero no cumplió sus promesas: «[se expuso el flete de un barco con refugiados] Respuesta 'No interesaba la operación'. Este rechazo, en contradicción flagrante con la promesa de la famosa carta, significó un destino aciago para millares de refugiados españoles que no pudieron embarcar y fueron arrebatados para el F.C. del Sahara, para los batallones de trabajo alemanes, sin contar los que, desesperados, se alistaron a la Legión Francesa... y dieron sus vidas por la libertad. El sarcástico epitafio que tuvieron los muertos por esa causa, aparece en otra carta del famoso líder [Prieto] dirigida a la delegación de la JARE en París. En ella se decía, 'que traer más refugiados a México, era como tirar el dinero al mar'» (p. 29).

 

157

Vid. J. Borrás, Políticas de los exiliados 1944-1950, Ruedo Ibérico, París, 1976, F. Giral, «Actividad de los gobiernos y de los partidos republicanos (1939-1976)», en El exilio español de 1939, op. cit., II.

 

158

A. H. de Léon-Portilla, op. cit., p. 104.

 

159

Así sucedió, en efecto, como relata J. Borrás, op. cit. En la introducción del libro afirmaba: «...conviene no ocultar que ninguno de los sectores antifascistas en el destierro ha logrado desprenderse de un exclusivismo castrador que, al mismo tiempo que valorizaba la capacidad de acción particular, malograba el éxito de cualquier solución colectiva. Todos ellos han dado la impresión de estar más preocupados por la situación posfranquista, que por la acción que debían desplegar en común para derribar la dictadura. Asegurar su propia continuidad, con vistas al mañana, importaba -por lo visto- mucho más que restablecer las libertades en España, sin darse cuenta que, lo primero, quedaba subordinado a lo segundo» (p. 8).

 

160

Cf. Epistolario de Prieto-Negrín. Epistolario. Puntos de vista sobre el desarrollo y consecuencias de la guerra civil española, editado en París en 1939.

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