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21

Véase en mi capítulo ya mencionado: «Lírica popular y lírica culta» de Historia de la literatura hispanoamericana. La Colonia (vol. II), la sección «El Barroco de Indias» (a). En la última parte, me refiero a pinturas hispanoamericanas. Para el aspecto religioso que menciono a continuación en el texto, véase, en ese mismo capítulo que señalo, lo que digo con respecto a las Guadalupes mexicana y peninsular, y sobre el sincretismo con lo negro.

 

22

Véase el libro de Lafaye, especialmente «Foreword» de Octavio Paz y el capítulo 5: «The Creole Utopia of the 'Indian Spring' (1604-1700)», 51-76.

 

23

Henríquez Ureña (1946, 71-73) y Picón Salas (95-105) colocan a Balbuena dentro del Barroco. El primero habla de un barroquismo muy sui generis: «Valvuena is franfly a baroque artist... Spanish America's main contribution to the baroque in literature came from Valvuena. His style is lavishly ornamental, but its structural lines remain clear, as in the baroque architecture of Mexico» (72). Méndez Plancarte habla de su barroquismo «no a la zaga de nadie, sino con ímpetu vanguardista... con plena independencia de Góngora» (I, XLVII) que se adelanta a Europa. Según Dorothy Schons, el estilo culterano llegado a América a través de manuscritos de las obras de Góngora antes de que se publicaran, es posible pues ya en 1625 se criticaba «el estilo nuevo» pero añade que no es hasta 1635 que el poeta cordobés fue bien conocido en México (24). Balbuena era hombre que, al estilo de Gracián, le daba gran importancia a lo intelectual; era un hombre muy erudito y culto (véase su Apologético). Puesto que Grandeza Mexicana se publicó en 1604, es justo proclamar a Balbuena como el primer barroco de América, como un avance -nacido dentro del mismo espíritu de época-, de la literatura barroca que se desarrolló después al influjo de Góngora.

Hernán Vidal apunta el «carácter ornamental» (109) de las obras de Balbuena, Sigüenza y Góngora, y Sor Juana; ese ornamento, rasgo propio de la cultura barroca monárquica, lo utilizaban ellos no sólo por su contacto con la corte virreinal, como señala, sino porque era constante barroca que se extendió a todas las manifestaciones artísticas de la época. (Como tratamos de probar con este trabajo, y con todo respeto, me es difícil aceptar el «aspecto unívoco» que le adjudica a la obra de Balbuena, 120-121). En cuanto a Domínguez Camargo, y como se dice más adelante, no hay duda alguna sobre su cultura clásica y su saber, así como de su evidente barroquismo.

 

24

Los primeros miembros de la Compañía de Jesús llegaron a América en 1572 y enseguida se hizo sentir el impacto de sus colegios en la sociedad americana. Fueron expulsados en 1767.

 

25

La palabra «criollo» aparece, según José Juan Arrom (9-24), a mediados del siglo XVI. Se ha utilizado para denominar a los nativos de América fueran hijos de blancos, negros, («negro criollo») o indios; véase la nota 36. El concepto ha variado con las épocas y apunta hacia mezclas raciales con componente de blanco que llevan al concepto de mestizaje del hombre americano de hoy.

 

26

Como se sabe, el gran especialista en Balbuena y su obra ha sido John Van Horne; véase la bibliografía al final. Rubio Mañé tiene un artículo posterior en el que hace un resumen de las cuestiones biográficas y añade algún dato. Para Domínguez Camargo, véase la edición de Caro y Cuervo y la de Meo Zilio.

 

27

Véase el trabajo de Alicia de Colombí-Monguió en el que da sobrados ejemplos de lo que comentamos.

 

28

De Grandeza Mexicana existen dos ediciones publicadas en México en el mismo año de 1604. La impresa por Ocharte está dedicada a García de Mendoza y Zúñiga, nuevo arzobispo de México; la impresa por López Dávalos se dedica al conde de Lemos, presidente del Consejo de Indias (véase a Rojas Garcidueñas, 123-125). El Bernardo se lo dedicó primero a Pedro Fernández de Castro llamado mecenas por el autor y luego, a la muerte de don Pedro, a su hermano Francisco, conde de Lemos entre otros títulos. Para Domínguez Camargo, véase, como ejemplo, el soneto que comienza «Tu Espada, con tu Ingenio esclarecido», (las cursivas pertenecen al texto) dedicado a Martín de Saavedra y Guzmán, caballero de Calatrava quien fue presidente de la Real Audiencia de la Nueva Granada.

 

29

Véase la recién salida edición de esta obra de Balbuena, el Siglo de Oro, de José Carlos González Boixo (Universidad de León). El mismo profesor editó Grandeza Mexicana en 1988 en Italia.

 

30

Dice Zamora: «By the end of the 16th. century the terms codicia and ambición had become passwords of Spanish conquest», pág. 161. Otras palabras o giros que se usaban, en parecida forma eran: interés (que aparece en Balbuena y Domínguez Camargo), avaricia, deseo de oro. En Grandeza Mexicana, Balbuena menciona al «interés» con sentido positivo como señalaremos después.