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1

«A note on the texts», en mi A study of «Don Quixote» (Newark: Juan de la Cuesta, 1987), pp. xxiii-xxiv.

 

2

Véase Ruth El Saffar, «A new edition of the Novelas ejemplares», Journal of Hispanic Philology, tomo 8 (1984 [1985]), 147-55, en la p. 149; la reseña por E. C. Riley de las tres ediciones recientes del Quijote, Bulletin of Hispanic Studies, tomo 57 (1980), 346-49; R. M. Flores, The compositors of the first and second Madrid editions of «Don Quixote» Part I (London: Modern Humanities Research Association, 1975), pp. 65-68.

 

3

Sería de gran ayuda para la erudición cervantina que se reimprimiera esta edición, así como la primera erudita y virtualmente inaccesible, el Don Quixote de John Bowle.

 

4

Así, la cita «III, 327, 13-15: II, 26» hay que leerla: «Edición de Schevill y Bonilla, volumen III, página 327, líneas 13 a 15, que corresponde a la segunda parte del Quijote, capítulo 26». La cita «II, 68, 22-69, 9: I, 31», a su vez, se lee: «Edición de Schevill y Bonilla, volumen II, página 68, línea 22 a página 69, línea 9, que corresponde a la primera parte del Quijote, capítulo 31».

 

5

«On editing Don Quixote», Cervantes, tomo 3 (1983), 3-34; «Cervantes' consonants», Cervantes, tomo 10, núm. 2 (1990 [1991]), 3-14.

 

6

Mi investigación sobre la biblioteca de Cervantes estuvo apoyada en parte por una beca a corto plazo de la Bibliographic Society of America. Se alude a las siguientes obras de forma abreviada: «Astrana» = Luis Astrana Marín, Vida ejemplar y heroica de Miguel de Cervantes Saavedra (Madrid: Reus, 1948-58); «Rodríguez Marín» = Francisco Rodríguez Marín, Nuevos documentos cervantinos (Madrid 1914), también disponible en sus Estudios cervantinos (Madrid: Atlas, 1947); «Fitzmaurice-Kelly» = James Fitzmaurice-Kelly, Miguel de Cervantes Saavedra. A memoir (Oxford: Clarendon Press, 1913); «Pérez Pastor» = Cristóbal Pérez Pastor, Documentos cervantinos hasta ahora inéditos (Madrid 1897-1902); «Asensio» =José María Asensio y Toledo, Nuevos documentos para ilustrar la vida de Miguel de Cervantes Saavedra (Sevilla 1864); «Navarrete» = Martín Fernández de Navarrete, Vida de Miguel de Cervantes Saavedra (Madrid 1819).

 

7

Quijote, III, 321, 16-17: II, 25. Del mismo modo Persiles, I, 194, 23-24: II, 6.

 

8

Véase el capítulo V de A study of «Don Quijote» (Newark: Juan de la Cuesta, 1987), para una discusión de la recreación en las obras de Cervantes, y la relación de la lectura con ella.

 

9

Cuando en el Quijote se habla de libros, su responsable está en el centro de la atención narrativa, y los presta libremente, incluso agresivamente. «Llevadle a casa y leedle», dice el cura de uno de los libros de don Quijote (I, 102, 2-3: I, 6); actitud confirmada por el mismo don Quijote: «Allí [mi aldea] le podré dar más de trescientos libros» (I, 343, 27-28: I, 24). Cardenio nos cuenta que Lucinda le pidió prestado un libro de caballerías (I, 342, 29-30: I, 24). Juan Palomeque también desea compartir el placer que obtiene con sus libros. El libro que en el Quijote (II, 59) parecería haber sido leído en un ejemplar ajeno es la continuación de Avellaneda.

 

10

«No creo [...] que Cervantes poseyera muchos libros, ni quepa reconstruir su biblioteca propia [...]; su vida andariega y la carencia de un domicilio fijo durante muchos años no le consentiría tenerlos; y así al fin de su vida asienta en Madrid, en su gran pobreza, es muy poco probable que pudiese comprarlos, y harto haría él con ver los nuevos que se vendían en la tienda de su editor y librero Juan de Villarroel, sita en la plazuela del Ángel, vecina a la calle de las Huertas, morada de Cervantes» (Agustín G. de Amezúa y Mayo, Cervantes, creador de la novela corta española (Madrid: CSIC, 1955-58), I, 55, que cita en una nota una afirmación de Icaza, «Cervantes debía tener pocos libros»).