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221

Adolfo de Castro atribuyó correctamente a Enríquez Gómez la paternidad de los dramas publicados bajo el nombre de Fernando de Zárate. Tal tesis, olvidada hasta 1962 y no confirmada definitivamente hasta 1982, fue fuertemente impugnada por el poderoso Mesonero Romanos. (Sobre todo ello, Glen F. Dille, «The Christian Plays of Antonio Enríquez Gómez», Bulletin of Hispanic Studies, 64 [1987], 39-50.)

 

222

Véase Fernández Nieto, p. 34. Milton Buchanan relata que según Menéndez Pelayo, Castro confesó en su vejez la composición del Buscapié (Milton A. Buchanan, «Notes on the Life and Works of Bartolomé José Gallardo», Revue Hispanique, 57 [1923], 160-201, en la p. 201).

 

223

Fernández Nieto, p. 7, n. *. En un catálogo de librero encontramos un libro publicado por la Cátedra Adolfo de Castro: Jorge Paz Pasamar, Temática de las coplas del carnaval, 1987.

 

224

«No creemos ajeno a ella [la ola de falsificaciones entre 1847 y 1870] a don Adolfo de Castro» (Rodríguez-Moñino, «Carta», p. 85).

 

225

Según Alonso Zamora Vicente, el cautiverio en Argel fue la experiencia central de la vida de Cervantes («El cautiverio en la obra cervantina», en Homenaje a Cervantes, ed. F. Sánchez-Castañer [Valencia, 1950], II, 239-56, en la p. 239); Juan Goytisolo caracteriza la escasez de datos sobre su cautiverio como el «vacío -hueco, vórtice, remolino- en el núcleo central de la gran invención literaria: ésta girará alrededor de lo omitido» (Crónicas sarracinas [Barcelona: Ibérica, 1982], p. 60.

Sobre la experiencia de Cervantes en Argel ha escrito hace poco Rosa Rossi, Ascoltar Cervantes (Roma: Riuniti, 1987), pp. 18-21 y 40-45 (traducción española, Escuchar a Cervantes, Valladolid: Ambito, 1988); señala Emilio Sola el hecho de no manejar Rossi unas fuentes importantísimas, los Diálogos de Antonio de Sosa, compañero de Cervantes en el cautiverio, que forman la Topografía e historia general de Argel conocida como obra de Diego de Haedo («Miguel de Cervantes, Antonio de Sosa y África», en Actas del I encuentro de historiadores del Valle de Henares [Alcalá de Henares: Institución de Estudios Complutense-Fundación Marqués de Santillana-Centro de Estudios Saguntinos, 1988], pp. 617-23). Los datos, aparte de las narraciones o dramas cervantinos de temática argelina o turca, los aportan el poema y carta a Veneziano, en los versos de Mateo de la Brizuela, compañero de Cervantes en 1575 (Lucas de Torre, «Un cautivo compañero de Cervantes», Boletín de la Real Academia Española, 3 [1916], 350-58) y en la conferencia de Francisco Rodríguez Marín, «El doctor Juan Blanco de Paz» (1916) incluida en su Estudios cervantinos [Madrid: Atlas, 1947], pp. 397-420. También sobre la vida intelectual de los europeos en Argel, ofrecemos dos noticias, aunque posteriores a la estancia de Cervantes. La primera es la publicación de un libro de Cipriano de Valera, el hereje español por excelencia, para su lectura (Tratado para confirmar los pobres cativos de Berbería, en la católica i antigua fe i religión cristiana, s.l. pero Londres, 1594; incluido en la serie Reformistas antiguos españoles, 1854, esta serie reimpresa en Barcelona, 1982). La segunda es la representación de comedias en el baño por los prisioneros: los italianos «Santa Catalina de Sena», los españoles, con espadas de palo y morriones de papel, «La toma de Granada» (Cautiverio y trabajos de Diego Galán, ed. Manuel Serrano y Sanz [Madrid: Sociedad de Bibliófilos Españoles, 1913], pp. 19-20); suponemos que a este texto alude Gallardo en «Noticias sobre las representaciones de Los Cautivos en Argel», El Criticón, No. 4, 1835, sólo conocido por la bibliografía de Ford y Lansing, p. 164. Tendrá que esperar otra ocasión una examinación de los paralelos estilísticos entre las obras tardías de Cervantes y la de Galán. Véase mi «¿Por qué volvió Cervantes de Argel?», comunicación en el I Congreso Internacional de la Asociación de Cervantistas, Almagro, 24 junio de 1991, y publicado en «Ingeniosa invención»: Essays on Golden Age Spanish Literature for Geoffrey L. Stagg in Honor of his Eighty-Fifth Birthday, ed. Ellen Anderson y Amy Williamsen (Newark, Delaware: Juan de la Cuesta, 1999), 241-53, e incluido en mi página Web, http://bigfoot.com/~daniel.eisenberg.

