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120.       Mois. 4, 26; 14. 18.

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121.       Comp. los pasajes relativos a este punto en los Evangelios y en San Pablo.

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122.       La parte analítica y crítica de Krause ha realizado esto de un modo rigorosamente metódico. V. su Compendio del Sistema de la Filosofía (Gotinga, 1824); Compendio de Lógica (2.ª ed., ib., 1828); Lecciones sobre el Síst. de la Fil. (ib., 1828); y Lecc. sobre las Verdades fundamentales de la Ciencia, en sí mismas y en su relación a la vida (id., 1829).

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123.       Com. también sobre esto las secciones del Ideal de la Humanidad de Krause: La Sociedad religiosa y Convivencia, de la Humanidad con Dios como ser Supremo, unido con sus Seres inferiores como los pasajes correspondientes de la sección: Amor y solidaridad.

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124.       V. Krause, Ensayo de una fundamentación científica de la Moral (Leipzig, 1810), así como su ensayo sobre los Principios fundamentales para la Confederación y alianza humana (en el tomo I de Los tres monumentos primitivos de la Francmasonería, -Dresde, 1810 a 1813; 2.ª ed., 1819 a 1821). V. también su Ideal, especialmente p.21 etc., del cual citaremos sólo algunas proposiciones, como éstas: «La Humanidad es y debe ser como un hombre mayor en la Tierra, con un bello y sano espíritu en un sano y bello cuerpo... Siendo la Humanidad (en esencia), como el todo antes y sobre toda particular asociación y todo particular individuo, y perteneciendo esencialmente cada una de estas partes a la salud y belleza del todo, es la más cara y santa aspiración de la especie humana en la Tierra constituirse como tal Humanidad, formando más y más cada vez un todo armónico y cerrado... Esta verdad creemos que es la que intenta expresar y realizar la gran vida de la historia, por medio de la generación actual... La idea de la Humanidad, que tú, ¡oh Divino Fundador de la Religión del amor! fuiste el primero en encender como una chispa de la Sabiduría celestial en los corazones renacidos, es ya hoy una llama viva y brillante, a cuya luz renacerá también tu misma eterna obra, ganando nueva vida y nueva fuerza de santificación.»

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125.       V. prop. LXIV y LXV.

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126.       Krause dice sobre esto en sus Lecc. sobre el Sist. de la Fil. p. 519, etc.: «Dios es, pues, el infinito, santo, misericordioso Salvador y Redentor.» «Dios es el Dios santificador y la salvación.», «Dios salva y redime a todos los seres finitos (en el tiempo y modo justos y con infinita sabiduría, justicia, amor y santa piedad) del mal, la perversión y la desgracia; los llama de nuevo a Él, para que lo conozcan y sientan, y para que vuelvan mediante la Religión a sí mismos y al bien. -En Dios hay eterna misericordia, eterno auxilio, eterno renacimiento al bien para todo espíritu finito... no eterna condenación, ni eterna repulsión del bien y el amor divino para ninguno de ellos, en ningún respecto ni esfera da la vida: Dios es infinitamente fiel. Quiere la salvación, la beatitud de todos sus seres finitos, y alcanza en todos ellos el fin de su santa voluntad (p. 383).» -Mérito es de Krause haber deducido estos principios, por un camino rigorosamente lógico, del conocimiento fundamental, esto es, del pensamiento del Ser uno, propio, todo y armónico, y de su esencia y existencia, abstracción hecha de toda doctrina religiosa positiva; mientras que otros filósofos que concuerdan con él en todo o en parte de estos principios, como Francisco Baader, J. H. Fichte, Sengler, etc., se ciñen más o menos a determinadas religiones positivas, mezclando el punto de vista especulativo y general con el individual y creyente.

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127.       Comp. sobre esto el prólogo del Dr. Carlos Haase, en su Dogmática evangélica (4.ª ed., corregida), donde, entre otras cosas, dice (p. XI, etc.); «Por lo que concierne a las dos Iglesias evangélicas, una Dogmática de esta clase prueba de hecho que, en la Ciencia y para ella, la unión entre ambas está realizada.»

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128.       V. prop. XI, y XLII.

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129.       Como la cuestión (en el fondo, sumamente secundaria) relativa a si la devoción religiosa a Dios y su Reino debe entenderse histórica o simbólicamente.

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