451
Boscán, ed. cit., p. 88.
452
Robert Gaguin
caricaturizaba la «scribendi
forma»
de los «quaestionarii»
con una observación famosa: «a quorum
creberrimis scriptis si haec vocabula quoniam, postquam, cum, consequenter, praeterea, sed contra, in contrarium, responsio, solutio et huiusmodi apud illos passim redundantia
decusseris, ex immani fiet liber
brevissimus»
(Epistolae et orationes, ed. L. Thuasne,
París, 1903-1904, p.
338). Sobre las articulaciones y nexos conjuntivos en la
lírica de cancionero, véase ahora F. Lázaro Carreter, «La estrofa en
el arte real» en el presente Homenaje (y
adviértase que -como indiqué en otra ocasión-
los sermones cuatrocentistas reflejan copiosamente las maneras de
la escolástica tardía).
453
Para la identificación y el alcance de los textos nebrisenses recién citados, cf. mi artículo «Un prólogo al Renacimiento español. La dedicatoria de Nebrija a las Introduciones latinas (1488)», en Homenaje al prof. M. Bataillon, Sevilla, 1980, ad notas 22, 42 y 43.
454
Cf. F. Rico, «Laudes litterarum: humanismo y dignidad del hombre en la España del Renacimiento», en Homenaje a J. Caro Baroja, Madrid, 1978 (y trad. fr. en L’humanisme dans les lettres espagnoles, ed. A. Redondo, París, 1979), ad n. 26.
455
José M. Blecua explicó meridianamente cómo la tradición cancioneril convive con la italiana («Corrientes poéticas en el siglo XVI» [1952], en Sobre poesía de la Edad de Oro, Madrid, 1970, pp. 11-24) y Rafael Lapesa analizó con sagacidad algunas muestras de la confluencia de una y otra («Poesía de cancionero y poesía italianizante» [1962], en De la Edad Media a nuestros días, Madrid, 1967, pp. 145-171): pues igual, en el terreno del pensamiento, conviven humanismo y escolástica, ya perfectamente deslindados en un fray Luis, ya atemperándose ambos por confluencia en un Vitoria o un Cano. [Al corregir (1982) las pruebas de este artículo (redactado en 1979), quiero agradecer la ayuda que a varios propósitos me han prestado mis amigos Roberto Bruni, Francesco Bruni y José María Micó].
456
Las referencias a las obras de Cervantes recogen la indicación del folio correspondiente en las primeras ediciones; en el caso del Quijote, ese folio aparece consignado en el texto del Instituto Cervantes (Barcelona, Crítica, 1998), cuyas lecturas y puntuación se siguen en las citas modernizadas y donde se hallarán orientaciones bibliográficas sobre diversos extremos aquí sin documentar.
457
J. López Navío y, tras
él, Vicente Gaos apoyan el parecer de Rodríguez
Marín arguyendo que «el verso
“que no le saldrá en la vida” (de la memoria),
es decir, “que nunca lo olvidará”, equivale a la
segunda parte de la frase de Cervantes: “de cuyo nombre no
quiero acordarme”»
( V. Gaos, ed., Don
Quijote, Madrid, 1987, ad locum, contra la ponderada opinión de
G. Stagg). En absoluto: el verso
quiere decir ‘que no se le quitará’, ‘que
será una mancha que jamás se le
limpiará’.
458
Léase el bonito testimonio de Alejo Carpentier en Los pasos perdidos, III, 8, en Obras completas, México, 1983-1987, II, p. 207. Varios otros se hallarán, por ejemplo, en las Actas del II Congreso Internacional de la Asociación de Cervantistas (Nápoles, 4-9 de abril de 1994), Nápoles, 1995, pp. 741, 819, etc.
459
Mejor la glosa de
Ramón Gómez de la Serna, Automoribundia,
Buenos Aires, 1948, p. 296:
«desfacedores de entuertos, con moral y
equidad propia, sin otra ambición que la sosegada pesquisa
del crimen de los ambiciosos capaces del crimen y
robo»
.
460
M. de Unamuno, En torno al casticismo, III, ii, en Obras completas, ed. M. García Blanco, III, Madrid, 1958, p. 234.