 

226

«La última novela ejemplar de Cervantes» tuvo cuatro ediciones en dos años (véanse los comentarios de Menéndez Pelayo, en su reseña de Varias obras inéditas: Estudios y discursos de crítica histórica y literaria, I [Madrid: CSIC, 1941], 269-302, en la p. 297). El bibliógrafo Leopoldo Rius calificó las tres imitaciones respectivamente de «elegante y sentidísimo», «bellísimo», y capaz de «hace[r] verter lágrimas a todo corazón caliente» (Bibliografía crítica de las obras de Miguel de Cervantes Saavedra [1895-1904; reimp. Nueva York: Burt Franklin, 1970], III, 434-35). Menéndez Pelayo encontró «La casa del tío Monipodio» «continuación no desgraciada de "Rinconete y Cortadillo"»; en «La última novela ejemplar de Cervantes», dijo, el lector hallaría «tesoros de saber y de doctrina, de encendido amor y caridad fervorosa, luz para su entendimiento, pasto sabroso y delicado para su ingenio, dulcísimo alimento para su sensibilidad» (reseña de Varias obras inéditas, p. 299). (Las tres imitaciones cervantinas de Castro están recogidas en Varias obras inéditas.)

 

227

Eugenio Mele, «Miguel de Cervantes y Antonio Veneziano», Revista de Archivos, Bibliotecas y Museos, 29 (1913), 82-90. En el artículo de Maria Caterina Ruta, «Le ottave di Cervantes per Antonio Veneziano e Celia», que conocemos en forma de separata del Bollettino del Centro di Studi Filologici e Linguistici Siciliani, 14 (1979), 17 pp., hay una nueva edición, basada en varios manuscritos. Ruta cita y nos envió otra separata del mismo tomo, Gaetana Maria Rinaldi, «Due parodie del Pater Noster e un inno latino tra gli apocrifi di Antonio Veneziano», Bollettino del Centro di Studi Filologici e Linguistici Siciliani, 14 (1979), 37 pp. más 6 pp. de facsímiles. A pesar de nuestros esfuerzos, no hemos podido ver el artículo de G. Cocchiara, «Veneziano e De Cervantes schiavi ad Algeri», Giornale di Sicilia, 15 enero 1943, también citado por Ruta.

 

228

«La carta al cardenal Sandoval de Rojas fue publicada el 27 de abril, pero a pesar de nuestras pesquisas no hemos podido saber en qué mes de 1861 apareció en Palermo la edición de las obras de Veneziano. Aun si se publicó después del 27 de abril, no es imposible que en carta a algún cervantista español, se hubiera revelado el descubrimiento y los planes para su publicación.

 

229

Schevill y Bonilla, Poesías sueltas (Comedias y entremeses, VI), p. 31.

 

230

«Cervantes et le troisième Centenaire du Don Quichotte», Archiv für das Studium der neueren Sprachen, 116 (1906), 340-61, en las pp. 348-49.