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Resultarían extremadamente chocantes los términos ideados por D'Ors para la toma de posesión de los futuros miembros de la clase intelectual dirigente que se incluyen en el tercer número (p. 112) que, como relata Rodríguez Puértolas, servía para responder -ante un crucifijo, los Evangelios y un ejemplar del Quijote decolorado con el yugo y las flechas- a la siguiente fórmula: «Señor académico: ¿juráis por Dios y por vuestro Ángel Custodio servir perpetua y lealmente a España, bajo su imperio y normas de tradición viva; en su catolicidad, que encarna el Pontífice de Roma; en su continuidad, representada por el Caudillo, Salvador de nuestro pueblo?» (op. cit., p. 347).

 

222

Rodríguez Puértolas se refiere a Donoso Cortés en su Literatura fascista española en estos términos: «Ya en 1842 afirmaba que 'la razón humana es la mayor de todas las miserias del hombre'. Su pensamiento desemboca después en un neocatolicismo obsesionado por la cuestión social. Así, en enero de 1849 pronuncia ante las Cortes su famosos 'Discurso de la Dictadura'... cuyos ecos resonarán tantas veces en la futura historia de España» (op. cit., p. 60).

 

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De hecho, la publicación de las obras de Pío Baroja en la posguerra, como la edición de tantos otros autores españoles, pasó por situaciones contradictorias: elogiado por algunos textos como el que prologó uno de los hombres fuertes del aparato franquista, más adelante fueron censuradas algunas de sus obras más importantes, especialmente por su anticlericalismo: Obras Completas, Páginas Escogidas, Fantasías Vascas, Ciudad de la niebla y El cura de Monleón.

 

224

Cf. Eutimio Martín, «La actitud de Pío Baroja ante la guerra civil española», Caravelle, 25, 1975, pp. 119-133.

 

225

Rodríguez Puértolas («op. cit.», p. 128) afirma que el libro, a pesar de encontrarse Baroja en París desde 1938, fue preparado, en parte, por alguno de sus familiares (probablemente su sobrino Julio Caro Baroja) y contaba con su beneplácito. El prólogo «Pío Baroja, precursor del fascismo español», sobre el que tanto incide Donoso Descortés, fue escrito originalmente por Giménez Caballero para la revista fascista JONS. Este hecho niega, en parte, el ataque al «gran prestidigitador Giménez Caballero», a quien se acusa reiteradamente de ser el tendencioso compilador de Comunistas, judíos y demás ralea.

 

226

J. Rodríguez Puértolas, op. cit., p. 128

 

227

Aunque no se detallan cuáles son estos manifiestos, firmados «en una o dos ocasiones» (5, p. 227), encontramos la firma de Jacinto Benavente en dos de los documentos que incluye Manuel Aznar Soler en op. cit., pp. 188-190 y 194-197, respectivamente: «Los profesores y artistas españoles apelan a la conciencia del mundo, 1937» y «Los intelectuales de España por la victoria total del Pueblo, marzo de 1938». Vid. Enrique Llovet, «Jacinto Benavente y su circunstancia literaria y social», Cuadernos Hispanoamericanos, 68, 1966, pp. 519-526.

 

228

Rodríguez Puértolas aduce nuevos ejemplos de este apoyo: su traslado a Valencia en julio de 1936, su participación en actos a beneficio del bando republicano, la publicación de textos donde declara su confianza en la victoria de la República y su protesta a causa de los bombardeos de Madrid... (op. cit., p. 387).

 

229

Vid. Rodríguez Puértolas, op. cit., p. 388-389.

 

230

Alfonso Iniesta Corredor, El Orden Nuevo en la educación de las Juventudes, Madrid, 1941, cit. en J. Rodríguez Puértolas, op. cit., p. 349.

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