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Madrid: Instituto de España, 1943, p. 6. Cuando tenemos constancia documental de la compra de libros (la Historia de Santo Domingo antes mencionada), la suposición de un contexto de pobreza da mayor peso a la compra (Alban Forcione, Cervantes and the humanist vision (Princeton: University Press, 1982), p. 327, n. 19).

 

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«Vendió muchas hanegas de tierra de sembradura para comprar libros de caballerías en que leer» (I, 50, 18-20: I, 1).

 

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Novelas ejemplares, I, 20, 6-7: Prólogo.

 

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El mismo Cervantes, por ejemplo, recibió 24 ejemplares gratuitos de las Novelas ejemplares (Pérez Pastor, I, 178-82; Fitzmaurice-Kelly, p. 180; el pasaje pertinente está extraído por Fitzmaurice-Kelly en su introducción a la traducción de Exemplary novels (Glasgow: Gowans & Gray, 1902, I, x, n. 1). Agustín de Rojas, además de 1.100 reales, recibió 30 ejemplares gratuitos de El viaje entretenido a cambio de su privilegio (Astrana, V, 532); Salas Barbadillo recibió 100 reales y 30 ejemplares gratuitos de su Caballero puntual (Astrana, VII, 71). Por la Bibliografía madrileña de Cristóbal Pérez Pastor (Madrid 1891-1907), sabemos que Cristóbal de Mesa, amigo de Cervantes, recibió 30 ejemplares «encuadernados en pergamino» de Las navas de Tolosa (II, 125), Juan González de Mendoza recibió de Blas de Robles 36 ejemplares de su Historia del reino de la China (III, 378), Juan Gutiérrez 1.100 reales (100 ducados) más 50 ejemplares de Practicae Quaestiones, de los cuales había que deducir los ejemplares destinados a los «concejos» (III, 379; en I, 325 encontramos que eran 27 ejemplares), Francisco Faria, en vez de dinero, recibió 200 ejemplares de su traducción de Claudiano (II, 137), y López Maldonado, del mismo modo, 200 ejemplares de su Cancionero (III, 419). En Orígenes de la novela, I, NBAE, 1 (Madrid: Bailly-Baillière, 1905), cdxciii (II, 367 de la edición nacional, segunda edición, Madrid: CSIC, 1962), Menéndez Pelayo publicó el contrato para la venta en 1582 a Blas de Robles del privilegio de la inédita Diana tercera de Gabriel Hernández, por la que el autor tenía que recibir, además de 500 reales, 12 ejemplares del libro.

 

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Esta polarización típicamente cervantina (rico o pobre, necesidad o abundancia, sin punto medio) se encuentra en la aprobación de Márquez Torres (III, 21, 23-22, 2: II, Aprobación), que, como sugirió Mayáns, bien podría haber sido escrita por el mismo Cervantes (ver mi A study of «Don Quixote», pp. 16-17, n. 42).

 

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El caso es muy similar al de un autor con paralelos extraordinarios con Cervantes. Durante un tiempo comerciante de trigo en Andalucía, hombre de letras que soñaba con la gloria militar, interesado por la historia verdadera y la falsa, muchos años de lectura disfrazados con afirmaciones de poca erudición, muerto en 1616: es decir, Gómez Suárez de Figueroa el Inca Garcilaso. Su «crónica tendencia a hablar de sus estrecheces económicas ha formado en torno suyo una leyenda de angustias pecuniarias que no es fácil de deshacer» (Carmelo Sáez de Santa María, S. I, en Obras completas del Inca Garcilaso de la Vega, I. BAE, 132 (Madrid: Atlas, 1965), p. xxi). Mucho de ello también es cierto en Lope; ver José María Díez Borque, Sociedad y teatro en la España de Lope de Vega (Barcelona: Antoni Bosch, 1978), pp. 93-95.

 

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Para simplificar a lo largo de este artículo he convertido las unidades de dinero en reales, a razón de 1 ducado = 11 reales; 1 real = 34 maravedíes. Para una introducción a la moneda española, véase la bibliografía citada por Joseph J. Gwara, «The identity of Juan de Flores: The evidence of the Crónica incompleta de los Reyes Católicos», Journal of Hispanic Philology, tomo 11 (1987 [1988]), 103-30 y 205-22, en p. 207, n. 48.

 

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Si una décima parte de la propiedad de Cervantes ascendía a 1.100 reales, entonces su riqueza total en 1586 era de 11.000 reales, una gran suma si tenemos en cuenta que volvió del cautiverio en 1580, sin dinero y con deudas a causa de su rescate. Su rescate del cautiverio en Argel fue de 6.750 reales [500 escudos]; véase Fitzmaurice-Kelly, pp. 48-57. Los impuestos que estaba comprometido a recaudar en 1594 llegaban sólo a 75.000 reales. (La cifra final fue de 2.557.000 maravedíes (75.207 reales), de acuerdo con los documentos publicados por Navarrete, pp. 437-38 (Fitzmaurice-Kelly, p. 98, n. 1) y Ramón León Máinez, Cervantes y su época, I (único volumen publicado) (Cádiz 1901), p. 514 (Fitzmaurice-Kelly, p. 109, n. 1; Narciso Alonso Cortés, Casos cervantinos que tocan a Valladolid (Madrid: Junta para Ampliación de Estudios e Investigaciones Científicas, Centro de Estudios Históricos, 1916, p. 126). Las cifras anteriores (Navarrete, pp. 421, 423, 425) son ligeramente más bajas.

 

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Esta cifra son los 5.362 reales totales (182.297 maravedíes) (Astrana, III, 471; Fitzmaurice-Kelly, p. 69, n. 3), menos los 1.100 reales (100 ducados) que eran el regalo de boda de Cervantes.

 

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Fitzmaurice-Kelly, pp. 78, 102, 109.