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Vid. sobre la oposición de un grupo de intelectuales franceses, el artículo «Necedad manifiesta» (10, p. 62). Para J. Touchard, op. cit., «En la opinión francesa, y especialmente entre los católicos, la guerra española provocó una crisis comparable a la del caso Dreifus; de una parte, se encontraban aquellos que consideraban el franquismo como una nueva cruzada; de otra, Bernanos, Mauriac, Malraux, Camus, los Brigadas Internacionales... Son numerosos los franceses que nacieron a la política precisamente con la contienda española» (pp. 508-509).

 

402

Todos ellos, no lo olvidemos, impulsores de la «Agrupación al Servicio de la República» que, desde el exilio, aparece como una organización inoperante, como la actuación de los intelectuales en el mantenimiento del sistema político democráticamente instituido: «..sería a todas luces inexacto negarles las buenísimas intenciones, morales y políticas, si no estéticas ni religiosas, con que procedieron. De sus buenas, inmejorables intenciones, se está empedrando todavía el infierno español nacionalista» (3, p. 100). El mismo José Bergamín se refiere a la «Agrupación al Servicio de la República» en unos términos que recuerdan a otros muchos realizados durante estos primeros años de destierro: «especie de congregación de incautos y avisados, unos mejores y otros peores, algunos desdeñosos, otros arribistas, y casi todos indecisos de ayer, de luego y de mañana» (3, p. 100).

 

403

Antonio Risco, «Aspectos socioculturales del exilio de 1939», 50 Aniversario del exilio español, Fundación Pablo Iglesias, Madrid, 1989, p. 29.

 

404

Partimos de esta hipótesis interpretativa con el firme convencimiento de que el predominio del empeño de continuidad o el del propósito de integración e, incluso, el explícito deseo de conjugar ambos, irá oscilando en cada escritor y, sobre todo, en cada momento histórico de este largo exilio. Sin ánimo de privilegiar uno u otro, aquí nos limitaremos a estudiar el primero, en tanto España Peregrina lo expone como uno de sus principales argumentos.

 

405

Sería conveniente realizar un estudio global de esta visión de la historia literaria a partir, no tan sólo de todas las publicaciones del destierro, sino también de los estudios de crítica literaria publicados durante los primeros años. En torno a las primeras, el extenso estudio de Caudet, El exilio republicano en México. Las revistas literarias (1939-1971), op. cit., aporta una gran cantidad de información; respecto a los segundos, falta una monografía crítica sobre los estudios literarios del periodo, que, por ahora, debe sustituirse por la descripción realizada por Germán Gullón, «La crítica y el ensayo», editada en el vol. IV de J. L. Abellán, El exilio español de 1939, op. cit., así como por los catálogos bibliográficos ya citados.

 

406

Tomamos el término que designa el periodo comprendido entre 1902-1939 de José Carlos Mainer, La Edad de Plata, op. cit. Cf. el prólogo, esp. p. 13.

 

407

J. López Morillas, «Unamuno: la tradición como videncia», en La voluntad de humanismo. Homenaje a J. Marichal, op. cit.

 

408

Cf. «El español y su tradición», (Hora de España, 4, abril 1937) y «Un camino español: Séneca o la resignación» (Hora de España, 17, mayo 1938), recogidos en Los intelectuales en el drama de España. Ensayos y notas (1936-1939), op. cit., pp. 94-99 y 117-128, respectivamente.

 

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La tradición republicana, obvio es decirlo, no tiene nada que ver con ese tradicionalismo propuesto por una ideología reaccionaria y se aleja tanto de las propuestas enunciadas por algunos sectores de la derecha -la revista Azor, por ejemplo- como de la visión que proponía Menéndez Pidal, quien consideraba que el espíritu español se sentía apegado a la tradición y prefería reelaborar que descubrir temas nuevos.

 

410

De Donoso Descortés encontramos las siguientes colaboraciones: «Jaque y jaqueca al cabecilla» (5, p. 226) y «José Rizal, peregrino de España Peregrina» (10, p. 68). El filósofo conservador español aparece citado por Eugenio Imaz, entre otras ocasiones, en «A la luz de la guerra relámpago (5, p. 225).

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