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J.M. Fernández Soria, op. cit., p. 26.

 

422

Recordemos la preocupación, mostrada especialmente en los primeros años del exilio, por realizar una obra literaria representativa del destierro literario, que reflejase una temática propia y diferenciada. Como el tema todavía no ha sido estudiado, Vid. diferentes enfoques en S. Serrano Poncela, «La novela española contemporánea», La Torre, 2, abril-junio 1953, pp. 105-128 o en el llamamiento realizado por la revista del exilio español en la Argentina, De mar a mar para componer un Libro del éxodo.

 

423

España Peregrina, I, febrero 1940, pp. 4 y 5.

 

424

S. Mangini, Rojos y rebeldes (La cultura de la disidencia durante el franquismo), Anthropos, Barcelona, 1987.

 

425

Con el título de «Tradición republicana» (6, p. 243) los redactores de España Peregrina incluían un texto del que había sido presidente de la I República, marcando la necesidad - y a la vez el honor- de situarse dentro de una tradición que había dado hombres tan íntegros como el político y escritor español. Su nombre, tal como la redacción da a entender al final de la cita, se entiende como símbolo de una tradición inacabada, en la que están trabajando los hombres del exilio, siguiendo los pasos de quienes son, a la vez, «reveladores y profetas». Sin duda, Pi y Margall -alejándose del chauvinismo nacionalista que tan nefasto ha sido para la historia de España- se convirtió en uno de los artífices más radicales de ese proceso revolucionario nacido en 1868 que llega hasta 1931. Vid. otra cita sobre Pi y Margall en la sexta entrega de España Peregrina, que sirve, de igual modo, para atacar el nacionalismo reduccionista que condujo a algunos sectores españoles a promover una invasión mexicana a finales del siglo XIX: «¡Ira de Dios!, exclamó Pi y Margall en aquellos días azarosos, ¿Y es esto lo que aconseja el patriotismo? Corramos, corramos a sepultar a la desdichada México; pronto tendremos que asistir a los funerales de nuestra patria» (6, p. 282).

 

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De todas formas, antes de iniciar un análisis más concreto de la lectura de la tradición reflejada en España Peregrina, conviene advertir que en la selección que se opera desde sus páginas concurren diversos factores ajenos a la propia reflexión teórica; especialmente, la imposibilidad material de acceder a determinados libros o escritores -el homenaje a Vives se inicia «...no sin lamentar que la violenta desaparición de nuestras instituciones culturales nos impida rendir a este homenaje casi confidencial y como de pariente pobre aquellos otros que le confirieran un carácter más patente y duradero» (4, p. 154)-, la cual conduce, en ocasiones, a una arbitrariedad dominada por circunstancias extraliterarias o simples golpes de suerte. La misma especificidad de los artículos referidos a la historia literaria ejemplifica limitaciones críticas de este origen: los testimonios personales o las recreaciones literarias de la vida de un escritor predominan sobre los textos de crítica literaria; del mismo modo, los fragmentos antologados y los homenajes se incluyen, en muchas ocasiones, en tanto resultan materiales de fácil acceso para el grupo redactor de la revista.

 

427

En este apartado, realizaremos una primera aproximación general a los autores y movimientos de la historia de la literatura española; pero, ni mucho menos, agotaremos todas las citas que se realizan en torno a ellos. Más adelante, en el comentario más concreto de algunos de los artículos más destacados, incidiremos de nuevo en muchos de estos autores, interpretándolos a la luz del ideario ético y estético de sus comentaristas.

 

428

Vid. el comentario que realizamos al artículo «Como un solo poeta», en este mismo capítulo.

 

429

Vid. José Portolés, op. cit.

 

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«Así, la historia «clásica» de España, la de los Siglos de Oro sobre todo, experimentará un cambio decisivo. Y no se trata tan sólo de un caso de «desmitificación», tan del gusto actual, sino de un cambio de perspectiva que descubre toda una nueva realidad histórica» (A. Souto Alabarce, «La Universidad de México y los escritores españoles transterrados», en J.L. Abellán y A. Monclús, ed., El pensamiento español contemporáneo y la idea de América, II, Anthropos, Barcelona, 1989, p. 258).

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