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Por 55 reales (cinco ducados) al mes se podía alquilar «unas casas» en el mismo barrio de Sevilla en el que Cervantes vivió (Pérez Pastor, II, 168-70; Fitzmaurice-Kelly, p. 74; Astrana, IV, 369, n. 1); por 150 reales Cervantes y sus «ayudantes» vivieron durante tres meses y medio en «unas casas» en Écija (Rodríguez Marín, Doc. CX). En Madrid, la madre y la hermana de Cervantes alquilaron «unas casas» en la calle de Leganitos por 550 reales (50 ducados) al año (Pérez Pastor, I, 102-07; Fitzmaurice-Kelly, p. 98, n. 2); el alquiler de la casa en la Red de San Luis ocupada por la hija de Cervantes, Isabel, era de 583 reales (53 ducados) al año (Pérez Pastor, II, 276-77; Fitzmaurice-Kelly, pp. 138-39). El alquiler de la casa ocupada por Cervantes en la calle de las Huertas probablemente fue ligeramente más elevado (la casa de al lado, en un terreno unas ocho veces mayor, fue alquilada por 6.600 reales al año; Astrana, VII, 13-14). Sin embargo, la hermana de Cervantes, Andrea, una costurera (León Máinez, pp. 388-89; Fitzmaurice-Kelly, p. 111; Astrana, V, 498) con una aprendiza (Pérez Pastor, I, 15-17; Fitzmaurice-Kelly, p. 60), en 1577 arrendó «unas casas» en Madrid por 1.540 reales (140 ducados) (Pérez Pastor, II, 38-40; Fitzmaurice-Kelly, p. 60). Véase también Bennassar, p. 293.

 

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Una comida en una venta costaba 1 real, lo mismo que una cama para una noche (Marcelin Defourneaux, Daily life in Spain in the Golden Age, trad. Newton Branch (London: George Allen and Unwin, 1970), p. 16; una gran comida en la Dorotea de Lope costó un real (citado por Amezúa, Cómo se hacía..., p. 346); por 1 real y cuarto al día se podía alimentar a dos niños de edades no especificadas (Pérez Pastor, I, 99 y 103), algo más de 1 real diario (36 ducados al año) proporcionaba a un niño instrucción y alojamiento (Bennassar, p. 372).

 

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Los actores en tiempos de Cervantes recibían de 3 a 5 reales al día para gastos: Pérez Pastor, Nuevos datos acerca del histrionismo español en los siglos XVI y XVII, citado por Narciso Alonso Cortés, Memorias de una corte literaria (Valladolid 1906), pp. 36-37, y por Rennert, pp. 183-85.

 

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Estos datos vienen del apéndice de Astrana sobre «Precio de los principales artículos de primera necesidad en tiempo de Cervantes» (VII, 772-74).

 

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2 libras y media de pan costaban 22 maravedíes (Cristóbal Espejo, «La carestía de la vida en el siglo XVI y medios de abaratarla», Revista de Archivos, Bibliotecas y Museos, 3ª época, tomo 41 (1920), 36-54, 169 -204, 329-54, y tomo 42 (1921), 1-18 y 199-225, en p. 352).

 

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Astrana, VII, 686-91; León Máinez, pp. 241-44. Un inventario de las posesiones más ricas de su hija natural Isabel de Saavedra en su matrimonio está publicado por Pérez Pastor, I, 148-52, y Astrana, VI, 312-15. Un inventario similar de las posesiones de Juana Gaitán fue publicado por Astrana, VII, 680-83.

 

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Como comparación sólo añado que el honorario cobrado por una prostituta común era medio real (Bartolomé Bennassar, The Spanish character: Attitudes and mentalities from the sixteenth to the nineteenth century, trad. Benjamin Keen (Berkeley, Los Angeles, London: University of California Press, 1979), p. 193); 110 reales (10 ducados) era suficiente para inclinar al sistema legal en favor de uno (Quijote, I, 303, 1-15: I, 22).

 

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Las propias obras de Cervantes eran, en comparación, caras: 8 reales y medio por la primera parte del Quijote, y casi lo mismo por las Novelas ejemplares (290,5 y 285 maravedíes respectivamente).

 

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«Por cortesía consentiré que os quedéis, señor, con los que ya avéis tomado; pero pensar que dexaré de abrasar los que quedan, es pensamiento vano» (I, 179, 4-7: I, 13).

 

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Astrana, IV, 463-64.