321
Enrique Rioja, al reseñar el acto de homenaje a los profesores Bolívar y Carrasco realizado en la UNAM, considera que esta merece «el más amplio, auténtico y universal sentido del concepto, sin limitaciones ni adjetivos que puedan recortarle o restringirle... Los comentarios que podríamos hacer en las actuales circunstancias serían muchos y variados, pero queremos limitarnos, con deliberado propósito, a destacar la noble actitud de la Universidad Mexicana, que no sólo ha dado acogida y brindado su hogar de estudio a muchos profesores españoles, sino que con ejemplar sagacidad ha buscado aquellas figuras científicas españolas más destacadas y simbólicas para, al rendirlas su homenaje, consolidar su fraternidad con los colegas hoy acogidos al generoso designio de la República de México» (6, p. 278).
322
Cf. el libro del general Piña, El presidente Cárdenas y la inmigración de españoles republicanos», México, 1939.
323
«Este autor argentino, muerto en 1938, había sido uno de los más representativos autores del Modernismo y gran activista cultural, como muestra su fundación de la Revista de América (junto a Darío y Freire) o de la Revue Sudaméricaine que se publicaba en París, ciudad en donde Lugones ejerció como corresponsal del periódico bonaerense La Nación. Sus ideas políticas, de talante socialista, le hicieron apoyar desde el principio la República española tal como ejemplifica La Torre de Casandra: «Por eso a título de argentino republicano soy republicano español y estoy con ustedes de todo corazón, en nombre de la España libre» (8-9, p. 62).
324
Sobre este particular se informa en la revista del exilio Romance (4, p. 3), en una de las pocas referencias a la revista de la Junta aparecidas en aquella publicación quincenal.
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«Si vosotros -afirma Frank- podéis trabajar en México y podéis prosperar en México, nosotros los de Nueva York y los de Estados Unidos, que también ansiamos vivir en libertad, podremos seguir teniendo esperanzas de vivir y trabajar. Si os perdiérais, estaríamos perdidos. No hay disparidad posible entre vuestro destino y el nuestro». Cf. del mismo Waldo Frank, Rumbos para América, nuestra misión en un Nuevo Mundo, Americalee, Buenos Aires, 1942 (traducción de María Zambrano, Luis Orsetti y José Basiglio) y, en torno a su apoyo a la causa republicana, España Virgen, Losada, Buenos Aires, 1947.
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Más adelante, en este mismo número, Larrea refuerza su censura a ciertas actitudes norteamericanas refiriéndose al antiimperialismo de Rubén Darío reflejado en su «Canto a Roosevelt» y, la «Salutación del Águila», al paladín de la independencia americana, Bolívar, y su actualización histórica en esta Conferencia de La Habana comentada por Eugenio Imaz.
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No pretendemos -doctores tiene la Iglesia- realizar un extenso estudio de Larrea, que ya ha sido analizado con cuidado. Nuestra intención, al referirnos en las páginas que siguen a su concepción del Nuevo Mundo, no es otra que la de acercarnos globalmente a la serie de artículos que el vasco incluye en España Peregrina, destinados, más adelante, a convertirse en capítulos del libro Rendición de Espíritu (1943).
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«Introducción a un Mundo Nuevo» se mantiene como subtítulo del libro.
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Las mismas ideas pueden rastrearse en los prólogos que preparó para el poemario de César Vallejo, España, aparta de mí este cáliz con el título «Profecía de América» y el que preparó para Jardín Cerrado (1946) de Emilio Prados: «Ingreso a una transfiguración».
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Los términos subrayados aparecen ya en la Declaración inicial de la Junta y se van repitiendo posteriormente.